Periodismo y anonimato en las redes
Asistimos a un nuevo escenario del debate e imposición de ideas desde las redes sociales y un escenario muy buscado son los grandes medios que son a la vez promotores de ideas pero también comercian con el tráfico que por ellos se cursa.
Está de más decir que ya nos hemos desayunado que los medios no son independientes ni neutrales, que juegan políticamente y seles ser transmisores de ideas y de valores funcionales a su conveniencia que no es solo la del medio en sí mismo sino de los que representa, socios, corporaciones, sponsors, etc. es por esto que no podemos creer que los comentarios y visitas valoradas se limiten solo a una cuestión de tolerancia por el número de accesos sino que también se juega a que estos comentaristas tienen un rol en la sociedad, las discusiones arduas que llegan a las amenazas inclusive y que no dejan de ser ofensivas en muchos casos cumple una función en esta sociedad y en este tiempo, pensar que esto es puro devenir, que sucede porque así casualmente lo van determinando los lectores es cuanto menos pecar de inocencia. Un hecho puede ser casual, una sucesión de hechos rutinarios naturalizados constituyen una tendencia ¿dirigida? muy probablemente. Es aquí donde debemos enfocarnos ¿Cuales son las verdaderas intenciones detrás de estos "permisos"?
IXX, nov2017
lunes, 6 de noviembre de 2017
Desde que LA GACETA le declaró la guerra al anonimato en los foros del diario, a partir del 2 de agosto, se han bloqueado más de 14.000 cuentas falsas.
Esto quiere decir que se detectan en promedio 160 perfiles truchos por día.
LA GACETA es el único diario en Argentina y uno de los pocos en el mundo que ha tomado la decisión de combatir a los llamados trolls, a los foristas fraudulentos y al robo de identidad en la red.
Existen otros medios que están implementando medidas intermedias, tendientes a mejorar la calidad de sus foros, como es el caso de The New York Times y The Washington Post, quienes junto a Mozilla han encarado un proyecto denominado Coral. Este plan es mucho más ambicioso que simplemente eliminar a los trolls, ya que apunta a mejorar la experiencia global de los lectores en los foros de sus diarios. Y lo están logrando, en parte gracias también a que estos diarios ya no son gratuitos en internet, lo que obliga a los lectores que se suscriben a registrarse con datos reales.
¿Por qué la mayoría de los medios de comunicación masivos aún permiten los comentarios anónimos? La respuesta es simple: más tráfico.
El modelo de obtener la mayor cantidad de tráfico a cualquier costo sigue siendo el que domina el mercado digital a nivel mundial. Frenar a los trolls y a las cuentas falsas implica el riesgo de resignar tráfico a cambio de mayor calidad en las conversaciones. Esto es, más transparencia, menos agresividad y violencia, menos calumnias y difamaciones, en definitiva, elevar la altura del debate.
Además del riesgo de perder cierto tráfico, combatir el anonimato es una tarea más ardua de lo que se supone, que implica invertir muchos recursos técnicos y humanos, en una empresa que demanda miles y miles de horas hombre de trabajo.
LA GACETA cuenta hoy con más de 180.000 usuarios registrados. Para depurar esta base de datos se han eliminado previamente varios miles de perfiles que estaban inactivos desde hace más de cinco años.
De los que quedaron (180.000), ya se han verificado 32.000 cuentas en los últimos tres meses. De ellas, 18.000 son personas reales y 14.000 falsas.
El principal argumento que esgrimen los lectores que defienden el anonimato es una cuestión de “seguridad”.
Afirman que con una identidad falsa están a salvo de posibles represalias del poder. Quizás haya algunos, con demasiadas horas de Netflix encima, que crean realmente que corren peligro por sus opiniones en los foros. La realidad es muy distinta.
Muy pocas veces se han visto denuncias trascendentes u opiniones arriesgadas vertidas desde una identidad falsa. Las denuncias más serias casi siempre las realizan personas con nombre y apellido reales, más allá de que puedan pedir la reserva de su identidad, y en general se hacen por los canales tradicionales: correo electrónico, WhastApp o teléfono. El 99% de los posteos que generan los trolls y los perfiles truchos contienen agravios, insultos, burlas contra otros foristas, periodistas o personas públicas, además de difamaciones, calumnias e injurias. También abundan las operaciones que montan campañas fraudulentas contra algún funcionario o un espacio político, sobre todo en épocas de elecciones, como las que acabamos de pasar.
