Cynthia Fleury (filósofa): ¿Cómo curar el resentimiento?

"El odio, escribe Spinoza, es tristeza, asociada a la idea de una causa externa."

¿Cómo curar el resentimiento? Con la filósofa Cynthia Fleury
¿Cómo salir de la espiral de amargura?

Cynthia Fleury por Charles Pepin

Me gustaría contarles la historia del resentimiento, o más bien, la historia de un hombre. Es un hombre que rumia, que mastica su tristeza como un mal caramelo. "La tristeza", escribe Spinoza, "es el paso de una perfección mayor a una menor", es una disminución en el poder de existir. Sin duda, en su caso, disminuye bien. Primero perdió su trabajo, luego sus derechos de desempleo, luego su esposa. Poco a poco su vida se le escapa y, poco a poco, asocia a su tristeza la figura del extranjero, del inmigrante.

El odio, escribe Spinoza, es tristeza, asociada a la idea de una causa externa.

Es el extranjero, el inmigrante, al quitarle el trabajo, quien es la causa de su tristeza: a esto le lleva su largo camino de rumiante. No importa si esto es cierto, si perdió el trabajo por su cuenta o si efectivamente se prefirió un extranjero, un inmigrante, desde el momento en que asocia la figura del extranjero con su tristeza, comienza a odiarlo, y así se convierte en un hombre de resentimiento. Pronto, quizás, querrá un hombre fuerte a la cabeza de su país para que se haga justicia, se convertirá en un fascista con la esperanza de recuperar su fuerza perdida, su vitalidad disminuida. Pero esto tampoco es seguro.

De hecho, hay otras formas. Hay esperanza.

Tal vez tendrá la oportunidad de conocer a alguien, un psicólogo, un amigo, capaz de cuidarlo, de prestarle atención, de ayudarlo a escuchar que su tristeza no es vergonzosa, que 'incluso puede ser hermosa, y que de nada sirve atacar a los demás para conseguir aceptarse a uno mismo, que no es odiando a toda la tierra que volvemos a encontrar nuestro sol. Tal vez vuelva a retomar la música, tocaba la guitarra en un grupo de amigos antes de que lo contrataran como director técnico y ganaba algo de dinero en el verano haciendo festivales. Quizás redescubriendo su creatividad, y también su amistad, estos amigos que ha dejado alejarse durante su vida activa, encontrará como un bálsamo, un antídoto, un veneno contra el virus: el resentimiento. Quizás, pero quizás no. Podemos curar el resentimiento, o dejarnos devorar, dejarnos contaminar hasta los huesos.

¿Volverá a descubrir la alegría, la alegría de consentir su vida, aunque sea imperfecta?
¿O se dejará llevar por el río amargo? Solo el tiempo lo dirá, hay muchos como él, tantos de hecho que el resultado de nuestras próximas elecciones presidenciales probablemente dependa de ello. ¿Realmente podemos curar el resentimiento? ¿Existe un resentimiento exclusivo de nuestro tiempo? Para hablar de esta triste pasión, y de estos antídotos, tengo la alegría de dar la bienvenida esta mañana a la filósofa y psicoanalista Cynthia Fleury, autora del bellísimo "Ci-gît l'Amer", acertadamente subtitulado "Sanando del resentimiento", quien se unió a nosotros Bajo el sol de Platón para darnos, quién sabe, motivos de esperanza.


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Comment guérir du ressentiment ? Comment sortir de la spirale de l'amertume ? Avec la philosophe Cynthia Fleury

Cynthia Fleury - Charles Pépin


Je voudrais vous raconter l’histoire du ressentiment, ou plutôt, l’histoire d’un homme. C’est un homme qui rumine, qui mastique sa tristesse comme un mauvais carambar. "La tristesse, écrit Spinoza, est le passage d’une plus grande à une moindre perfection", c’est une diminution de la puissance d’exister. Pas de doute, dans son cas, ça diminue bien. Il a d’abord perdu son job, puis ses droits au chômage, puis sa femme. Sa vie lui échappe peu à peu et, peu à peu, il associe à sa tristesse la figure de l’étranger, de l’immigré. 

