El individualismo: origen último de la corrupción. Dominique Venner.

Cuando desaparece la obligación de "servir" aparece la tentación de "servirse"
La idea generalmente admitida es la de que eso de la corrupción se deriva únicamente de la malevolencia de la gente. Punto. Que hay, sin embargo, razones mucho más profundas por debajo del fenómeno es lo que aquí nos explica Dominique Venner. fuente: http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=4319

12 de abril de 2013 Comparte esta noticia en FacebookComparte esta noticia en TwitterAñadir a del.icio.usAñadir a YahooRSS Imprimir esta noticia
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Por DOMINIQUE VENNER

En Europa, desde la más remota Antigüedad, siempre había dominado la idea de que cada individuo era inseparable de su comunidad, clan, tribu, pueblo, polis, imperio, al que se encontraba unido por un vínculo más sagrado que la propia vida. Esta indiscutida conciencia, de la que la Ilíada nos ofrece la más antigua y poética expresión, tomaba formas diversas. Basta pensar en el culto a los ancestros a quienes la polis debía su existencia, o a la lealtad hacia el príncipe era la expresión visible de la misma. Una primera fue la introducida por el individualismo del cristianismo primitivo. La idea de un dios personal permitía emanciparse de la autoridad hasta entonces indiscutida de los dioses étnicos de la polis. Sin embargo, impuesta por la Iglesia, se recompuso la convicción de que ninguna voluntad particular podía ordenar las cosas a su antojo.
Pero ya se había sembrado el germen de toda una revolución espiritual. Reapareció de forma imprevista con el individualismo religioso de la Reforma. En el siglo siguiente se desarrolló la idea racionalista de un individualismo absoluto vigorosamente desarrollada por Descartes (“pienso, luego existo”). El filósofo también hacía suya la idea bíblica del hombre dueño y señor de la naturaleza. Sin duda, en el pensamiento cartesiano, el hombre estaba sujeto a las leyes de Dios, pero éste había dado un muy mal ejemplo. Contrariamente a los dioses antiguos, no dependía de ningún orden natural anterior y superior a él. Era el único y omnipotente creador de todo, de la vida y de la propia naturaleza, según su exclusivo designio. Si semejante Dios había sido el creador desprovisto de todo límite, ¿por qué los hombres no estarían, a su vez, liberados de todo límite?
Puesta en marcha por la revolución científica de los siglos XVII y XVIII, esta idea ya no tuvo a partir de entonces el menor límite. En ella consiste lo que denominamos la “modernidad”: esa idea según la cual los hombres son los propios autores de sí mismos y pueden remodelar el mundo a su antojo. Sólo hay un principio: la voluntad y el capricho de cada cual. Por consiguiente, la legitimidad de una sociedad ya no depende de su conformidad con las leyes eternas del etnos. Sólo depende del momentáneo consentimiento de las voluntades individuales. Dicho de otra manera, sólo es legítima una sociedad contractual, derivada de un libre acuerdo entre partes que encuentran en tal pacto su propio beneficio.
Si el interés personal es el único fundamento del pacto social, no se ve qué es lo que podría prohibir que cada cual se aproveche de ello lo mejor que pueda, según sus intereses y sus apetencias, llenándose el bolsillo si su cargo le ofrece tal oportunidad. Tanto más cuanto que el discurso de la sociedad mercantil, por intermedio de la publicidad, establece para todos la obligación de disfrutar, o más exactamente de existir exclusivamente para disfrutar.
Pese a esta lógica individualista y materialista, el lazo comunitario del nacimiento y de la patria se había mantenido durante mucho tiempo, con las obligaciones que de ello se derivan. Este vínculo se ha ido destruyendo poco a poco en toda Europa en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, mientras triunfaba la sociedad de consumo procedente de Estados Unidos. Nuestras naciones han dejado de ser poco a poco una nación (basada en la natio, en el nacimiento común) para convertirse en una suma de individuos reunidos para pasarlo bien o satisfacer lo que por su interés entienden. A la antigua obligación de “servir” la ha sustituido la tentación general de “servirse”. Tal es la lógica consecuencia del principio que funda la sociedad en los exclusivos derechos humanos, es decir, en el interés de cada cual.

