Concepción de la Buena Esperanza - Ruinas en Chaco
Concepción del Bermejo
Concepción de la Buena Esperanza
Por Rubén Tonzar para Diario Norte (visite el link para ver la nota completa)
La ciudad perdida del Bermejo
El 14 de abril de 1585 tenía lugar la primera fundación española dentro de los límites de lo que hoy es la provincia del Chaco. Prefigurando otras frustraciones en el territorio, la geopolítica colonial impidió su trascendencia: duró pocas décadas y permaneció por siglos en el misterio.
11 de Abril, 2020
"El plano (del ingeniero Martinet) revela la existencia de una población que por su trazado, el número de sus construcciones, la naturaleza de sus restos arqueológicos, la distribución y extensión de los mismos y su visible antigüedad, sólo pueden ser de una ciudad importante de fines del siglo XVI. En el Chaco solo hubo una ciudad española de importancia: Concepción del Bermejo, con sus encomiendas de Matará y Guacará, que han sido también encontradas e identificadas (…) Si las ruinas del kilómetro 75 no fueron las de Concepción del Bermejo, ¿de qué otra ciudad española, ubicada en el Chaco, podrían ser? Habría que inventarla". (Monseñor José Alumni, en El Territorio, 1958).
Ascenso y caída
Alonso de Vera y Aragón fundó Concepción en un paraje a unas 10 leguas de la margen derecha del Bermejo y a unas 30 leguas del río Paraguay, lugar que hoy situamos en el centro del triángulo determinado por Castelli, Pampa del Indio y Tres Isletas. Aquel sitio era entonces estratégico para el tránsito entre la Asunción y el Tucumán, cuyos gobernadores se disputaban la influencia sobre el territorio intermedio.
Juan de Garay, gobernador del Paraguay y el Río de la Plata, había fundado Santa Fe en 1573 y Buenos Aires en 1580, y en sus planes estaba señalado adentrarse en el monte, "abrir puertas a la tierra". Casi se le adelantaron desde el Tucumán, cuando fundaron las encomiendas de indios guácara y matará en 1584 y las sujetaron a la autoridad de los vecinos del Esteco, en lo que hoy sería el sudeste de Salta. La fundación de Concepción vino a saldar de hecho la cuestión jurisdiccional, y a apropiarse del trabajo de los indios. El pleito entre ambas gobernaciones sería resuelto recién años después por el rey de España, desairando a asuncenos y a tucumanos.
"La mayoría de los colonos pobladores eran de origen mestizo, mezcla de españoles y guaraníes, como lo fueron los que poblaron Santa Fe y Buenos Aires. Su base económica se hallaba en el producto agropecuario de los tres pueblos de aborígenes sujetos a encomienda de su jurisdicción: matará, guácara y matalá, a los que se le agregaría en 1622 el pueblo de Hohomas. Estos aborígenes eran de índole pacífica y sus hábitos agrícolas –por la influencia de los pueblos andinos- los hacían aptos para el servicio personal. No ocurría lo mismo con las tribus guerreras del Chaco, tobas, mocobíes y abipones, quienes no aceptaron la intromisión del hombre blanco en sus dominios y se mantuvieron en constante acecho", cuenta el historiador Marcos Altamirano en su blog Historia del Chaco.
En sus mejores años, Concepción y su zona llegaron a estar pobladas por tres o cuatro centenares de criollos y quizá el doble de indios agricultores, que cultivaban algodón y maíz. Cuando el rey Felipe III decidió dividir la Gobernación del Paraguay y el Río de la Plata (1617), una gobernada desde la Asunción y la otra desde los Buenos Aires, Concepción quedó encargada al distrito porteño. El propio gobernador Hernandarias había propuesto la división, pero no es seguro que estuviera de acuerdo con el destino reservado a la ciudad de la que fuera primer alcalde.
Detalles de este tipo, tan poco felices como disfuncionales, eran característicos de los úkases reales de aquella época, filtrados por la presencia de una densa burocracia y la ausencia de un conocimiento exhaustivo del territorio. Al apartar del asunto a la Asunción y al Tucumán, la fundación chaqueña quedó dejada de la mano de dios, y solo hubo intentos ineficaces o fallidos por recuperarla. Concepción fue una víctima más del centralismo monárquico y la primera del centralismo porteño.
Malos tratos
Marcos Altamirano explica que otro decisivo asunto vino a influir en el declive de Concepción: "En esa época (principios del siglo XVII) se intensificaron las denuncias contra los encomenderos de todas las ciudades hispánicas, por los malos tratos que a manos de éstos sufrían los aborígenes, abusos que también ocurrieron en Concepción del Bermejo. El visitador de la Audiencia de Charcas Francisco de Alfaro, quien comprobara personalmente esos abusos en su recorrida por todas las encomiendas, publicó en 1612 sus célebres Ordenanzas, que prohibían el sistema de encomiendas y exigían el buen tratamiento de los aborígenes por parte de criollos y españoles. Estas Ordenanzas se aplicaron en Concepción del Bermejo en 1621 y ocasionaron el debilitamiento de la ciudad al faltarle su sostén económico, que era el trabajo indígena en las encomiendas, y la lenta emigración de sus pobladores". La explotación y el abuso que principiaron en aquel siglo iban a hacer largo camino en nuestro territorio.
