1984, el discurso bajo control
"[...] con un movimiento casi inconsciente, arrugó los mensajes originales y todas las notas que él había hecho sobre el asunto y los tiró por el «agujero de la memoria» para que los devoraran las llamas."
Asistimos de un tiempo a esta parte (desde que asumió el mamarracho) a una relectura de la realidad por parte de los medios ahora oficialistas que por el rol que les cabe en el asunto mejor sería denominar reescritura.
Se podría llamar veletas o convenientes a quienes amoldan su discurso al poder de turno pero este caso es diferente. No se trata de cambiar porque hay que ser obsecuentes con los nuevos mandatarios sino que en vista de las licencias que estos se toman y de las contradicciones con los principios antes enarbolados se reescriben las premisas y valores que antes se levantaban como argumentos. No olvidemos que la construcción mediática ha sido esencial para que el nuevo gobierno esté donde está.
Donde antes se hablaba de institucionalidad ahora se habla de pragmatismo, donde se criticaba al autoritarismo ahora se halaga la demostración de poder y todo en ese orden. Hay muchas crónicas interesantes en ese sentido pero lo que me interesa aquí es el recuerdo de la enorme novela 1984 de George Orwell donde se reescribía el pasado a cada rato como una manera de justificar la realidad pero también de desarmar cualquier tipo de argumento de defensa en contrario. El poder dice y no necesita desdecirse, simplemente se redefine como si lo anterior jamás hubiera ocurrido. Controla los medios, la opinión y hasta interpreta los hechos a su antojo.
Hoy los medios hacen esto una y otra vez y los comunicadores hoy dicen lo contrario a sus dichos de un tiempo atrás muy sueltos de cuerpo, convencidos y convincentes. ¿Cómo no creerles?
IXX-ene2016
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A continuación un fragmento de la novela 1984:
Asistimos de un tiempo a esta parte (desde que asumió el mamarracho) a una relectura de la realidad por parte de los medios ahora oficialistas que por el rol que les cabe en el asunto mejor sería denominar reescritura.
Se podría llamar veletas o convenientes a quienes amoldan su discurso al poder de turno pero este caso es diferente. No se trata de cambiar porque hay que ser obsecuentes con los nuevos mandatarios sino que en vista de las licencias que estos se toman y de las contradicciones con los principios antes enarbolados se reescriben las premisas y valores que antes se levantaban como argumentos. No olvidemos que la construcción mediática ha sido esencial para que el nuevo gobierno esté donde está.
Donde antes se hablaba de institucionalidad ahora se habla de pragmatismo, donde se criticaba al autoritarismo ahora se halaga la demostración de poder y todo en ese orden. Hay muchas crónicas interesantes en ese sentido pero lo que me interesa aquí es el recuerdo de la enorme novela 1984 de George Orwell donde se reescribía el pasado a cada rato como una manera de justificar la realidad pero también de desarmar cualquier tipo de argumento de defensa en contrario. El poder dice y no necesita desdecirse, simplemente se redefine como si lo anterior jamás hubiera ocurrido. Controla los medios, la opinión y hasta interpreta los hechos a su antojo.
Hoy los medios hacen esto una y otra vez y los comunicadores hoy dicen lo contrario a sus dichos de un tiempo atrás muy sueltos de cuerpo, convencidos y convincentes. ¿Cómo no creerles?
IXX-ene2016
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A continuación un fragmento de la novela 1984:
Winston examinó las cuatro franjas de papel que había desenrollado. Cada una de ellas contenía una o dos líneas escritas en el argot abreviado (no era exactamente neolengua, pero consistía principalmente en palabras neolingüísticas) que se usaba en el Ministerio para fines internos. Decían así:times 17.3.84 discurso gh malregistrado áfrica rectificartimes 19.12.83 predicciones plantrienal cuarto trimestre 83 erratas comprobar número corrientetimes 14.2.84. Minibundancia malcitado chocolate rectificartimes 3.12.83 referente ordendía gh doblemásnobueno refs nopersonas reescribir completo someter antesarchivarCon cierta satisfacción apartó Winston el cuarto mensaje. Era un asunto intrincado y de responsabilidad y prefería ocuparse de él al final. Los otros tres eran tarea rutinaria, aunque el segundo le iba a costar probablemente buscar una serie de datos fastidiosos.Winston pidió por la telepantalla los números necesarios del Times, que le llegaron por el tubo neumático pocos minutos después. Los mensajes que había recibido se referían a artículos o noticias que por una u otra razón era necesario cambiar, o, como se decía oficialmente, rectificar. Por ejemplo, en el número del Times correspondiente al 17 de marzo se decía que el Gran Hermano, en su discurso del día anterior, había predicho que el frente de la India Meridional seguiría en calma, pero que, en cambio, se desencadenaría una ofensiva eurasiática muy pronto en África del Norte.Como quiera que el alto mando de Eurasia había iniciado su ofensiva en la India del Sur y había dejado tranquila al África del Norte, era por tanto necesario escribir un nuevo párrafo del discurso del Gran Hermano, con objeto de hacerle predecir lo que había ocurrido efectivamente. Y en el Times del 19 de diciembre del año anterior se habían publicado los pronósticos oficiales sobre el consumo de ciertos productos en el cuarto trimestre de 1983, que era también el sexto grupo del noveno plan trienal. Pues bien, el número de hoy contenía una referencia al consumo efectivo y resultaba que los pronósticos se habían equivocado muchísimo. El trabajo de Winston consistía en cambiar las cifras originales haciéndolas coincidir con las posteriores. En cuanto al tercer mensaje, se refería a un error muy sencillo que se podía arreglar en un par de minutos. Muy poco tiempo antes, en febrero, el Ministerio de la Abundancia había lanzado la promesa (oficialmente se le llamaba «compromiso categórico») de que no habría reducción de la ración de chocolate durante el año 1984. Pero la verdad era, como Winston sabía muy bien, que la ración de chocolate sería reducida, de los treinta gramos que daban, a veinte al final de aquella semana. Como se verá, el error era insignificante y el único cambio necesario era sustituir la promesa original por la advertencia de que probablemente habría que reducir la ración hacia el mes de abril.Cuando Winston tuvo preparadas las correcciones las unió con un clip al ejemplar del Times que le habían enviado y los mandó por el tubo neumático. Entonces, con un movimiento casi inconsciente, arrugó los mensajes originales y todas las notas que él había hecho sobre el asunto y los tiró por el «agujero de la memoria» para que los devoraran las llamas.
1984, George Orwell, Capitulo IV (fragmento).
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