Serú Girán en La Rural. 1980

A continuación dos breves notas publicadas en Perfil y Diario Rio Negro, luego un artículo de Masternews que nos ubica un poco en el ambiente del rock de aquellos años 80 y finalmente en Rock.com.ar un estracto que resume la primera etapa de Serú Girán.
Todo para recordar aquella presentación gratuita, masiva que fue por esos días un intento de descomprimir nuestras almas con el arte de la inolvidable superbanda argentina.


En 1980 el rock nacional atravesaba una larga y escabrosa etapa de reconstrucción luego de la debacle provocada por años de luchas intestinas tanto en la sociedad como en el género mismo, la convivencia era casi imposible en cualquier recital donde se mezclaran estilos aún ligeramente diferentes, era casi una cuestión de tribus, de ghetos cerrados en los cuales se resguardaba cada uno (años más tarde Sloterdijk hablaría de "esferas").
La tarea de desintegración social y cultural que practicó la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional (PRN) o más conocido como "el proceso" a secas, las persecuciones y la censura llevaron a muchos músicos al exilio y a tantos otros por el camino de la experimentación que con sonidos y letras del jazz a la sicodelia expresaban las ideas en una suerte de ocultamiento o autocensura pero que aún así se las ingeniaba para lanzar guiños a los seguidores del género como una manera de mantener viva esa llama de rebeldía que todos esperamos del rock como movimiento juvenil. En ese contexto se armó Serú Girán, el nuevo proyecto de superbanda que de la mano de Charly García comenzaría a gestarse en Brasil y luego de un exitoso primer álbum se presenta gratis en el predio de la Sociedad Rural en Palermo.
La concurrencia fue masiva en parte porque la asistencia era gratuita pero también por la talla de los músicos que formaban la banda. Las calles circundantes se comenzaron a atestar de jóvenes desde temprano y al calor del tórrido verano porteño se armaron básicamente dos largas colas una hacia el norte y otra hacia el sur por Santa Fé y por Las Heras. En anchas filas y con fuerte custodia de la Policía Federal se aguardaba ordenadamente de acuerdo con las costumbres militarizadas de la época aunque con algunas licencias de aparente libertad y unos pocos, típicos descontroles menores en la cola por la larga espera. Poco alcohol y mucha calma.
Las puertas se abrieron temprano para dejar ingresar a la gente por la avenida Sarmiento al picadero de la rural, allí donde desfilan los caballos y reses concursantes a grandes premios cada invierno como es tradición. El escenario se armó de frente al centro de la ciudad con el sol del atardecer cayendo detrás del set y la gente se fue acomodando sentada en el suelo de tierra, los más rezagados fueron dispersándose por todo el lugar. Muchos se encaramaban a las rejas perimetrales, árboles o cualquier punto alto que permitiera ver el escenario, unos pocos osados se treparon a los techos de alero del los palcos laterales y observaban acostados, casi camuflados para que la policía no los baje de allí. El clima era de fiesta, de alegría, no eran habituales las aglomeraciones de jóvenes por esos días sino todo lo contrario y al cabo de una larga espera entre cánticos de hinchada los vasos de gaseosa vacíos típicos de las tribunas de cancha se comenzaron a cargar con la tierra arcillosa y polvorienta de la pista y acto seguido eran lanzados por el aire sobre el público. Los proyectiles atravesaban el cielo formando estelas de polvo y al cabo una densa nube flotaba en el aire no menos denso de aquel verano entre risas y algarabía en una suerte de Woodstock bajo una lluvia de polvo. Así, en aquella pista de exhibición camuflados con el barro que se formaba con el sudor sobre nuestra piel recibimos ya entrada la noche a la banda de los sueños. Cuánta emoción bajo un cielo que no podía estar sino estrellado para que juntos pudiéramos participar de ese ritual pagano en un tiempo sin memoria ante la única superbanda que hubo en la Argentina: el Seru Girán de Moro, Aznar, Lebón y García. Una maravilla.
PD: Hoy en la web hay escasa presencia de aquel evento multitudinario y casi aislado. Por aquellos días los conciertos de rock rara vez merecían mención alguna en los diarios, no eran el negocio altamente promocionado de la actualidad.
Rara vez se mencionaba en las portadas, casi nunca en la televisión y era difícil encontrar alguna pequeña notita perdida en el interior de los periódicos que al menos mencionara el acto o un estimativo de la concurrencia. Hoy en Youtube apenas hay un par de minutos de video y como ejemplo el Diario Clarín que en la actualidad promociona en portada marchas de cinco mil personas no decía nada de aquel recital masivo del año 80.
Ixx-jun14

Diario del 31 de diciembre e 1980.

En 1980 Serú Girán reunió 60 mil personas

Fue el recital que marcó la consagración del grupo.
15/08/2012
Serú Girán en La Rural (1980)

El Grupo Fénix Entertainment Group, la mayor productora de espectáculos de Buenos Aires, acaba el predio ferial de La Rural en una operación millonaria que le permitirá organizar shows en vivo como en los años ochenta. 
Uno de los espectáculos más recordados, el 30 de diciembre de 1980, fue el recital de Serú Girán que congregó a 60 mil personas en el lugar, según las estimaciones de la Policía Federal: "El picadero de la Rural estaba abarrotado. Una compacta cola (...) llegaba hasta la estación Pacífico. Aunque la Policía no encontraba clave alguna en la letra de "Alicia en el País", recuerdan Laura Ramos y Cynthia Lejbowicz en su libro "Corazones En Llamas".
Charly García, desde el escenario, diría aquella noche en el Parquerama en La Rural: "Con este asunto de ir a los recitales y que te lleve la cana, la gente al final se da cuenta de que lo único que te pasa es que vas a dormir en una comisaría, pero que nadie puede parar toda la onda".
En el mismo predio, en febrero de 1980, se desarrolló Parquerama donde tocaron León Gieco, Nito Mestre, Raúl Porcheto, Pappo's Blues y también Serú Girán.
https://www.perfil.com/noticias/espectaculos/en-1980-seru-giran-reunio-60-mil-personas-20120815-0013.phtml
(Diario Perfil)

Casi una rareza una filmación breve de aquella presentación.

Una letra de David Lebón del álbum "Grasa de las capitales" a tono con la época:

'Frecuencia modulada'

El fracaso de un amor que no hizo escuela
la ignorancia de una vida sin dejar
el desierto de una calle sin rayuela.
Nuestro cielo siempre estuvo más allá.

Hoy que estás en penumbras
la radio se escucha en un lugar
Tanta música absurda
es mejor que comiences a hablar.

