El algoritmo y la gente
Vivimos un presente en que el algoritmo, vale decir el manejo de datos automatizado puede llegar fácilmente al poder pero de ésto no se desprende necesariamente que luego sepa qué hacer con ese poder para sostenerlo.
Hace unos días (escribo esto en octubre de 2024) circuló un video cortito en que dos inteligencias artificiales dialogando entre sí y al momento de despedirse quedan en un loop interminable saludándose mutuamente una y otra vez. Puede que sea falso pero no es ilógico que a los desarrolladores se les escaparan unas cuantas posibles situaciones y es de esperar que rápidamente este error como tantos sea subsanado pero lo importante aquí es que esa situación no les ocurriría a dos personas con la simple comprensión del contexto aunque bien se vería en un paso de comedia.
Tampoco se nos puede olvidar que las IA están configuradas con una lógica De razonamiento determinada, occidental y mercantilista por ejemplo, aunque puede haber más. Por lo tanto las soluciones a un mismo problema no serán necesariamente las mismas para diferentes consultas. No voy a ahondar en ejemplos pero imagine usted una misma respuesta en contextos absolutamente diferentes.
Con el conocimiento suficiente de una sociedad determinada se puede tener suficiente información para manipular la opinión pública y de esta manera elevar la imagen de alguien. ¿Sólo con los Datos? No, lógicamente hacen falta más cosas que ayuden desde diversos flancos (ámbitos).
Ésto se puede ver fácilmente en los comunicadores que desde distintos medios como redes sociales, tv, gráfica, etc. nos hacen el relato de la realidad acorde con una mirada procapitalista favorable al poder central, esos mismos opinadores independientes en su mayoría tarde o temprano muestran su trasfondo de pagos-cobros indirectos por sus servicios.
Entonces, las respuestas y tendencias que nos delinean desde los automatismos cobran sentido cuando al cotejarse frente a los análisis más difundidos y prestigiados, se asemeja y toma forma coherente. Uno más uno igual dos. ¿Qué más se puede decir?
La realidad percibida es una construcción que escapa a nuestras manos, que está en poder de los dueños del altavoz, ese mismo que idolatramos, en cual creemos y confiamos. ¿Se puede decir que nos engañan cuando uno mismo se somete a la mentira o para ser menos duro a la realidad “aumentada”? ¿Por qué aumentada? Bueno, porque son las herramientas que nos amplían la mirada sobre lo real desde sus interpretaciones. ¿Acaso es diferente ver un Pokemón en la vereda que ver un futuro promisorio en un saqueo?
Está todo frente a nuestras narices. El algoritmo ya no nos necesita. Nos alimenta.
Ixx, 2024
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