03 diciembre, 2021

Licio Gelli y la Operación Gladio

En tiempos de fake news y por sobre todo de posverdad ya sabemos bastante de los atentados de falsa bandera, operaciones encubiertas y la narrativa oficial instalada por todos los medios a su alcance. El accionar de la derecha en Europa en la década del setenta y principios de los ochenta tiene todos los ingredientes  de complicidad estatal, mafia, injerencia de los "americanos" y silencio por sobre todo. "De eso no se habla". Aquí un fragmento de un libro reciente que nos comparte Pajaro Rojo de Juan Salinas. Recomiendo pasar por Pajaro Rojo por más información.
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EXCLUSIVO-OPERACIÓN GLADIO. Fragmento del libro de David Guyatt
Juan José Salinas21/04/2013Sin categoría

El libro apareció en Gran Bretaña en 1997 y nunca fue traducido al castellano. Este fragmento ha sido traducido especialmente para Pájaro Rojo por Montserrat Mestre.  

Acerca del autor: Tras 28 años de carrera en la banca de inversión con sede en la ciudad de Londres, Davd Guyatt actualmente se dedica a escribir. Ha seguido la pista al oro y otros tesoros saqueados por las potencias del Eje. Escribe artículos de fondo y trata temas como la financiación del armamento en el mundo, etc.
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Cuando en la mañana del 17 de junio de 1982, se encontró el cuerpo de Roberto Calvi colgando del puente Blackfriars de Londres, afloraron a la superficie una serie de sucesos que abarcan cuatro décadas. Las circunstancias de la muerte de Calvi hicieron que hubiera investigadores que hablaran de un oscuro asesinato ritual masónico. Con las manos atadas a la espalda y un ladrillo en el bolsillo, Calvi había sido estrangulado, al parecer por la misma cuerda que le estrujaba el cuello. La ubicación del hecho, dijeron era simbólica: El Puente de Blackfriars se asienta en la frontera que une la masónica  “Square Mile” de la ciudad de Londres con el resto de la capital.
La investigación inicial consideró que Calvi se había suicidado. Apelando contra sus flancos débiles -el juez de instrucción era sospechoso de haber promovido las afiliaciones masónicas de la policía de la ciudad- la familia de Calvi pidió una segunda investigación, más profunda, que tardíamente admitió la posibilidad de que no hubiera muerto por mano propia.

Mientras tanto, el Banco Ambrosiano, el enorme banco de Calvi, de propiedad privada, se desplomó, revelando un enorme “agujero negro” en el balance de 1.300 millones de dólares. Una gran parte del dinero que faltaba fue posteriormente localizado en cuentas de propiedad del Banco del Vaticano. Las conexiones que se desarrollaron a raíz del asunto Calvi relacionaron masones con mafiosos, monjes con asesinos y espías con  criminales de guerra nazis prófugos.

La  Segunda Guerra Mundial apenas había finalizado cuando, en 1947, los estrategas aliados se dedicaron a la planificación de la Tercera Guerra Mundial. A pesar de que funcionarios británicos y estadounidenses recorrieron Europa tratando de aprehender nazis buscados por crímenes de guerra, otro grupo más secreto de Estados Unidos y unidades de inteligencia británicas estaban ocupadas en ayudar a escapar a esos mismos nazis.

Las Unidades “Stand Behind” de Europa

Italia no fue el único país en tener unidades encubiertas Stand Behind en funcionamiento. La operación abarcó toda Europa occidental. En Francia, la unidad fue llamada “Glaive”, el nombre de una espada de gladiadores. Las Unidades de Austria fueron llamadas “Schwert,” que también significa espada. En Turquía, la unidad fue llamada “Piel de Oveja Roja”, y en Grecia “Piel de Oveja”. La  Unidad de Suecia se llamó “Sveaborg”. En Suiza tenía el título P26. Otras unidades en Holanda, Bélgica, España, Portugal, Alemania, Noruega, Luxemburgo, Dinamarca y Holanda permanecieron sin nombre. No menos importante, la unidad del Reino Unido se conoció simplemente como “Stand Behind” (deténgase detrás).

Los medios de escape fueron las rutas clandestinas que funcionaban en el Vaticano, operadas con el conocimiento y la bendición de funcionarios de alto rango de los gobiernos del Reino Unido y los EE.UU. Por estas rutas clandestinas 30.000 nazis encontraron refugio seguro en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y particularmente en Suramérica.

