#PanamaPapers por Mamvas blog - Operaciones
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domingo, 1 de mayo de 2016
domingo, 1 de mayo de 2016
La jugada maestra detrás de la operación Panamá papers
Níkolas Stolpkin, Attac
Como bien es sabido, antes de tragar se debe masticar bien lo que se está llevando a la boca. Por estos días nos han dado de comer el famoso “Panamá papers” como la “filtración de documentos confidenciales más grande de la historia”, con “11.5 millones de documentos” de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca. En los documentos se revelaría cómo personas con grandes capitales relacionadas con la política, los negocios, el deporte y el espectáculo estarían “ocultando sus riquezas”.
Poniendo énfasis en posible lavado de dinero y evasión de impuestos. Ayer, como bien recordarán, fueron las famosas filtraciones de Wikileaks, relacionadas con cables del Departamento de Estado estadounidense y sus embajadas por el mundo. Estas fueron reveladas por la gran prensa a finales del 2010, curiosamente un par de semanas antes de que cayera muerto Mohamed Bouazizi, cuya muerte desencadenaría lo que se denominaría como la “Primavera Arabe”. Llama mucho la atención la relación que estas “revelaciones” gustan tener con los grandes medios de comunicación occidentales y la función que han venido cumpliendo. Por ejemplo: las revelaciones de Wikileaks tuvieron un rol activo en la “Primavera árabe” que no deberíamos olvidar junto con los ataques cibernéticos de “Anonymous”, defensores de Wikileaks. No hay que olvidar que la difusión de aquellos cables, a través de los grandes medios, contribuyeron en parte a la desestabilización del Medio Oriente y el Magreb.
Hoy nuevamente tiene lugar esta relación documentos-grandes medios de comunicación, y que tal como ocurrió con los cables de Wikileaks, lo más probable es que cada cierto tiempo nos encontremos con muchas más “revelaciones”. Tal como si fuese una caja de pandora.
¿Quién financia al Center for Public Integrity? Puras perlas. Las más destacables: Rockefeller Brothers Fund, Rockefeller Family Fund, Open Society Foundations, Ford Foundation, Carnegie Corporation of New York, etc.
¿Quién financia al ICIJ? Entre los más destacados se encuentran la Open Society Foundations y The Ford Foundation. La primera está directamente ligada con el conocido especulador financiero George Soros que, a su vez, es miembro activo del Council on Foreign Relations (CFR), la estructura más influyente de la política exterior estadounidense. La segunda es una fundación que históricamente ha estado relacionada con la CIA, y que le sirve de fachada, al igual que la USAID. Como bien algunos sabrán, George Soros se le conoce mucho por haber jugado un papel clave tanto en la conversión de los países socialistas de Europa al sistema capitalista (a finales de la década de los 80´) como en la “Revolución de las Rosas” en Georgia (2003). Y de la CIA no hay mucho que hablar, todos sabemos su papel que ni hace falta presentación. América Latina la conoce muy bien.
No es que pongamos en duda las “revelaciones” de millones de documentos en manos de la ICIJ. Lo que ponemos en duda es el objetivo que buscan tales “revelaciones”.
Todos sabemos que estas prácticas del gran capital y los paraísos fiscales existen, y desde hace mucho que existen, lo que nunca sabemos son los nombres de quienes han transferido activos a estos paraísos fiscales. Pues bien, con el “Panamá papers” se revelan los nombres que posee la firma Mossack Fonseca. El problema es que los medios, sin conocer aún los orígenes de esos activos, lo relacionan automáticamente con prácticas oscuras. ¿O caso los medios creen haber descubierto América?
Es así, entonces, como nos encontramos con una práctica habitual utilizada por los medios: condenar antes de investigar, o llámese “sensacionalismo mediático”.