La haine, écrit Spinoza, c’est la tristesse, associée à l’idée d’une cause extérieure.
C’est l’étranger, l’immigré, en lui prenant son travail, qui est la cause de sa tristesse : voila à quoi le conduit son long chemin de rumination. Peu importe que ce soit vrai, qu’il ait perdu son job tout seul ou qu’en effet un étranger, un immigré lui ait été préféré, à partir du moment où il associe à sa tristesse la figure de l’étranger, il commence à le haïr, et c’est ainsi qu’il devient un homme du ressentiment. Bientôt, peut-être, il aura envie d’un homme fort à la tête de son pays pour que justice soit faite, il deviendra fasciste en espérant retrouver de sa force perdue, de sa vitalité diminuée. Mais la chose n’est pas certaine. 

Il est en effet d’autres chemins. Il y a de l’espoir
Peut-être qu’il aura la chance de rencontrer quelqu’un, un psychologue, un ami, capable de prendre soin de lui, de faire attention à lui, de l’aider à entendre que sa tristesse n’est pas honteuse, qu’elle est même peut-être belle, et qu’il ne sert à rien de s’en prendre autrui pour réussir à s’accepter, que ce n’est pas en haïssant la terre entière qu’on retrouve son soleil. Peut-être aussi qu’il reprendra la musique, il jouait de la guitare dans un groupe de potes avant d’être embauché comme directeur technique et il gagnait un peu d’argent, l’été, en faisant les festivals. Peut-être qu’en retrouvant sa créativité, et l’amitié aussi, ces amis qu’il a laissés s’éloigner au fur et à mesure de sa vie active, il trouvera comme un baume, un antidote, un contre poison au virus du ressentiment. Peut-être, mais peut-être pas. On peut guérir du ressentiment, ou se laisser dévorer, se laisser contaminer jusqu’à l’os. 

Retrouvera-t-il la joie, la joie de consentir à sa vie, même imparfaite ?
OU se laissera-t-il emporter par le fleuve de l’amer ? Seul l’avenir le dira, ils sont nombreux comme lui, tellement nombreux d’ailleurs que le résultat de nos prochaines élections présidentielles en dépend probablement. Peut-on vraiment guérir du ressentiment ? Y a-t-il un ressentiment propre à notre temps ? Pour parler de cette passion triste, et de ces contre poisons, j’ai la joie de recevoir ce matin la philosophe et psychanalyste Cynthia Fleury, auteur du très beau "Ci-gît l’amer", justement sous-titré "Guérir du ressentiment", qui nous a rejoint Sous le soleil de Platon pour nous donner, qui sait, des raisons d’espérer.

Ci-gît l'amer de Cynthia Fleury,  éditions Gallimard



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Samedi 26 septembre 2020par Ali Baddou

¿Cómo curar el resentimiento? Entrevista a Cynthia Fleury
Podcast ¿Cómo curar el resentimiento? Entrevista a Cynthia Fleury


¿Podemos superar el dolor, la ira, el duelo, la renuncia? ¿Cómo curar el resentimiento? Una cuestión de salud mental de las personas, pero también una cuestión de salud democrática. La reflexión está dirigida por la filósofa y psicoanalista Cynthia Fleury en su nuevo ensayo, "Ci-gît l´amer", en Gallimard.

Cynthia Fleury, profesora titular de la Cátedra "Humanidades y Salud" del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, directora de la cátedra de filosofía del GHT Psychiatrie et Neurosciences de Paris
Cynthia Fleury, Profesora Titular de la Cátedra "Humanidades y Salud" del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, Directora de la Cátedra de Filosofía del GHT Psiquiatría y Neurociencias de París © Francesca Mantovani Ediciones Gallimard
Filósofa y psicoanalista, titular de la cátedra de Humanidad y Salud en el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, titular de la cátedra de Filosofía en el Hospital GHU de París Psiquiatría y neurociencias, Cynthia Fleury publica su libro Ci-gît l'hér en las ediciones Gallimard.

