España es el camino?

España marca el camino para el sur de Europa

El país es­tá vien­do los re­sul­ta­dos de las re­for­mas es­truc­tu­ra­les aplicadas por Ra­joy y es el ejem­plo a se­guir pa­ra otras na­cio­nes a las que les cues­ta más la re­cu­pe­ra­ción, co­mo Ita­lia y Gre­cia.
LA NACION
26 Jun 2017

EEn un ca­mino se­cun­da­rio en el va­lle de Llo­bre­gat, al oes­te de Bar­ce­lo­na, en me­dio de una mez­cla de vie­jas al­deas vi­ña­te­ras y fá­bri­cas mo­der­nas, hay un cen­tro de in­ves­ti­ga­ción pro­pie­dad de Ges­tamp, una firma es­pa­ño­la que en só­lo dos dé­ca­das se ha con­ver­ti­do en uno de los fa­bri­can­tes lí­de­res de au­to­par­tes y puer­tas. Con 100 plan­tas en 21 paí­ses y ven­tas el año pa­sa­do de € 7500 mi­llo­nes (US$ 8400 mi­llo­nes), Ges­tamp es es­pe­cia­lis­ta en es­tam­pa­do en ca­lien­te. Es­te pro­ce­so ha­ce que las par­tes sean seis ve­ces más re­sis­ten­tes que si fue­ran es­tam­pa­das en frío, lo que per­mi­te que los au­tos sean más se­gu­ros y li­via­nos y que pro­duz­can me­nos po­lu­ción. Lo que era me­ro es­tam­pa­do de me­tal se ha vuel­to una ope­ra­ción de al­ta tec­no­lo­gía.


EEn un ca­mino se­cun­da­rio en el va­lle de Llo­bre­gat, al oes­te de Bar­ce­lo­na, en me­dio de una mez­cla de vie­jas al­deas vi­ña­te­ras y fá­bri­cas mo­der­nas, hay un cen­tro de in­ves­ti­ga­ción pro­pie­dad de Ges­tamp, una firma es­pa­ño­la que en só­lo dos dé­ca­das se ha con­ver­ti­do en uno de los fa­bri­can­tes lí­de­res de au­to­par­tes y puer­tas. Con 100 plan­tas en 21 paí­ses y ven­tas el año pa­sa­do de € 7500 mi­llo­nes (US$ 8400 mi­llo­nes), Ges­tamp es es­pe­cia­lis­ta en es­tam­pa­do en ca­lien­te. Es­te pro­ce­so ha­ce que las par­tes sean seis ve­ces más re­sis­ten­tes que si fue­ran es­tam­pa­das en frío, lo que per­mi­te que los au­tos sean más se­gu­ros y li­via­nos y que pro­duz­can me­nos po­lu­ción. Lo que era me­ro es­tam­pa­do de me­tal se ha vuel­to una ope­ra­ción de al­ta tec­no­lo­gía.


Ges­tamp in­vier­te el 3,8% de sus ven­tas en in­ves­ti­ga­ción y desa­rro­llo y tie­ne más de 900 pa­ten­tes. "Es­ta­mos tra­ba­jan­do en au­tos que re­cién irán a pro­duc­ción en cin­co o seis años", di­ce Juan Jo­sé ma­ta­rranz, uno de los 58 cien­tí­fi­cos e in­ge­nie­ros del cen­tro de in­ves­ti­ga­cio­nes. Jun­to al mis­mo, en una fá­bri­ca equi­pa­da con ro­bots, cor­ta­do­res lá­ser y for­jas de al­ta tem­pe­ra­tu­ra, Ges­tamp pro­du­ce par­tes pa­ra Ford y au­di en los Es­ta­dos Uni­dos, así co­mo pa­ra la gran plan­ta de SEaT ca­mino aba­jo, en martorell.


Glo­ba­li­za­da e in­no­va­do­ra, Ges­tamp es un sím­bo­lo de la trans­for­ma­ción de la eco­no­mía es­pa­ño­la. En 2012 el país es­ta­ba en un vór­ti­ce que ame­na­za­ba con hun­dir al eu­ro. El go­bierno con­ser­va­dor de ma­riano ra­joy tu­vo que ir go­rra en mano a Bru­se­las en bus­ca de un res­ca­te de € 100.000 mi­llo­nes pa­ra los ban­cos de aho­rro es­pa­ño­les que­bra­dos. Una cri­sis in­mo­bi­lia­ria y el ajus­te fi­nan­cie­ro hun­die­ron al país en una caí­da de cin­co años, de 2009 a 2013.


Glo­ba­li­za­da e in­no­va­do­ra, Ges­tamp es un sím­bo­lo de la trans­for­ma­ción de la eco­no­mía es­pa­ño­la. En 2012 el país es­ta­ba en un vór­ti­ce que ame­na­za­ba con hun­dir al eu­ro. El go­bierno con­ser­va­dor de ma­riano ra­joy tu­vo que ir go­rra en mano a Bru­se­las en bus­ca de un res­ca­te de € 100.000 mi­llo­nes pa­ra los ban­cos de aho­rro es­pa­ño­les que­bra­dos. Una cri­sis in­mo­bi­lia­ria y el ajus­te fi­nan­cie­ro hun­die­ron al país en una caí­da de cin­co años, de 2009 a 2013.