Al principio podíamos ver una clara tendencia a centrarse en la imagen de Vladimir Putin, presidente de Rusia. Pero resulta ser que su nombre, tal como han indicado, no se encuentra en tales “revelaciones”. Por lo que ya podemos sospechar de que todo se trataría de distraer y que cada país se encargue de tener su propio circo en casa. Estados Unidos con la operación “Panamá papers” estaría reafirmando, por un lado, su propaganda hostil en contra de sus enemigos, tales como Rusia, China, Venezuela o Siria, para así seguir apostando por la desestabilización de aquellos gobiernos no alineados a las directrices de Washington. Todo lo demás serían “daños colaterales”.
Y quién sabe si dentro de aquella lista de los “Panamá papers” se encuentre Donald Trump o su círculo más intimo, y se vea perjudicado en su carrera por la presidencia de los Estados Unidos. Pero la información no es sacada al azar. Si Donald Trump está implicado, entonces podrían esperar el momento indicado. ¿Será la oportunidad para bajar a Donald Trump de la carrera presidencial?
Ahora bien, la pregunta sería dónde. Esta es la parte buena e interesante que hay que poner mucha atención. A principios del presente año (27 de enero) la afamada compañía de información financiera Bloomberg publicaba un interesante artículo firmado por Jesse Drucker, periodista de investigación, en el que destacaba que Estados Unidos se estabaconvirtiendo en el “paraíso fiscal favorito de las grandes fortunas”. Según el artículo, el director de Rothschild & Co, Andrew Penney, aconsejaba a los grandes capitales a trasladar sus fortunas a Estados Unidos porque se había convertido en la “mejor opción”. Y efectivamente, ya existen firmas proveedores de servicios en paraísos fiscales que ya están trasladando sus clientes a Estados Unidos, señala. Pero ¿por qué Estados Unidos? Porque simplemente no está dispuesta a plegarse a las nuevas normativas de la OCDE firmadas en el 2014 (CRS o Norma de Información Común), la cual busca aumentar las medidas de control y transparencia para las cuentas bancarias depositadas en el extranjero. El artículo señala, y mucha atención aquí: “La firma (Rothschild & Co) dice que su desembarco en Reno (EEUU) responde al interés de las familias de todo el mundo por la estabilidad de EEUU”. Una economía que ha perdido influencia en estas últimas décadas… No estaría mal que le reanimara unas fuertes dosis de capital.
Por lo que podríamos especular de que habrá, o ya está ocurriendo, una significativa fuga de capitales a paraísos fiscales más seguros. Y como podrán notar, Estados Unidos es “la mejor alternativa”. Los periodistas de “investigación” o los grandes medios, por supuesto, no están interesados en monitorear alguna “fuga de capital”, sino en animar el circo, por lo que difícilmente saldrá algo de aquello en los medios.
Olvidémonos de si fulano o mengano aparece en los “Panamá papers”, todo ello es distracción, especialmente diseñado para el vulgo. Allá ellos lo que quieran seguir distraídos con el circo. Lo cierto es que mientras nos distraen otros sacan provecho.
La operación “Panamá papers” se trata de una maniobra inteligente para poder reactivar la alicaída economía de los Estados Unidos.
Como bien es sabido, antes de tragar se debe masticar bien lo que se está llevando a la boca. Por estos días nos han dado de comer el famoso “Panamá papers” como la “filtración de documentos confidenciales más grande de la historia”, con “11.5 millones de documentos” de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca. En los documentos se revelaría cómo personas con grandes capitales relacionadas con la política, los negocios, el deporte y el espectáculo estarían “ocultando sus riquezas”.
Poniendo énfasis en posible lavado de dinero y evasión de impuestos. Ayer, como bien recordarán, fueron las famosas filtraciones de Wikileaks, relacionadas con cables del Departamento de Estado estadounidense y sus embajadas por el mundo. Estas fueron reveladas por la gran prensa a finales del 2010, curiosamente un par de semanas antes de que cayera muerto Mohamed Bouazizi, cuya muerte desencadenaría lo que se denominaría como la “Primavera Arabe”. Llama mucho la atención la relación que estas “revelaciones” gustan tener con los grandes medios de comunicación occidentales y la función que han venido cumpliendo. Por ejemplo: las revelaciones de Wikileaks tuvieron un rol activo en la “Primavera árabe” que no deberíamos olvidar junto con los ataques cibernéticos de “Anonymous”, defensores de Wikileaks. No hay que olvidar que la difusión de aquellos cables, a través de los grandes medios, contribuyeron en parte a la desestabilización del Medio Oriente y el Magreb.