Leer la lista de los que se pusieron a salvo de esta manera es leer el  “Quién es quién” de los criminales de guerra nazis más buscados. Klaus Barbie, el cruel oficial de la Gestapo conocido como el “Carnicero de Lyon”; Franz Stangl, comandante del campo de exterminio de Treblinka; Gustav Wagner comandante del campo de exterminio Sorbibor; Alois Brunner, un funcionario brutal del programa de deportación judía. Entre los más famosos de escapar por las rutas clandestinas estaban Adolf Eichmann, el principal arquitecto de Holoucasto y el Dr. Joseph Mengele, el “Ángel Blanco” del campo de concentración de Auschwitz. Aún más importante fue el lugarteniente de Hitler, Martin Bormann. Y aunque parezca increíble, toda una división de la Waffen SS, la famosa “División Galitzia”  que constaba de 8.000 hombres, entró de contrabando a Inglaterra donde se le dió a sus miembros el  estatus de “colonos libres”.

Orígenes de la red “Stand Behind”

Información aparecida en los últimos años sugiere que el concepto “Stay Behind” surgió por primera vez en Gran Bretaña. Fuentes militares de alto rango dijeron al periódico The Guardian en diciembre de 1990, que una red militar británica ya estaba organizada al producirse la caída de Francia, en 1940. Numerosas armas fueron enterradas por un batallón de fuerzas especiales de esquí de los guardias escoceses bajo el mando del general de brigada (James Michael) “Mad Mike” Calvert para su uso por la resistencia. Después de la guerra, se decidió crear nuevas unidades en toda Europa. El plan fue concebido por los EEUU, por los Jefes de Estado Mayor Conjunto y dirigida por la recién creada CIA.
En secreto, se garantizó la inmunidad a cientos de militares nazis curtidos en la guerra que iban a formar el núcleo duro de un super secreto Grupo de Contingencia Aliada, ideado por el primer director de la CIA, Allen Dulles. La idea fue construir una amplia red secreta de terroristas en Europa, anticomunistas que lucharían detrás de las líneas en el caso de una invasión soviética. La operación se conoció como “Stand Behind”. Más tarde el plan fue codificado en el marco del Comité de Coordinación Clandestino del Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa (SHAPE), el brazo militar de la OTAN.

Los planificadores estadounidenses, preocupados por la creciente influencia de un partido comunista grande y popular en Italia, diseñaron la  operación “Gladio” en 1956. El nombre deriva de la espada corta utilizada por los legionarios romanos dos mil años antes, y fue casi seguro copiado del logo de SHAPE que cuenta con dos espadas dispuestas en forma de “A”. La red Gladio fue operada por los servicios secretos e inicialmente financiada por la CIA. Fueron reclutadas 622 personas  y entrenadas por EE.UU. y especialistas británicos en Cerdeña. Se cree que la red Gladio llegó a reclutar hasta 15.000 miembros.

En 1972, con la perspectiva cada vez menos probable de una invasión soviética, se tomó la decisión de “hacer un ataque preventivo” al Partido Comunista Italiano, que había alcanzado el 27% en las elecciones de ese año  y que según algunas proyecciones podría llegar al 35% sólo cuatro años más tarde. A ello siguió de inmediato una serie de atentados con bombas que señalaron el comienzo de la “estrategia de la tensión”, diseñada para cambiar la política italiana bruscamente hacia la derecha. En abril de 1972 un atentado fascista mató a tres carabineros. En noviembre de 1973, una  aeronaves Argo 16 fue destruida en una explosión en pleno vuelo.

Desestabilización  política encubierta en Gran Bretaña

La unidad “Stay Behind” de Gran Bretaña se modificó después de la guerra, para un “uso secundario.” Éste fue el de combatir “la toma de posesión del gobierno civil por parte de grupos militantes de izquierda”. La red fue utilizada por los servicios de inteligencia británicos y miembros seleccionados de las fuerzas armadas. Persisten los rumores de que el gobierno laborista de Harold Wilson fue el blanco de una campaña de tipo Gladio no muy diferente a la de Italia. La dimisión sorpresiva de (Harold) Wilson fue debida a una campaña de trucos sucios operados por la inteligencia británica, a instancias de los EE.UU. Conocida como operación “La Naranja Mecánica” los agentes de operaciones psicológicas del Ejército comenzaron la fabricación de “pruebas” demostrativas de que altos miembros del gabinete Wilson, entre ellos el propio primer ministro, habían sido engañados por los  soviéticos. Al parecer, esperando entre bambalinas había jefes militares y de la derecha planeando un golpe de estado si a pesar de todo los laboristas ganaban las elecciones