Aho­ra Es­pa­ña va ca­mino de su ter­cer año con­se­cu­ti­vo de cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co de un po­co más del 3%, la ta­sa más al­ta de to­das las eco­no­mías gran­des del área del eu­ro. Es­tá crean­do al­re­de­dor de 500.000 em­pleos al año. Se­gún Luis de Guin­dos, el mi­nis­tro de eco­no­mía, el mes pa­sa­do el PBi del país so­bre­pa­só su pi­co pre-cri­sis. Gran par­te del cré­di­to por es­ta re­cu­pe­ra­ción les co­rres­pon­de a re­for­mas es­truc­tu­ra­les que el go­bierno im­pu­so en 2012.


La eco­no­mía eu­ro­pea de con­jun­to es­tá en al­za tam­bién. Pe­ro fue­ra de Es­pa­ña, los paí­ses me­di­te­rrá­neos de la Unión Eu­ro­pea si­guen sien­do sus es­la­bo­nes más dé­bi­les. En ita­lia y Gre­cia el cre­ci­mien­to ha si­do una de­silu­sión. Las re­for­mas la­bo­ra­les en ita­lia han si­do ti­bias y re­cién aho­ra in­ten­ta dar res­pues­ta a las deu­das in­co­bra­bles de sus ban­cos. Gre­cia es­tá sien­do arras­tra­da a la re­for­ma por sus acree­do­res de la UE, pe­ro lo vie­ne re­sis­tien­do. Es­pa­ña en­fren­tó es­tas cues­tio­nes an­tes y de mo­do más de­ci­di­do. Sus es­fuer­zos es­tán dan­do fru­tos.


La eco­no­mía eu­ro­pea de con­jun­to es­tá en al­za tam­bién. Pe­ro fue­ra de Es­pa­ña, los paí­ses me­di­te­rrá­neos de la Unión Eu­ro­pea si­guen sien­do sus es­la­bo­nes más dé­bi­les. En ita­lia y Gre­cia el cre­ci­mien­to ha si­do una de­silu­sión. Las re­for­mas la­bo­ra­les en ita­lia han si­do ti­bias y re­cién aho­ra in­ten­ta dar res­pues­ta a las deu­das in­co­bra­bles de sus ban­cos. Gre­cia es­tá sien­do arras­tra­da a la re­for­ma por sus acree­do­res de la UE, pe­ro lo vie­ne re­sis­tien­do. Es­pa­ña en­fren­tó es­tas cues­tio­nes an­tes y de mo­do más de­ci­di­do. Sus es­fuer­zos es­tán dan­do fru­tos.


Fuer­za ex­por­ta­do­ra


El re­no­va­do cre­ci­mien­to de Es­pa­ña tie­ne ba­ses más só­li­das que en el pa­sa­do. En los pri­me­ros años de es­te si­glo la eco­no­mía tu­vo co­mo mo­tor la cons­truc­ción, que re­pre­sen­ta­ba has­ta un quin­to del PBi, y prés­ta­mos ex­tran­je­ros. Es­ta vez el cre­ci­mien­to es en­ca­be­za­do por las ex­por­ta­cio­nes, que han lle­ga­do a un 33% del PBi (com­pa­ra­do con un 23% en 2009). "He­mos re­cu­pe­ra­do com­pe­ti­ti­vi­dad" di­ce Guin­dos.


Es­pa­ña es aho­ra el se­gun­do ma­yor pro­duc­tor y ex­por­ta­dor au­to­mo­tor de Eu­ro­pa con­ti­nen­tal des­pués de ale­ma­nia. El tu­ris­mo tam­bién es­tá en au­ge. El país ha di­ver­si­fi­ca­do sus ex­por­ta­cio­nes in­clu­yen­do pro­duc­tos quí­mi­cos, far­ma­céu­ti­cos, ma­qui­na­ria y ser­vi­cios pro­fe­sio­na­les. más de 150.000 com­pa­ñías es­pa­ño­las ex­por­tan, lo que es la mi­tad que en 2007, se­gún Je­sús Sainz, del cen­tro de es­tu­dios Círcu­lo de Em­pre­sa­rios. Es­tá na­cien­do una eco­no­mía de nue­vas fir­mas di­gi­ta­les en ma­drid y Bar­ce­lo­na, y el cre­ci­mien­to se ex­tien­de de las ex­por­ta­cio­nes a la eco­no­mía lo­cal. "Era un país des­alen­ta­do. Eso ha cam­bia­do mu­cho", di­ce el mi­nis­tro de Edu­ca­ción, iñigo mén­dez de Vi­go.


Es­pa­ña es aho­ra el se­gun­do ma­yor pro­duc­tor y ex­por­ta­dor au­to­mo­tor de Eu­ro­pa con­ti­nen­tal des­pués de ale­ma­nia. El tu­ris­mo tam­bién es­tá en au­ge. El país ha di­ver­si­fi­ca­do sus ex­por­ta­cio­nes in­clu­yen­do pro­duc­tos quí­mi­cos, far­ma­céu­ti­cos, ma­qui­na­ria y ser­vi­cios pro­fe­sio­na­les. más de 150.000 com­pa­ñías es­pa­ño­las ex­por­tan, lo que es la mi­tad que en 2007, se­gún Je­sús Sainz, del cen­tro de es­tu­dios Círcu­lo de Em­pre­sa­rios. Es­tá na­cien­do una eco­no­mía de nue­vas fir­mas di­gi­ta­les en ma­drid y Bar­ce­lo­na, y el cre­ci­mien­to se ex­tien­de de las ex­por­ta­cio­nes a la eco­no­mía lo­cal. "Era un país des­alen­ta­do. Eso ha cam­bia­do mu­cho", di­ce el mi­nis­tro de Edu­ca­ción, iñigo mén­dez de Vi­go.