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COMENTARIOS
viernes, 12 de abril de 2013

El 2 error es atribuir a Grecia y el Mundo Clásico el individualismo. Lo que hay en esas culturas es respeto al individuo como ser diferenciado, no individualismo, que es algo diferente. Es poner por encima de los intereses comunitarios los del individuo y eso no existió ni en Grecia ni en Roma. Instituciones como el ostracismo o la vida de Alcibíades lo demuestran. Igual el Triunfo, donde se le decía a quien lo recibiera que no olvidara que era solo un hombre o la causa de muerte de Julio César. Grecia, y Roma, pusieron el interés de la comunidad (Polis, Civitas o Imperium), por sobre el individuo. Es en el mundo semítico donde se da la paradoja del colectivismo político, pero al mismo tiempo el individuo no se siente parte de una comunidad superior, sino que busca su propio interes, no pudiendo ver más allá de la familia o tribu. Hay colectivismo en lo político, e individualismo en lo social. Cada uno tira para su lado. Un ejemplo claro es la fácil caida del Imperio Persa en manos de Alejandro. Una excepción es la tribu hebrea, posiblemente por la influencia del monoteísmo y de la figura del Rey Sacerdote. Allí el individuo tiene importancia en equilibrio con la comunidad exclusivamente hebrea, y fundamentalmente desde las leyes endogámicas de Esdrás y Nehemías (400 AC). El equilibrio se pierde cuando el hebreo se ve obligado a la diáspora y se inserta en comunidades ajenas. Ahí surge sin freno su acendrado individualismo, motor indiscutible de su progreso económico.

# Publicado por: Adolfo Gutiérrez (Reykjavik)

viernes, 12 de abril de 2013

Dos errores de concepto muy característicos del demo liberalismo: Voy a hablar del primero: Confundir contrato social con ley: El C. S. es pre legal, se da cuando el Estado no existe y como convenio fundante. Por tanto no es norma de comportamiento sino de aglutinación. Y ahí está el error, en creer que nos aglutinamos por intereses individuales, y que los mismos sumados, hacen el interés colectivo. La suma de intereses egoístas se transforma por arte de magia en interés común altruista. Aristóteles y Platón coincidían en afirmar que el mejor gobierno, era el de las leyes, pero sustentaban la comunidad en otra cosa que las leyes: el origen común, el culto a los mismos dioses, los intereses de la Polis. No es más que un sofisma este si real- el decir que consensuamos vivir juntos. Vivimos juntos porque nacemos en ese lugar, porque es la tierra de los padres y de los muertos. Porque es el suelo y la sangre. Es donde venimos al mundo en virtud de lazos históricos y culturales. Luego, obedecemos las leyes. Cuando una parte importante de la población no se siente parte de ese pasado común, entonces es cuando aparece más frecuentemente el quebrantamiento de la ley, pues la ley no es más que la expresión de la espiritualidad de un pueblo. Cuando el pueblo como tal va perdiendo sus raíces, la ley se va haciendo extraña y aparecen dos fenómenos: la desobediencia frecuente a la misma y la mala aplicación por el Sistema Judicial, que ya no se siente identificado con la misma.

# Publicado por: Adolfo Gutiérrez (Reykjavik)

viernes, 12 de abril de 2013

Es correcto me parece a mi. Y añado, la democracia, lo ha estropeado todo, de tal manera, que ya no es posible enderezar nada.