El libro cuenta la historia del viaje interior necesario para superar esta prueba de resentimiento. Esto puede ser complejo, incluso muy difícil según el individuo. Y el título del libro se refiere tanto a "el mar" como a "la madre" y desencadena en quienes lo escuchan un camino de pensamiento para descifrar este título. Del mismo modo, Cynthia Fleury quiere que el lector piense en la separación, porque para convertirse en un individuo por derecho propio, un adulto, hay que separarse de "la madre". Ella también busca señalar con el dedo en otra parte con "el mar". En cuanto a "amargo", se refiere a un sabor que no es necesariamente desagradable, como dice el escritor.
Amargo no es amargura.
El título es, de hecho, ya una reflexión para el lector y ya nos permite adentrarnos en el pensamiento del autor.

¿Cómo superar este resentimiento, este enfado, este dolor, este duelo, esta renuncia, estos sentimientos que atraviesan nuestra sociedad hoy?
Para Natacha Polony, amargo es el sabor de la sabiduría, es el sabor que existe cuando se ha superado la amargura, siendo el azúcar más accesible y más fácil. Según el periodista, "hay dos cosas que me angustian en un ser humano: es el resentimiento o la frustración y la conciencia tranquila. Creo que son dos sentimientos profundamente peligrosos porque lo permiten todo".

Para Natacha Polony, lo que Cynthia Fleury describe es muy actual: "Me pareció fascinante la forma en que se cuenta cómo tanto un individuo como un colectivo pueden dejarse llevar por este resentimiento, para ceder a aquel". Vuelve al proceso que puede llevar a un individuo y luego a los individuos a posicionarse como víctimas, y dejar así lugar a este resentimiento tan peligroso: "la posición de víctima, precisamente, consiste en construirse uno mismo, en no sentir más que víctima. Y posicionarse en el resentimiento ".

Comment guérir du ressentiment ? Entretien avec Cynthia Fleury

Podcast  Comment guérir du ressentiment ? Entretien avec Cynthia Fleury 

Peut-on dépasser la peine, la colère, le deuil, le renoncement. Comment guérir du ressentiment ? Une question de santé psychique des individus mais aussi une question de santé démocratique. La réflexion est menée par la philosophe et psychanalyste Cynthia Fleury dans son nouvel essai, "Ci-gît l’amer", chez Gallimard.

Cynthia Fleury, professeure titulaire de la Chaire "Humanités et Santé" au Conservatoire National des Arts et Métiers, directrice de la chaire de philosophie au GHT Psychiatrie et Neurosciences de Paris
Cynthia Fleury, professeure titulaire de la Chaire "Humanités et Santé" au Conservatoire National des Arts et Métiers, directrice de la chaire de philosophie au GHT Psychiatrie et Neurosciences de Paris © Francesca Mantovani Editions Gallimard
Philosophe et psychanalyste, titulaire de la chaire Humanité et santé au Conservatoire national des arts et métiers, titulaire de la Chaire de philosophie à l'Hôpital du GHU Paris Psychiatrie et neurosciences, Cynthia Fleury publie son ouvrage Ci-gît l'amer aux éditions Gallimard. 

Le livre raconte le voyage intérieur nécessaire pour traverser cette épreuve qu'est le ressentiment. Cela peut être complexe, voire très difficile selon les individus. Et le titre du livre renvoie tout autant à "la mer", qu'à "la mère" et déclenche chez celui qui l'entend un cheminement de pensée pour décrypter ce titre. Par là même, Cynthia Fleury veut faire réfléchir le lecteur à la séparation, car pour devenir individu à part entière, adulte, il faut se séparer de "la mère". Elle cherche aussi à pointer du doigt l'ailleurs avec "la mer". Quant à "l'amer", il renvoie à un goût qui n'est pas forcément déplaisant, comme le dit l'écrivaine.

L'amer n'est pas l'amertume.
Le titre est, de fait déjà, une réflexion pour le lecteur et permet d'entrer déjà dans les pensées de l'auteur.

Comment dépasser ce ressentiment, cette colère, cette peine, ce deuil, ce renoncement, ces sentiments qui traversent notre société aujourd'hui ?
Pour Natacha Polony, l'amer est la saveur de la sagesse, c'est le goût qui existe quand on a dépassé l'amertume, le sucre étant plus accessible et facile. Selon la journaliste, "il y a deux choses qui m'angoisse chez un être humain : c'est le ressentiment ou la frustration et la bonne conscience. Je pense que ce sont deux sentiments profondément dangereux parce qu'ils autorisent tout".