Si en la música que escuchas no hay vida,
si la letra ya no tiene inspiración.
Si aunque aumentes el volumen ya no hay fuerza.
Son los tiempos que están huecos de emoción.

Aquí estás en la nada
cierra tus sentidos y verás
una larga mirada,
algo adentro tuyo va a sonar.

(David Lebón)




DIARIO RIO NEGRO

Serú Girán

21:35 30/12/2012
A treinta años de su disolución y a veinte de su regreso con gloria, un repaso por la vida de una de las bandas más trascendentes del rock argentino de la mano de Claudio Kleiman, uno de los periodistas más importantes de la cultura rock, en un diálogo con "Río Negro".

Dos veces aparece el 30 de diciembre en la historia de Serú Girán. La Primera: en 1980, cuando reunieron a 60.000 personas en el La Rural. Y la segunda: en 1992, cuando tocaron en River su segundo y último concierto, otra vez, ante 60.000 personas.
Pero la historia de una de las bandas más importantes de la historia del rock argentino comenzó bastante antes en la cabeza de Charly García. El genio de Caballito siempre tocó con los músicos que quiso. Salvo Sui Generis, que formó en tiempos escolares, junto a Nito Mestre, a las demás las construyó él, incluidas sus bandas en tiempos solistas.
Tras disolver La Máquina de Hacer Pájaros, en 1977, una. Dos. Tres veces tuvo que visitar Charly a David para convencerlo. Claro que antes hubo que convencerlo al propio Charly, aunque eso resultó algo más sencillo. Su novia de entonces, la legendaria Zoca, lo convenció de que tenía que armar algo con el tal David Lebón.
El origen de Serú Girán, según David Lebón: "Más que nada percibí un entusiasmo en él (Charly) que no había que desaprovechar. Así que hice las valijas y nos fuimos a Búzios. Nos quedamos muchos meses, casi un año. Y compusimos, anduvimos en moto, nadamos. Fue un poco de trabajo y otro de vacaciones". (Radar, 16 de diciembre de 2007)
El origen de Serú Girán según Claudio Kleiman: "Charly hacía mucho tiempo que quería tocar con David. Charly siempre se sintió medio inseguro como cantante y siempre buscó apoyarse en otros. En sus bandas él nunca fue única voz. Y David era un tipo que Charly admiraba mucho porque era un cantante y un guitarrista excepcional. David se había resistido mucha veces, pero finalmente Charly lo convenció".
"En David también había crecido el apreció para con la música de Charly. Al principio no le tenía demasiado respeto a lo que hacía Charly, pero se dio cuenta que sus composiciones habían crecido en complejidad. Cuando finalmente se dio este encuentro salieron a buscar la base rítmica que la encontraron en Oscar Moro y Pedro Aznar", revela Kleiman en su diálogo con "Río Negro".
En el verano de 1978, Charly quedó deslumbrado por un bajista de 18 años. Era Pedro Aznar, la pieza que faltaba en un cuarteto soñado que completaban él, Lebón y Moro. Cuando Moro y Aznar llegaron en una combi al búnker de García-Lebón en São Paulo, entonces comenzó todo.
El debut discográfico fue ese mismo año con un disco llamado como la banda y que fue grabado en São Paulo, pero su recepción fue muy negativa. Cuesta entenderlo si se tiene en cuenta que incluía gemas como "Seminare" y "Eiti Leda". Lo explica Kleiman: "Ellos vivían en una realidad mucho más agradable que la de su público argentino. La realidad argentina era durísima, era el peor momento de la dictadura militar y ellos venía de componer y grabar en un ambiente idílico como era Búzios. Fue un choque cultural el que se dio entre Serú y su público, de dos realidades diferentes. Acá pedían una música dura y Charly era un tipo conocido por reflejar la realidad. Pero ese primer disco tiene canciones con una arquitectura musical impresionante".
"Cuando la banda volvió al país esa diferencia se diluyó y Charly volvió a ser el letrista que todos querían oír", apunta Kleiman. "La Grasa de las Capitales, el segundo disco de la banda, editado en 1979, es una obra maestra de la ironía que refleja su época. Entonces empiezan a entenderlos un poco, porque el reproche que se le hacía a Serú Girán era más ideológico que artístico. Cuando el público se permitió escucharla, la banda los pasó por encima".
La banda grabó cuatro discos en cuatro años. A "Serú Girán" (78) y "La Grasa de las Capitales" (79), le siguieron "Bicicleta" (80) y "Peperina" (81). Serú Girán fue una superbanda que había llevado el techo creativo y compositivo del rock nacional a una altura inalcanzable. Profesionalizaron un ambiente que atrasaba, arriba y abajo del escenario. Por caso, fue la primera banda con escenografía y estuvo a cargo de Renata Schussheim cuando la banda presentó "Bicicleta" en Obras, en junio de 1980.
Pero Pedro decidió irse a estudiar a la Universidad de Berklee, en Boston, y la banda decidió no continuar sin él. Una vez más, Kleiman: "El gran motivo de la separación es la partida de Pedro. Creo que tarde o temprano se iba a producir la separación. La carrera solista de Charly, David y Pedro se iba a dar. Sí creo que de no ser por la partida medio abrupta de Pedro el grupo podría haber producido un par de discos más, por lo menos".
"Me resulta difícil pensar en la convivencia de Serú Girán con los proyectos solistas de cada uno. Pero insisto, de no ser por la partida de Pedro, habrían durado un poco más. Estaban en un momento muy bueno. No les cayó muy bien la partida de Pedro, porque sentían que era un buen momento de la banda. Pero sin Pedro, sintieron que sería otro grupo si lo reemplazaban. Por eso decidieron no seguir".
En febrero de 1982, la banda giró por la costa atlántica y en marzo, los días 6 y 7, se despidió en Obras dejando a la multitud con las ganas, pero con un discazo que registró el vivo de esas dos noches llamado "No llores por mí, Argentina".
Diez años después, en 1992, volvieron para cerrar del todo una historia que los cuatro músicos sentían había sido abruptamente interrumpida. Sostiene Kleiman: "Volvieron porque hubo una muy buena oferta económica que a todos le venía muy bien y porque sintieron que la separación había sido tan repentina que habían dejado algo inconcluso que había que completar".
Y agrega: "El disco que sacaron para el regreso –"Serú 92", un éxito de más de 200.000 copias vendidas– es muy bueno e injustamente subestimado. Es un disco a la altura de la discografía de Serú Girán. Ahora, en vivo la cosa ya estaba más difícil. El mejor momento de la reunión fue el primero, cuando grabaron el disco. Creo que valió la pena el regreso". El vivo del que habla Kleiman son las presentaciones en Córdoba, Rosario y su cierre con los dos River, el del 19 y el del 30 de diciembre, que fueron editados en un doble disco.
Charly dijo de Serú Girán: "Es un lugar que para nosotros funciona como un paraíso donde siempre la pasamos bien los cuatro". Y ya se sabe, algunos paraísos se encuentran en los buenos discos.