Hoy nuevamente tiene lugar esta relación documentos-grandes medios de comunicación, y que tal como ocurrió con los cables de Wikileaks, lo más probable es que cada cierto tiempo nos encontremos con muchas más “revelaciones”. Tal como si fuese una caja de pandora.
Operación “Panamá papers”
Pero ¿de dónde proviene tamaña filtración? Todo lo que sabemos es que la información fue obtenida de una fuente anónima, progresiva y gratuitamente desde hacía más de un año, o un año aproximado, por el diario alemán Sueddeutsche Zeitung y que, para procesar tamaña cantidad de información, fue compartida benévolamente con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (International Consortium of Investigative Journalists – ICIJ), creada en 1997 por iniciativa del Center for Public Integrity.¿Quién financia al Center for Public Integrity? Puras perlas. Las más destacables: Rockefeller Brothers Fund, Rockefeller Family Fund, Open Society Foundations, Ford Foundation, Carnegie Corporation of New York, etc.
¿Quién financia al ICIJ? Entre los más destacados se encuentran la Open Society Foundations y The Ford Foundation. La primera está directamente ligada con el conocido especulador financiero George Soros que, a su vez, es miembro activo del Council on Foreign Relations (CFR), la estructura más influyente de la política exterior estadounidense. La segunda es una fundación que históricamente ha estado relacionada con la CIA, y que le sirve de fachada, al igual que la USAID. Como bien algunos sabrán, George Soros se le conoce mucho por haber jugado un papel clave tanto en la conversión de los países socialistas de Europa al sistema capitalista (a finales de la década de los 80´) como en la “Revolución de las Rosas” en Georgia (2003). Y de la CIA no hay mucho que hablar, todos sabemos su papel que ni hace falta presentación. América Latina la conoce muy bien.
No es que pongamos en duda las “revelaciones” de millones de documentos en manos de la ICIJ. Lo que ponemos en duda es el objetivo que buscan tales “revelaciones”.
Todos sabemos que estas prácticas del gran capital y los paraísos fiscales existen, y desde hace mucho que existen, lo que nunca sabemos son los nombres de quienes han transferido activos a estos paraísos fiscales. Pues bien, con el “Panamá papers” se revelan los nombres que posee la firma Mossack Fonseca. El problema es que los medios, sin conocer aún los orígenes de esos activos, lo relacionan automáticamente con prácticas oscuras. ¿O caso los medios creen haber descubierto América?
Es así, entonces, como nos encontramos con una práctica habitual utilizada por los medios: condenar antes de investigar, o llámese “sensacionalismo mediático”.
Al principio podíamos ver una clara tendencia a centrarse en la imagen de Vladimir Putin, presidente de Rusia. Pero resulta ser que su nombre, tal como han indicado, no se encuentra en tales “revelaciones”. Por lo que ya podemos sospechar de que todo se trataría de distraer y que cada país se encargue de tener su propio circo en casa. Estados Unidos con la operación “Panamá papers” estaría reafirmando, por un lado, su propaganda hostil en contra de sus enemigos, tales como Rusia, China, Venezuela o Siria, para así seguir apostando por la desestabilización de aquellos gobiernos no alineados a las directrices de Washington. Todo lo demás serían “daños colaterales”.
Y quién sabe si dentro de aquella lista de los “Panamá papers” se encuentre Donald Trump o su círculo más intimo, y se vea perjudicado en su carrera por la presidencia de los Estados Unidos. Pero la información no es sacada al azar. Si Donald Trump está implicado, entonces podrían esperar el momento indicado. ¿Será la oportunidad para bajar a Donald Trump de la carrera presidencial?