Pour Natacha Polony, ce que décrit Cynthia Fleury est très actuel : "j'ai trouvé passionnante la façon dont vous racontez comment à la fois un individu et un collectif peuvent se laisser aller à ce ressentiment, s'abandonner à cela". Elle revient sur le processus qui peut amener un individu puis des individus à se positionner en tant que victimes, et ainsi laisser place à ce ressentiment si dangereux : "la posture victimaire, justement, consiste à se construire, à ne plus se sentir que victime et à se positionner dans le ressentiment".

Le ressentiment, c'est la bonne conscience de notre frustration : à un moment donné, j'ai validé le fait que ma colère est juste et que mon sentiment victimaire est juste.
Mais il existe de bonnes raisons d'être en colère, on peut se sentir traité de manière injuste, et développer du ressentiment en se disant victime de manière objective. Ce ressentiment peut alors donner lieu à une politique adéquate. "On peut tout à fait reconnaître objectivement des injustices et construire une action politique, mais en même temps, on doit toujours par devant, pour protéger son sujet et protéger les sociétés d'une traduction politique du ressentiment, précisément, ne pas se socialiser comme victime. Ce sont deux choses différentes". 

El resentimiento es la clara conciencia de nuestra frustración: en un momento, validé que mi enojo es correcto y que mi sentimiento de victimización es correcto.
Pero hay buenas razones para estar enojado, puede sentirse tratado injustamente y desarrollar resentimiento al afirmar que es una víctima objetiva. Este resentimiento puede dar lugar a una política adecuada. "Se pueden reconocer con bastante objetividad las injusticias y construir una acción política, pero al mismo tiempo, hay que estar siempre al frente, para proteger a su sujeto y proteger a las sociedades de una traducción política del resentimiento, precisamente, para no socializar como víctima. Son dos cosas diferentes ".
Todos tenemos momentos de resentimiento, que pueden ser la acumulación de varias "pasiones tristes" como la ira, la tristeza, el sentimiento de ser agraviado, la envidia. Rumiar es cuando el resentimiento que tenemos en nuestras mentes se convierte en nuestro único enfoque. Cynthia Fleury cita a Max Scheler, quien habla del resentimiento como un movimiento totalmente perverso que crea una profundización en sí mismo, que penetra, ahueca y carcome al individuo. Entonces, el resentimiento es como la formalina, tiene "un poder de autoconservación absolutamente extraordinario. Pero este poder de autoconservación producirá una reacción y no una acción política, es decir, al mismo tiempo", explica Max Scheler. que cuanto más te gana el resentimiento, más disminuye nuestra aptitud para la libertad (en el sentido de ser agente y de transformar las cosas) ”.
Cynthia Fleury no duda en señalar que no sabe si los hombres son capaces de la libertad y si la libertad misma existe (en primer plano del libro). Ella misma dice que parte de un supuesto abierto en el marco de este trabajo filosófico. Una de las grandes cuestiones del filósofo, por tanto, es saber qué gesto ético produce un humanismo. ¿Qué pasa si el resentimiento es la herramienta reguladora más viable y dinámica de la historia, o si podemos hacer historia sin resentimiento?

Dans son livre, Cynthia Fleury se penche sur le cas de Frantz Fanon, qui voulait "restaurer un orgueil blessé" et "soigner le colonisé". Il disait "je ne suis pas esclave de l'esclavage qui a déshumanisé mes pairs", c'est-à-dire qu'il n'y a pas de fatalité et qu'on pourrait donc imaginer guérir du ressentiment. Frantz Fanon a effectué ce travail de déconstruction du ressentiment. 

Frantz Fanon au côté de M'Hamed Yazid représentant le FLN et l'Algérie en guerre d'indépendance à la conférence Pan Africaine au Palais de la Culture de Léopoldville le 27 août 1960
Frantz Fanon, dépasser le racisme
Qu'est-ce que la rumination ?
Gilles Finchelstein donne, à son tour, son avis sur le livre et pose cette question à l'auteure, après avoir repris l'une des phrases de l'ouvrage : "Il y a une différence entre les hommes dans leur aptitude ou non à se tenir à distance de leurs propres ressentiments". Il y a un terme-clé pour comprendre la dynamique du ressentiment, c'est la "rumination". 