Pero si la red Gladio era la fuerza armada, la logia masónica secreta  “Propaganda Due” (P2) era el elitista gobierno en la sombras  encargado de dirigirla. Con una ideología de derecha neofascista, la P2 estuvo encabezada por Licio Gelli, conocido como el “titiritero”. Durante la guerra Gelli había sido miembro de los temidos “camisas negras”, de Mussolini y más tarde actuó como oficial de enlace con la división SS de Hermann Goering. En 1974 la P2 tenía más de 1.000 miembros que comprendía el  “quién es quién” del poder político, militar y económico italiano. Sus miembros incluían cuatro ministros del gabinete, tres jefes de inteligencia, 160 oficiales militares de alto rango, 48 diputados, el Jefe de Estado Mayor del Ejército, así como importantes diplomáticos, banqueros, empresarios y editores de medios de comunicación.

Fue también en 1974 cuando Gelli se reunió en secreto con Alexander Haig. Ex comandante supremo de la OTAN, Haig había pasado a ser el poder detrás del trono como jefe de Gabinete del Presidente (Richard) Nixon. El encuentro secreto se celebró en la Embajada de EE.UU. en Roma. Recibiendo la bendición de Henry Kissinger, el asesor de Seguridad Nacional EE.UU., Gelli salió de la reunión con la promesa de apoyo financiero continuo de la red Gladio y de su plan para la “subversión interna” de la vida política italiana. Como bienvenida, Gelli requierió fondos adicionales para apoyar la P2 y la operación Gladio.

Roberto Calvi,  presidente del Banco Ambrosiano – el banco de propiedad no estatal más grande de Italia – giró hacia la P2. Calvi comenzó a desviar ilegalmente el dinero de su banco, utilizando el banco del Vaticano – el Instituto para las Obras de Religión (IOR) –  para lavarlo. Gelli tenía un apreciable control sobre Calvi. Anteriormente, en 1967, el ex jefe del servicio secreto italiano se había unido a la P2 trayendo consigo 150.000 expedientes confidenciales sobre las personas mejor posicionadas de la sociedad italiana.

Ya sea como resultado de un chantaje o por adhesión política, Calvi continuó canalizando una gran cantidad de fondos a Gelli y la P2, lo que provocó la quiebra de su banco. Mientras tanto, ocurrieron  acontecimientos que conmocionaron no sólo a Italia, sino al mundo entero. A principios de 1978, el primer ministro Aldo Moro fue secuestrado y posteriormente asesinado por las llamadas “Brigadas Rojas”, un grupo revolucionario supuestamente pro soviético. Hoy hay evidencia que demuestra que el asesinato de Moro fue orquestado por la  P2, y que las Brigadas Rojas eran en verdad rojinegras y estaban muy penetradas por la inteligencia de los EE.UU.

Licio Gelli y Propaganda Due

“Las puertas de todas las bóvedas de los bancos abren a la derecha” se ufanó Licio Gelli, el venerable Maestro de Propaganda Due (P2), una logia masónica italiana con filiación de extrema derecha. P2 era una logia “cubierta”, un término que denotaba que era secreta y operaba fuera del control masónico normal. Numeradas entre sus mil miembros, estaban las personas de más alto nivel de la elite gobernante de Italia. Estos miembros pertenecían a las fuerzas armadas, los servicios de seguridad e inteligencia, parlamentarios, funcionarios públicos, miembros del poder judicial y personalidades de las finanzas, la industria, la edición y otros sectores.

Nacido en la Toscana en 1919, Gelli era un fascista, que entró en servicio en el batallón de los Camisas Negras en la guerra civil española. Durante Segunda Guerra Mundial se convirtió en un oficial de enlace con la División SS de  Hermann Goering.  Esta experiencia atrajo la atención de los servicios secretos italianos y más tarde de los servicios secretos británico y soviético. A partir de entonces, Gelli asumiría un papel oscuro pero potente como influyente agente de la CIA y la OTAN patrocinando la “Operación Gladio” la operación encubierta que llenó de confusión a toda Italia durante los años 1960 y 1970.

