20 enero, 2018

La mirada de la clase media

La clase media es un enigma dificil de abarcar, hay quienes los simplifican haciendo un mero recorte económico y en base e niveles y tipos de consumo se las ubica en una amplia franja intermedia, también se las clasifica o identifica por sus roles de decisión e independencia laboral o por sus gustos y costumbres. Como sea, un amplio universo social se representa en el imaginario como el habitante promedio de ciudad con acceso aceptable a la informacióncon y con un gran poder de fuego electoral a la hora de elegir rumbos políticos. Aquí me ocupa la representación mediática de esa clase social, el feedback que hay entre ciudadano consumidor y producto comunicacional consumido. En esa mutua alimentación  y potenciación subyacen como condicionantes algunas de las limitaciones propias de las clases en cuestión.



Si el poder mediático se concentra en los grandes capitales internacionales (y para afirmar esto basta con observar quienes son los propietarios de los grandes servicios de noticias y a quienes responden) no es menos cierto que los comunicadores, es decir las caras de esos mismos medios representan una porción de la sociedad y no a su totalidad. Se podría decir que las clases medias altas están sobrerrepresentadas como así también las clases altas mientras que las clases bajas están casi ausentes. Esto tal vez se deba a una cuestión de méritos, ya que el acceso a la educación es una limitante y tal vez sea una cuestión de calificaciones y no de prejuicios pero sin ahondar en esto digamos que el resultado está a la vista con tan solo observar a los referentes en su vestimenta, sus gestos, sus palabras y hasta en su piel. Obviamente todo esto se traduce en las temáticas que se abordarán en el acotado contenido mediático-comunicacional a partir de sus experiencias e intereses.
En la publicidad aparecerá un morocho cuando tenga que representarse un delincuente o un desubicado social (un maleducado, un violento, un detenido...) mientras que el hogar ideal para por ejemplo vender artículos de limpieza será de una familia blanca, en barrio privado y con jardín. Si uno recorre los programas populares se encuentra con bailanta para los morochos como si su único interés pudiera ser la juerga pero no será en horario central sino un ómnibus de sábados por la tarde mientras que en los horarios centrales las "divas" harán gala de su clase y su preferencia por Punta del Este o Miami con total naturalidad. Los programas de entretenimientos o juegos también centrales se ocupan de dar participación al público que también será seleccionado entre las clases medias blancas.
Pero estos contenidos son de formación de sentido indirecto, desde el entretenimiento, las distracción, el juego y la parte enfocada directamente a la ideología estará a cargo de los "periodísticos" distribuidos hoy en una amplia variedad de formatos, desde el clásico noticiero hasta los programas con un referente estrella que baja línea a diario pasando por el nuevo formato de panelistas con periodistas gritones, livianos, chicaneros pero preferentemente de derecha neoliberal que generan frases hechas para que la gente repita latiguillos simples en sus argumentaciones cotidianas.
Todo, todo en el mismo sentido, el sentido de la derecha conservadora y neoliberal, con las argumentaciones berretas de gente que opina porque puede ni más ni menos. No es casualidad esta representación, los argumentos vencedores en este siglo son sin duda los valores neoliberales y se los transmite desde los media con la representación exitosa de la clase media, de gente que ve la vida desde sus deptos de ciudad, que no entiende un viaje en colectivo de dos horas para llegar al trabajo, gente que desconoce el esfuerzo de trabajar en una obra (¿Usted mismo entiende a qué me refiero cuando digo "obra"? Probablemente no, a eso me refiero.), gente que cree que el trabajador es un oficinista que comenzó su dura carrera como cadete, que no entiende a los pobres (uno de cada tres argentinos) porque piensa que les da lo mismo cobrar la AUH, changuear o robar, que piensa que una colecta solidaria anual hará mejores personas a los pobres y les tendrá mejor consideración a los generosos donantes solidarios. La mirada de las clases medias no es mala, ni es buena, es sesgada y como tal incompleta. Esa es la mirada que nos derraman a diario desde los medios y la mirada que la mayoría creemos pero internamente sabemos que nos es así. No es lo mismo que aumente la prepaga o el taxi que el pan o la garrafa pero para los comunicadores más allá de sus caritas compungidas es inabarcable, no lo pueden comprender. y quienes pueden sensibilizarse con estas cuestiones no están representados.

IXX, ene2018

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