El trollismo ataca de nuevo
Por ejemplo, en esta misma columna de la semana pasada, titulada “Amenazados por el trollismo”, donde se daba cuenta de los aparatos de difamación virtual que financian tanto el gobierno nacional como el provincial, 31 usuarios escribieron 48 comentarios. De esos 31 usuarios cinco fueron creados ese mismo día al solo efecto de difamar a este columnista y a una forista real. Cinco perfiles falsos, probablemente pertenecientes a una misma persona, para decir mentiras de este periodista y de este diario. Tiempo y dinero que sale de nuestros impuestos invertidos en generar rumores falsos, instalar mentiras, afectar reputaciones, desviar los ejes de discusión, de manera que la realidad se difumine entre el denso humo del embuste.
“La pregunta que sigue latente es si aportar nuestra opinión a la circulación virtual de mensajes es un acto democratizante de mayor intensidad que ejercer nuestro derecho a decir lo que nos plazca en un ascensor o en la cola del supermercado. La respuesta es no”, concluyen los periodistas Luciano Galup y Natalia Aruguete, en un detallado análisis titulado “Tuits y participación en el debate público”, editado el 25 de octubre en “Letra P”. En el informe, donde analizan la conversación que se produjo en Twitter en torno del hashtag #EleccionesArgentina, Galup y Aruguete echan por tierra esa vieja ilusión de que gracias a las redes sociales cualquiera puede “ser parte del flujo democrático, interactivo y colaborativo de la información”. Con datos estadísticos comprueban que apenas 20 cuentas, que generaron el 0,6% de los tuits totales, monopolizaron el 67% del alcance total de la conversación. Y que el 7,5% de los usuarios (713 cuentas) acapararon el 91% del alcance potencial. Es decir, el 92,5% de la gente representó apenas el 9% de la conversación real en esa red. Ergo, contra lo que se supone, en las redes sociales hay menos democracia para opinar que en la cola de un súper. No por falta de libertad, sino por algo peor: nadie te escucha. La conversación en las redes sigue siendo acaparada por unas pocas voces poderosas que marcan las tendencias. De las 20 cuentas más influyentes en el flujo informativo del domingo electoral -informan Galup y Aruguete- la número uno es un troll: “sushiplanero”. Comparten ese podio ocho trolls, dos cuentas políticas oficiales (Cristian Ritondo y Cambiando Juntos) y las otras diez pertenecen a medios de comunicación.
Bullying digital
Investigadores de la Universidad de Manitoba y de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá, indagaron los comportamientos de 8.000 foristas para intentar definir perfiles de comportamiento.
En el estudio, publicado por Infobae, los investigadores descubrieron que los trolls comparten ciertas características con los chicos que hacen bullying en las escuelas.
Allí consignan que las cuentas falsas “buscan herir utilizando los problemas emocionales del otro para ridiculizarlos en una discusión o dejarlos aún más expuestos”.
“Una persona que se toma el trabajo de herir de manera anónima tiene al menos rasgos psicopáticos, ya que busca generar angustia, desacreditar y desestimar al otro”, explicó el psicólogo Gervasio Díaz Castelli.
La mayoría de los analistas coincide en que el anonimato es la principal causa del comportamiento violento en internet. Se denomina “efecto de desinhibición en línea”.
La periodista de la BBC especializada en tecnología, Jane Wakefield, citada por El País de Uruguay, opina que “internet se ha vuelto una especie de alcohol que se alimenta digitalmente, liberándonos de inhibiciones para decirle a extraños cosas que no nos atreveríamos a decirles en persona”.
Esto se está notando con mucha claridad en los foros de LA GACETA. A medida que los lectores han comenzado a registrarse con datos reales o han empezado a “blanquear” su identidad el nivel de agresividad y violencia se ha reducido drásticamente. De hecho, son muy pocos los insultos originados desde cuentas reales.
La edad y el sexo
Otros datos que surgen a partir de los cambios que se están implementando, es que los intentos por falsear la identidad aumenta con los años. Proporcionalmente, hay más perfiles falsos entre mayores de 40 años que en menores.
Suponemos que esto se debe a que entre los más jóvenes está más naturalizado el uso de las tecnologías y están más acostumbrados a compartir aspectos de su vida real. Nos plantea, a su vez, un escenario a futuro más optimista, ya que todo indica que a medida que los nativos digitales vayan creciendo el anonimato tenderá a ir desapareciendo.
Otra curiosidad que hemos detectado entre los perfiles falsos es que es muy alto el porcentaje de personas que también mienten su sexualidad. Hombres que se registran como mujeres y mujeres como hombres. Esto se confirma cuando los usuarios deciden sincerar su identidad.