Altamirano cuenta que ante "la declinación de su sistema económico y defensivo, los grupos aborígenes no sometidos arreciaron ataques, y si en los primeros años la ciudad pudo defenderse eficazmente, en esta última etapa fue cada vez más difícil resistir continuos asedios. Los pobladores debieron estar permanentemente sobre las armas, y la ayuda desde las otras ciudades llegaba tarde o nunca para conjurar el peligro".
En 1631 fue destruido el pueblo Matará y derrotada la partida que desde la Concepción partió al mando del teniente de gobernador Antonio Calderón, quien además fue muerto en combate. Tobas, abipones y mocovíes comenzaban a recuperar el territorio que habían tenido que ceder casi medio siglo antes. En 1632, los pobladores huyeron hacia el territorio correntino, "en un penoso éxodo a través del monte chaqueño". Algunos de los indios los acompañaron y se establecieron en proximidades de la ciudad de Corrientes, como en Santa Ana de los Guacarás. El intento había durado menos de cincuenta años. En 1645 Felipe IV disolvió el Cabildo de Concepción. Sus ruinas ya habían desaparecido de la faz de la tierra y así permanecerían por casi tres siglos.
Las ruinas
El 17 de septiembre de 1943, Alfredo Martinet, vecino de Sáenz Peña y baqueano en la zona, halló signos de un gran asentamiento en proximidades del km 75 (contando desde Sáenz Peña) de la ruta nacional 95. A lo largo de casi tres lustros, el sitio fue recorrido y estudiado por aficionados, estudiosos y expertos como Nicanor Alurralde, monseñor José Alumni, Ana Biró de Stern, entre otros. Encontraron la sombra del muro de 2.400 metros que encerraba el poblado, la traza de unas calles que dibujaban las manzanas, el basamento de algunas viviendas de tierra apisonada, la planta de los tres templos conocidos a través de los escritos y el playón de la plaza de armas. En un principio nadie aseguraba que fuese la destruida Concepción, ya que estaba mucho más lejos del río de lo que suponían.
Monseñor Alumni, basándose en el diario de una expedición de 1780, cuando se fundó la reducción de La Cangayé, encontrado en el Archivo General de la Nación, valoró las ruinas del km 75 como los restos de Concepción. Sus afirmaciones permanecieron envueltas en la polémica con otros estudiosos y exploradores que mantenían el argumento de la excesiva distancia con las riberas del Bermejo. En 1965 la Facultad de Humanidades de la UNNE inició la investigación con un equipo integrado por el profesor Eldo Morresi, el profesor José Miranda Borelli, y el doctor Ernesto Maeder. Morresi publicó las conclusiones del trabajo en Las Ruinas del km 75 y Concepción del Bermejo, en 1971, y Heredad Hispánica en el Chaco, en 1979.
Allí Morresi confirma la tesis de monseñor Alumni de la correspondencia entre las ruinas y los documentos disponibles sobre Concepción del Bermejo (principalmente el acta de fundación; una carta de Alonso de Vera y Aragón a Francisco Victoria, obispo de Tucumán; y un informe de Diego de Góngora, gobernador del Río de la Plata, de 1622) que permitieron dar nuevo rumbo al debate: hubo una simbólica ceremonia de fundación a la vera del Bermejo, pero el asentamiento efectivo fue en donde hoy están las ruinas. La decisión de la fundación en esa región ya estaba tomada, de allí el acto simbólico en la ribera, pero el sitio adecuado se halló después, más próximo a la encomienda Matará y más lejos de los belicosos originarios que habitaban las márgenes del río.
Colaboraron en el esclarecimiento el hallazgo de objetos de indudable origen peninsular, los restos de la artesanía indígena y el claro trazado hispánico, coincidente con las Ordenanzas de Felipe II. Las pruebas de carbono confirmaron la datación entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII. En 1979 el gobierno argentino decretó que las ruinas del km 75 eran un "lugar histórico", por tratarse de la huella fundacional de Concepción.
No obstante, al día de hoy quedan unos cuantos asuntos pendientes. Algunos expertos sostienen que pudo haber una primera fundación real junto al río, que es necesario buscar, al igual que las de los poblados dependientes de Concepción (Matará, Guacará, Matalá, Hohomas), que permitirían triangular con más exactitud la posición de la ciudad cabecera.
Fuente: Wikipedia.
Commons para las fotos, y puede estar enlazado al sitio en sí de la foto que ahí sí aparezco yo como autor.
Por Rubén Tonzar
Comentarios
Publicar un comentario