La bue­na fortuna, en la for­ma de pre­cios del pe­tró­leo e in­tere­ses ba­jos, ha te­ni­do su in­ci­den­cia. El boom de ex­por­ta­cio­nes de­be al­go al re­cien­te as­cen­so del co­mer­cio mun­dial y lo ba­ra­to del eu­ro. Pe­ro es­tos han ayu­da­do a todos los paí­ses de la zo­na del eu­ro; no ex­pli­can el he­cho de que Es­pa­ña es­tá au­men­tan­do su par­ti­ci­pa­ción en el mer­ca­do glo­bal, se­ña­la Jo­sé ma­nuel Gon­zá­lez-Pá­ra­mo, di­rec­tor del BBVa.


Más bien, gran par­te del éxi­to de Es­pa­ña se de­be a sus re­for­mas es­truc­tu­ra­les. En una elec­ción en no­viem­bre de 2011, ra­joy ob­tu­vo una ma­yo­ría ab­so­lu­ta, des­pla­zan­do al des­ven­tu­ra­do go­bierno so­cia­lis­ta de Jo­sé Luis ro­drí­guez Za­pa­te­ro. El nue­vo equi­po to­mó tres me­di­das fun­da­men­ta­les: re­for­ma del mer­ca­do la­bo­ral, lim­pie­za del sis­te­ma fi­nan­cie­ro y re­duc­ción del dé­fi­cit fis­cal, en


Gran cre­ci­mien­to. La re­for­ma la­bo­ral tra­jo fle­xi­bi­li­dad a un sis­te­ma rí­gi­do. Re­du­jo el pa­go de in­dem­ni­za­cio­nes por des­pi­do de 45 a 33 días por año tra­ba­ja­do; en el pa­sa­do ha­bía com­pa­ñías que ce­rra­ban por­que no po­dían pa­gar los des­pi­dos. Lo que es más im­por­tan­te, Es­pa­ña de­vol­vió la ne­go­cia­ción sa­la­rial al ni­vel de las fir­mas, ayu­dan­do a ha­cer com­pe­ti­ti­vas a las com­pa­ñías.


Los ban­cos es­pa­ño­les aún tie­nen más cré­di­tos in­co­bra­bles que sus pa­res eu­ro­peos, pe­ro el cré­di­to ha vuel­to a fluir. Es­te mes su­per­vi­so­res ban­ca­rios de la zo­na del eu­ro obli­ga­ron al tam­ba­lean­te Ban­co Popular, el sex­to del país, a acep­tar su ab­sor­ción por el San­tan­der; eso hi­zo su­bir los ren­di­mien­tos de los bo­nos de al­gu­nos pres­ta­mis­tas más pe­que­ños. Pe­ro "na­die con­fun­de la si­tua­ción del Popular con el sis­te­ma en con­jun­to", di­ce Gon­zá­lez-Pá­ra­mo. La deu­da de ho­ga­res y em­pre­sas ha ba­ja­do. Mien­tras tan­to, la suba de los im­pues­tos y los recortes del gas­to re­du­je­ron el dé­fi­cit fis­cal del 10,6% en 2012 al 4,3% el año pa­sa­do.


Pa­ra el res­to de Eu­ro­pa del sur, es­to se ve bas­tan­te bien. El PBI de Ita­lia no ca­yó tan­to co­mo el de Es­pa­ña en la cri­sis y su dé­fi­cit fis­cal y su ta­sa de des­em­pleo nun­ca subie­ron tan­to. Pe­ro tam­po­co ha ex­pe­ri­men­ta­do una fuer­te re­cu­pe­ra­ción: el cre­ci­mien­to es­tá tra­ba­do en al­re­de­dor del 1% y el des­em­pleo, aún en más del 11%, ape­nas si es­tá ba­jan­do. Mien­tras los cos­tos la­bo­ra­les de Es­pa­ña ca­ye­ron, los de Ita­lia si­guie­ron tre­pan­do, por lo que el cre­ci­mien­to de sus ex­por­ta­cio­nes ha si­do mu­cho más dé­bil. Los cos­tos la­bo­ra­les de Gre­cia han caí­do pe­ro ape­nas si tie­ne in­dus­tria ex­por­ta­do­ra pa­ra apro­ve­char­los. Y sus re­for­mas a re­ga­ña­dien­tes y sus en­fren­ta­mien­tos po­lí­ti­cos han di­sua­di­do la in­ver­sión que se ne­ce­si­ta­ría pa­ra crear­la.


Pa­ra el res­to de Eu­ro­pa del sur, es­to se ve bas­tan­te bien. El PBI de Ita­lia no ca­yó tan­to co­mo el de Es­pa­ña en la cri­sis y su dé­fi­cit fis­cal y su ta­sa de des­em­pleo nun­ca subie­ron tan­to. Pe­ro tam­po­co ha ex­pe­ri­men­ta­do una fuer­te re­cu­pe­ra­ción: el cre­ci­mien­to es­tá tra­ba­do en al­re­de­dor del 1% y el des­em­pleo, aún en más del 11%, ape­nas si es­tá ba­jan­do. Mien­tras los cos­tos la­bo­ra­les de Es­pa­ña ca­ye­ron, los de Ita­lia si­guie­ron tre­pan­do, por lo que el cre­ci­mien­to de sus ex­por­ta­cio­nes ha si­do mu­cho más dé­bil. Los cos­tos la­bo­ra­les de Gre­cia han caí­do pe­ro ape­nas si tie­ne in­dus­tria ex­por­ta­do­ra pa­ra apro­ve­char­los. Y sus re­for­mas a re­ga­ña­dien­tes y sus en­fren­ta­mien­tos po­lí­ti­cos han di­sua­di­do la in­ver­sión que se ne­ce­si­ta­ría pa­ra crear­la.