El Mensaje
El mensaje que está enviando el asunto “Panamá papers” es que los capitales ya no están seguros en paraísos fiscales como Panamá, el gran chivo expiatorio. Por lo que los grandes capitales podrían verse obligados a trasladar sus activos a un lugar más seguro y con menos restricciones.Ahora bien, la pregunta sería dónde. Esta es la parte buena e interesante que hay que poner mucha atención. A principios del presente año (27 de enero) la afamada compañía de información financiera Bloomberg publicaba un interesante artículo firmado por Jesse Drucker, periodista de investigación, en el que destacaba que Estados Unidos se estabaconvirtiendo en el “paraíso fiscal favorito de las grandes fortunas”. Según el artículo, el director de Rothschild & Co, Andrew Penney, aconsejaba a los grandes capitales a trasladar sus fortunas a Estados Unidos porque se había convertido en la “mejor opción”. Y efectivamente, ya existen firmas proveedores de servicios en paraísos fiscales que ya están trasladando sus clientes a Estados Unidos, señala. Pero ¿por qué Estados Unidos? Porque simplemente no está dispuesta a plegarse a las nuevas normativas de la OCDE firmadas en el 2014 (CRS o Norma de Información Común), la cual busca aumentar las medidas de control y transparencia para las cuentas bancarias depositadas en el extranjero. El artículo señala, y mucha atención aquí: “La firma (Rothschild & Co) dice que su desembarco en Reno (EEUU) responde al interés de las familias de todo el mundo por la estabilidad de EEUU”. Una economía que ha perdido influencia en estas últimas décadas… No estaría mal que le reanimara unas fuertes dosis de capital.
Conclusión
Saquen sus propias conclusiones. Nosotros ya sacamos las nuestras. Si bien EEUU está reafirmando su propaganda hostil contra sus enemigos, toda esta operación mediática titulada como “Panamá papers” trata más bien de una maniobra de “Shock” para que los grandes capitales se vean obligados a trasladar sus capitales a una zona segura y así, de paso, eliminar cierta competencia que pueda haber.Por lo que podríamos especular de que habrá, o ya está ocurriendo, una significativa fuga de capitales a paraísos fiscales más seguros. Y como podrán notar, Estados Unidos es “la mejor alternativa”. Los periodistas de “investigación” o los grandes medios, por supuesto, no están interesados en monitorear alguna “fuga de capital”, sino en animar el circo, por lo que difícilmente saldrá algo de aquello en los medios.
Olvidémonos de si fulano o mengano aparece en los “Panamá papers”, todo ello es distracción, especialmente diseñado para el vulgo. Allá ellos lo que quieran seguir distraídos con el circo. Lo cierto es que mientras nos distraen otros sacan provecho.
La operación “Panamá papers” se trata de una maniobra inteligente para poder reactivar la alicaída economía de los Estados Unidos.
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http://mamvas.blogspot.com.ar/2016/04/los-papeles-de-panama-no-se-estan.html
miércoles, 27 de abril de 2016
Los papeles de Panamá no se están distribuyendo enteramente. ¿Por qué?
Vicenç Navarro, Público.es
Aunque usted, lector, no lo haya leído en la prensa escrita en papel en España (me estoy refiriendo a los grandes rotativos del país), hay una crítica bastante generalizada en los países de Norteamérica y del norte de Europa hacia el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (International Consortium of Investigative Journalists, ICIJ) por no distribuir todo el material que se ha obtenido sobre los Papeles de Panamá. En lugar de ello, el ICIJ solo provee información con cuentagotas a medios de confianza que –según ellos- tienen que explicar cuáles son sus intereses y para qué fin desean tal información (ver artículo de Adam Johnson“Panama Papers’ Publishers Don’t Need to Sell Out WikiLeaks”, Fair, 05.04.2016). Según sus críticos, entre los que yo me incluyo, el ICIJ debería liberar toda la información, tal como hace WikiLeaks, dirigido por Julian Assange, que distribuye todos los documentos automáticamente cuando los recibe y analiza.
