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Mostrando las entradas de septiembre, 2024

Aleister Crowley - Absenta: La diosa verde (de Qualquier...)

I. Guarda siempre este rincón oscuro para mí, para que pueda sentarme mientras se desliza la Hora Verde, un orgulloso pavés del Tiempo. Porque ya no estoy en la ciudad maldita, donde el Tiempo cabalga sobre el blanco caballo castrado de la Muerte, con sus espuelas oxidadas por la sangre.

Todo sobre la Absenta

Pregúntale a la absenta y no te hablará de amor. Busca en su color verde el dolor de aquellos dandys del pasado y encontrarás en sus caras el sabor amargo del spleen, el descenso al maesltrom. Sabrás de Dionisio y Sileno. Olerás fragancias de cafés rancios y noches de cancán en el barrio de Pigalle. Verás a Toulouse renquear camino de su casa, entre la arcada del rito y el volcán. Verás a Jarry pintado de verde pasear su euforia en bicicleta. A Vincent, cuchillo en mano, a punto de inmortalizar su oreja. A Edgar, borracho de atrábilis, desgajado del mundo, descerrajado en su llanto. Sabe a poema, sabe a escarnio, sabe a la angustia necesaria del artista, sabe a otro tiempo. Traerá el recuerdo de Rimbauds y Verlaines, de Mallarmés y Baudelaires, y llenará tu cuarto de fragancias prohibidas, de paraísos fabricados con alquimia en pos de la musa escondida en su Mnemesis. Destruirá tu hígado si se lo permites, como le hizo a Rubén Darío. Teñirá de verdes la estancia, diluirá tu memoria y e

Espiritismo - La era dorada del espiritismo

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En estos días en los que recordamos especialmente a quienes ya no están con nosotros, queremos echar la vista atrás para recrearnos en la época de oro del espiritismo, con aquellos famosos médiums que aseguraban contactar con los espíritus del más allá. Historias de fantasmas que aterrorizaron a nuestros abuelos y hoy más bien nos hacen sonreír. El siglo XIX fue el siglo de la ciencia: por primera vez, el avance técnico y científico cambió la visión del mundo, abrió la puerta a descubrimientos claves para el futuro y dio prioridad a la interpretación basada en la lógica y las evidencias. Sin embargo, y curiosamente, el siglo XIX fue también el siglo del espiritismo -considerado entonces una pseudociencia-, que estudiaba la trasmisión y el contacto entre el mundo humano y el más allá. Desde mediados del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial, invocar a los espíritus se convirtió en un pasatiempo internacional.