Es paradójico que se enarbole la bandera de la libertad de expresión desde el anonimato, ya que el anonimato es la censura número uno de una comunicación, al impedirle al receptor conocer la identidad del emisor.
Quien oculta su identidad esconde sus verdaderas intenciones. Y es más grave cuando la mentira se origina en la cibermilitancia paraestatal financiada con dinero público. Ya es hora de que algún fiscal empiece a investigar o al menos a preguntar sobre el origen de esos fondos.
A la búsqueda de los clicks y visitas son capaces de recibir a cualquiera entre sus comentarios, desde los más interesados y educados a los más soeces y violentos, la mayoría de los medios parece dudar a la hora de poner un coto a los comentarista de sus notas y entonces es que nos encontramos con opiniones que pueden pasearse del mal gusto a la promoción de la violencia sin escalas, todo parece permitido pero ¿es así? ¿se trata únicamente de razones comerciales?
Está de más decir que ya nos hemos desayunado que los medios no son independientes ni neutrales, que juegan políticamente y seles ser transmisores de ideas y de valores funcionales a su conveniencia que no es solo la del medio en sí mismo sino de los que representa, socios, corporaciones, sponsors, etc. es por esto que no podemos creer que los comentarios y visitas valoradas se limiten solo a una cuestión de tolerancia por el número de accesos sino que también se juega a que estos comentaristas tienen un rol en la sociedad, las discusiones arduas que llegan a las amenazas inclusive y que no dejan de ser ofensivas en muchos casos cumple una función en esta sociedad y en este tiempo, pensar que esto es puro devenir, que sucede porque así casualmente lo van determinando los lectores es cuanto menos pecar de inocencia. Un hecho puede ser casual, una sucesión de hechos rutinarios naturalizados constituyen una tendencia ¿dirigida? muy probablemente. Es aquí donde debemos enfocarnos ¿Cuales son las verdaderas intenciones detrás de estos "permisos"?
"Divide y reinarás" es una frase arto conocida atribuida a Julio César y solo me quedan preguntas para compartir:
¿Quién divide?
¿Quienes son los divididos?
Las notas que siguen parten de una noticia sobre el control que intenta sanamente el periódico la Gaceta para seleccionar los verdaderos lectores y se encadena con otras dos notas sobre el tema recomendadas por elmagma blog. Un tema amplio que es es de poco conocimiento público pero qe ya está entre nosotros y nos afecta a diario.
IXX, nov2017
lunes, 6 de noviembre de 2017
Guerra al troll
Se recomienda leer el artículo en su fuente:
http://elmagma.blogspot.com.ar/2017/11/guerra-al-troll.html
El pasado 2 de agosto La Gaceta de Tucumán declaró la “guerra contra el anonimato” en los foros del diario bloqueando más de 14.000 cuentas falsas, convirtiéndose en el único diario en Argentina (y uno de los pocos en el mundo) que decide combatir a los trolls, foristas fraudulentos, y el robo de identidad en la red.
El periodista Federico Türpe fue quien dio a conocer esta semana la iniciativa del periódico. “La mayoría de los medios de comunicación masivos aún permiten los comentarios anónimos porque eso implica más tráfico”, explica Türpe. “El modelo de obtener la mayor cantidad de tráfico a cualquier costo sigue siendo el que domina el mercado digital a nivel mundial."
Frenar los trolls y las cuentas falsas implica el riesgo de resignar tráfico, a cambio de mayor calidad en las conversaciones. Lo que se traduciría como más transparencia, menos agresividad y violencia, menos calumnias y difamaciones, en definitiva, elevar la altura del debate.
Y no solo se trata de perder tráfico. Combatir el anonimato es una tarea ardua, que implica invertir numerosos recursos técnicos y humanos”.
La Gaceta cuenta hoy con más de 180.000 usuarios registrados. Para depurar esta base de datos se eliminaron previamente varios miles de perfiles que estaban inactivos desde hace más de cinco años.
De los que quedaron (180.000), ya se han verificado 32.000 cuentas en los últimos tres meses. De ellas, 18.000 son personas reales y 14.000 falsas, según informa el matutino.