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MASTERNEWS:

A 30 años del adiós de Serú Girán


El 6 de marzo de 1982 cerró un ciclo Seru Giran, una de las bandas mas convocantes de la historia del rock nacional. El final fue abrupto e imprevisto ya que la tercera experiencia grupal de Charly García estaba en su pico de popularidad, con un cuarto disco recién editado y un reconocimiento que ya trasponía los limites de la silenciada Argentina de la dictadura.
Sin embargo hacia el final de 1981 a Pedro Aznar le llego una oportunidad única: la posibilidad de ir a perfeccionarse a Berkeley e integrarse a la banda del gran guitarrista Pat Metheny.
Era una posibilidad única y la respuesta del joven bajista no se hizo esperar. Para Serú Girán fue el final: Charly García y David Lebón decidieron no seguir sin la formación original para de esa forma terminar con una historia de cuatro años que está directamente relacionada con la época más nefasta de la nación.
La historia de Serú comenzó oficialmente el 11 de noviembre de 1977. Ese día Charly García organizaba en el Luna Park una especie de reunión de amigos con León Gieco, Gustavo Santaolalla, María Rosa Yorio y David Lebón entre otros.
El encuentro marcaba tácitamente el final de La Maquina de Hacer Pájaros, la banda que Charly formó luego de la separación de Sui Generis y que, en dos años de existencia, dejó como legado dos discos de una elaboración y lírica que, con el tiempo se han convertido en los tesoros ocultos de la discografía de García, por su poca difusión y su inmenso valor.
García ya mostraba su intención de encarar un nuevo proyecto junto a David Lebón, a esa altura uno de los músicos con mas trayectoria del rock nacional por sus participaciones en Pappo`s Blues, Color Humano, La Pesada, Pescado Rabioso, Polifemo y un memorable primer disco solista de 1973.
Esa noche García y Lebón tocaron juntos en una super banda improvisada para, luego de muchas conversaciones, mudarse al paraíso de Búzios para encarar un nuevo proyecto musical.
A principios de 1978 ya se encontraban componiendo y buscando los nombres de quienes se sumarían al proyecto.
De regreso en Bs. As. decidieron tentar al baterista Oscar Moro, otro músico de larga trayectoria por su paso por Los Gatos, Sui Generis, Color Humano e invitado permanente de quien lo convocara.
Para el bajo la elección recayó imprevistamente en un joven músico de 18 años que ya había sorprendido por su habilidad con el instrumento en Madre Atómica y el trío Alas.
Con Pedro Aznar ya había tomado forma definitiva Serú Girán, el tercer proyecto grupal de Charly García.
El regreso a Brasil fue con la banda ya constituida para comenzar a ensayar el nuevo material. A manera de ensayo grupal grabaron junto al mítico fundador de la pesada del rock and roll, Billy Bond, un disco llamado Billy Bond y los Jets en el cual el nuevo Serú Giran hacía de banda soporte.
Con el nuevo material compuesto y con las primeras tomas de lo que seria su disco debut, la banda regresó al país para hacer una especie de adelanto informal en vivo en el Festival de la Genética Humana el 28 de julio de 1978 en el Luna Park.
El recital fue accidentado desde el comienzo por el pésimo sonido y la presentación de la banda se limitó a tres temas que nadie pudo disfrutar.
Por entonces el país celebraba el engañoso triunfo deportivo del Mundial 78 con el que se ocultaba el terror que reinaba en las calles.
En este contexto aparece el disco debut de Serú que abundaba en simbolismos o construcciones encriptadas (desde el nombre de la banda) como una forma de eludir la censura imperante.
Sobresalían dos temas: Seminare y Eiti Leda, este ultimo de la época de Sui Generis que aún permanecía inédito.
El resto era un desafío por el giro total que representaba en la música de Charly García si se lo comparaba tanto con Sui Generis o con la más reciente Máquina de Hacer Pájaros.
Así las cosas llego la hora de la presentación en sociedad de la banda. Por entonces se acababa de habilitar para los grandes recitales el estadio de Obras Sanitarias ubicado en el barrio de Belgrano, ahí nomás de la Esma donde la dictadura ejercía con impunidad sus prácticas asesinas.
El 3 de noviembre Serú Girán inauguró Obras con la presentación formal de su primer disco que llevaba simplemente el nombre de la banda. Para la ocasión convocó a una orquesta de cuerdas que hizo más complejos aún los ya de por si raros arreglos de la mayoría de los temas del disco debut.
La respuesta del público viró entre la frialdad y el desencanto: no era fácil la propuesta de Serú especialmente si se tomaba como marco de referencia lo que Charly había hecho hasta el año anterior.
Esto obligó a un replanteo para encarar el futuro: la serie de conciertos con que el grupo cerró el año en el teatro Premier prescindían de los arreglos orquestales y retomaban un sonido más crudo abandonando esa fusión de jazz rock y algunos climas de música brasileña que sobrevolaban en el disco debut.

Pero el verdadero cambio llegó al año siguiente.