El poder de Gelli provenía de los expedientes sensibles sobre los italianos más influyentes recopilados por el servicio secreto italiano que llegaron a su poder en 1967. Armado con esta información chantajeó y coaccionó a la élite gobernante de Italia, hasta hacerse conocido como “El Titiritero”.

Cuatro años antes, en 1974, Aldo Moro -entonces ministro de Relaciones Exteriores- visitó los EE.UU. Consciente del creciente apoyo popular que el  Partido Comunista Italiano (PCI) estaba recibiendo del pueblo, Moro deseaba llegar a un acuerdo con el PCI, ofreciéndoles carteras ministeriales en el gobierno de un nuevo partido centrista. Pero su visita a Washington no tuvo buenos resultados. Durante una reunión con el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, se le dijo que esa medida era considerada por los EE.UU. como “profundamente peligrosa y equivocada” y que se empecinaba en hacerla, se atuviera a las consecuencias, y una reunión posterior con un funcionario de inteligencia, lo dejó temiendo por su vida. El anónimo funcionario le dijo a Moro que debía abandonar cualquier idea de incorporar a los comunistas… “o usted tendrá que pagar un alto precio por ello”, advirtiéndole seguidamente en clara referencia a la P2 y a la red Gladio que “grupos al margen de los servicios secretos oficiales podrían activarse” si no modificaba su posición.
Moro acortó su visita y regresó a su casa temiendo que lo mataran, dijo su esposa luego de su asesinato.

A  los pocos meses del mismo, el mundo se despertó con la noticia de que Albino Luciani había sido elegido Papa, y que había tomado el nombre de Juan Pablo I. Venerado como un hombre honesto, amable y perspicaz, la elección de Luciani causó angustia en muchas áreas de la curia y El Vaticano, y el obispo Paul Marcinkus, jefe estadounidense del banco del Vaticano, sintió que sus días estaban contados. La eliminación  de Marcinkus de la oficina abriría el nido de avispas de la  inmoralidad financiera. A través del banco del Vaticano, Marcinkus había participado en una gran cantidad de artimañas. Además de sus chanchullos financieros con el Banco Ambrosiano, el IOR también estaba usando conocidas figuras de la mafia que invertían  parte de su inmensa riqueza. Y no menos importante, Luciani fue visto por algunos en la extrema derecha italiana como un blando con el comunismo, ya que su padre había sido un militante socialista comprometido.

Tomado en su conjunto, era más que suficiente. Treinta y tres días después de su elección, el “Papa sonriente”, como lo llamaba el pueblo, fue encontrado muerto. Sustituido por Karol Wojtyla, quien adoptó el nombre  de Juan Pablo II, el obispo Marcinkus no sólo fue indultado, sino que  se convirtió en un confidente del nuevo papa polaco. Bajo el nuevo régimen, Marcinkus ofreció grandes sumas de dinero a los trabajadores del astillero polaco de Gdansk miembros del sindicato Solidaridad, que contribuyeron sustantivamente al fin del comunismo en Polonia.

El anticomunismo acérrimo continuaría siendo una característica permanente de la vida del Vaticano, ya que había estado bajo el predecesor de Luciani, el Papa Pablo VI que –como  joven monseñor Giovanni Montini, subsecretario de Estado desde 1937– estuvo  muy involucrado en las rutas clandestinas de escape de nazis y facsistas en la posguerra.

El mafioso arrepentido  Francesco Mannino Mannoia reveló en 1992 que Roberto Calvi había sido estrangulado por Francesco Di Carlo, el capo que controlaba el tráfico de heroína en Londres. La orden del asesinato provino de Pippo Calo, tesorero de la  mafia y “embajador” de la misma en Roma. Desesperado para tapar un agujero cada vez más grande en los libros del banco, Calvi había accedido a lavar grandes cantidades de dinero de la droga para el imperio mafioso de los Corleone. En esa actividad, Calvi comenzó a recortar las ganancias mafiosas para mantener su banco a flote.

Temiendo ser descubierto, Calvi fue a Londres a negociar un préstamo del Opus Dei, una facción católica altamente secreta y descripta por una autoridad inglesa como “siniestra, secreta y orwelliana”. Esa fuente altamente confiable y bien informada le dijo a este escritor que Calvi se reunió con el tesorero del Opus Dei que había acordado comprar una participación minoritaria en el Banco Ambrosiano. El acuerdo le habría proporcionado los fondos que necesitaba para pagarle a la mafia, y evitar in extremis una inminente investigación por parte del Banco Central de Italia.