Si les interesa el tema (a los usuarios reales y a los trolls y servicios que nos visitan) lean por favor estos dos artículos:"Tuits y participación en el debate público" y "Una guerra contra el anonimato y la mentira". Gracias.
http://www.letrap.com.ar/nota/2017-10-25-17-46-0-tuits-y-participacion-en-el-debate-publico
El pasado 2 de agosto La Gaceta de Tucumán declaró la “guerra contra el anonimato” en los foros del diario bloqueando más de 14.000 cuentas falsas, convirtiéndose en el único diario en Argentina (y uno de los pocos en el mundo) que decide combatir a los trolls, foristas fraudulentos, y el robo de identidad en la red.
El periodista Federico Türpe fue quien dio a conocer esta semana la iniciativa del periódico. “La mayoría de los medios de comunicación masivos aún permiten los comentarios anónimos porque eso implica más tráfico”, explica Türpe. “El modelo de obtener la mayor cantidad de tráfico a cualquier costo sigue siendo el que domina el mercado digital a nivel mundial."
Frenar los trolls y las cuentas falsas implica el riesgo de resignar tráfico, a cambio de mayor calidad en las conversaciones. Lo que se traduciría como más transparencia, menos agresividad y violencia, menos calumnias y difamaciones, en definitiva, elevar la altura del debate.
Y no solo se trata de perder tráfico. Combatir el anonimato es una tarea ardua, que implica invertir numerosos recursos técnicos y humanos”.
La Gaceta cuenta hoy con más de 180.000 usuarios registrados. Para depurar esta base de datos se eliminaron previamente varios miles de perfiles que estaban inactivos desde hace más de cinco años.
De los que quedaron (180.000), ya se han verificado 32.000 cuentas en los últimos tres meses. De ellas, 18.000 son personas reales y 14.000 falsas, según informa el matutino.
Si les interesa el tema (a los usuarios reales y a los trolls y servicios que nos visitan) lean por favor estos dos artículos:"Tuits y participación en el debate público" y "Una guerra contra el anonimato y la mentira". Gracias.
Tuits y participación en el debate público
Se recomienda leer en su fuente:http://www.letrap.com.ar/nota/2017-10-25-17-46-0-tuits-y-participacion-en-el-debate-publico
Por LUCIANO GALUP yNATALIA ARUGUETE 25/10/2017 05:46 PM
Queda atrás un año electoral en el que casi todos tuvimos algo que decir. Desde teléfonos y navegadores, volcamos cientos de mensajes estampados en redes sociales desde los que nos sumamos a la discusión colectiva. La pregunta que sigue latente es si aportar nuestra opinión a la circulación virtual de mensajes es un acto democratizante de mayor intensidad que ejercer nuestro derecho a decir lo que nos plazca en un ascensor o en la cola del supermercado. La respuesta es “no”.
No parece lejana la época en que nos ilusionábamos con ser parte del flujo democrático, interactivo y colaborativo de la información, promovido por las redes sociales. Desafiada por noticias falsas, call centers, bots y trolls, la promesa del gatewatching (productor ciber-urbano que reedita, filtra y co-construye, en pie de igualdad con los medios) queda diluida por una creciente centralidad de la palabra autorizada.
Los mayoristas de la información en las redes sociales siguen siendo los mismos. Twitter comunica masiva y desproporcionadamente información creada por usuarios de “alto rango”. La conversación en torno al hashtag#EleccionesArgentina en Twitter durante los comicios del domingo pasado confirma que no todos los tuits valen lo mismo; opinar en la red no significa per ser que se intensifique nuestra experiencia democrática.
Entre las 17 y las 23.59 del domingo, se generaron 127.000 tuits en la red #EleccionesArgentina. La anatomía de este intercambio de mensajes evidencia el peso relativo de los actores sociales y políticos que allí convergen. Concretamente, sólo veinte cuentas, que generaron el 0,6% de tuits totales, representaron el 67% del alcance potencial, es decir, la totalidad de cuentas que pueden haber visto el contenido, además del tuit original y todos sus retuits. Si ampliamos el foco, la concentración es aún mayor: el 7,5% de los usuarios mayoristas (713 cuentas) explica más del 91% del alcance potencial.
Menos del 1% de tuits generaron el 67% del alcance potencial de la conversación
En pocas cuentas. El 7,5% de los usuarios que participaron de la conversación generaron el 91,56% del alcance
¿Quiénes fueron las 20 principales autoridades de la red #EleccionesArgentina? Con el término “autoridades” nos referimos a aquellas cuentas que tienen un alto número de seguidores.