1979 arrancaba con el enfriamiento del conflicto con Chile que nos puso al borde de la guerra por el delirio de dos dictaduras que ya no se conformaban con los crímenes cometidos dentro de sus fronteras. Serú Girán comenzó el año con una serie de presentaciones en la costa para arrancar con el material que formaría parte de su segundo trabajo.
Por ese entonces la banda había cambiado de manager: Daniel Grinbank pasaba a manejar comercialmente a Serú.
El nuevo material fue tomando forma y en el mes de junio en una serie de conciertos en el pequeño Auditorio Buenos Aires se lo presentó oficialmente: “La grasa de las capitales” marcaba un gran cambio respecto al álbum debut. La poesía de García retomaba su costado mas sensible evidenciado en el último disco de La Máquina dos años antes con letras que abordaban con un alto vuelo lírico la soledad (Noche de perros y Los Sobrevivientes), el desamor (Perro andaluz), la sociedad de plástico que mostraban la prensa oficial y hasta el suicidio como recurso final (Viernes 3AM).
La edición del disco mostraba una descarnada sátira a la revista Gente, órgano de prensa oficial de la dictadura y ya anticipaba que la banda dejaba lo simbólico de su debut para volver al enfoque directo de la realidad.
De hecho dos temas del disco fueron incluidos en las nefastas listas negras del Comfer de entonces.
La presentación oficial del disco en el estadio Obras devolvió al público de Charly García los elementos visuales y poéticos que habían quedado difusos un año atrás.
Serú Girán cerraba la década con una popularidad creciente y mucho nuevo material para lo que sería su tercer trabajo.
1980 comenzó con mucha actividad para la banda, como un presagio de que ese sería su año de despegue definitivo. Luego de actuar en el festival de La Falda (primera expresión de encuentros masivos dentro de lo que eran las prohibiciones de la dictadura) el grupo comenzó a preparar el material de su tercer disco que sería adelantado los días 2 y 3 de junio en el estadio Obras.
Aquí Charly inauguró una etapa de estética renovadora en sus presentaciones en vivo por el aporte de la artista plástica Renata Schusseim. Una escenografía cargada de bicicletas anticipaba el titulo del tercer disco de la banda que tenía destino de clásico histórico del rock nacional.
“Bicicleta”, editado en el mes de noviembre, representa la consolidación de la banda en lo musical y en su carácter masivo.
Previo a esto habían compartido un encuentro histórico con Spinetta Jade en el estadio Obras, y al momento de la salida comercial del disco ya sus temas eran conocidos por esa masa que seguía a Serú como referente más convocante del rock nacional.
Aquí se hacen mas notorias las influencias de grupos como Steely Dan (referente del new wave vanguardista de entonces) junto a la de grupos de rock sinfónico como los italianos Premiata Forneria Marconi, una de las bandas que más admiraba Charly por entonces.

El disco abría justamente con una introducción que en principio se llamaría precisamente Bicicleta pero que finalmente quedo como parte de “A los jóvenes de ayer”, feroz critica a esa secta que dominaba la televisión censurada de esos años.
A partir de allí se sucedían temas con destino de clásicos: Canción de Alicia en el país (parábola de la historia argentina de esos años), Desarma y sangra, Encuentro con el diablo y Mientras miro las nuevas olas.
La presentación formal del disco se realizó en el estadio Obras los días 26 y 27 de diciembre. Pero el hecho que marcó a la banda fue un show gratuito organizado para celebrar el fin de año en forma casi improvisada por un programa de televisión en la Rural: allí Serú Girán casi sin difusión previa convoco 60.000 personas en lo que fue la máxima cantidad de público que una banda por si sola lograba reunir.
Esto motivó el comentario irónico de Charly García: “Somos los Beatles argentinos”. A partir de allí fue la marca que acompañó al grupo.
A esa altura Serú Girán se había convertido en un fenómeno cuya popularidad no tenía antecedentes en el movimiento de nueva música argentina.
Sus recitales eran un marco de encuentro para un sector de la juventud que ya tenía en claro cual era la verdadera realidad que los medios habían ocultado hasta entonces, por eso era común ver a la salida de Obras o los lugares donde tocara, un despliegue policial que dejaba en claro que la banda no era bien vista por los guardianes del orden establecido a sangre y fuego por esos años.
Temas como “Canción de Alicia en el país” o “Inconsciente colectivo” (estrenada en junio de 1980 pero que formaría parte del primer álbum solista de Charly) mostraban la realidad en un lenguaje encriptado que lograba esquivar la censura pero que llegaba al público en toda su dimensión de mensaje.
En el mes de abril de 1981 la banda entró a estudios para grabar su cuarto disco. Venían de un período de descanso reflejo del cual era “Cinema verité”, una canción de veraneo en la cual se ironiza con una poesía desgarradora la clásica relación de playa entre una típica pareja plástica en el marco de uno de los balnearios exclusivos que llenaban las paginas de las revistas de actualidad.
“Peperina” era el tema que le daba nombre al disco y hablaba de una típica “groupies” de provincia que alguna vez había tenido una relación de amor/odio con la banda.
A partir de allí se podía observar hasta donde había evolucionado la banda en temas como “Llorando en el espejo”, “En la vereda del sol” o “Esperando nacer” con un crecimiento de David Lebón como compositor.
El disco tenia una calidad comparable a su antecesor y dejaba en claro que lo de Serú Girán no era solo un fenómeno de masas sino por el contrario su crecimiento era el reflejo del nivel poético y musical de la banda.
La presentación oficial tuvo lugar en Obras a principios de setiembre y sobre fin de año una serie de recitales en el teatro Coliseo que mucho tiempo después sería editado oficialmente cerraron un año que para el país había significado el acceso al poder de un general alcohólico que venía a poner el último toque de horror al período más negro de nuestra historia contemporánea.
Para Serú Girán imprevistamente sería el principio del final. Antes de los shows en el Coliseo, Pedro Aznar recibió la invitación para sumarse al proyecto musical del gran guitarrista Pat Metheny y continuar sus estudios musicales en Berkeley, lugar de elite para este tipo de perfeccionamiento.
La noticia fue un sacudón para el grupo. Se planteo de movida seguir como trío con Lebón alternando guitarra y bajo y un músico invitado para los recitales, pero la idea fue desechada y se decidió atinadamente dar por finalizado el ciclo de la banda con dos presentaciones en Obras, los días 5 y 6 de marzo, sin anuncio de separación sino simplemente como shows de rutina con la grabación en vivo de los mismos para la edición de lo que sería el último disco de Serú.
Por entonces ya Charly García tenía en mente lo que sería su nuevo material solista, tambien Lebón había compuesto con vistas a editar por fuera de la banda, por lo que la separación significaba la libertad creativa para los demás integrantes del grupo.
Y aquellos shows de marzo marcaron el final de una etapa. Hubo una reunión 10 años después con shows en River, gira por el interior y la edición de dos olvidables discos de estudio y en vivo, todo con una marcada intención comercial.
Pero la verdadera historia de Serú Girán había terminado aquel 6 de marzo de 1982 en el estadio Obras.
Hoy Charly cambió supervivencia por abandono de su esencia. Lebón eligió el bajo perfil y cada tanto aparece para mostrar su única voz de blues y su exquisita técnica de guitarrista. Aznar demostró que su ida a Berkeley tenía sentido: es uno de los músicos más brillantes de su generación.
Y Morito, el más querido, se fue quizá porque ya no le quedaba nadie con quien tocar.
Pero este final, hoy visto a la distancia que representan 30 años, significó mucho más que un mero hecho musical. Mas allá de que fue el canto de cisne de un grupo monumental que marcó a una generación del rock y que aun hoy se escucha con el placer de la poesía de Charly García en su punto de mayor inspiración y con una estructura musical perfecta, la separación de Serú coincide con un momento clave de nuestra historia contemporánea por casualidad o no.
Fue casi como el final de la inocencia para muchos por todo lo que se precipitó en muy poco tiempo.
Aquel marzo de 1982 trajo la noticia de que la banda ya no seguiría, la cual fue oficializada por los integrantes de la misma. A fin de mes, con el comienzo del otoño en estas pampas, el amigo Jorge Diego nos invitaba a ver en la vieja antena de ENTel el especial que el viejo ATC había preparado con imágenes del recital y con anticipos de lo que sería la nueva etapa solista de Charly (hoy devenido en material de culto para los seguidores de Charly). 
Un par de días después por la misma ATC y ya en forma abierta, nos enterábamos que el general alcohólico había invadido Malvinas. Y aquí se nos precipitó la historia: ya nada sería igual.
El inconsciente colectivo nos llevó de la euforia al dolor, los asesinos se tuvieron que ir y, en demasiado poco tiempo, nos encontramos decidiendo por nosotros mismos.
Y sabiendo la verdad que Serú como tantos otros habían contado simbólicamente pero que pocos entendieron en su momento. Y nos caímos y nos levantamos continuamente, y seguimos haciéndolo, tropezando con las mismas piedras de siempre.
Treinta años puede ser una eternidad o un suspiro, según lo que se mire. Tomando como referencia el adiós de Serú Girán y buscando imágenes que la banda nos dejó, podríamos vernos parados en el medio de la vida, llorando en el espejo, siempre esperando nacer. Deseando estar en la playa cuando algún día se vayan los que tapan la arena con celofán.
Pero, como en la parábola del cuento de Alicia, amagándonos con ir o salir pero quedándonos, porque ¿adónde más vamos a ir?



