Mentira y debate presidencial
¿Mintió Mauricio Macri en el debate televisivo con Scioli sobre lo que iba a hacer de llegar al gobierno?
Obvio que sí, escandalosa e impunemente, y con tanta tranquilidad que perfectamente podría haber pasado la prueba del detector de mentiras.
¿Debemos deducir entonces de eso que buena parte del pueblo argentino fue estafado electoralmente, y en consecuencia es digno de nuestra "misericordia" porque lo engañaron en su buena fe?
Depende de cuantos pensemos que fueron las víctimas del engaño de esos 13 millones que pusieron la boleta de "Cambiemos" dentro del sobre, y también depende del concepto que manejemos de "pedagogía política" para captar voluntades.
Porque tampoco es cuestión de vivir indultando deslices electorales que después se negarán como Pedro a Cristo (¿o acaso alguien conoce a alguien que admita haber votado a Menem o a De La Rúa?), y porque además del "te engañaron" al "sos un boludo que compra cualquier buzón" hay una delgada línea, que se suele atravesar en pocos pasos.
Mauricio Macri llegó al debate habiendo sorteado con éxito las PASO (donde obtuvo en cifras redondas el 24 % de los votos), y tras haber cosechado el 34 % en la primera vuelta.
Pero también después de 8 años de gestión en la CABA en la que ejecutó desde el gobierno lo que negaba indignado ante los planteos de Scioli: ajustó en salud, vivienda y educación, se endeudó, subió las tarifas de los servicios públicos y los impuestos y reprimió la protesta social.
Y nos atrevemos a decir que precisamente por eso mucha gente lo votó. De modo que "engaño" hubo hasta por ahí nomás.
Habrá que aceptar que en todo caso Macri expresa un modo de entender la sociedad, la política y el Estado con el cual muchos argentinos comulgan, y con el que se sienten cómodos y representados. Una visión que antes expresaron Alsogaray, Cavallo o López Murphy, por mencionar aquéllos que se animaron a la aventura electoral, y tuvieron su propia cosecha de votos.
Se nos dirá que ninguno de ellos llegó al 51 % ni a ser presidente, y es verdad; porque en buena medida Macri terminó siendo el catalizador del anti kirchnerismo bajo la difusa idea del "cambio", y porque es posible que haya muchos votantes que pensaran que lo bueno que tenían del período iniciado el 25 de mayo del 2003 era fruto de sus méritos individuales, y lo malo consecuencia de las políticas de los gobiernos de Néstor y Cristina.
En todo caso, eso no haría más que reforzar la hipótesis central de éstas líneas: para muchos argentinos una sociedad no debe estar regida por la solidaridad, la inclusión, la compensación de las desigualdades con políticas públicas de un Estado activo y presente, sino por la "igualdad de oportunidades", la "meritocracia" y el esfuerzo individual que obra milagros; siendo el Estado un mal necesario, reducido a la mínima expresión imprescindible para proveer seguridad, y poco más.
Y si hay ajustes suponen que ellos quedarán exentos o no se verán afectados, porque "son de la mitad del país que trabaja para mantener a la otra mitad"; o aun estando afectados lo justifican "porque a las cosas hay que pagarlas por lo que valen". Creer que a esa gente le importa realmente la pobreza al punto de votar a alguien que promete llevarla a cero, eso sí que es un engaño, o un autoengaño en todo caso.
Si el grueso del voto de Macri en el balotaje proviniera de una colosal estafa electoral, hoy habría multitudes de indignados por las calles protestando por los resultados concretos y visibles de la estafa, y no los hay: no nos engañemos nosotros, tratando de exponer las mentiras ajenas.
Gerardo Morales no se vuelve impopular por haber metido presa a Milagro Sala, sino todo lo contrario: de no contar con un importante respaldo popular la líder de la Tupac hoy estaría libre, desde hace bastante y sin necesidad de reclamos de la ONU.
¿Significa esto una condena moral a los votantes de Macri, o a buena parte de ellos?
No, porque no se puede hacer política desde las condenas morales (al menos no exclusivamente desde allí), eso dejémoselo a los predicadores desde el púlpito, acá la cuestión es otra.
Significa que tendremos que asumir que hay una porción no desdeñable de los argentinos que votan con los que nos separa una distancia -¿la famosa "grieta" de la que tanto se habla?- de visiones sobre la sociedad, como se organiza y como distribuye las cargas entre sus integrantes.
Una distancia que no se puede salvar simplificando las cosas al extremo de suponerlos tontos engañados por una eficaz maquinaria de márketing político, aunque ciertamente puede que también los haya.
Reconocer las complejidades del terreno que se pisa nos hará más fácil recorrer el dificultoso camino para volver a convertirnos en una alternativa de poder en la Argentina. De lo contrario sería muy sencillo todo: bastaría con mostrarles a muchos que conocemos que votaron a Macri el video del debate previo al balotaje, y listo.
Por no mencionar que si partimos de la base que el debate fue una fantochada (desde las mentiras de Macri, hasta la "independencia" de los organizadores y moderadores, muchos de ellos hoy funcionarios de "Cambiemos") no se entienden las razones por las cuáles los senadores del FPV acaban de aprobar en el Senado una ley para hacerlo obligatorio.