De estas veinte cuentas que protagonizaron el diálogo político durante los comicios del domingo, diecisiete son medios de comunicación y dos, celebritiestelevisivas. La conversación sobre las elecciones fue concentrada por los mismos medios tradicionales que las redes sociales reemplazarían por una "voz pública". Claramente, lo que genera tracción es el origen político de ciertos actores o su adscripción a una red estable de relaciones sociales: los dirigentes y funcionarios públicos, las agencias de gobierno, las figuras mediáticas y los medios tradicionales son propagadores de información por el factor de autoridad que detentan más que por el contenido de sus mensajes. En este escenario, Twitter funciona como amplificador de un espacio discursivo convencional más que como generador de una agenda alternativa que disputa narrativas.
Las 20 cuentas que más alcance tuvieron y su participación. La Nación e Infobae concentraron un tercio del alcance total
La geografía social de las redes está dominada por desigualdades entre los usuarios y por asimetrías en el flujo de la información. En esa arena, las batallas culturales las ganan la mayor difusión y no el mejor argumento. El análisis de los links embebidos en los tuits que promovieron las autoridades consolida la jerarquía mediática de ciertos actores institucionales. Lejos de la mentada diversidad de fuentes, observamos una significativa concentración de los contenidos en los medios de elite. Nueve de ellos explican casi la mitad de los links compartidos.
Diversidad de fuentes. Casi el 50% de los links compartidos pertenecen sólo a 9 sitios web
El análisis de los links pone de manifiesto el doble valor de la palabra autorizada en la esfera pública. Suena lógico que los usuarios prefieran interactuar con instituciones noticiosas más que con otros usuarios, en contextos de amplia demanda de información. Por cierto, las redes son entidades jerárquicas que dan lugar a un reducido grupo de voces. No sólo existen jerarquías entre los usuarios, sino que los medios de comunicación también tienen estructuradas jerarquías dentro a la propia red y la hacen valer desde sus cuentas institucionales.
Los links más compartidos. El porcentaje de participación en los links compartidos muestra una clara concentración en los medios de elite
En el caso de las interacciones con contenido que se observan a partir de los retuits, la diversidad es mayor y la particiapción en la conversación, más fragmentada. En efecto, el usuario más retuiteado es una cuenta fake incorporada al circuito con acciones organizadas en forma de call center de Cambiemos.
Las 20 cuentas que obtuvieron más retweets
El retuit parece no influir en los alcances de forma determinante, y es en donde los usuarios —tanto como los esquemas de call center— parecen tener mayor peso. Esto también evidencia que las interacciones se generan en dos niveles. Uno, de voces autorizadas (medios, periodistas y usuarios de alto rango) que interactúan entre ellas amplificando esas narrativas, y otro en el que las cuentas con menor cantidad de seguidores y menor peso político y cultural dentro de su comunidad genera interacciones que no impactan necesariamente en el alcance.
Las veinte cuentas más retuiteadas generan tan sólo el 35% del total de retuits
Cuando se trata de acontecimientos institucionalizados y no de conmociones políticas, donde los medios tradicionales toman la delantera en la estructuración de una agenda institucional y legitimada, el diálogo político se encauza dentro de tales límites mientras que las voces reconocidas por el público no son muchas ni diversas. Una serie de eventos críticos recientes —acontecimientos contextualmente dramáticos que invitan a la definición o redefinición colectiva de un problema social— invitó a la sociedad argentina a disputar una narrativa distinta en las redes, generando un volumen de interacciones propias que intentaron ensanchar los corsé temáticos. Pero, aun en esas ocasiones, la clave estuvo puesta en la intervención de voces autorizadas, aunque se propagó más cómodamente en el interior de las propias comunidades.
Luciano Galup es consultor en medios digitales.
Natalia Aruguete es investigadora Icep-UNQ y Conicet-UNQ.
Queda atrás un año electoral en el que casi todos tuvimos algo que decir. Desde teléfonos y navegadores, volcamos cientos de mensajes estampados en redes sociales desde los que nos sumamos a la discusión colectiva. La pregunta que sigue latente es si aportar nuestra opinión a la circulación virtual de mensajes es un acto democratizante de mayor intensidad que ejercer nuestro derecho a decir lo que nos plazca en un ascensor o en la cola del supermercado. La respuesta es “no”.
No parece lejana la época en que nos ilusionábamos con ser parte del flujo democrático, interactivo y colaborativo de la información, promovido por las redes sociales. Desafiada por noticias falsas, call centers, bots y trolls, la promesa del gatewatching (productor ciber-urbano que reedita, filtra y co-construye, en pie de igualdad con los medios) queda diluida por una creciente centralidad de la palabra autorizada.
