"El nuevo debate de las luces ocurre en América Latina" por JORGE ALEMÁN
"Cuando el capital se vuelve invisible en sus operaciones, más se extiende el dominio de la imagen en todos los confines de la existencia sexuada, hablante y mortal."
http://www.telam.com.ar/notas/201307/24381-el-nuevo-debate-de-las-luces-ocurre-en-america-latina.html
En Jacques Lacan y el debate posmoderno, el psicoanalista, escritor y agregado cultural de la embajada argentina en Madrid, Jorge Alemán, actualiza una serie de textos organizados alrededor del pensamiento del autor de los "Escritos", a la luz de los nuevos modos de producción intelectual y el escenario político global.
El libro, publicado por la casa Filigrana, amplía, ordena y corrige intervenciones que resumen más de veinte años de trabajo de este poeta devenido psicoanalista que se exilió en España tras el golpe de estado cívico-militar de 1976.
Alemán es miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), y publicó, entre otros libros, Lacan: Heidegger. Un decir menos tonto; Cuestiones antifilosóficas en Jacques Lacan, La experiencia del fin, El inconsciente: existencia y diferencia sexual, El porvenir del inconsciente, No saber y Soledad: Común. Políticas en Lacan.
Esta es la conversación que sostuvo con Télam desde la capital española.
- Télam: ¿Qué es lo que tiene esta versión del libro que no tenía la anterior?
- Alemán: En la anterior edición intenté mostrar en qué puntos determinantes (Jacques) Lacan era irreductible a lo que se dio en llamar posmodernidad. Especialmente incorporando al debate casi todo el arco filosófico considerado como tal, a saber (Jacques) Derrida, (Michel) Foucault, (Gilles) Deleuze, (Gianni) Vattimo, (Giorgio) Agamben, (Richard) Rorty y otros.
Incluyo a aquellos que después de (Martin) Heidegger se propusieron pensar el lenguaje, el sujeto, las prácticas sociales, la construcción de la realidad por fuera de las verdades `objetivas` y `universales` de la metafísica.
Ese debate no estaba construido, salvo algunas referencias escasas por parte de Lacan a Heidegger y a Derrida, así que intenté distintas vías de elaboración con el fin de plantear las relaciones y las diferencias de Lacan con estos pensadores.
Traté de mostrar que, a pesar de ciertos lugares compartidos, Lacan presenta una serie de cuestiones relativas a su elaboración de la experiencia analítica que no son asimilables a la encrucijada intelectual posmoderna, y en particular aquello que nos va presentando bajo el modo que designaría como un nuevo materialismo de lo real.
Y también incorporé nuevas consideraciones sobre aquello que la posmodernidad sumergió cuando el término se extendió como nueva seña de identidad del capitalismo en su extensión planetaria. Me refiero a las cuestiones políticas y a las posibles conexiones entre el psicoanálisis y la política.
Esto era necesario, porque la posmodernidad apareció como una estrategia que preparó la racionalidad vigente específica del orden neoliberal.
-T: ¿Cómo pensar una "razón posmoderna" cuando se habla de "pospolítica", desfondamiento de la forma-partido y agotamiento del estado?
-A: Esas descripciones fueron típicas del ciclo posmoderno y aún mantienen su inercia. Por eso no me interesa el término hipermodernidad, que parece denotar una exaltación de los hechos modernos cuando la posmodernidad ha velado aspectos clave de su legado emancipatorio.
Lentamente, empiezan a emerger distintos tipos de antagonismos insinuados en la época moderna y cuya dificultad mayor es saber qué forma política tomarán y qué tipo de organización colectiva las vehiculizará.
-T : La sociedad del espectáculo, ¿es un sintagma adecuado a los tiempos del espionaje industrial y de redes sociales?
-A : Sí, pero se debe tener en cuenta que Heidegger, en el 38, en "La época de la imagen del mundo", caracteriza al mundo contemporáneo como algo del que ya no tendremos imagen porque él mismo se ha vuelto imagen. En esto anticipó a Guy Debord.