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Serú Girán (Rock.com.ar)

Seru Giran


Charly García: teclados y voz
David Lebón: guitarra y voz
Oscar Moro: batería
Pedro Aznar: bajo

Apodados "los Beatles criollos", Seru Giran tiene como mayor virtud haber dado el paso fundamental para que el rock pasara a ser masivo. Si bien no es la primera "super-banda", es la primera que logra llegar tanto a las clases bajas como a la media-alta, "a los rockeros y a los chetos", para utilizar el léxico de la época. Con records de ventas y espectadores en sus shows, este grupo consiguó también fusionar varios estilos musicales, para alcanzar un sonido muy particular, característico de esta transición entre décadas.
La popularidad de este grupo también se ve reflejada en las - ahora tradicionales - encuestas de la revista Pelo. Serú Girán ganó las categorías de Mejor Guitarrista, Mejor Tecladista, Mejor Bajista, Mejor Baterista, Mejor Compositor (García) y Mejor Grupo en Vivo en los años 1978, '79, '80 y '81. A esto se le agrega Grupo Revelación 1978; Mejor Cantante (Lebón) '80 y '81; Mejor Tema '78 ("Seminare") y '81 ("Peperina") y Mejor Album 1978 ("Serú Girán"). Este fenómeno se mantiene inigualado hasta nuestros días.
Tras las peleas en La Máquina de Hacer Pájaros, Charly García tomó la determinación de dejar la banda y viajar a Brasil con David Lebón, su amigo desde la época de Sui Generis. Con la plata recaudada en el Festival del Amor (Luna Park, 11/11/1977) alquilaron una casa por tres meses en Buzios, al norte de Río de Janeiro. Por no tener dinero suficiente para pagar el impuesto, todos los equipos que llevaban quedaron decomisados en la aduana.
A los dos meses Charly regresa a Buenos Aires para arreglar contrato con Oscar Lopez y Billy Bond. Una noche, en un pub donde se presentaba Pastoral, Charly quedó fascinado con la habilidad de Aznar en el bajo. Esperó a que terminara el show y fue a buscarlo a los camarines. No fue necesaria mucha charla para que Pedro aceptara viajar con él a Brasil e incorporarse al grupo en gestación. «...Cuando lo ví a Pero pelar el bajo, se me cayó la mandíbula hasta la rodilla. Pensé: este pibe es muy bueno, es casi mejor que yo», recuerda en tono de broma David. (Clarín, 03/05/1992).
Con la plata que había recibido como anticipo del contrato, costeó los pasajes a San Pablo de ellos y el de Oscar Moro, a quien ya había apalabrado para viajar. Allá se reunirían con David Lebón. «Esa misma noche tocamos por primera vez juntos y decidimos armar Serú Girán» (Charly García).
Pese a los problemas económicos, esta fue una etapa muy creativa y fructífera: compusieron más de quince temas, de los cuales se seleccionaron los mejores para la edición del primer disco.
Las sesiones de grabación comenzaron en los estudios El Dorado de San Pablo, y culminaron en ABC Recording Studios de Los Angeles, Estados Unidos.
El primer show en vivo de Serú Girán tuvo lugar en el Riachuelo, a bordo de un barco anclado. Este recital - al cual sólo asistieron periodistas, músicos y amigos - tenía la finalidad de observar la respuesta de la crítica especializada. Esa noche el grupo se mostró sólido y contundente, lo que parecía, abriría las puertas del público masivo rápidamente.
El debut en vivo de la banda ante el público porteño ocurrió dos semanas después, el 28 de julio de 1978, en el estadio Luna Park, en el Festival de la Fundación de la Genética Humana, junto a Nito Mestre, Pastoral, León Gieco y otros. El sonido fue muy malo y mucha gente les revoleó las pilas de los grabadores que habían llevado para registrar el momento.
Viajaron a Estados Unidos para mezclar el disco "Serú Girán" (1978), en el cual contaron con la colaboración de Daniel Goldberg, quien tenía a su cargo los arreglos musicales y la dirección de la orquesta de 24 músicos que participó en algunos temas como "Eiti-Leda" o "Serú Girán". La complejidad armónica de este proyecto demuestra que, desde el comienzo, las ambiciones que tenían apuntaban mucho más alto que la del resto de los músicos nacionales de ese momento.
El resultado final del disco los entusiasmó mucho: sonaba como una fusión de jazz-rock con música brasilera. Pedro recuerda: «...cuando apareció ese álbum, la prensa le dio una importancia infernal, se creó todo una caso... había un inmovilismo total». La revista Pelo, una de las publicaciones especializadas de la época, decía: «"Serú Girán" es un álbum compacto, extremadamente pulido en su producción, a pesar de lo cual suena menos armado que La Máquina de Hacer Pájaros. (...) Serú Girán debuta con un buen álbum. Una música que trasluce los nuevos horizontes de García y sus nuevos compañeros de ruta.» (Pelo Nº104).
De regreso, hacia fin del '78 estrenaron oficialmente el Estadio Obras (el 3 de noviembre), con orquesta (sección de cuerdas y vientos) y circuito cerrado de televisión. En al parte trasera del escenario, una pantalla gigante mostraba a los músicos dirigiéndose a escena. David, Pedro y Oscar salieron vestidos totalmente de blanco, mientras que Charly eligió una malla negra, saco y zapatillas. El comienzo del recital, con la orquesta a pleno interpretando la poderosa introducción del tema "Serú Girán", presagiaba una noche inolvidable. No fue así. Cuando tocaron el tema "Disco Shock" -una sátira de la música disco, tan en boga en el momento- la gente presente creyó que era en serio y, tras un coro de silbidos, empezaron a pedirle a García el "Blues del levante", el tema que había compuesto con motivo de la despedida de Sui Generis. El público quedó desconcertado y el resto del recital transcurrió ante la indiferencia general. La gente no había entendido el mensaje, o Serú no había sabido expresarlo.

