Eric sadin entrevista en Revista Ñ

Revista Ñ. Eric Sadin: "Ya no se distingue la verdad de la mentira”
El pensador francés estuvo en Buenos Aires en una avant-première de La Noche de las Ideas.
Presentó libro nuevo, dio conferencias y habló con Ñ sobre tecnología, pixelización, vida cotidiana y trabajo.
 Lea la nota en su FUENTE

Eric Sadin: "Ya no se distingue la verdad de la mentira”

 
Eric Sadin.
INGRID SARCHMAN, 29/04/2024
 
El sinónimo de la palabra “espectro” es “fantasma” y para la Real Academia Española existen más de ocho definiciones. En La vida espectral (Caja negra), el reciente libro del filósofo francés Eric Sadin (traducción de Margarita Martínez), el espectro podría tomarse como “la imagen de un objeto que queda en la fantasía” pero también como “amenaza de un riesgo inminente o temor de que sobrevenga”. Si, en el primer caso, el espectro es lo que no necesita de un cuerpo para existir (condición que se cumple cuando aparecemos en las pantallas) en el segundo, la amenaza podría estar dada por el creciente desarrollo de los sistemas expertos aplicados a la vida cotidiana.
 
Sadin, quien fue invitado por la Universidad de Tres de Febrero para dar dos conferencias –en el rectorado de esta universidad y en el Malba– y presentar el libro, comenta, en esta charla con Ñ, que “la idea original era analizar el fenómeno de la pixelización creciente de la vida durante el confinamiento por el covid y el anuncio de Mark Zuckerberg, en octubre de 2021, del cambio de nombre de Facebook a Meta. La pandemia nos había demostrado que las acciones humanas podían realizarse a distancia, incluso aquellas inimaginables: celebrar cumbres gubernamentales, congresos; también tomar una copa o celebrar un cumpleaños por WhatsApp. Pero, en el medio de este proceso, empezó a ponerse a punto el chat GPT y tuve que readaptar este libro. Tanto fue así que planeo escribir otro pequeño orientado exclusivamente a las inteligencias artificiales generativas”, continúa. “A fines de 2021 y comienzos de 2022, quedó claro que el gran proyecto industrial, lo que Zuckerberg llamó metaverso era (y sigue siendo cada vez más) la posibilidad de adecuar nuestra vida a la pantalla, eliminando distancias. Así, se crean sistemas que nos sugieren acciones, que nos permiten delegar decisiones y hasta anticipar deseos. Este es un hecho tecnológico, económico, social y civilizatorio”.
 
–¿Y como afectó el desarrollo del Chap GPT en este proceso de pixelización?
 
–El sistema de pixelización, cuyo objetivo era el de inscribir la experiencia cotidiana (la vista, el oído y el tacto) en medioambientes controlados, como puede ser el metaverso, se vio afectado por las inteligencias generativas. Esta es una fractura que no la estamos viendo. El mundo actual, técnico y económico nos expone antropológicamente, casi genéticamente, a una inestabilidad permanente. Desde el anuncio de Zuckerberg, la salida del confinamiento, la puesta en línea del chat GPT y las consecuencias que el año pasado, han pasado muchas cosas. Por ello tenemos que descubrir las estructuras fundamentales que están en juego. Yo lo llamo el giro intelectual y creativo.
 
–¿En qué aspectos de la vida cotidiana puede verse este giro?
 
–El giro se advierte en tres aspectos, el primero es el lenguaje, el régimen de representación y la reformulación de los oficios.
 
–¿De qué tipos de lenguajes hablamos?
 
