Las guerras

Gran Bretaña, Irán, Gran Bretaña...

En el imaginario político las guerras son importantes razones para justificar el accionar de un estado. Se argumenta a favor o en contra de ellas, se utilizan excusas para y por la guerras, se producen acercamientos o distanciamientos estratégicos de algunos países en función de teorías de guerra propias o ajenas pero son entre todos los pretextos de los gobiernos los que se vuelven irrefutables, son el punto de inflexión o se está con nosotros o se está con el enemigo. Las guerras son grandes motivadoras de unión, algarabía, fanatismo, determinaciones que en otras circunstancias serían inadmisibles.

En Argentina, hoy hay presos políticos porque en el imaginario de un juez hemos estados (¿o estaremos aún?) en guerra con Irán, sí para él hubo (¿hay?) una guerra entre Argentina e Irán y con ese pretexto se encarceló a varios opositores ex funcionarios del gobierno anterior so pretexto de favorecer al enemigo. Tal cual.

En el mundo real aún se recuerdan los resabios de la guerra con Gran Bretaña en el Atlántico Sur durante la última dictadura militar. Esa guerra que sí existió favoreció la instalación de bases militares de la OTAN en Malvinas y la declaración de una zona de exclusión determinada unilateralmente por los británicos que hasta la fecha sigue vigente y limita la navegación y la explotación por parte de nuestro país de las riquezas allí reservadas.

En este contexto el gobierno de Macri pretendió la autorización de maniobras conjuntas en nuestro mar que el Congreso de la Nación no autorizó. Pero ¿Se había comprometido el presidente con Obama y con Trump para intervenir en dichos ejercicios?

La nota de Horacio Verbitsky se pregunta por la situación del submarino, algo por demás extraño máxime por la simultaneidad de ejercicios navales en el sur de Chile...

IXX, dic2017



http://www.elcohetealaluna.com/que-hacia-alli-el-submarino/


LA NOTA DE DOMINGO

¿Qué hacía allí el submarino?

16 diciembre, 2017
Por Horacio Verbitsky


El pase obligatorio a retiro del jefe de Estado Mayor de la Armada, Marcelo Srur, al cumplirse un mes de la desaparición del submarino, conduce hacia anécdotas personales lo que debería tratarse como una crisis estructural. Lo que se ve por ahora es una riña entre los altos mandos para atribuirse la responsabilidad por la tragedia.

La revista The Economist subestima en 70 por ciento el porcentaje del presupuesto de Defensa aplicado en la Argentina a salarios y jubilaciones (se acerca al 90 por ciento en el presupuesto 2018), y lo compara con el tercio del gasto estadounidense que va al pago del personal activo y pasivo. La diferencia es lo que cada uno puede volcar a material y operaciones.

Como el octavo país del mundo en superficie (y eso sin contar su porción marítima, que supera la territorial) la Argentina necesita aviones, buques y submarinos para disuadir a potenciales enemigos. Pero The Economist añade que para “algunos expertos en defensa”, las Fuerzas Armadas también deberían enfrentar el tráfico de drogas, el terrorismo (que afortunadamente aquí no existe) y la pesca ilegal, y es consciente de que ello requeriría una reforma legal, porque Macrì considera muy restrictivo el marco vigente desde el decreto de Kirchner de 2006.

Concluye The Economist en su primera edición de diciembre de 2017: “Expandir el rol de las Fuerzas Armadas requeriría gastar más de lo que el gobierno se puede permitir, mientras trata de reducir el déficit fiscal, que es el 4,6 por ciento del PBI antes del pago de intereses de la deuda. La búsqueda de una estrategia militar y de Fuerzas Armadas capaces de llevarla a cabo llevará más tiempo que la del submarino San Juan”. Tanto el presidente como los altos mandos navales se apegaron a las fórmulas burocráticas para afirmar que la nave no hubiera zarpado de no estar en óptimas condiciones. Sin protocolo, la esposa de uno de los submarinistas atrapados en el tubo metálico dijo:

– ¡Mandaron una mierda a navegar! ¿Cómo no van a pasar estas cosas?

Otra reveló que su esposo y padre de sus tres hijos le había contado de un incidente previo que no fue reportado y que ella le rogó que no embarcara, que era un suicidio.

Varios denunciaron que en la cuenta bancaria de los héroes, como se los llama para desviar la atención de los crudos hechos, se acreditaron como paga por la última navegación, 297 pesos, lo que el ministro Aguad deja de propina después de una comida con amigos. El Excel es más elocuente que el Word, como diría un bloguero críptico.



La jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez.

La pretensión de Macrì de fortalecer el rol del Estado Mayor Conjunto está inspirada sólo por la reducción del ya raleado presupuesto de Defensa y es contradictoria con las tareas policiales, para las que no están capacitadas y en las que cada fuerza tiene características propias. Antes que la coordinación entre las distintas fuerzas el Estado debería preocuparse por la comunicación entre el Ministerio de Defensa y las distintas jefaturas. La jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez, señaló que la Armada, la AFI y el Ministerio de Defensa no se ponían de acuerdo sobre el nivel de clasificación de los informes que el tribunal solicitó para encuadrar la investigación. Por estas cuestiones pidió el pase a retiro la plana mayor de la Armada, y desde la conducción les respondieron que si querían irse, que se fueran. También debió correrse el jefe de Estado Mayor. Aún así hasta ahora no ha habido ninguna información oficial acerca de la misión que cumplía el submarino cuando comenzó a hacer agua.

Tanto la infografía que difundió la presidencia argentina como la que incluyó en uno de sus informes la BBC británica muestran que luego de zarpar de Tierra del Fuego el submarino se dirigió hacia el norte pasando muy cerca de las islas Malvinas. Pero nada se informó acerca de las razones de ese curso. Y tanto las imágenes que utilizó el vocero de la Armada en sus conferencias de prensa cuanto las que se publicaron en los principales medios, centraban la atención en el último punto donde hubo contacto radial, frente al golfo San Jorge. Estas son cuestiones que no pueden pasarse por alto, sobre todo a partir de los mensajes de texto difundidos por familiares de dos submarinistas. Uno dijo poco antes de perder contacto que “nos buscaba un helicóptero inglés”, el otro contó que en julio los había perseguido un submarino nuclear.






Nadie se tomó el trabajo de explicar por qué en su trayecto de Ushuaia hacia Mar del Plata, el submarino se acercó a las Malvinas (mucho más en la infografía de la BBC).

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