Las críticas de los medios contra la banda arreciaron. El diario La Opinión, por ejemplo, publicó que eran lo peor que había en la Argentina, y sostenía que tenían «voces homosexuales». Estas declaraciones eran la culminación de una "campaña de desprestigio" que había tenido lugar contra García, mientras el grupo estaba ensayando en Brasil. La vanguardia de esa campaña había sido el titular: «Charly García, ¿ídolo o qué?».
Para el segundo trabajo discográfico, "La Grasa de las Capitales" (1979), Serú eligió una propuesta mucho más contundente. Eliminaron la orquesta, que no había sido totalmente aceptada por el público, y compusieron temas más simples y directos.
La crítica de la revista Pelo a este disco fue bastante positiva: «"La Grasa..." es un disco que va a tener admiradores y detractores igualmente incondicionales. Por un lado, estarán los que darán la bienvenida a un García que abandonó la complejidad y retorna a la temática de crítica social que tan bien desarrolló anteriormente. Y por el otro, habrá quienes condenen esta simplicidad como falta de progreso. Pese a todo, es uno de los trabajos más logrados del año.» (Pelo No 122).
Los rumores de separación quedaron desacreditados con la presentación del long-play, a lo largo de seis funciones en el Auditorio Buenos Aires, previa gira por las ciudades de Córdoba, San Luis y Mendoza. Tras la experiencia frustrante del comienzo, prefirieron no exponerse demasiado y escogieron un lugar pequeño.
El show comenzó en la oscuridad total, mientras se escuchaba el playback del coro de introducción al tema "La Grasa...". Acto seguido, se encendieron todas las luces y la banda irrumpió en el escenario. "Viernes 3 AM", "Perro andaluz" y "Los sobrevivientes" fueron los temas más festejados por el público. También hubo lugar para la nostalgia:
"Seminare" y "Eiti-Leda" obtuvieron el reconocimiento de la gente, durante los bises. A fuerza de recitales y tenacidad, Serú logró revertir las opiniones de la crítica y del público. Allí comenzó a gestarse el fenómeno masivo que aún hoy persiste.
El siguiente álbum de Serú Girán se llamaría "Bicicleta" (1980). Años más tarde se recordaría el tercer disco de Serú Girán como lo mejor de la agrupación, llegándoselo incluso a comparar con "Abbey Road", el transformador duodécimo LP de los Beatles. Sin embargo, en ese entonces, los medios «especializados» no le atribuyeron al material tanta importancia. Por ejemplo, Pelo comentaba: «...el tercer álbum de Serú Girán probablemente recorrerá el camino del éxito que tuvieron los anteriores, pero es difícil que "Bicicleta" representa plenamente el poderío de esta banda. (...) Serú Girán llegó al máximo de sus posibilidades sobre un escenario, pero todavía le falta andar mucho camino en los estudios». (Pelo No 139).
El disco "Bicicleta" - nombre que en un principio Charly había propuesto para el grupo, pero fue rechazado por el resto - fue presentado en Obras, el 6 y 7 de junio de 1980. En el escenario se podían observar ruedas de bicicleta, conejos y flores, algo que llamó la atención del público y de la prensa, por ser el primer grupo que tenía algún tipo de preocupación por la puesta en escena. El hecho se debió a que Serú Girán había delegado la responsabilidad escenográfica a Renata Schussheim, una vieja amiga de Charly. A partir de "Bicicleta", Serú Girán comenzó con sus grandes shows.
Un mes después, en agosto de 1980, se presentaron en el Monterrey Jazz Festival, en Río de Janeiro. Tradicionalmente, los representantes argentinos en este festival estaban más vinculados al jazz o al tango que al rock progresivo que proponía Serú. Ese año el concierto se dividió en dos partes. En la primera, se presentaban Serú, el guitarrista Pat Metheny y George Duke. El éxito obtenido por los argentinos en esa función fue tal, que los organizadores les ofrecieron volver a tocar en la segunda - la principal - junto a John McLaughlin, Hermeto Pascoal, Edgberto Gismonti y Weather Report. «Cuando tocaba McLaughlin, la gente patinaba y le tiraba avioncitos de papel. ¡Yo me quería morir! Si a McLaughlin le hacían eso, a nosotros nos achuraban», recuerda García. Sin embargo, esta predicción resultó completamente errónea. La principal razón de la respuesta favorable del público residió en la variedad de matices en los temas interpretados por ellos y, asimismo, algunos de éstos tenían una cadencia marcada que invitaba al baile.
Este festival marcó dos hechos muy importantes para la vida del grupo. Por un lado, se hicieron conocer y dejaron una muy buena impresión entre los cariocas, hecho destacado incluso por la prensa argentina (Clarín, 28/08/80). Por el otro, allí fue donde Pat Metheny conoció a Pedro Aznar: el comienzo del fin.
Antes de terminar el año, otros dos hitos en la Historia del Rock Nacional tendrían como protagonistas al grupo. El primero, fueron los dos recitales (12 y 13 de setiembre) en los que tocaron junto a Spinetta Jade. Es un hecho histórico que dos grupos de semejante magnitud estuvieran simultáneamente en el escenario.
Cuando apareció Luis Alberto Spinetta y arrancó con el tema de Sui Generis "Cuando ya me empiece a quedar solo", la gente entendió que no se encontraba ante un recital común. Luego, de la oscuridad, surgió Charly con el tema "Que ves el cielo". Bajo un clima enfervorizado, Lebón interpretó "Música del alma" y luego entraron todos los demás: Aznar y Moro, por un lado, Spinetta, Pomo, Satragni y Rapoport y Del Barrio por el otro. Juntos tocaron temas de la agrupación comandada por el Flaco, y la gente aplaudió a rabiar. El recital se cerró con los dos grupos sobre el escenario interpretando "El mendigo en el andén" y "Crisálida".
La actuación de Spinetta Jade fue muy aplaudida, pese a su difícil estilo. Fue notorio el esfuerzo de Spinetta por lograr mayor simpleza en su música, para que el público de Obras pudiera entender su mensaje. Serú Girán, en cambio, fue ovacionado desde el comienzo, dejando en evidencia el increíble «feeling» que tenía con la gente.