–En noviembre de 2022, las personas quedaron impresionadas viendo como un sistema podía producir lenguaje, o pseudo lenguaje, porque aún hay una diferencia entre el lenguaje humano y el que estas inteligencias pueden producir. Estos sistemas tienen una voluntad totalizadora que se sostiene en esquemas lógicos y probabilísticos. Por ejemplo, en WhatsApp cuando digo “voy a ir a verte esta…”, el sistema propone “noche” o “tarde”. Y este modo de funcionamiento del lenguaje esquematizado, matematizado e industrializado debería interpelarnos, porque la manera en la que estos sistemas trabajan es exactamente contraria a la nuestra. Para nosotros, el lenguaje es un encuentro entre la gramática, los símbolos comunes, los aprendizajes en la infancia, los recuerdos, las maneras de construir las frases, la cultura y la producción de textos sociales. Cuando leemos algo, descubrimos los juegos del lenguaje, la reapropiación del escritor, una escritura en primera persona que transforma lo probabilístico en indeterminista, en cultura humana. Por eso, hablar y escribir, hoy en día, deben ser actos de creación, contrarios al pseudo lenguaje, que es necrosado y homogéneo. El acto creativo del habla funciona por asociaciones singulares y esta tendencia es la que hay que privilegiar. No queremos que nuestros hijos nos pregunten para qué ir a la escuela si pueden darle una orden al sistema para que produzca lenguaje. ¿Para qué aprender gramática u ortografía? ¿Por qué no nos hicimos esta pregunta antes? Porque el utilitarismo, que estructura a las sociedades contemporáneas, hace que la gente crea que el chat GPT es genial porque es práctico, y no ve las consecuencias. Una de ellas, es la homogeneización del régimen simbólico. Esta industrialización va a contribuir a un capitalismo lingüístico donde habremos perdido nuestras capacidades fundamentales de apropiación del discurso. Las próximas generaciones ya no van a saber hablar en primera persona y esto va a traer consecuencias en la libertad y en la pluralidad humanas.
 
–¿Cómo es posible sostener este discurso en primera persona sin caer en la autorreferencialidad propia de las redes sociales?
 
–Eso es otra cosa porque eso refiere al régimen de la expresividad en unos pocos caracteres. Es más que un “yo yoyo” que denota una expresión de rencor, de resentimiento, toda una serie de dimensiones que analicé en la era del individuo tirano. Muchas veces se dicen cosas desde el rencor, creyéndose, encima que son actuantes. Pero lo son únicamente a través del lenguaje, Ser actuante implica involucrarse, no solamente desde el lenguaje. Pero no quiero confundir, y creo que este tema es para desarrollar aparte, tal vez en un seminario.
 
–¿Y cómo afecta a la representación?
 
–Es interesante lo que sucede en este campo. Resulta que ahora, y a través de una instrucción lingüística se le pide a un sistema que construya imágenes. Todos recordamos la del Papa Francisco con la campera, pero hubo y sigue habiendo otras, todas fakenews. Es un momento muy peligroso donde, si yo tuviera un problema con un vecino, podría generar una imagen de él pegándole a alguien y subirla a internet. Vamos camino a un mundo donde ya no tendremos certezas sobre la verdad y la mentira de las imágenes expuestas. Lo grave es que las sociedades se cuecen en un caldo hecho de noticias falsas, engañosas, teorías conspirativas y toda clase de complots que produce malestares y reacciones en cadena. No poder diferenciar la verdad de la mentira y perder las referencias es muy grave.
 
–Y sin embargo, cuando la realeza británica quiso divulgar una foto falsa sobre Kate Middleton para parar los rumores sobre su desaparición, distintos medios se negaron a difundirla ante las advertencias de su falsedad. ¿Cómo se explica este suceso?
 