El argumento del ICIJ para no hacerlo es que distribuir toda la información que han recibido podría dañar a gente decente, poniéndolos a todos bajo el mismo prisma que a los indecentes. Su argumento es, pues, el de intentar proteger a las personas decentes (es decir, inocentes).
Pero tal argumento parece menospreciar al público en sí, pues este tiene ya el suficiente criterio para poder discernir al decente del indecente. Asumir que sea el mismo ICIJ el único que puede hacer tal distinción es arrogancia profesional, pues la población puede discernir ya qué es decencia y qué no lo es. Que sea el ICIJ el que insista en ser el que lo defina parece sospechoso, pues puede creerse que están ocultando una información valiosísima para fines políticos (dando más promoción a unos casos que a otros), tanto por parte del ICIJ como de los mayores medios de comunicación que canalizan dicha información, como ha sido en el caso español, conocido por la escasa credibilidad y limitadísima variedad ideológica de sus medios. Véase el informe Reuters sobre, entre otros aspectos, la credibilidad que tienen los medios en 12 países industrializados con regímenes democráticos, publicado por el Reuters Institute for the Study of Journalism de la Universidad de Oxford. La población española es de las que desconfían más de los medios de información.
Paradójicamente el ICIJ ha criticado a WikiLeaks, indicando que tal comportamiento es irresponsable, pues puede dañar a inocentes, hecho que incluso el Pentágono ha negado que hubiera ocurrido al subrayar, en el juicio a la soldado Manning que había enviado a WikiLeaks tal material, que nadie había sido afectado negativamente o había visto su vida amenazada por la publicación de dichos papeles secretos.
La pregunta que debe hacerse al ICIJ es a quién considera tal asociación decente en el caso de los Papeles de Panamá. ¿Cuál es la necesidad que una persona decente deposite sus fondos en un lugar secreto, conocido por su laxitud fiscal? ¿No es el objetivo de tener un paraíso fiscal el esconder dinero? ¿A quién se intenta proteger? Y de ahí mi preocupación, que expresé en un artículo anterior (“Lo que no se dice ni se dirá de los papeles de Panamá”, Público, 11.04.2016). ¿A quién está intentando proteger el ICIJ? ¿Y a quién están intentando proteger los medios españoles? Parece ser que quieren proteger a la banca, que está metida en el fraude fiscal y en los paraísos fiscales hasta la médula, y de la cual depende en gran medida la viabilidad de dichos medios, todos ellos profundamente endeudados.
De ahí la importancia de la información que yo ya presenté en aquel artículo. Como decía yo, el ICIJ está financiado primordialmente por el Center for Public Integrity de EEUU, financiado a su vez por la Ford Foundation, el Carnegie Endowment, el Rockefeller Family Fund, la WK Kellog Foundation y George Soros, uno de las financieros que han hecho mayor fortuna a base de la especulación monetaria. Con el apoyo de este tipo de instituciones y de este tipo de personajes no es extraño concluir, como así hace el que fuera embajador del Reino Unido en Uzbekistán, Craig Murray, en su artículo “Corporate Media Gatekeepers Protect Western 1% from Panama Leak”, que “no espere el lector un reportaje auténtico y genuino. Los sucios secretos de las entrañas del mundo empresarial de las grandes corporaciones permanecerá desconocido”. Y así me temo pasará también en España.
Aunque usted, lector, no lo haya leído en la prensa escrita en papel en España (me estoy refiriendo a los grandes rotativos del país), hay una crítica bastante generalizada en los países de Norteamérica y del norte de Europa hacia el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (International Consortium of Investigative Journalists, ICIJ) por no distribuir todo el material que se ha obtenido sobre los Papeles de Panamá. En lugar de ello, el ICIJ solo provee información con cuentagotas a medios de confianza que –según ellos- tienen que explicar cuáles son sus intereses y para qué fin desean tal información (ver artículo de Adam Johnson“Panama Papers’ Publishers Don’t Need to Sell Out WikiLeaks”, Fair, 05.04.2016). Según sus críticos, entre los que yo me incluyo, el ICIJ debería liberar toda la información, tal como hace WikiLeaks, dirigido por Julian Assange, que distribuye todos los documentos automáticamente cuando los recibe y analiza.