El Opus Dei había buscado durante mucho tiempo tomar el control efectivo del Vaticano. Su causa había sido adelantada por la repentina muerte del Papa Juan Pablo I y la elección de un partidario entusiasta: El Papa Juan Pablo II. Los jefes del Opus Dei llegaron a la conclusión de que con Calvi muerto el colapso del Banco Ambrosiano continuaría, lo que haría temblar y pondría a la defensiva a sus enemigos dentro de la Curia, abriéndole el camino para conseguir el dominio total del Vaticano. En consecuencia, Roberto Calvi fue arrojado a los lobos.

Según sus críticos, el Opus Dei es agresivamente de derecha en sus enseñanzas, y opera con tácticas de control del pensamiento. Los discípulos experimentan episodios extenuantes de tortura autoinfligida, supuestamente diseñados  para aclarar el pensamiento y limpiar el espíritu. También se les enseña a evitar los sentimientos humanos naturales, siendo instados a tener un “corazón reservado y vigilado”. Del mismo modo, a los discípulos no se les permite leer ciertos libros, entre ellos los escritos de Karl Marx.

Sus detractores creen que es  una facción religiosa que comparte numerosos valores similares con los neonazis y los miembros de la logia secreta masónica P2. Hasta hace poco –y durante cientos de años antes– cualquier miembro de la iglesia católica que se descubriera masón era automáticamente excomulgado. A pesar de esto, una cantidad de miembros del alto clero fueron descubiertos como miembros secretos de la  P2. Posteriormente, en 1983, la nueva ley canónica permitió que cualquier miembro de la Iglesia romana pueda incorporarse a una logia masónica.

A raíz del caso Calvi, el Vaticano trató de minimizar la publicidad negativa estableciendo una comisión de investigación. En la llamada de los “Cuatro Sabios” estaba el Dr. Herman Abs, un banquero alemán de alto rango. Durante la Segunda Guerra Mundial,  Abs dirigió el Deutsche Bank y fue uno de los principales financistas de Adolf Hitler. También estuvo en la dirección de IG Farben, el conglomerado nazi que utilizó mano de obra esclava y fabricó el Zyklon B, el gas venenoso usado en los campos de exterminio. Arrestado por crímenes de guerra al final de la guerra, Abs fue silenciosamente liberado después de la intervención del Banco de Inglaterra.

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(El final abrupto viene de el texto ofrecido es el que esta, en inglés, para su descarga gratuita. Para acceder al resto del texto, hay que pagar).



ADDENDA

Franco Macri. (ncn.com.ar)

Según una investigación del periodista Horacio Verbistky publicada el 25 de marzo de 2012 en Pagina 12, Franco Macri fue acusado por el Fiscal de Trento (Italia) Carlo Palermo de participar en una maniobra de tráfico de armas en 1982, razón por la cual pidió la captura de Franco y Tonino Macri.

Se trató de un intento de comprar misiles Exocet durante la guerra de Malvinas. Recordemos que la aviación argentina hundió varios buques ingleses con esta temible arma. Hasta aquí, el intentar conseguir ese armamento tan crucial en la guerra, podría considerarse como un acto patriótico.

Pero, a diferencia de los jóvenes soldados en la Islas y los heroicos aviadores argentinos que ofrecían su vida por la causa Malvinas; para los Macri no era fervor patrio lo que los inspiraba, sino la promesa de Galtieri de darle a cambio la concesión de Subterráneos de Buenos Aires, y obvio alguna comisión en la compra de las armas.

Así explicaba Verbistky el caso: “La historia de la conexión italiana fue descubierta de pura casualidad por el juez de Trento Carlo Palermo. Durante un allamiento en su investigación sobre tráfico de armas y drogas por parte de la P-2, Palermo encontró documentos sobre un acuerdo entre Italia y la Argentina: si la dictadura podía comprar los misiles habría buenos negocios para empresas italianas en Buenos Aires. Según esa documentación, intervenían en ese trato el secretario general del Partido Socialista italiano, Bettino Craxi, el gran maestre de la P-2, Licio Gelli, el banquero del Vaticano y de la mafia Roberto Calvi, los empresarios ítalo-argentinos Franco y Tonino Macrì y Gaio Gradenigo, un torturador de las milicias fascistas de la República de Saló fugado a la Argentina para eludir una condena de los aliados. Una carta, enviada por el representante en la Argentina de Craxi decía que los hermanos Macrì “representan aquí los intereses de la FIAT”.”