Los mayoristas de la información en las redes sociales siguen siendo los mismos. Twitter comunica masiva y desproporcionadamente información creada por usuarios de “alto rango”. La conversación en torno al hashtag#EleccionesArgentina en Twitter durante los comicios del domingo pasado confirma que no todos los tuits valen lo mismo; opinar en la red no significa per ser que se intensifique nuestra experiencia democrática.
Entre las 17 y las 23.59 del domingo, se generaron 127.000 tuits en la red #EleccionesArgentina. La anatomía de este intercambio de mensajes evidencia el peso relativo de los actores sociales y políticos que allí convergen. Concretamente, sólo veinte cuentas, que generaron el 0,6% de tuits totales, representaron el 67% del alcance potencial, es decir, la totalidad de cuentas que pueden haber visto el contenido, además del tuit original y todos sus retuits. Si ampliamos el foco, la concentración es aún mayor: el 7,5% de los usuarios mayoristas (713 cuentas) explica más del 91% del alcance potencial.
Menos del 1% de tuits generaron el 67% del alcance potencial de la conversación
En pocas cuentas. El 7,5% de los usuarios que participaron de la conversación generaron el 91,56% del alcance
¿Quiénes fueron las 20 principales autoridades de la red #EleccionesArgentina? Con el término “autoridades” nos referimos a aquellas cuentas que tienen un alto número de seguidores.
De estas veinte cuentas que protagonizaron el diálogo político durante los comicios del domingo, diecisiete son medios de comunicación y dos, celebritiestelevisivas. La conversación sobre las elecciones fue concentrada por los mismos medios tradicionales que las redes sociales reemplazarían por una "voz pública". Claramente, lo que genera tracción es el origen político de ciertos actores o su adscripción a una red estable de relaciones sociales: los dirigentes y funcionarios públicos, las agencias de gobierno, las figuras mediáticas y los medios tradicionales son propagadores de información por el factor de autoridad que detentan más que por el contenido de sus mensajes. En este escenario, Twitter funciona como amplificador de un espacio discursivo convencional más que como generador de una agenda alternativa que disputa narrativas.
Las 20 cuentas que más alcance tuvieron y su participación. La Nación e Infobae concentraron un tercio del alcance total
La geografía social de las redes está dominada por desigualdades entre los usuarios y por asimetrías en el flujo de la información. En esa arena, las batallas culturales las ganan la mayor difusión y no el mejor argumento. El análisis de los links embebidos en los tuits que promovieron las autoridades consolida la jerarquía mediática de ciertos actores institucionales. Lejos de la mentada diversidad de fuentes, observamos una significativa concentración de los contenidos en los medios de elite. Nueve de ellos explican casi la mitad de los links compartidos.
Diversidad de fuentes. Casi el 50% de los links compartidos pertenecen sólo a 9 sitios web
El análisis de los links pone de manifiesto el doble valor de la palabra autorizada en la esfera pública. Suena lógico que los usuarios prefieran interactuar con instituciones noticiosas más que con otros usuarios, en contextos de amplia demanda de información. Por cierto, las redes son entidades jerárquicas que dan lugar a un reducido grupo de voces. No sólo existen jerarquías entre los usuarios, sino que los medios de comunicación también tienen estructuradas jerarquías dentro a la propia red y la hacen valer desde sus cuentas institucionales.
Los links más compartidos. El porcentaje de participación en los links compartidos muestra una clara concentración en los medios de elite
En el caso de las interacciones con contenido que se observan a partir de los retuits, la diversidad es mayor y la particiapción en la conversación, más fragmentada. En efecto, el usuario más retuiteado es una cuenta fake incorporada al circuito con acciones organizadas en forma de call center de Cambiemos.
Las 20 cuentas que obtuvieron más retweets
El retuit parece no influir en los alcances de forma determinante, y es en donde los usuarios —tanto como los esquemas de call center— parecen tener mayor peso. Esto también evidencia que las interacciones se generan en dos niveles. Uno, de voces autorizadas (medios, periodistas y usuarios de alto rango) que interactúan entre ellas amplificando esas narrativas, y otro en el que las cuentas con menor cantidad de seguidores y menor peso político y cultural dentro de su comunidad genera interacciones que no impactan necesariamente en el alcance.