# Publicado por: Frido C. (Valencia)

viernes, 12 de abril de 2013

En ARGENTINA las leyes con creadas y recreadas a medida de los partidos de turno. No existe ´´lo social´´, el individuo esta sujeto a las politicas partidarias. Si las leyes no sostienen el bien comun....la sociedad esta atomizada. Presuponer que los legisladores son honestos, por lo menos, en Argentina ES UN ABSURDO.No interesa si el gobernante es un caudillo o un movimiento, lo que importa es que se gobierne para LA NACION. Le toca al gobernante preservar los vinculos de la comunidad para que el individualismo no destruya la unidad. Casualmente , aqui en Argentina se ha anunciado una movilizacion masiva contra el gobierno...(ya es la segunda)....

# Publicado por: oscar ghiso (buenos aires)

viernes, 12 de abril de 2013

El contrato social, el compromiso que establece, es la garantía de libertad, igualdad y justicia. La ley compartida que se estable es el límite de todas las conductas. Es sofístico atribuir al individualismo el éxito relativo de algunos actores sociales en quebrantar dicha ley. A la vez es paralizante por cuanto el remedio esta justamente en esa ley y ese contrato mediante el cual los ciudadanos honestos tienen las vias pacíficas para defenderse de los malechores. No necesitamos principe, shaman ni pater familias para saber que hacer ni como comportarnos, muy por el contrario.
Por otra parte la cultura Europea en la que los americanos abrevamos igualmente es individualista desde sus origenes griegos y mediterraneos en contraposición a la visión asiática de dilución y sumisión del individuo al conjunto social.

# Publicado por: Pablo Balonga (Buenos Aires)

viernes, 12 de abril de 2013

La ideología de los derechos humanos, es el corolario necesario del contractualismo social. Un concepto tomado en un principio como una mera hipótesis de trabajo, terminó conviertiéndose en un dogma de fe, al punto que hoy es el fundamento de la unión social. Se ha implantado en las mentes, ayudado por los grandes y silenciosos movimientos migratorios. Hoy es casi imposible volver al mundo tradicional, donde el etnos o la natio, como dice Venner, eran el factor aglutinante. Hablar de etnos es lo mismo que ponerse una svástika en el brazo. Esa fue una de las grandes pérdidas en la IIGM, la proscripción de las ideas comunitarias y étnico raciales. Puede ser que dentro de los movimientos identitarios se encuentre el germen de una vuelta a la concepción tradicional de la sociedad, pero no me animo a afirmarlo con certeza. Hasta ahora, en los únicos que encuentro un concepto compatible con las afirmaciones de Venner, es en los partidos como el NPD alemán, Amanecer Dorado griego, Jobbik húngaro y en cierta medida en el FN francés. Sin embargo al encontrarse tan fuera del sistema, su lucha parece más algo testimonial que la alternativa clara de cambio. No por ello deja de ser loable. Pero todo parece mostrar que es muy difícil ´´quebrar el ciclo del Kali-Yuga´´, como le gustaba decir a Evola. Aristóteles decía que el hombre que no necesita de su comunidad o es un dios o es una bestia. La época de los dioses parece haber terminado y hoy en nuestra sociedad, lo que sobran son bestias.

# Publicado por: Adolfo Gutiérrez (Reykjavik)

viernes, 12 de abril de 2013

La nacion convertida en suma de individuos, .hasta aquí el proceso me cierraPERO, PARA PASARLA BIEN.??..hoy por hoy son las ´´elites adineradas´´ las que PUEDEN. En España la desocupación en Argentina la subocupación (el sueldo no alcanza)Pero mas profundo, en ambos paises casi en simultaneo, la ´´inteligentzia´´ también ataco la MEMORIA . Mas o menos inmediata en cada caso , la decada del 30 para ustedes, la del 70 para Argentina. (sin entrar en discusión, el asunto es la manipulación, si de derechos humanos hablamos¡¡). En España se enseña que el país empezo en 1808 en Argentina en 1810. Creo que se trata de enterrar el pasado (especialmente el heroico), crear UN NUEVO SER DE LA NADA (¿).Seré breve: ,alguien cito por ahí a Spengler, pues bien, todo esto me sugiere volver a leer ´´AÑOS DECISIVOS´´

# Publicado por: oscarghiso (buenos aires)

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