Esclavitud y suicidio

La historiografía considera generalmente que la esclavitud era “menos dura” en las colonias francesas que en las españolas; sin embargo, una importante documentación del siglo XVIII sobre las Antillas Menores francesas permite relativizar esa afirmación. En efecto, el suicidio era la suerte cotidiana de los esclavos de todas las plantaciones de esas colonias. ¿Quién se suicidaba? ¿Por qué? He ahí las preguntas a las que se pretende dar respuesta con este artículo. El suicidio era ante todo masculino y tenía como fin el regreso a la tierra de los antepasados. Ni los factores biológicos ni los culturales que permiten abordar la cuestión del suicidio de los esclavos son del todo suficientes para entender la magnitud del fenómeno. Lo que explica el suicidio son ante todo las condiciones de la esclavitud misma, puesto que abarcaba también a los jóvenes adultos y a los adolescentes.
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Ante las condiciones de su existencia, los esclavos tuvieron una salida espiritual que, si bien no era aceptada por todos, sí por una mayoría. Las fuentes afirman que ciertos grupos étnicos de África “creen que cuando mueren retornan a sus casas”, así que “les es indiferente a los esclavos morir”. Se ha visto también que “ciertas naciones de entre ellos tienen por cierto el principio de la resurrección o metempsicosis, de que resulta arriesgado comprarlos y algunos hacendados no compran de éstos”, pues, “si están descontentos con sus amos o si tienen algún disgusto, no vacilan en darse muerte, se ahorcan o se asfixian, volviendo la lengua hacia dentro como si quisieran tragársela”.
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Sobre todo, ese factor cultural era compartido por todos, desde la edad de la adolescencia. Así, el amo de dos niños de 12 y 13 años del reino de Mina percibió a uno de ellos comiendo tierra:29 “Yo hice todo lo que pude para impedírselo pero esto fue en vano; él continuaba comiéndola, devino hidrópico sin que se pudiera remediar, ya que no se podía eliminar la causa, que era la melancolía negra que le llevaba a este exceso... Tenía un hermano que pertenecía a uno de mis vecinos; no pude adivinar que su pena venía de no estar juntos… ellos tomaron la resolución de hacerse morir a fin de retornar a su país a la casa de su familia”.



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