–Más allá de que hayan sacado la foto de circulación porque se detectó la falsedad, el hecho importante es que estemos hablando de ella. En dos años me vas a mostrar una foto, una noticia y alguien te va a preguntar ¿vos te lo crees? Crece la desconfianza, estamos en un entorno social donde prevalece esa desconfianza. Tenemos en las manos, unas herramientas que nos tornan proclives a desconfiar de nuestra percepción y la de los demás. En diciembre de 2022, cuando se pedía una moratoria a los avances de la IA, yo dije que no había que parar, sino prohibir esos desarrollos porque lo que se venía era demasiado grave. ¿Y qué dicen los legisladores? Afirman que no pueden regular el copyright de estas imágenes porque los sistemas siguen funcionando y regenerándose. Están completamente locos. Lo que me tienen que conceder es que esta locura yo la advertí hace rato. En algunos años, ya no podremos distinguir la verdad de la mentira y esto va a fomentar fenómenos de sordera creciente junto con una enorme desconfianza hacia el prójimo. Esta psiquiatrización de la sociedad no va a dejar de crecer si no le ponemos un freno. Estas revelaciones deberían haber movilizado a la sociedad o haber despertado inquietudes o debates sociales, pero lo cierto es que esto se banalizó y las personas tomaron a la tecnología como un juego. Ese es el estado de la psiquis social.
 
–Y esta falta de referencias también va a repercutir en el ámbito laboral ¿De qué manera?
 
–Es un hecho que, en los países industrializados, más de dos tercios de los oficios, corresponden al sector terciario. Son profesionales que ofrecen servicios, actividades que requieren y movilizan nuestras facultades intelectuales y creativas. ¿Cómo se comprende esto en un contexto de creciente desarrollo de las IA? En noviembre del 2023, Sam Altman (director ejecutivo de OpenAI) dijo que el gran proyecto industrial es poner a disposición de cada persona super asistentes capacitados para todo tipo de tareas: recomendar, delegar, aconsejar, tomar decisiones, así como también, escribir textos o contarnos un libro que no leímos. Es larga la lista de profesiones que están peligro: periodistas, traductores, intérpretes, abogados, profesores. No llegamos a ver la gravedad del problema porque nuestros esquemas conceptuales están fundados en el análisis schumpeteriano, aquel que refería a la destrucción creadora. Joseph Alois Schumpeter sostenía que los desarrollos tecnológicos de finales de los años cuarenta provocaban, inevitablemente, el fin de algunas profesiones pero, al mismo tiempo, engendraban nuevas. Un buen ejemplo es la robotización de la industria automotriz de los 80. Lo que ahora se rompió es esa lógica, ya no existe el reservorio de nuevas profesiones. Y esto va a traer grandes turbaciones en el mercado laboral, porque cuando se excluye a las personas de los asuntos humanos que les competen, se renuncia a la capacidad de pensar y hacer. Estamos hablando del fin de algunos oficios que llevaron largos años de estudios, que procuran placer y reconocimiento en quienes los realizan. Esto es lo que yo llame la siliconización del mundo.
 
–¿Cómo va a sobrevivir la humanidad a esta ola de desempleo?
 
–Antes de dar por sentado que vamos camino al desempleo, me gusta tomar el ejemplo de los guionistas de Hollywood en 2023. Ellos intuyeron serían reemplazados en sus trabajos, y antes de que los legisladores hicieran algo, decidieron movilizarse. ¿Qué significa movilizarse? Creo que todas las corporaciones a escala nacional e internacional tienen que posicionarse, sin esperar que el estado tome cartas en el asunto. Lo más importante es oponerse a la idea de que estos desarrollos son inevitables y que no podemos hacer nada contra ellos, porque las consecuencias no vendrán en diez o veinte años, sino que están sucediendo ahora. Tampoco hay que caer en el error de confiar en las regulaciones gubernamentales. Los tecnócratas, con sus carpetas, lobbys y proyectos de ley, están fuera de la realidad. Solo podemos contar con la movilización de estos sectores y aspirar a construir, de manera orgánica, un modo de vida social, político, plural y creativo. Tenemos que defender lo viviente dentro de nosotros, no renunciar al ingenio que nos habita, eso que nos hace curiosos de los demás. Tenemos que crear colectivos en todas las escalas de la sociedad. La reconquista pasa por ahí, no es cuestión de más o menos pantallas, sino de ser actores de nuestras vidas.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Jardin Imaginario - Traducción de una vieja letra

La casa de la calle Garibaldi

La máscara o disfraz en Nietzsche