Acabarla en la gente en su ideología, en sus deseos, acabar con la idea de discutir sus derechos y con el pensamiento que en definitiva es libertario en tanto que disidente.
A despolitizar!

Es simple: vaciar de contenido, de ideas y de educación a los más es despolitizarlos, amansarlos y viceversa.
El pensamiento es necesariamente tomar postura, es disenso y en última instancia disputa por los espacios de participación, de opinión, de poder.
Al faltar educación y teñir la política de un halo maligno se conforma lentamente el sentido común de que no hay otra alternativa a lo dado que estamos predestinados a esto que nos toca "La zorra rica al rosal, la zorra pobre al portal...". En este orden de cosas escucharemos decir de cualquier opinión que es mala por politizada como si la refrenda o la misma descalificación no estuvieran también politizadas! Se dirá que es malo adscribir a una ideología o partido como si rechazarlos no fuera también una toma de posición y como alternativa se ofrece la nada misma o lo que es mejor: la alegría. La promesa de felicidad en el limbo nihilista de la abstinencia ideológica.
La diversión, la fiesta, los colores, las buenas ondas y la vida sana se contraponen entonces a las ideologías. Lo bello no puede sino ser inocuo y la sociedad ya no será tal, ni pueblo, ni nada que proponga unión, confluencia, sino todo lo contrario, se impone el individuo, el ciudadano. Entidades individualistas con derechos en tanto que como prestadores de servicios pueden exigir una contraparte, ni más ni menos, intercambio social, mercantilización de nuestros deberes y derechos. Todo deviene entonces una mera transacción, así surgirá el ser transaccional, que toma y que da. Que tiene un valor de intercambio.
Se propondrá entonces alegría allí donde puede haber conflicto. La paz y la concordancia como llamados al cese de "hostilidades" que así pasan a ser catalogadas las disputas sindicales, estudiantiles, comunitarias y sociales en general.
Por estos días la publicidad de un mercado propone al ciudadano consumidor dedicarse a las cosas importantes de su vida que seguramente serán más preocupantes que los precios que nos ofrece por sus productos. El ciudadano ideal se paseará por las góndolas y por la ciudad con alegría, llenando su carrito de compras maravillosas, seleccionadas para nosotros por el alma superior mercado.
Así, vaciarnos de dilemas, de complicaciones es hacernos la vida mejor. Dejemos en sus manos, en las manos del poder de turno las decisiones que para eso son los dueños de todo, de los bienes y de nuestro tiempo, de nuestros deseos y de nuestros conflictos.
Despreocupémonos!
IXX-jun2014