On a tous des moments de ressentiment, qui peuvent être l'accumulation de plusieurs "passions tristes" comme la colère, la tristesse, le sentiment d'être lésé, l'envie. Le fait de ruminer, c'est lorsque le ressentiment que nous avons en tête devient notre seule focalisation. Cynthia Fleury cite Max Scheler, qui parle du ressentiment comme d'un mouvement totalement pervers qui crée un approfondissement en soi, qui pénètre, creuse et ronge l'individu. Ainsi le ressentiment, c'est comme du formol, cela a "un pouvoir d'autoconservation absolument extraordinaire. Mais ce pouvoir d'autoconservation va produire une réaction et non pas une action politique, c'est-à-dire qu'en même temps, Max Scheler explique que plus le ressentiment gagne en vous, plus notre aptitude à la liberté (au sens d'être agent et de transformer les choses) diminue". 

Cynthia Fleury n'hésite pas à rappeler qu'elle ne sait pas si les hommes sont capables de liberté et si la liberté même existe (en exergue du livre). Elle dit elle-même partir d'un présupposé ouvert dans le cadre de cet ouvrage philosophique. L'une des grandes questions de la philosophe, par là même, est de savoir quel geste éthique produit un humanisme. Et si le ressentiment est l'outil de régulation le plus viable et dynamique de l'histoire ou si on peut faire de l'histoire sans le ressentiment. 

La suite à écouter...




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Le ressentiment, cette prison que l’on doit tous quitter

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Dans un essai brillant, Cynthia Fleury montre comment l’amertume éteint l’être et l’empêche de se réinventer. L’intellectuelle donne ses clés pour se penser plus universel qu’embastillé

Publié dimanche 24 janvier 2021 à 14:00

L’époque est à la haine et à l’imprécation? Au sentiment d’injustice et au besoin incessant de réparation? L’époque se trompe, assure Cynthia Fleury dans Ci-gît l’amer. Guérir du ressentiment, un essai brillant et réconfortant qui, de Nietzsche au psychiatre anticolonialiste Frantz Fanon, en passant par Adorno et son art abstrait de la sublimation, remet la responsabilité individuelle au centre et propose, face à la souffrance qui accable chacun, de se libérer par la création plutôt que ressasser sa frustration.

«Inutile d’être tragique, dit la philosophe et psychanalyste en citant Jankélévitch. Il suffit d’être sérieux.» Et d’oser réveiller le chien méchant qui dort au fond de notre inconscient pour l’affronter et dépasser nos pulsions. Battre le faible en soi, celui qui, précisément, s’aigrit en faisant de l’Autre, l’ennemi.

Produire de la reconnaissance
Cynthia Fleury porte bien son nom. Cette intellectuelle française âgée de 46 ans a lu tous les livres, – et en a écrit quelques-uns –, mais rien de pédant dans son essai qui, dans un langage souvent doux comme un pétale, fait le pari de l’ouverture, de l’imagination et de l’admiration. Comment? En célébrant la capacité du sujet à «produire de la reconnaissance pour autrui, même s’il n’en a pas vu la trace dans sa propre vie». «Il y a la lecture pour être reconnu, il y a les arts pour être reconnu. Lorsque les êtres faillissent, lorsqu’ils sont incapables de nous donner un peu de cette reconnaissance dont nous avons tant besoin, il faut faire alliance avec la culture pour sortir du désastre de l’avilissement programmé.»

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Un pacte avec l’Ouvert, notion du poète Rilke qu’affectionne la philosophe, car l’Ouvert parie sur la capacité d’oubli, l’abandon de la vérité figée et de l’idée de soi crispée au profit de l’espace, du mouvement et du renouvellement. L’Ouvert, c’est l’art de «déplier le monde», du sociologue Norbert Elias. Soit un vaste domaine, sans porte, ni fenêtre, où cohabitent «l’imagination de la mort et le calme regard de l’animal». Autrement dit, où l’on se reconnaît humble et mortel, sans pour autant perdre ses ailes.