Es­pa­ña po­drá ser un ejem­plo pa­ra otros, pe­ro su pro­pia re­cu­pe­ra­ción es­tá le­jos de ha­ber­se com­ple­ta­do. La deu­da pú­bli­ca se ha ele­va­do a al­re­de­dor del 100% del PBI y el go­bierno no es­pe­ra un su­pe­rá­vit fis­cal pri­ma­rio (es de­cir, des­con­ta­dos los pa­gos de in­tere­ses) has­ta el año en­tran­te. "He­mos per­di­do una dé­ca­da y nues­tro PBI hoy de­bie­ra ha­ber si­do al me­nos un 20% más de lo que es" di­ce Guin­dos. "Ese es el le­ga­do de la cri­sis". Ca­si 230.000 com­pa­ñías se hun­die­ron, di­ce Sainz. Los sa­la­rios reales pro­me­dio es­tán al ni­vel de ha­ce una dé­ca­da. El des­em­pleo es­tá cer­ca de los 3,5 mi­llo­nes de per­so­nas (o 17%), aun­que es una caí­da im­por­tan­te res­pec­to del pi­co de 5 mi­llo­nes. El sis­te­ma po­lí­ti­co bi­par­ti­dis­ta en un tiem­po es­ta­ble de Es­pa­ña se ha vis­to sa­cu­di­do, es­pe­cial­men­te por el as­cen­so de Po­de­mos, un gru­po de ex­tre­ma iz­quier­da que ob­tu­vo 21% del vo­to en las elec­cio­nes el año pa­sa­do.


Es­pa­ña po­drá ser un ejem­plo pa­ra otros, pe­ro su pro­pia re­cu­pe­ra­ción es­tá le­jos de ha­ber­se com­ple­ta­do. La deu­da pú­bli­ca se ha ele­va­do a al­re­de­dor del 100% del PBI y el go­bierno no es­pe­ra un su­pe­rá­vit fis­cal pri­ma­rio (es de­cir, des­con­ta­dos los pa­gos de in­tere­ses) has­ta el año en­tran­te. "He­mos per­di­do una dé­ca­da y nues­tro PBI hoy de­bie­ra ha­ber si­do al me­nos un 20% más de lo que es" di­ce Guin­dos. "Ese es el le­ga­do de la cri­sis". Ca­si 230.000 com­pa­ñías se hun­die­ron, di­ce Sainz. Los sa­la­rios reales pro­me­dio es­tán al ni­vel de ha­ce una dé­ca­da. El des­em­pleo es­tá cer­ca de los 3,5 mi­llo­nes de per­so­nas (o 17%), aun­que es una caí­da im­por­tan­te res­pec­to del pi­co de 5 mi­llo­nes. El sis­te­ma po­lí­ti­co bi­par­ti­dis­ta en un tiem­po es­ta­ble de Es­pa­ña se ha vis­to sa­cu­di­do, es­pe­cial­men­te por el as­cen­so de Po­de­mos, un gru­po de ex­tre­ma iz­quier­da que ob­tu­vo 21% del vo­to en las elec­cio­nes el año pa­sa­do.


Ta­la­ve­ra de la rei­na, en el va­lle de Ta­gus, a una ho­ra y 40 mi­nu­tos al su­does­te de Ma­drid por tren, era co­no­ci­do prin­ci­pal­men­te por mu­cho tiem­po por su ce­rá­mi­ca azul y ama­ri­lla pin­ta­da a mano. Aho­ra es no­to­rio por su des­em­pleo. Aun­que la po­bla­ción del pue­blo se re­du­jo en 5000 al­mas (a 85.000) des­de 2012, su ta­sa de des­em­pleo si­gue sien­do de al­re­de­dor del 35%.


En el mu­ro de la pla­za de to­ros al­guien pin­tó con ae­ro­sol: "Ha­cer gran­de a Ta­la­ve­ra nue­va­men­te". Hay só­lo una te­nue es­pe­ran­za de eso. Su ce­rá­mi­ca ya no es­tá de mo­da; na­die cree que vol­ve­rán en gran can­ti­dad los pues­tos de tra­ba­jo en la in­dus­tria tex­til o la cons­truc­ción. El cen­tro de mues­tras, por lo ge­ne­ral uti­li­za­do pa­ra fe­rias de ga­na­do, fue se­de de una "Fe­ria de Em­pleo y Em­pre­sa" es­te mes, pe­ro só­lo se ofre­cie­ron unos 100 pues­tos de tra­ba­jo. "Ta­la­ve­ra tie­ne que cam­biar su es­truc­tu­ra eco­nó­mi­ca", di­ce Joa­quín Eche­ve­rría, de la cá­ma­ra de co­mer­cio lo­cal.


