Indigentes
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Una calle de Buenos Aires, un día de diciembre de 2008.
Parece mentira que hayamos llegado así al siglo XXI.
Gente en las calles viviendo su vida como en un "gran hermano" real, sin intimidad, sin espacio para lo privado.
Así, enajenarse es la única manera de conservar algo de su dignidad humana.
Imagino que bajando la vista y apretando los dientes se transfiere la vergüenza a los que pasan.
Una calle de Buenos Aires, un día de diciembre de 2008.
Parece mentira que hayamos llegado así al siglo XXI.
Gente en las calles viviendo su vida como en un "gran hermano" real, sin intimidad, sin espacio para lo privado.
Así, enajenarse es la única manera de conservar algo de su dignidad humana.
Imagino que bajando la vista y apretando los dientes se transfiere la vergüenza a los que pasan.
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