Les grimaces de l’amertume
Cynthia Fleury ne tient pas d’emblée ces propos ailés. S’appuyant sur L’Homme du ressentiment, un essai de 1912 du sociologue Max Scheler dont elle réprouve les thèses antisémites venues après, la philosophe dresse d’abord la liste des grimaces de l’amertume. Et le catalogue est édifiant. Une précision, cependant: tous les êtres ne cèdent pas à cette pente du pire. «Je défends l’idée d’une différence radicale entre les hommes dans leur aptitude ou non à se tenir à distance de leur propre ressentiment. Si chaque homme peut le reconnaître, chaque homme ne devient pas le lieu de sa fossilisation.»

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C’est que le ressentiment relève de la rumination mortifère, du ressassement aliénant – Montaigne parle de «s’opiniâtrer». Pratiquant le discours victimaire, l’homme du ressentiment oublie vite l’objet premier de sa plainte pour s’enfler d’un «refoulement total», d’une «totale négation des valeurs». «Le sujet devient gros, enserré, jamais apaisé par ses vociférations, comme intoxiqué», dépeint encore Cynthia Fleury avec un sens théâtral de l’image.

Le faible sous le fort
C’est, bien sûr, «la faute toujours portée sur l’autre, tous les autres» et «la fin du discernement». Car, «discerner suppose de retenir son souffle, d’être à l’affût, de se retirer, alors que le sujet ressentimiste se vit comme premier protagoniste de l’affaire». Il s’agite, s’époumone, fanfaronne. Mais, alors qu’il se présente volontiers comme défenseur de la liberté d’expression sur le mode «j’ose dire tout haut ce que les gens pensent tout bas», le sujet est en fait «aliéné», parce qu’«enfermé dans une fureur qui consume» et auteur d’un jugement «au ras du sol, puisque dénué de vraies valeurs».

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A la décharge du fâcheux, Max Scheler et Tocqueville avant lui ont estimé que «le régime démocratique est un lieu structurellement plus enclin au ressentiment», car «la moindre inégalité blesse l’œil et l’insatiabilité de l’individu en termes d’égalitarisme est dévastatrice». La maxime «tous égaux en droits», socle de la démocratie, provoque de fait des attentes bafouées par la réalité de l’économie de marché. Cynthia Fleury admet cette frustration, mais, selon elle, «le ressentiment est plus structurel en l’homme» que lié à la situation politico-économique, car, même «dans une situation économique égalitaire, il se déplace vers la reconnaissance symbolique et projette sur l’autre son éternelle détestation».

Ego mal construit
Le ressentiment est donc l’œuvre d’un ego mal construit et ne se questionnant jamais, incapable de gérer la frustration et faible, au final, puisque nécessitant la masse comme lieu d’approbation. Un de ses terrains de prédilection? Les réseaux sociaux, bien sûr, rayon théories du complot.

Sans aller jusqu’à cette extrémité, que penser des angoissés chroniques qui ne cessent de pester par simple terreur de leur propre finitude? Pour Cynthia Fleury, rien, pas même la mort, ne justifie la rumination. «La mort est un bout, pas un but», rappelle-t-elle, citant Montaigne. La fin ne guide pas nos actes, ni nos pensées, mais les conclut.

A cet égard, la philosophe voit dans la posture de Nietzsche le début d’un salut. Quand le philosophe controversé écrit «Défendre le fort contre le faible», il ne s’agit pas «de défendre le puissant politiquement contre le démuni», commente l’auteure. «L’équation est plus subtile, et le combat est d’abord intérieur, spirituel. Défendre le fort, c’est défendre l’obligation d’une sublimation du ressentiment, quoi qu’il en coûte; c’est valider le fait que l’anéantissement ne peut pas être le fin mot de l’histoire.»

Revoir notre rapport à l’histoire
L’histoire, justement. L’intellectuelle n’a pas froid aux yeux, car, de même qu’elle réprouve les philosophies et religions adossées à la peur de la mort, elle invite les peuples à sortir de la logique de réparation. «Il y aura peut-être justice, cette quête peut exister, mais à condition de ne pas susciter la haine de l’autre comme moteur. Abandonner la plainte, prendre ce risque-là, non pas capituler, mais décider que sa blessure sera ailleurs, qu’elle n’est pas là, dans cet échange médiocre avec l’autre.»