En el mu­ro de la pla­za de to­ros al­guien pin­tó con ae­ro­sol: "Ha­cer gran­de a Ta­la­ve­ra nue­va­men­te". Hay só­lo una te­nue es­pe­ran­za de eso. Su ce­rá­mi­ca ya no es­tá de mo­da; na­die cree que vol­ve­rán en gran can­ti­dad los pues­tos de tra­ba­jo en la in­dus­tria tex­til o la cons­truc­ción. El cen­tro de mues­tras, por lo ge­ne­ral uti­li­za­do pa­ra fe­rias de ga­na­do, fue se­de de una "Fe­ria de Em­pleo y Em­pre­sa" es­te mes, pe­ro só­lo se ofre­cie­ron unos 100 pues­tos de tra­ba­jo. "Ta­la­ve­ra tie­ne que cam­biar su es­truc­tu­ra eco­nó­mi­ca", di­ce Joa­quín Eche­ve­rría, de la cá­ma­ra de co­mer­cio lo­cal.


Eso va­le pa­ra to­do el país. La ma­yo­ría de las em­pre­sas es­pa­ño­las son com­pa­ñías pe­que­ñas y fa­mi­lia­res que no in­no­van, ni ex­por­tan ni cre­cen. Eso se de­be en par­te a las ba­rre­ras re­gu­la­to­rias. Si una firma tie­ne 50 tra­ba­ja­do­res de­be crear una co­mi­sión gre­mial. Si sus ven­tas su­pe­ran los € 6 mi­llo­nes –um­bral que no ha cam­bia­do en 20 años– en­fren­ta pro­ce­di­mien­tos im­po­si­ti­vos más one­ro­sos.


Al­gu­nas nue­vas fir­mas di­gi­ta­les tie­nen que vér­se­las con po­ca normativa en vez de de­ma­sia­da. Com­pa­ñías de tec­no­lo­gía fi­nan­cie­ra ne­ce­si­tan de un en­te re­gu­la­dor pa­ra que los clien­tes y fi­nan­cis­tas con­fíen en ellas, di­ce Mart­ha Pla­nas, que fue co­fun­da­do­ra de Di­gi­tal Ori­gin, un ser­vi­cio elec­tró­ni­co de mi­cro­cré­di­to y pa­gos. "Si el go­bierno no ha­ce que exis­ta un eco­sis­te­ma [di­gi­tal] ten­dre­mos que ir­nos", di­ce.


Al­gu­nas nue­vas fir­mas di­gi­ta­les tie­nen que vér­se­las con po­ca normativa en vez de de­ma­sia­da. Com­pa­ñías de tec­no­lo­gía fi­nan­cie­ra ne­ce­si­tan de un en­te re­gu­la­dor pa­ra que los clien­tes y fi­nan­cis­tas con­fíen en ellas, di­ce Mart­ha Pla­nas, que fue co­fun­da­do­ra de Di­gi­tal Ori­gin, un ser­vi­cio elec­tró­ni­co de mi­cro­cré­di­to y pa­gos. "Si el go­bierno no ha­ce que exis­ta un eco­sis­te­ma [di­gi­tal] ten­dre­mos que ir­nos", di­ce.


Los fun­cio­na­rios enu­me­ran una lis­ta de otras re­for­mas en­ca­ra­das des­de 2012. Pe­ro mu­chas se han hun­di­do an­te la re­sis­ten­cia bu­ro­crá­ti­ca y el ami­guis­mo. Las com­pa­ñías en­fren­tan una gran can­ti­dad de re­gu­la­cio­nes de go­bier­nos re­gio­na­les. No se eva­lúa por su efec­ti­vi­dad a los en­tes pú­bli­cos, co­mo las ofi­ci­nas de em­pleo o las uni­ver­si­da­des. "La prin­ci­pal di­fe­ren­cia en­tre Es­pa­ña y otros en Eu­ro­pa es su de­bi­li­dad pa­ra im­ple­men­tar po­lí­ti­cas pú­bli­cas", di­ce Ray­mond To­rres, de Fun­cas, un cen­tro de es­tu­dios.


La re­for­ma de 2012 no dio a los em­plea­do­res su­fi­cien­tes in­cen­ti­vos co­mo pa­ra ofre­cer con­tra­tos per­ma­nen­tes. "Mu­chos de los nue­vos pues­tos de tra­ba­jo son muy ines­ta­bles, de ba­ja pa­ga y tem­po­ra­rios," se­ña­la Marcel Jan­sen, eco­no­mis­ta la­bo­ral del cen­tro de es­tu­dios Fe­dea. Y se ha­ce de­ma­sia­do po­co pa­ra ayu­dar a los de­socu­pa­dos a vol­ver al tra­ba­jo.


Du­ran­te el boom, los jó­ve­nes es­pa­ño­les de­ja­ron los es­tu­dios pa­ra tra­ba­jar en la cons­truc­ción. No tie­nen otra ca­pa­ci­ta­ción. Al­re­de­dor del 57% de los de­socu­pa­dos han es­ta­do sin tra­ba­jo más de un año y un cuar­to de ellos, por cua­tro años o más. "Es­pa­ña no es­tá desa­rro­llan­do las po­lí­ti­cas e ins­ti­tu­cio­nes ne­ce­sa­rias pa­ra re­sol­ver es­te pro­ble­ma", di­ce Jan­sen. Los cur­sos de ca­pa­ci­ta­ción son ma­los; las ofi­ci­nas de em­pleo prác­ti­ca­men­te no ofre­cen orien­ta­ción.