Cuando el capital se vuelve invisible en sus operaciones, más se extiende el dominio de la imagen en todos los confines de la existencia sexuada, hablante y mortal. No conozco esta historia de (Alain) Badiou, me llama la atención, parece una intervención más apropiada a (Slavoj) Zizek, cuya sensibilidad se acomoda mejor a los efectos mediáticos.
-T: ¿Y qué decir respecto a la proliferación de "identidades" por la vía de las redes sociales?
-A: En principio, que están cada vez más relacionadas con prácticas de goce, con insignias que agrupan a unos y a otros. Sin embargo, la pregunta que retorna es qué valor tiene la red como herramienta política.
¿Sólo sirve para solidificar a esas prácticas o puede constituir una herramienta política colectiva que incluso funcione por fuera de la racionalidad dominante del poder neoliberal?
"El capitalismo no parece mostrar su fin, y menos ahora en su andadura técnica, en su mundo de managers, emprendedores, operadores financieros, etcétera" -T: Más de una vez usted habló no de un fin de ciclo sino de un cambio de paradigma. ¿Están los dirigentes políticos a la altura de ese desafío?
-A : El capitalismo no parece mostrar su fin, y menos ahora en su andadura técnica, en su mundo de managers, emprendedores, operadores financieros, etcétera, que se conectan a través de ese nuevo paradigma, donde la generación de la renta se impulsa de tal modo que ya no encuentra límite respecto a la realidad de los sujetos. Esos términos, a la larga, resultan superfluos para lo que constituye la marcha de la producción biopolítica del capital.
¿Qué harán los políticos con semejante liquidación del tejido social? No representan, casi, a nadie. Pero ese déficit, ¿en qué puede terminar? ¿En qué nuevo estado de excepción puede devenir si la trama política se desvanece? En este punto, algunos países latinos de Europa deberían mirar atentamente a América Latina como la nueva ilustración emergente.
El nuevo debate de las luces está en nuestros países. Europa está saturada de infatuación. Mientras aún conserva el archivo artístico y cultural más importante de la civilización occidental.
http://www.telam.com.ar/notas/201307/24381-el-nuevo-debate-de-las-luces-ocurre-en-america-latina.html
En Jacques Lacan y el debate posmoderno, el psicoanalista, escritor y agregado cultural de la embajada argentina en Madrid, Jorge Alemán, actualiza una serie de textos organizados alrededor del pensamiento del autor de los "Escritos", a la luz de los nuevos modos de producción intelectual y el escenario político global.
El libro, publicado por la casa Filigrana, amplía, ordena y corrige intervenciones que resumen más de veinte años de trabajo de este poeta devenido psicoanalista que se exilió en España tras el golpe de estado cívico-militar de 1976.
Alemán es miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), y publicó, entre otros libros, Lacan: Heidegger. Un decir menos tonto; Cuestiones antifilosóficas en Jacques Lacan, La experiencia del fin, El inconsciente: existencia y diferencia sexual, El porvenir del inconsciente, No saber y Soledad: Común. Políticas en Lacan.
Esta es la conversación que sostuvo con Télam desde la capital española.
- Télam: ¿Qué es lo que tiene esta versión del libro que no tenía la anterior?
- Alemán: En la anterior edición intenté mostrar en qué puntos determinantes (Jacques) Lacan era irreductible a lo que se dio en llamar posmodernidad. Especialmente incorporando al debate casi todo el arco filosófico considerado como tal, a saber (Jacques) Derrida, (Michel) Foucault, (Gilles) Deleuze, (Gianni) Vattimo, (Giorgio) Agamben, (Richard) Rorty y otros.
Incluyo a aquellos que después de (Martin) Heidegger se propusieron pensar el lenguaje, el sujeto, las prácticas sociales, la construcción de la realidad por fuera de las verdades `objetivas` y `universales` de la metafísica.
