La casa. Un poema de Manuel J. Castilla.
Oí por primera vez este poema de la voz de Manuel J.Castilla en la introducción a la zamba "Este Manuel que yo canto" cantada por Jorge Marziali (más abajo está la letra). Por ahí, en la web, se consigue el album "como un gran viento que sopla" de 1984.
Más allá de la calidez de Jorge que será motivo de otros comentarios, me llegó y me llega de una manera especial este poema en el que alguien se imagina eternamente en su casa, merodeándola, visitando esos rincones y lugares que ayudó a gestar. Que no puede concebir otra mirada que la suya propia contemplando la vida desde el único punto de observación posible que es la casa. Atravesando suavemente sus umbrales que siempre serán promesas...
Le dedico este pequeño espacio a quienes saben de qué estoy hablando...
IXX - 2010
Fuente: http://www.socavon.net/Poetas-y-Escritores/castilla.htm
LA CASA
Ese que va por esa casa muerta
y que en la noche por la galería
recuerda aquella tarde en que llovía
mientras empuja la pesada puerta,
ese que ve por la ventana abierta
llegar en gris como hace mucho el día
y que no ve que su melancolía
hace la casa mucho más desierta,
ese que amanecido, con el vino,
se arrima alucinado al mandarino
y con su corazón lo va tanteando,
ese ya no es, aunque parezca cierto,
es un Manuel Castilla que se ha muerto
y en esa casa está resucitando.
Más allá de la calidez de Jorge que será motivo de otros comentarios, me llegó y me llega de una manera especial este poema en el que alguien se imagina eternamente en su casa, merodeándola, visitando esos rincones y lugares que ayudó a gestar. Que no puede concebir otra mirada que la suya propia contemplando la vida desde el único punto de observación posible que es la casa. Atravesando suavemente sus umbrales que siempre serán promesas...
Le dedico este pequeño espacio a quienes saben de qué estoy hablando...
IXX - 2010
Fuente: http://www.socavon.net/Poetas-y-Escritores/castilla.htm
LA CASA
Ese que va por esa casa muerta
y que en la noche por la galería
recuerda aquella tarde en que llovía
mientras empuja la pesada puerta,
ese que ve por la ventana abierta
llegar en gris como hace mucho el día
y que no ve que su melancolía
hace la casa mucho más desierta,
ese que amanecido, con el vino,
se arrima alucinado al mandarino
y con su corazón lo va tanteando,
ese ya no es, aunque parezca cierto,
es un Manuel Castilla que se ha muerto
y en esa casa está resucitando.
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