Las veinte cuentas más retuiteadas generan tan sólo el 35% del total de retuits
Cuando se trata de acontecimientos institucionalizados y no de conmociones políticas, donde los medios tradicionales toman la delantera en la estructuración de una agenda institucional y legitimada, el diálogo político se encauza dentro de tales límites mientras que las voces reconocidas por el público no son muchas ni diversas. Una serie de eventos críticos recientes —acontecimientos contextualmente dramáticos que invitan a la definición o redefinición colectiva de un problema social— invitó a la sociedad argentina a disputar una narrativa distinta en las redes, generando un volumen de interacciones propias que intentaron ensanchar los corsé temáticos. Pero, aun en esas ocasiones, la clave estuvo puesta en la intervención de voces autorizadas, aunque se propagó más cómodamente en el interior de las propias comunidades.
Luciano Galup es consultor en medios digitales.
Natalia Aruguete es investigadora Icep-UNQ y Conicet-UNQ.
Una guerra contra el anonimato y la mentira
Se recomienda leer en su fuente:
28 Oct 2017 31 115 Por Federico Türpe
Desde que LA GACETA le declaró la guerra al anonimato en los foros del diario, a partir del 2 de agosto, se han bloqueado más de 14.000 cuentas falsas.
Esto quiere decir que se detectan en promedio 160 perfiles truchos por día.
LA GACETA es el único diario en Argentina y uno de los pocos en el mundo que ha tomado la decisión de combatir a los llamados trolls, a los foristas fraudulentos y al robo de identidad en la red.
Existen otros medios que están implementando medidas intermedias, tendientes a mejorar la calidad de sus foros, como es el caso de The New York Times y The Washington Post, quienes junto a Mozilla han encarado un proyecto denominado Coral. Este plan es mucho más ambicioso que simplemente eliminar a los trolls, ya que apunta a mejorar la experiencia global de los lectores en los foros de sus diarios. Y lo están logrando, en parte gracias también a que estos diarios ya no son gratuitos en internet, lo que obliga a los lectores que se suscriben a registrarse con datos reales.
¿Por qué la mayoría de los medios de comunicación masivos aún permiten los comentarios anónimos? La respuesta es simple: más tráfico.
El modelo de obtener la mayor cantidad de tráfico a cualquier costo sigue siendo el que domina el mercado digital a nivel mundial. Frenar a los trolls y a las cuentas falsas implica el riesgo de resignar tráfico a cambio de mayor calidad en las conversaciones. Esto es, más transparencia, menos agresividad y violencia, menos calumnias y difamaciones, en definitiva, elevar la altura del debate.
Además del riesgo de perder cierto tráfico, combatir el anonimato es una tarea más ardua de lo que se supone, que implica invertir muchos recursos técnicos y humanos, en una empresa que demanda miles y miles de horas hombre de trabajo.
LA GACETA cuenta hoy con más de 180.000 usuarios registrados. Para depurar esta base de datos se han eliminado previamente varios miles de perfiles que estaban inactivos desde hace más de cinco años.
De los que quedaron (180.000), ya se han verificado 32.000 cuentas en los últimos tres meses. De ellas, 18.000 son personas reales y 14.000 falsas.
El principal argumento que esgrimen los lectores que defienden el anonimato es una cuestión de “seguridad”.
Afirman que con una identidad falsa están a salvo de posibles represalias del poder. Quizás haya algunos, con demasiadas horas de Netflix encima, que crean realmente que corren peligro por sus opiniones en los foros. La realidad es muy distinta.
Muy pocas veces se han visto denuncias trascendentes u opiniones arriesgadas vertidas desde una identidad falsa. Las denuncias más serias casi siempre las realizan personas con nombre y apellido reales, más allá de que puedan pedir la reserva de su identidad, y en general se hacen por los canales tradicionales: correo electrónico, WhastApp o teléfono. El 99% de los posteos que generan los trolls y los perfiles truchos contienen agravios, insultos, burlas contra otros foristas, periodistas o personas públicas, además de difamaciones, calumnias e injurias. También abundan las operaciones que montan campañas fraudulentas contra algún funcionario o un espacio político, sobre todo en épocas de elecciones, como las que acabamos de pasar.
El trollismo ataca de nuevo
Por ejemplo, en esta misma columna de la semana pasada, titulada “Amenazados por el trollismo”, donde se daba cuenta de los aparatos de difamación virtual que financian tanto el gobierno nacional como el provincial, 31 usuarios escribieron 48 comentarios. De esos 31 usuarios cinco fueron creados ese mismo día al solo efecto de difamar a este columnista y a una forista real. Cinco perfiles falsos, probablemente pertenecientes a una misma persona, para decir mentiras de este periodista y de este diario. Tiempo y dinero que sale de nuestros impuestos invertidos en generar rumores falsos, instalar mentiras, afectar reputaciones, desviar los ejes de discusión, de manera que la realidad se difumine entre el denso humo del embuste.