El otro hito importante tuvo lugar en la Rural. El 30 de diciembre, 60.000 personas, según cifras de la Policía Federal, se congregaron para escuchar a la banda número uno: «... el picadero de la Rural estaba abarrotado. Una compacta cola (...) llegaba hasta la estación Pacífico. Aunque la Policía no encontraba clave alguna en la letra de "Alicia en el País", repetida hasta el cansancio, igualmente retuvo a un puñado de muchachos. Los productores negociaron y finalmente ese 30 de diciembre no hubo detenidos» (Ramos / Lejbowicz, pág.23). García comentaba: «...con este asunto de ir a los recitales y que te lleve la cana, la gente al final se da cuenta de que lo único que te pasa es que vas a dormir en una comisaría, pero que nadie puede para toda la onda». (Humor, año 1981).
En 1981 el presidente de facto Roberto Viola buscó acercarse a los músicos. Inteligentemente, utilizó la fuerte ascendencia de éstos sobre la juventud, para mostrar al país su «aflicción» por los problemas que sufrían los jóvenes. Los rockeros no salían de su asombro. Spinetta recuerda una anécdota al respecto: «Yo les batí un par de cosas y también les sugerí que construyeran el observatorio más grande del mundo... un delirio, pero qué les iba a decir?» (Berti, pág.60). En el tema "Encuentro con el diablo", David Lebón ironizaba sobre esta reunión: «nunca pensé encontrarme con el jefe / en su oficina de tan buen humor / pidiéndome que diga lo que pienso / qué es los que pienso yo de esta situación.»
"Peperina" (1981), el cuarto disco de Serú Girán, que se había empezado a grabar en abril, fue lanzado para fines de ese año. La historia de Peperina es conocida: «Quiero contarles una buena historia / la de una chica que vivió la euforia / de ser parte del rock / tomando té de peperina». El tema trata acerca de una señorita que escribía notas de rock en Córdoba. Siempre que Serú tocaba en esa ciudad, ella calificaba la presentación uno «un bochorno». De más está decir que, pese a sus defenestrantes críticas, los estadios se llenaban. Se dice que cuando escuchó «su» tema por primera vez, acotó que Serú Girán seguía sin gustarle, pero que García era "un buen sociólogo" (?).
Con respecto al disco, Charly sostiene que es un adelanto notable en cuanto a la calidad de grabación. Sin embargo, la revista Pelo no se mostró muy conforme con este trabajo: «Peperina no impresiona como un álbum compacto. En él hay canciones que nítidamente se diferencian de nivel, literaria y musicalmente. (...) Tienen marcas familiares de toda la música de Serú: canciones melancólicas, melodías agradables sobresaltadas por algún riff ardiente y las mismas falencias de producción que el grupo arrastra desde su primer trabajo discográfico (...) El disco no decepcionará a los seguidores, pero no tiene la homogeneidad de "La Grasa..." y plantea el interrogante sobre el futuro (...) Llegó el momento difícil: están en la cima y lo que hagan puede hacerlos afirmar o tambalearse». (Pelo Nº154).
Por el contrario, Gloria Guerrero, en el número 63 de Humor, comentaba: «El álbum, por lo poco que pude escuchar de él en un cassettito, la gasta, y tal cosa no me sorprende». En el número siguiente, completa: «...probablemente, "Peperina" no representa un 'enorme' paso al frente luego de su trabajo anterior. Parece, a fuerza de ser sinceros, algo así como un "álbum complementario" de "Bicicleta", aunque más suelto y espontáneo».
Los días 4, 5 y 6 de setiembre el disco fue presentado en el estadio Obras. En honor al Sgt. Pepper's de Los Beatles, Serú Girán salió a escena con un show simple. Esta sencillez permitió que la conjunción música-imagen se diera sin altibajos. En principio, cuando Charly y David compusieron los temas de este disco, García pensó que se trataba más de una película que de un long-play. Por eso se le ocurrió la idea de poner en el recital una pantalla gigante, proyectar videos grabados especialmente y que el grupo tocara en penumbras, acompañando a esas imágenes. Lo que impidió la concreción de esta idea fue el techo demasiado bajo del estadio: la pantalla taparía gran parte del escenario y ellos quedarían ocultos casi completamente. Finalmente, la idea fue descartada.
Para despedir el año, tocaron el 25, 26 y 27 de diciembre en el teatro Coliseo, en la Capital Federal. Para esos shows, Charly contrató a las Bay Biscuits, un grupo de teatro-rock integrado por Vivi Tellas, Mayco Castro Volpe, Lisa Wakoluk, Diana Nylon y Fabiana Cantilo (ésta última sería luego corista estable de la banda de Charly). El número iba intercalado en el concierto y fueron recibidas con chiflidos e insultos de todo tipo.
En enero del '81 Aznar es convocado por el guitarrista norteamericano Pat Metheny para incorporarse a su banda. Acordaron encontrarse en Estados Unidos, ya que Pedro viajaría al año siguiente para estudiar en la Universidad de Berklee. Este hecho marcaría el final de la banda.
Las críticas de los discos anteriores coincidían en una cosa: a Serú, en estudios, le faltaba la fuerza y la energía que tenía en vivo. Fue necesario esperar hasta el final mismo de esta agrupación (al menos en ese momento la disolución era definitiva) para conseguir el registro de ese material.
«Cuando Pedro me comentó que se iba, me sentí muy mal - rememora Charly - porque habíamos logrado un grupo que sonaba muy bien (...) Habíamos conseguido mucha comunicación con la gente (...) Además, se nos estaban abriendo las puertas de Europa y sin él no lo vamos a poder aprovechar. Por otro lado, Pedro es un músico que está muy por sobre el nivel de lo que es la Argentina ahora (1982) y era lindo tocar con un tipo así. Pero también me sentí muy bien porque Pedro tiene otras perspectivas de vida y otros gustos musicales. El quiere realizarse como persona, y me parece bárbaro». (Pelo Nº160).