Ese debate no estaba construido, salvo algunas referencias escasas por parte de Lacan a Heidegger y a Derrida, así que intenté distintas vías de elaboración con el fin de plantear las relaciones y las diferencias de Lacan con estos pensadores.
Traté de mostrar que, a pesar de ciertos lugares compartidos, Lacan presenta una serie de cuestiones relativas a su elaboración de la experiencia analítica que no son asimilables a la encrucijada intelectual posmoderna, y en particular aquello que nos va presentando bajo el modo que designaría como un nuevo materialismo de lo real.
Y también incorporé nuevas consideraciones sobre aquello que la posmodernidad sumergió cuando el término se extendió como nueva seña de identidad del capitalismo en su extensión planetaria. Me refiero a las cuestiones políticas y a las posibles conexiones entre el psicoanálisis y la política.
Esto era necesario, porque la posmodernidad apareció como una estrategia que preparó la racionalidad vigente específica del orden neoliberal.
-T: ¿Cómo pensar una "razón posmoderna" cuando se habla de "pospolítica", desfondamiento de la forma-partido y agotamiento del estado?
-A: Esas descripciones fueron típicas del ciclo posmoderno y aún mantienen su inercia. Por eso no me interesa el término hipermodernidad, que parece denotar una exaltación de los hechos modernos cuando la posmodernidad ha velado aspectos clave de su legado emancipatorio.
Lentamente, empiezan a emerger distintos tipos de antagonismos insinuados en la época moderna y cuya dificultad mayor es saber qué forma política tomarán y qué tipo de organización colectiva las vehiculizará.
-T : La sociedad del espectáculo, ¿es un sintagma adecuado a los tiempos del espionaje industrial y de redes sociales?
-A : Sí, pero se debe tener en cuenta que Heidegger, en el 38, en "La época de la imagen del mundo", caracteriza al mundo contemporáneo como algo del que ya no tendremos imagen porque él mismo se ha vuelto imagen. En esto anticipó a Guy Debord.
Cuando el capital se vuelve invisible en sus operaciones, más se extiende el dominio de la imagen en todos los confines de la existencia sexuada, hablante y mortal. No conozco esta historia de (Alain) Badiou, me llama la atención, parece una intervención más apropiada a (Slavoj) Zizek, cuya sensibilidad se acomoda mejor a los efectos mediáticos.
-T: ¿Y qué decir respecto a la proliferación de "identidades" por la vía de las redes sociales?
-A: En principio, que están cada vez más relacionadas con prácticas de goce, con insignias que agrupan a unos y a otros. Sin embargo, la pregunta que retorna es qué valor tiene la red como herramienta política.
¿Sólo sirve para solidificar a esas prácticas o puede constituir una herramienta política colectiva que incluso funcione por fuera de la racionalidad dominante del poder neoliberal?
"El capitalismo no parece mostrar su fin, y menos ahora en su andadura técnica, en su mundo de managers, emprendedores, operadores financieros, etcétera" -T: Más de una vez usted habló no de un fin de ciclo sino de un cambio de paradigma. ¿Están los dirigentes políticos a la altura de ese desafío?
-A : El capitalismo no parece mostrar su fin, y menos ahora en su andadura técnica, en su mundo de managers, emprendedores, operadores financieros, etcétera, que se conectan a través de ese nuevo paradigma, donde la generación de la renta se impulsa de tal modo que ya no encuentra límite respecto a la realidad de los sujetos. Esos términos, a la larga, resultan superfluos para lo que constituye la marcha de la producción biopolítica del capital.
¿Qué harán los políticos con semejante liquidación del tejido social? No representan, casi, a nadie. Pero ese déficit, ¿en qué puede terminar? ¿En qué nuevo estado de excepción puede devenir si la trama política se desvanece? En este punto, algunos países latinos de Europa deberían mirar atentamente a América Latina como la nueva ilustración emergente.
El nuevo debate de las luces está en nuestros países. Europa está saturada de infatuación. Mientras aún conserva el archivo artístico y cultural más importante de la civilización occidental.
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