“La pregunta que sigue latente es si aportar nuestra opinión a la circulación virtual de mensajes es un acto democratizante de mayor intensidad que ejercer nuestro derecho a decir lo que nos plazca en un ascensor o en la cola del supermercado. La respuesta es no”, concluyen los periodistas Luciano Galup y Natalia Aruguete, en un detallado análisis titulado “Tuits y participación en el debate público”, editado el 25 de octubre en “Letra P”. En el informe, donde analizan la conversación que se produjo en Twitter en torno del hashtag #EleccionesArgentina, Galup y Aruguete echan por tierra esa vieja ilusión de que gracias a las redes sociales cualquiera puede “ser parte del flujo democrático, interactivo y colaborativo de la información”. Con datos estadísticos comprueban que apenas 20 cuentas, que generaron el 0,6% de los tuits totales, monopolizaron el 67% del alcance total de la conversación. Y que el 7,5% de los usuarios (713 cuentas) acapararon el 91% del alcance potencial. Es decir, el 92,5% de la gente representó apenas el 9% de la conversación real en esa red. Ergo, contra lo que se supone, en las redes sociales hay menos democracia para opinar que en la cola de un súper. No por falta de libertad, sino por algo peor: nadie te escucha. La conversación en las redes sigue siendo acaparada por unas pocas voces poderosas que marcan las tendencias. De las 20 cuentas más influyentes en el flujo informativo del domingo electoral -informan Galup y Aruguete- la número uno es un troll: “sushiplanero”. Comparten ese podio ocho trolls, dos cuentas políticas oficiales (Cristian Ritondo y Cambiando Juntos) y las otras diez pertenecen a medios de comunicación.
Bullying digital
Investigadores de la Universidad de Manitoba y de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá, indagaron los comportamientos de 8.000 foristas para intentar definir perfiles de comportamiento.
En el estudio, publicado por Infobae, los investigadores descubrieron que los trolls comparten ciertas características con los chicos que hacen bullying en las escuelas.
Allí consignan que las cuentas falsas “buscan herir utilizando los problemas emocionales del otro para ridiculizarlos en una discusión o dejarlos aún más expuestos”.
“Una persona que se toma el trabajo de herir de manera anónima tiene al menos rasgos psicopáticos, ya que busca generar angustia, desacreditar y desestimar al otro”, explicó el psicólogo Gervasio Díaz Castelli.
La mayoría de los analistas coincide en que el anonimato es la principal causa del comportamiento violento en internet. Se denomina “efecto de desinhibición en línea”.
La periodista de la BBC especializada en tecnología, Jane Wakefield, citada por El País de Uruguay, opina que “internet se ha vuelto una especie de alcohol que se alimenta digitalmente, liberándonos de inhibiciones para decirle a extraños cosas que no nos atreveríamos a decirles en persona”.
Esto se está notando con mucha claridad en los foros de LA GACETA. A medida que los lectores han comenzado a registrarse con datos reales o han empezado a “blanquear” su identidad el nivel de agresividad y violencia se ha reducido drásticamente. De hecho, son muy pocos los insultos originados desde cuentas reales.
La edad y el sexo
Otros datos que surgen a partir de los cambios que se están implementando, es que los intentos por falsear la identidad aumenta con los años. Proporcionalmente, hay más perfiles falsos entre mayores de 40 años que en menores.
Suponemos que esto se debe a que entre los más jóvenes está más naturalizado el uso de las tecnologías y están más acostumbrados a compartir aspectos de su vida real. Nos plantea, a su vez, un escenario a futuro más optimista, ya que todo indica que a medida que los nativos digitales vayan creciendo el anonimato tenderá a ir desapareciendo.
Otra curiosidad que hemos detectado entre los perfiles falsos es que es muy alto el porcentaje de personas que también mienten su sexualidad. Hombres que se registran como mujeres y mujeres como hombres. Esto se confirma cuando los usuarios deciden sincerar su identidad.
Es paradójico que se enarbole la bandera de la libertad de expresión desde el anonimato, ya que el anonimato es la censura número uno de una comunicación, al impedirle al receptor conocer la identidad del emisor.
Quien oculta su identidad esconde sus verdaderas intenciones. Y es más grave cuando la mentira se origina en la cibermilitancia paraestatal financiada con dinero público. Ya es hora de que algún fiscal empiece a investigar o al menos a preguntar sobre el origen de esos fondos.
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