“Palermo también ordenó la captura de los hermanos Macrì. Una carta remitida desde Buenos Aires por el representante de Craxi contaba que en febrero de 1982 Macrì ofreció genéricamente al gobierno argentino la total disponibilidad de las empresas italianas a colaborar con el aprovisionamiento para la guerra de las Malvinas, incluyendo helicópteros. A cambio de este apoyo político el gobierno argentino –general Galtieri– se compromete a dar a Macrì y al grupo que representa –y sigue representando– la concesión para ampliar y explotar por veinte años la red subterránea, llevándola al doble de su extensión”

ADDENDA 2

Los Exocet  (Página/12)
Uno de los momentos críticos de la guerra fue el hundimiento del destructor británico HMS Sheffield con un misil francés Exocet lanzado desde un avión naval Super Etendart. Como reflejo de la improvisación con que se decidió ocupar las islas, la Argentina no tenía una provisión suficiente de esas armas letales y en cuanto quedó en evidencia el daño que podían causar a la flota real, el gobierno de Margaret Thatcher presionó al de Francia, para que no entregara nuevas unidades a la Argentina. Comenzaron entonces diversas gestiones para conseguir nuevos Exocet en el mercado negro. Algunas son conocidas, pero otras permanecen en las sombras.

La historia de la conexión italiana fue descubierta de pura casualidad por el juez de Trento Carlo Palermo. Durante un allamiento en su investigación sobre tráfico de armas y drogas por parte de la P-2, Palermo encontró documentos sobre un acuerdo entre Italia y la Argentina: si la dictadura podía comprar los misiles habría buenos negocios para empresas italianas en Buenos Aires. Según esa documentación, intervenían en ese trato el secretario general del Partido Socialista italiano, Bettino Craxi, el gran maestre de la P-2, Licio Gelli, el banquero del Vaticano y de la mafia Roberto Calvi, los empresarios ítalo-argentinos Franco y Tonino Macrì y Gaio Gradenigo, un torturador de las milicias fascistas de la República de Saló fugado a la Argentina para eludir una condena de los aliados. Una carta, enviada por el representante en la Argentina de Craxi decía que los hermanos Macrì “representan aquí los intereses de la FIAT”. La Logia P-2, fundada por Gelli, tuvo entre sus integrantes a altos funcionarios de los gobiernos de Juan Perón, Raúl Lastiri e Isabel Martínez, como José López Rega, y a varios altos jefes de la dictadura militar que los desalojó del poder, como los generales Carlos Suárez Mason y Luis Alberto Betti, los almirantes Emilio Eduardo Massera y Juan Questa y el capitán de Navío Carlos Alberto Corti. En 1973 un colaborador de Gelli en la P-2, Giancarlo Elia Valori, puso en contacto a Massera con Juan Perón, quien le ofreció la comandancia general de la Armada. Menos conocido es que quien presentó a Valori con Massera fue el vicepresidente del directorio del diario Clarín, Horacio Rioja.

La Armada peruana aparecería como el comprador de los Exocet, que luego se derivarían a la Argentina. El pago se haría con una carta de crédito del Banco Central del Perú. Pero la inteligencia británica detectó que la garantía era un depósito de doscientos millones de dólares del Banco Andino de Lima, subsidiario y de propiedad total del Banco Ambrosiano, en el que Roberto Calvi administraba recursos del Vaticano. El capital del Andino había sido provisto por Ambrosiano Holdings y el grueso de sus préstamos se dirigía a las empresas fantasma controladas por Licio Gelli, quien había huido a Uruguay y la Argentina luego de la condena en suspenso de Calvi por este tipo de operaciones. El Ambrosiano no colapsó de inmediato sólo porque el Instituto para las Obras Religiosas, conocido por la sigla IOR y caracterizado como el Banco del Vaticano, se comprometió a respadarlo. Entre los materiales que el juez secuestró había un contrato para la provisión de 52 Exocet a un costo de 985.000 dólares cada uno en la operación denominada Pampa, a cargo del capitán de navío Carlos Alberto Corti, uno de los argentinos miembros de la P-2. La investigación del juez Palermo terminó con la carrera política de Craxi, quien murió refugiado en Africa para evitar el juicio.



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