Pari compliqué au vu des prisons identitaires et autres éternels désirs de vengeance. «Toute notre histoire est construite là-dessus, reconnaît Cynthia Fleury. Il n’est donc nullement simple d’abandonner ce moteur classique et d’inventer un autre déploiement, celui d’une justice qui se pense par l’action, l’engagement, l’invention, la sublimation et non la réparation.»

Réparation? Non, création!
Cette notion est centrale pour l'auteure, car même dans son activité de psychanalyste, Cynthia Fleury ne promet pas à ses analysants de sortir «réparés de la cure», de «revivre comme ils avaient vécu, avant le drame, avant le traumatisme». «Il y aura création et non réparation», insiste celle qui assimile précisément la «réparation tombée du ciel à la pensée magique du ressentimiste».

Qui dit absence de réparation, dit non seulement devoir d’invention, mais aussi devoir d’oubli, «capacité des grandes âmes», selon Nietzsche. «L’oubli a trop souvent été vu du côté de la seule conscience, comme insuffisance, alors même qu’il peut posséder un immense pouvoir vital du côté de l’inconscient», explique Cynthia Fleury.

C’est l’histoire du chien méchant de Freud évoquée plus haut. On réveille la bête blessée qui dort au fond de notre inconscient, on considère avec finesse, mais sans complaisance, le prix de la douleur (pretium doloris) de cette blessure et puis on renvoie la bête, neutralisée, dans sa niche, qui est sa juste place. C’est, dit la spécialiste, un autre sens du «ça suffit!», fonds de commerce de l’homme amer. Ici, il s’agit d’«un «cela suffit» non vindicatif, qui témoigne de l’obligation morale de passer à autre chose, pour que se déploie à nouveau un geste de connaissance», détaille l’auteure.

Adorno et Fanon
Le fascisme est, on s’en doute, la traduction politique du ressentiment. Avec soin, Cynthia Fleury montre comment Adorno, philosophe juif allemand contraint à l’exil par la montée du nazisme, a échappé à sa réification – n’être que le juif honni que le fascisme voulait faire de lui – en explorant l’abstraction littéraire et les écrivains de l’effacement. Idem pour Frantz Fanon, chantre de la décolonisation.

Se podría sospechar que el fascismo es la expresión política del resentimiento. Con cuidado, Cynthia Fleury muestra cómo Adorno, un filósofo judío alemán forzado al exilio por el ascenso del nazismo, escapó de su cosificación, para ser nada más que el judío odiado que el fascismo quería hacer de él, explorando la abstracción literaria y los escritores del borrado. Lo mismo ocurre con Frantz Fanon, campeón de la descolonización.

Pour se désaliéner des chaînes que l’histoire et la bêtise leur ont assignées, ces deux intellectuels et artistes ont commencé par sortir d’eux-mêmes, de leurs territoires identitaires, et à se penser plus universel qu’embastillé. Au point où Frantz Fanon a pu écrire: «Dussé-je encourir le ressentiment de mes frères de couleur, je dirai que le Noir n’est pas un homme.»

«Ce que dit Fanon peut blesser, décrypte Cynthia Fleury, car il ne flatte pas l’individu dans son complexe identitaire. Il l’invite au contraire à sublimer cette origine, non pas à la nier, ni même à la refouler, mais à immédiatement se situer au-delà et ailleurs pour être au monde et le construire.»

Etre au monde et le construire, sans perdre son énergie à haïr, l’invitation donne envie, non?

Para liberarse de las cadenas que les ha asignado la historia y la estupidez, estos dos intelectuales y artistas empezaron por salir de sí mismos, de sus territorios identitarios, y pensarse más universales que incrustados. Hasta el punto en que Frantz Fanon pudo escribir: "A menos que incurra en el resentimiento de mis hermanos de color, diré que el negro no es un hombre".

"Lo que Fanon dice puede doler, descifra a Cynthia Fleury", porque no halaga al individuo en su complejo de identidad. Al contrario, le invita a sublimar este origen, no a negarlo, ni siquiera a reprimirlo, sino a situarse inmediatamente más allá y en otro lugar para estar en el mundo y construirlo ".

Estar en el mundo y construirlo, sin malgastar tu energía en odiar, la invitación te hace querer, ¿no?


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