Du­ran­te el boom, los jó­ve­nes es­pa­ño­les de­ja­ron los es­tu­dios pa­ra tra­ba­jar en la cons­truc­ción. No tie­nen otra ca­pa­ci­ta­ción. Al­re­de­dor del 57% de los de­socu­pa­dos han es­ta­do sin tra­ba­jo más de un año y un cuar­to de ellos, por cua­tro años o más. "Es­pa­ña no es­tá desa­rro­llan­do las po­lí­ti­cas e ins­ti­tu­cio­nes ne­ce­sa­rias pa­ra re­sol­ver es­te pro­ble­ma", di­ce Jan­sen. Los cur­sos de ca­pa­ci­ta­ción son ma­los; las ofi­ci­nas de em­pleo prác­ti­ca­men­te no ofre­cen orien­ta­ción.


En el pi­co del boom, 32% de los es­pa­ño­les de­ja­ron los es­tu­dios an­tes de com­ple­tar la se­cun­da­ria. La ta­sa ca­yó al 19% en 2016, pe­ro si­gue sien­do la más ele­va­da de la UE (fue­ra de Mal­ta). El mi­nis­tro de Edu­ca­ción, Mén­dez de Vi­go, di­ce que quie­re re­du­cir­la a la mi­tad pa­ra 2025. Un co­mi­té par­la­men­ta­rio es­tá de­ba­tien­do un pac­to pa­ra re­for­mar el sis­te­ma edu­ca­ti­vo.


En una elec­ción en 2015 Ra­joy per­dió su ma­yo­ría. Lue­go de ca­si un año de lim­bo po­lí­ti­co y una se­gun­da elec­ción, for­mó un go­bierno en mi­no­ría en no­viem­bre pa­sa­do. Con el Par­la­men­to di­vi­di­do no pue­de im­po­ner re­for­mas uni­la­te­ral­men­te. El pro­ble­ma se agra­vó el mes pa­sa­do, cuan­do los so­cia­lis­tas en la opo­si­ción re­eli­gie­ron co­mo su lí­der a Pe­dro Sán­chez, un crí­ti­co sis­te­má­ti­co de Ra­joy y de la re­for­ma la­bo­ral.


En una elec­ción en 2015 Ra­joy per­dió su ma­yo­ría. Lue­go de ca­si un año de lim­bo po­lí­ti­co y una se­gun­da elec­ción, for­mó un go­bierno en mi­no­ría en no­viem­bre pa­sa­do. Con el Par­la­men­to di­vi­di­do no pue­de im­po­ner re­for­mas uni­la­te­ral­men­te. El pro­ble­ma se agra­vó el mes pa­sa­do, cuan­do los so­cia­lis­tas en la opo­si­ción re­eli­gie­ron co­mo su lí­der a Pe­dro Sán­chez, un crí­ti­co sis­te­má­ti­co de Ra­joy y de la re­for­ma la­bo­ral.


"Po­de­mos vi­vir diez o 12 años de lo que hi­ci­mos en 2012, siem­pre que no co­me­ta­mos erro­res", di­ce Guin­dos. Por cier­to que Es­pa­ña me­re­ce mu­cho cré­di­to por las re­for­mas que im­ple­men­tó, y su pers­pec­ti­va es mu­cho más so­lea­da. Pe­ro si la eco­no­mía glo­bal se vuel­ve me­nos fa­vo­ra­ble, los es­pa­ño­les pue­den lle­gar a la­men­tar que Ra­joy no ha­ya en­fren­ta­do más de los pro­ble­mas que tie­ne el país cuan­do tu­vo la opor­tu­ni­dad.


Gran par­te de la re­cu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca es­pa­ño­la se ex­pli­ca por las re­for­mas que im­pul­só Ra­joy en 2012 La re­for­ma la­bo­ral tra­jo fle­xi­bi­li­dad a un sis­te­ma ca­rac­te­ri­za­do por su gran ri­gi­dez, y les per­mi­tió ga­nar com­pe­ti­ti­vi­dad in­ter­na­cio­nal a las em­pre­sas es­pa­ño­las La suba de los im­pues­tos y los recortes del gas­to ayu­da­ron a re­du­cir el dé­fi­cit del 10,6% en 2012 al 4,3% el año pa­sa­do


Gran par­te de la re­cu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca es­pa­ño­la se ex­pli­ca por las re­for­mas que im­pul­só Ra­joy en 2012 La re­for­ma la­bo­ral tra­jo fle­xi­bi­li­dad a un sis­te­ma ca­rac­te­ri­za­do por su gran ri­gi­dez, y les per­mi­tió ga­nar com­pe­ti­ti­vi­dad in­ter­na­cio­nal a las em­pre­sas es­pa­ño­las La suba de los im­pues­tos y los recortes del gas­to ayu­da­ron a re­du­cir el dé­fi­cit del 10,6% en 2012 al 4,3% el año pa­sa­do.



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LA NACION
26 Jun 2017


España marca el camino para el sur de Europa
El país está viendo los resultados de las reformas estructurales aplicadas por Rajoy y es el ejemplo a seguir para otras naciones a las que les cuesta más la recuperación, como Italia y Grecia
LA NACION
26 Jun 2017



EEn un camino secundario en el valle de Llobregat, al oeste de Barcelona, en medio de una mezcla de viejas aldeas viñateras y fábricas modernas, hay un centro de investigación propiedad de Gestamp, una firma española que en sólo dos décadas se ha convertido en uno de los fabricantes líderes de autopartes y puertas. Con 100 plantas en 21 países y ventas el año pasado de € 7500 millones (US$ 8400 millones), Gestamp es especialista en estampado en caliente. Este proceso hace que las partes sean seis veces más resistentes que si fueran estampadas en frío, lo que permite que los autos sean más seguros y livianos y que produzcan menos polución. Lo que era mero estampado de metal se ha vuelto una operación de alta tecnología.