Publicado por La Corriente Kirchnerista de Santa Fe en 12:30
Obvio que sí, escandalosa e impunemente, y con tanta tranquilidad que perfectamente podría haber pasado la prueba del detector de mentiras.
¿Debemos deducir entonces de eso que buena parte del pueblo argentino fue estafado electoralmente, y en consecuencia es digno de nuestra "misericordia" porque lo engañaron en su buena fe?
Depende de cuantos pensemos que fueron las víctimas del engaño de esos 13 millones que pusieron la boleta de "Cambiemos" dentro del sobre, y también depende del concepto que manejemos de "pedagogía política" para captar voluntades.
Porque tampoco es cuestión de vivir indultando deslices electorales que después se negarán como Pedro a Cristo (¿o acaso alguien conoce a alguien que admita haber votado a Menem o a De La Rúa?), y porque además del "te engañaron" al "sos un boludo que compra cualquier buzón" hay una delgada línea, que se suele atravesar en pocos pasos.
martes, 15 de noviembre de 2016MENTIRA LA VERDAD
http://nestornautas.blogspot.com.ar/2016/11/mentira-la-verdad.html
Mauricio Macri llegó al debate habiendo sorteado con éxito las PASO (donde obtuvo en cifras redondas el 24 % de los votos), y tras haber cosechado el 34 % en la primera vuelta.
Pero también después de 8 años de gestión en la CABA en la que ejecutó desde el gobierno lo que negaba indignado ante los planteos de Scioli: ajustó en salud, vivienda y educación, se endeudó, subió las tarifas de los servicios públicos y los impuestos y reprimió la protesta social.
Y nos atrevemos a decir que precisamente por eso mucha gente lo votó. De modo que "engaño" hubo hasta por ahí nomás.
Habrá que aceptar que en todo caso Macri expresa un modo de entender la sociedad, la política y el Estado con el cual muchos argentinos comulgan, y con el que se sienten cómodos y representados. Una visión que antes expresaron Alsogaray, Cavallo o López Murphy, por mencionar aquéllos que se animaron a la aventura electoral, y tuvieron su propia cosecha de votos.
Se nos dirá que ninguno de ellos llegó al 51 % ni a ser presidente, y es verdad; porque en buena medida Macri terminó siendo el catalizador del anti kirchnerismo bajo la difusa idea del "cambio", y porque es posible que haya muchos votantes que pensaran que lo bueno que tenían del período iniciado el 25 de mayo del 2003 era fruto de sus méritos individuales, y lo malo consecuencia de las políticas de los gobiernos de Néstor y Cristina.
En todo caso, eso no haría más que reforzar la hipótesis central de éstas líneas: para muchos argentinos una sociedad no debe estar regida por la solidaridad, la inclusión, la compensación de las desigualdades con políticas públicas de un Estado activo y presente, sino por la "igualdad de oportunidades", la "meritocracia" y el esfuerzo individual que obra milagros; siendo el Estado un mal necesario, reducido a la mínima expresión imprescindible para proveer seguridad, y poco más.
Y si hay ajustes suponen que ellos quedarán exentos o no se verán afectados, porque "son de la mitad del país que trabaja para mantener a la otra mitad"; o aun estando afectados lo justifican "porque a las cosas hay que pagarlas por lo que valen". Creer que a esa gente le importa realmente la pobreza al punto de votar a alguien que promete llevarla a cero, eso sí que es un engaño, o un autoengaño en todo caso.
Si el grueso del voto de Macri en el balotaje proviniera de una colosal estafa electoral, hoy habría multitudes de indignados por las calles protestando por los resultados concretos y visibles de la estafa, y no los hay: no nos engañemos nosotros, tratando de exponer las mentiras ajenas.
Gerardo Morales no se vuelve impopular por haber metido presa a Milagro Sala, sino todo lo contrario: de no contar con un importante respaldo popular la líder de la Tupac hoy estaría libre, desde hace bastante y sin necesidad de reclamos de la ONU.
¿Significa esto una condena moral a los votantes de Macri, o a buena parte de ellos?
No, porque no se puede hacer política desde las condenas morales (al menos no exclusivamente desde allí), eso dejémoselo a los predicadores desde el púlpito, acá la cuestión es otra.
Significa que tendremos que asumir que hay una porción no desdeñable de los argentinos que votan con los que nos separa una distancia -¿la famosa "grieta" de la que tanto se habla?- de visiones sobre la sociedad, como se organiza y como distribuye las cargas entre sus integrantes.
Una distancia que no se puede salvar simplificando las cosas al extremo de suponerlos tontos engañados por una eficaz maquinaria de márketing político, aunque ciertamente puede que también los haya.
Reconocer las complejidades del terreno que se pisa nos hará más fácil recorrer el dificultoso camino para volver a convertirnos en una alternativa de poder en la Argentina. De lo contrario sería muy sencillo todo: bastaría con mostrarles a muchos que conocemos que votaron a Macri el video del debate previo al balotaje, y listo.
Por no mencionar que si partimos de la base que el debate fue una fantochada (desde las mentiras de Macri, hasta la "independencia" de los organizadores y moderadores, muchos de ellos hoy funcionarios de "Cambiemos") no se entienden las razones por las cuáles los senadores del FPV acaban de aprobar en el Senado una ley para hacerlo obligatorio.
Publicado por La Corriente Kirchnerista de Santa Fe en 12:30
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