Cuando Aznar le anunció al grupo que se iba, todos decidieron tomarse un tiempo para reflexionar. Fue así que Charly viajó a Brasil para trabajar en su primer disco solista; David se tomó unas vacaciones en Punta del Este y Oscar se quedó en Buenos Aires. Al mes siguiente (febrero de 1982), los cuatro músicos se reunieron para realizar una gira por la Costa Atlántica: San Bernardo, Villa Gessell, Necochea, Pinamar, Miramar, Santa Teresita y, obviamente, Mar del Plata fueron los sitios elegidos por la banda. El día final de la agrupación estaba cada vez más cerca.
Pero la historia del grupo merecía un broche de oro: era necesario un Adiós Serú Girán. Debía ser un concierto espectacular y se organizó para los días 6 y 7 de marzo en Obras Sanitarias, la Catedral del Rock. En esa oportunidad, el grupo «...sonó como nunca y la labor de los músicos en el escenario no escatimó fervor, a pesar de estar grabando en vivo. Charly, David, Pedro y Oscar ofrecieron un espectáculo sólido, vibrante y emotivo, y en el cual se evidenció un soplo más rockero en el estilo del grupo. Pedro Aznar fue despedido con una ovación porque, a pesar de que sus gustos musicales distaban de los del resto del grupo y del público en general, le dio a Serú (...) un sonido muy particular y distintivo». (Leyendas Nº7).
"No llores por mí, Argentina" (1982) terminó siendo una recopilación en vivo de los éxitos más importantes de la banda, con la excepción del tema homónimo y "Popotitos", un cover del clásico tema.
Al respecto, Gloria Guerrero comenta: «...había tres razones (para esperar este LP). La primera, conservar el último testimonio del trabajo de Pedro Aznar. La segunda, asistir, por fin, al sonido de Serú Girán en vivo. La tercera, tener a mano los temas nuevos: "No llores por mí" y "Pena en mi corazón" (...) Como última obra de Serú Girán-cuarteto, tiene todo el valor histórico y todo el valor que le confiere la indiscutida calidad del grupo». (Humor Nº84).
"No llores..." es un tema fuerte, que marca una especie de resumen de época, una suerte de balance - no olvidemos que fue compuesto en 1982, en los albores de la Guerra de Malvinas, la caída de la Junta Militar y el posterior advenimiento de la Democracia - en un tono de protesta y reproche a la vez, un estilo que tanto rédito le daría a García en los años posteriores.
Si bien en un primer momento se barajó la posibilidad de continuar como trío (pasando Lebón a la doble función de guitarrista y bajista) y, en todo caso, buscar algún reemplazo para las presentaciones en vivo, la falta de motivación fue evidente y el proyecto quedó descartado. Lebón trabajaba en su proyecto solista "El tiempo es veloz" y García ya estaba embarcado en su álbum doble "Yendo de la cama al living / Pubis angelical".
El 16 de mayo de 1982, Serú participa del Festival de la Solidaridad Americana, organizado ante 60.000 personas en el campo de hockey de Obras, para recolectar elementos para los chicos argentinos que sufrían en Malvinas y agradecer a los países que habían prestado su apoyo y se habían solidarizado con Argentina. Transmitidos en directo por radio y televisión, se presentaron los músicos más importantes del momento: lo que quedaba del ya disuelto Serú Girán, León Gieco, Spinetta Jade, Raúl Porchetto, Nito Mestre, y muchos más.
Desde mediados de 1991 se comenzó a manejar la posibilidad del retorno de Serú. «Se trata de superar un recuerdo. - reflexionaba García por aquella época - Hace mucho que estamos trabajando para no perder la grandeza, para que el tipo que alguna vez vio a Serú Girán lo vuelva a ver y no se decepcione y para que los chicos que no lo vieron tengan un flash». Exactamente eso fue lo que ocurrió. "Serú '92" es, sin dudas, el más flojo de todos los discos de la banda. Mucho más pop, por momentos peca de "light", falto del compromiso característico.
Sin embargo fue un éxito comercial, con ventas que superaron las 200.000 copias y multitudinarios shows en Rosario, Córdoba y dos en la Capital Federal, éstos últimos ante más de 160.000 personas, los cuales fueron editados en dos nuevos LPs. Si bien los Serú no querían convertir su retorno en un negocio - y menos para otros - ésto no quedó totalmente al margen de sus planes. «Terminemos de una buena vez con la división entre el espíritu y la materia. Es todo lo mismo: sentimos un inmenso placer por tocar y eso tiene un precio que mucha gente no dudará en pagar. Una cosa no excluye la otra» (Pedro Aznar a Clarín, 03/05/92). "¿Si era por plata? Claro que era por plata... entre otras cosas. No vamos a tocar en River por nada. Obviamente que te tenés que defender y una vez que estás ahí arriba, algo tenés que hacer. Y creo que la hicimos bastante bien. La plata es un elemento más, si no la tenés, no podés hacer el show". (García a Clarín, 21/01/93).
También quedaba flotando la incógnita sobre si el regreso sería para esos shows o si se proseguiría con el proyecto interrumpido abruptamente en 1982. Previo a salir al ruedo, nadie se atrevió a confirmar ninguna de las dos posibilidades, quizás porque ni ellos mismos lo supieran. Durante los bises del segundo y último show de la banda en Buenos Aires, estalló esa pelea latente que reinaba desde tanto tiempo atrás entre García, de fuerte personalidad y líder natural del grupo, y David Lebón, harto de las ansias de protagonismo de aquél. Fue necesaria la mediación de Pedro Aznar para que el guitarrista subiera nuevamente al escenario y así, todos juntos, se despidieran definitivamente de las presentaciones en vivo.
En síntesis, terminó siendo un momento en el cual todos (los de adentro y los de afuera) hicieron de cuenta que el tiempo no había transcurrido. De esa forma, y sólo de esa forma, el retorno de Serú Girán fue positivo. El estallido de los fuegos artificiales que cerraron el show terminó por despertar esa melancólica suposición, para enterrar definitivamente a la banda.
En 1995 se editó una recopilación, "Oro", aprovechando el lanzamiento de la película "Peperina", dirigida por Raúl de la Torre y protagonizada por Andrea del Boca en el papel de Patricia Perea (la verdadera Peperina). Este film contiene secuencias documentales del retorno de 1992.
Oscar Moro falleció en julio de 2006, víctima de una hemorragia estomacal.





FIN

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