01 julio, 2016

El hombre que le “donó” 100 pesos a Macri. Isidora Rosas.

“Alfredo Farías es rosarino, tiene 63 años y vende tortas fritas sobre una ruta santafecina; en diciembre le escribió una carta al Presidente y le envió dinero”. Cien pesos.

Sobre el hecho se hicieron varias lecturas, pero en mi modesta interpretación el hombre dice: “no me pidan más”.  Aunque hubiera donado dos mil o cien mil: “doy lo que quiero, no me pidan más”.

Percheros y heladeras sociales me dicen lo mismo de sus donantes: doy lo que quiero y quiero dar esto, no me pidan más. No tengo. No puedo. Ya colaboramos.

No puedo, no tengo, tengo este tapado hermoso, cuidalo, no se lo des a cualquiera, es de género bueno, pero el corte ya no se usa, y vas a una compraventa y te dan dos pesos, son unos sinvergüenzas. No puedo, si tuviera haría una fundación para darles de comer a todos, pero no tengo.

Eso sí, lo voy a publicar en el face, para que otros se copen con la idea.


Macri va a traer al país parte del patrimonio que tiene en paraísos fiscales; Alfredo Farías dona cien pesos y yo le doy fideos a un comedor para que, de paso, los egresados participen en el sorteo de un viaje a Bariloche. Qué fideos maravillosos, tanta felicidad en medio kilo de pasta seca.

(Te dije que lo voy a publicar en el face ¿no? Esos posteos tienen cualquier cantidad de “me gusta”, es para que los demás se copen y donen también)

Si todos damos lo que tenemos de más, el mundo sería más justo, no lo niego. Pero solemos creer que no tenemos nada de más, o muy poco: un saco, cien pesos o un paquete de fideos.

Hace unos días hice un experimento: imaginamos que cada uno de los que estábamos en el aula ganábamos un millón en la lotería. Cuando se enteraron que tenían que dejar doscientos mil de impuestos, varios se enojaron y otros se decepcionaron. Dos minutos atrás no tenían cien pesos y ahora se enojaban por los doscientos mil que “les sacaban” y dejaban de alegrarse por los ochocientos que ligaron de arriba.

Esos problemas se solucionan fácilmente: el Estado se retira y yo doy lo que considero que puedo. Y fijate de no darle los fideos a un vago, dáselos a uno que en realidad tenga hambre. Una semana sin comer, ponele.

Más no me pidan. No puedo.

No tengo.




Publicado el 30 mayo, 2016 por PerraInt

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