El argumento del ICIJ para no hacerlo es que distribuir toda la información que han recibido podría dañar a gente decente, poniéndolos a todos bajo el mismo prisma que a los indecentes. Su argumento es, pues, el de intentar proteger a las personas decentes (es decir, inocentes).
Pero tal argumento parece menospreciar al público en sí, pues este tiene ya el suficiente criterio para poder discernir al decente del indecente. Asumir que sea el mismo ICIJ el único que puede hacer tal distinción es arrogancia profesional, pues la población puede discernir ya qué es decencia y qué no lo es. Que sea el ICIJ el que insista en ser el que lo defina parece sospechoso, pues puede creerse que están ocultando una información valiosísima para fines políticos (dando más promoción a unos casos que a otros), tanto por parte del ICIJ como de los mayores medios de comunicación que canalizan dicha información, como ha sido en el caso español, conocido por la escasa credibilidad y limitadísima variedad ideológica de sus medios. Véase el informe Reuters sobre, entre otros aspectos, la credibilidad que tienen los medios en 12 países industrializados con regímenes democráticos, publicado por el Reuters Institute for the Study of Journalism de la Universidad de Oxford. La población española es de las que desconfían más de los medios de información.
El debate sobre WikiLeaks y sobre el ICIJ
La distribución de todo el material liberado por WikiLeaks ha tenido un impacto enorme, incluso mayor del que WikiLeaks creía que tendría. La distribución de los documentos secretos del Pentágono y del Departamento de Estado en el año 2010 (que consiguió la soldado Chelsea Manning, hoy en prisión) mostró la gran cantidad de falsedades sobre las muertes de civiles causadas por el ejército estadounidense en su invasión de Irak. Tal información incrementó la presión para que tal ejército se retirara de Irak.Paradójicamente el ICIJ ha criticado a WikiLeaks, indicando que tal comportamiento es irresponsable, pues puede dañar a inocentes, hecho que incluso el Pentágono ha negado que hubiera ocurrido al subrayar, en el juicio a la soldado Manning que había enviado a WikiLeaks tal material, que nadie había sido afectado negativamente o había visto su vida amenazada por la publicación de dichos papeles secretos.
La pregunta que debe hacerse al ICIJ es a quién considera tal asociación decente en el caso de los Papeles de Panamá. ¿Cuál es la necesidad que una persona decente deposite sus fondos en un lugar secreto, conocido por su laxitud fiscal? ¿No es el objetivo de tener un paraíso fiscal el esconder dinero? ¿A quién se intenta proteger? Y de ahí mi preocupación, que expresé en un artículo anterior (“Lo que no se dice ni se dirá de los papeles de Panamá”, Público, 11.04.2016). ¿A quién está intentando proteger el ICIJ? ¿Y a quién están intentando proteger los medios españoles? Parece ser que quieren proteger a la banca, que está metida en el fraude fiscal y en los paraísos fiscales hasta la médula, y de la cual depende en gran medida la viabilidad de dichos medios, todos ellos profundamente endeudados.
De ahí la importancia de la información que yo ya presenté en aquel artículo. Como decía yo, el ICIJ está financiado primordialmente por el Center for Public Integrity de EEUU, financiado a su vez por la Ford Foundation, el Carnegie Endowment, el Rockefeller Family Fund, la WK Kellog Foundation y George Soros, uno de las financieros que han hecho mayor fortuna a base de la especulación monetaria. Con el apoyo de este tipo de instituciones y de este tipo de personajes no es extraño concluir, como así hace el que fuera embajador del Reino Unido en Uzbekistán, Craig Murray, en su artículo “Corporate Media Gatekeepers Protect Western 1% from Panama Leak”, que “no espere el lector un reportaje auténtico y genuino. Los sucios secretos de las entrañas del mundo empresarial de las grandes corporaciones permanecerá desconocido”. Y así me temo pasará también en España.
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