Gestamp invierte el 3,8% de sus ventas en investigación y desarrollo y tiene más de 900 patentes. "Estamos trabajando en autos que recién irán a producción en cinco o seis años", dice Juan José matarranz, uno de los 58 científicos e ingenieros del centro de investigaciones. Junto al mismo, en una fábrica equipada con robots, cortadores láser y forjas de alta temperatura, Gestamp produce partes para Ford y audi en los Estados Unidos, así como para la gran planta de SEaT camino abajo, en martorell.

Globalizada e innovadora, Gestamp es un símbolo de la transformación de la economía española. En 2012 el país estaba en un vórtice que amenazaba con hundir al euro. El gobierno conservador de mariano rajoy tuvo que ir gorra en mano a Bruselas en busca de un rescate de € 100.000 millones para los bancos de ahorro españoles quebrados. Una crisis inmobiliaria y el ajuste financiero hundieron al país en una caída de cinco años, de 2009 a 2013.

ahora España va camino de su tercer año consecutivo de crecimiento económico de un poco más del 3%, la tasa más alta de todas las economías grandes del área del euro. Está creando alrededor de 500.000 empleos al año. Según Luis de Guindos, el ministro de economía, el mes pasado el PBi del país sobrepasó su pico pre-crisis. Gran parte del crédito por esta recuperación les corresponde a reformas estructurales que el gobierno impuso en 2012.

La economía europea de conjunto está en alza también. Pero fuera de España, los países mediterráneos de la Unión Europea siguen siendo sus eslabones más débiles. En italia y Grecia el crecimiento ha sido una desilusión. Las reformas laborales en italia han sido tibias y recién ahora intenta dar respuesta a las deudas incobrables de sus bancos. Grecia está siendo arrastrada a la reforma por sus acreedores de la UE, pero lo viene resistiendo. España enfrentó estas cuestiones antes y de modo más decidido. Sus esfuerzos están dando frutos.

Fuerza exportadora

El renovado crecimiento de España tiene bases más sólidas que en el pasado. En los primeros años de este siglo la economía tuvo como motor la construcción, que representaba hasta un quinto del PBi, y préstamos extranjeros. Esta vez el crecimiento es encabezado por las exportaciones, que han llegado a un 33% del PBi (comparado con un 23% en 2009). "Hemos recuperado competitividad" dice Guindos.

España es ahora el segundo mayor productor y exportador automotor de Europa continental después de alemania. El turismo también está en auge. El país ha diversificado sus exportaciones incluyendo productos químicos, farmacéuticos, maquinaria y servicios profesionales. más de 150.000 compañías españolas exportan, lo que es la mitad que en 2007, según Jesús Sainz, del centro de estudios Círculo de Empresarios. Está naciendo una economía de nuevas firmas digitales en madrid y Barcelona, y el crecimiento se extiende de las exportaciones a la economía local. "Era un país desalentado. Eso ha cambiado mucho", dice el ministro de Educación, iñigo méndez de Vigo.

La buena fortuna, en la forma de precios del petróleo e intereses bajos, ha tenido su incidencia. El boom de exportaciones debe algo al reciente ascenso del comercio mundial y lo barato del euro. Pero estos han ayudado a todos los países de la zona del euro; no explican el hecho de que España está aumentando su participación en el mercado global, señala José manuel González-Páramo, director del BBVa.

más bien, gran parte del éxito de España se debe a sus reformas estructurales. En una elección en noviembre de 2011, rajoy obtuvo una mayoría absoluta, desplazando al desventurado gobierno socialista de José Luis rodríguez Zapatero. El nuevo equipo tomó tres medidas fundamentales: reforma del mercado laboral, limpieza del sistema financiero y reducción del déficit fiscal, en

gran crecimiento. La reforma laboral trajo flexibilidad a un sistema rígido. Redujo el pago de indemnizaciones por despido de 45 a 33 días por año trabajado; en el pasado había compañías que cerraban porque no podían pagar los despidos. Lo que es más importante, España devolvió la negociación salarial al nivel de las firmas, ayudando a hacer competitivas a las compañías.

Los bancos españoles aún tienen más créditos incobrables que sus pares europeos, pero el crédito ha vuelto a fluir. Este mes supervisores bancarios de la zona del euro obligaron al tambaleante Banco Popular, el sexto del país, a aceptar su absorción por el Santander; eso hizo subir los rendimientos de los bonos de algunos prestamistas más pequeños. Pero "nadie confunde la situación del Popular con el sistema en conjunto", dice González-Páramo. La deuda de hogares y empresas ha bajado. Mientras tanto, la suba de los impuestos y los recortes del gasto redujeron el déficit fiscal del 10,6% en 2012 al 4,3% el año pasado.

Para el resto de Europa del sur, esto se ve bastante bien. El PBI de Italia no cayó tanto como el de España en la crisis y su déficit fiscal y su tasa de desempleo nunca subieron tanto. Pero tampoco ha experimentado una fuerte recuperación: el crecimiento está trabado en alrededor del 1% y el desempleo, aún en más del 11%, apenas si está bajando. Mientras los costos laborales de España cayeron, los de Italia siguieron trepando, por lo que el crecimiento de sus exportaciones ha sido mucho más débil. Los costos laborales de Grecia han caído pero apenas si tiene industria exportadora para aprovecharlos. Y sus reformas a regañadientes y sus enfrentamientos políticos han disuadido la inversión que se necesitaría para crearla.

España podrá ser un ejemplo para otros, pero su propia recuperación está lejos de haberse completado. La deuda pública se ha elevado a alrededor del 100% del PBI y el gobierno no espera un superávit fiscal primario (es decir, descontados los pagos de intereses) hasta el año entrante. "Hemos perdido una década y nuestro PBI hoy debiera haber sido al menos un 20% más de lo que es" dice Guindos. "Ese es el legado de la crisis". Casi 230.000 compañías se hundieron, dice Sainz. Los salarios reales promedio están al nivel de hace una década. El desempleo está cerca de los 3,5 millones de personas (o 17%), aunque es una caída importante respecto del pico de 5 millones. El sistema político bipartidista en un tiempo estable de España se ha visto sacudido, especialmente por el ascenso de Podemos, un grupo de extrema izquierda que obtuvo 21% del voto en las elecciones el año pasado.

Talavera de la reina, en el valle de Tagus, a una hora y 40 minutos al sudoeste de Madrid por tren, era conocido principalmente por mucho tiempo por su cerámica azul y amarilla pintada a mano. Ahora es notorio por su desempleo. Aunque la población del pueblo se redujo en 5000 almas (a 85.000) desde 2012, su tasa de desempleo sigue siendo de alrededor del 35%.

En el muro de la plaza de toros alguien pintó con aerosol: "Hacer grande a Talavera nuevamente". Hay sólo una tenue esperanza de eso. Su cerámica ya no está de moda; nadie cree que volverán en gran cantidad los puestos de trabajo en la industria textil o la construcción. El centro de muestras, por lo general utilizado para ferias de ganado, fue sede de una "Feria de Empleo y Empresa" este mes, pero sólo se ofrecieron unos 100 puestos de trabajo. "Talavera tiene que cambiar su estructura económica", dice Joaquín Echeverría, de la cámara de comercio local.

Eso vale para todo el país. La mayoría de las empresas españolas son compañías pequeñas y familiares que no innovan, ni exportan ni crecen. Eso se debe en parte a las barreras regulatorias. Si una firma tiene 50 trabajadores debe crear una comisión gremial. Si sus ventas superan los € 6 millones –umbral que no ha cambiado en 20 años– enfrenta procedimientos impositivos más onerosos.

Algunas nuevas firmas digitales tienen que vérselas con poca normativa en vez de demasiada. Compañías de tecnología financiera necesitan de un ente regulador para que los clientes y financistas confíen en ellas, dice Martha Planas, que fue cofundadora de Digital Origin, un servicio electrónico de microcrédito y pagos. "Si el gobierno no hace que exista un ecosistema [digital] tendremos que irnos", dice.

Los funcionarios enumeran una lista de otras reformas encaradas desde 2012. Pero muchas se han hundido ante la resistencia burocrática y el amiguismo. Las compañías enfrentan una gran cantidad de regulaciones de gobiernos regionales. No se evalúa por su efectividad a los entes públicos, como las oficinas de empleo o las universidades. "La principal diferencia entre España y otros en Europa es su debilidad para implementar políticas públicas", dice Raymond Torres, de Funcas, un centro de estudios.

La reforma de 2012 no dio a los empleadores suficientes incentivos como para ofrecer contratos permanentes. "Muchos de los nuevos puestos de trabajo son muy inestables, de baja paga y temporarios," señala Marcel Jansen, economista laboral del centro de estudios Fedea. Y se hace demasiado poco para ayudar a los desocupados a volver al trabajo.

Durante el boom, los jóvenes españoles dejaron los estudios para trabajar en la construcción. No tienen otra capacitación. Alrededor del 57% de los desocupados han estado sin trabajo más de un año y un cuarto de ellos, por cuatro años o más. "España no está desarrollando las políticas e instituciones necesarias para resolver este problema", dice Jansen. Los cursos de capacitación son malos; las oficinas de empleo prácticamente no ofrecen orientación.

En el pico del boom, 32% de los españoles dejaron los estudios antes de completar la secundaria. La tasa cayó al 19% en 2016, pero sigue siendo la más elevada de la UE (fuera de Malta). El ministro de Educación, Méndez de Vigo, dice que quiere reducirla a la mitad para 2025. Un comité parlamentario está debatiendo un pacto para reformar el sistema educativo.

En una elección en 2015 Rajoy perdió su mayoría. Luego de casi un año de limbo político y una segunda elección, formó un gobierno en minoría en noviembre pasado. Con el Parlamento dividido no puede imponer reformas unilateralmente. El problema se agravó el mes pasado, cuando los socialistas en la oposición reeligieron como su líder a Pedro Sánchez, un crítico sistemático de Rajoy y de la reforma laboral.

"Podemos vivir diez o 12 años de lo que hicimos en 2012, siempre que no cometamos errores", dice Guindos. Por cierto que España merece mucho crédito por las reformas que implementó, y su perspectiva es mucho más soleada. Pero si la economía global se vuelve menos favorable, los españoles pueden llegar a lamentar que Rajoy no haya enfrentado más de los problemas que tiene el país cuando tuvo la oportunidad.

Gran parte de la recuperación económica española se explica por las reformas que impulsó Rajoy en 2012 La reforma laboral trajo flexibilidad a un sistema caracterizado por su gran rigidez, y les permitió ganar competitividad internacional a las empresas españolas La suba de los impuestos y los recortes del gasto ayudaron a reducir el déficit del 10,6% en 2012 al 4,3% el año pasado.

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