La sobrepoblación relativa - Marina Kabat
"El capital necesita de la sobrepoblación relativa para mantener a raya la ley de la oferta y demanda de trabajo. Es significativo que allí donde todavía no se ha formado una sobrepoblación relativa, como en el caso de las colonias en el siglo XIX, el capital no puede asegurar que el asalariado se reproduzca como tal, pues permanentemente éste se transforma en productor independiente[...]"
Marina Kabat
(publicado en Anuario CEICS n° 3, 2009)
Marx vs Malthus: el concepto de sobrepoblación relativa
En El capital Marx califica a Essay on population de Malthus de burdo panfleto. También acusa de plagio a su autor, quien reproduciría sin citarlas obras anteriores agregándoles tan sólo un tinte más religioso (Malthus era un pastor protestante). Carente de profundidad científica y de originalidad, su éxito radicaría exclusivamente en su oportunismo político. En medio de la crisis social, nada mejor que las ideas de Malthus para exterminar toda pretensión de progreso humano [1].Malthus expresa con brutalidad las ideas de la burguesía. No desarrolla un conocimiento científico, sino que inventa un modelo que luego trata de imponer a la realidad. Imagina de modo arbitrario una proporción fija entre el ritmo de crecimiento de la población y de los bienes de subsistencia. La famosa relación según la cual la población crece geométricamente y los alimentos en forma aritmética. Malthus cree que en todas las sociedades la sobrepoblación actúa igual. Para él es un proceso meramente biológico. Marx explica, en cambio, cómo la apropiación de esos medios de subsistencia está mediada por las relaciones de producción y que ellas determinan las leyes de la sobrepoblación. La sobrepoblación nunca es absoluta; no guarda relación con los medios de subsistencia sino con las relaciones productivas. En los Grundrisse, Marx brinda varios ejemplos históricos: en un estadio cazador-recolector las guerras tribales manifestaban la existencia de una sobrepoblación relativa. Esto no significaba que la tierra fuera insuficiente para sostener ese ínfimo número de personas, sino tan sólo en esas condiciones de producción específicas.
Marx repasa distintas formas que asumió la sobrepoblación relativa en sociedades precapitalistas. En la antigua Grecia la sobrepoblación relativa se manifestaría bajo el fenómeno de las colonizaciones. Otro ejemplo son los agregados a monasterios en el mundo feudal. Pero ni estos mendicantes, que ayudan a consumir el plusproducto de los monasterios, ni los colonos son parte de la población trabajadora. En la antigüedad no hay sobrepoblación de esclavos, por el contrario, hay sobrepoblación de no trabajadores que no pueden reproducir las condiciones de apropiación del trabajo ajeno. En este sentido, señala Marx que la existencia de trabajadores excedentarios es una novedad propia del capitalismo [2].
Como señala Marx, hasta el mismo Ricardo objeta a Malthus que no es la carencia de medios de subsistencia lo que transforma a alguien en población sobrante, sino de medios de empleo. Bajo el capitalismo forman parte de la población sobrante todas aquellas personas que el capital no logra emplear productivamente. Por empleo productivo aquí Marx refiere al que se realiza en virtud del tiempo de trabajo social necesario [3].
De esta manera, como veremos en el próximo acápite, la sobrepoblación relativa excede el grupo de los trabajadores desocupados.
El desarrollo de una sobrepoblación relativa es una consecuencia del aumento de la composición orgánica del capital y de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. En función de esto, tendencialmente disminuye la proporción de capital variable empleado en relación con el capital fijo. Cuanto más aumenta el capital constante menos proporción de capital variable requiere. Por ello, en la misma proporción en que se desarrolla la producción capitalista crece la posibilidad de una población obrera relativamente supernumeraria, no porque disminuya la fuerza productiva del trabajo social sino porque aumenta. Es decir, no hay una desproporción absoluta entre trabajo y medios de subsistencia o medios de producción y medios de subsistencia; sino una desproporción que dimana de la explotación capitalista del trabajo. Por eso, bajo el capitalismo, la fuerza productiva creciente del
trabajo genera una aparente sobrepoblación relativa [4]. De esta manera, en el tomo 3, Marx sostiene que la soprepoblación relativa no sólo no es excedentaria para los medios de subsistencia existentes, sino que tampoco lo es en relación a los medios de producción. Por ello, en este tomo califica permanentemente a la sobrepoblación de aparente o ficticia. El desarrollo de la sobrepoblación relativa va de la mano de la expansión de capital sobrante. La tendencia decreciente de la tasa de ganancia acentúa ambos procesos. Con el descenso de la tasa de ganancia aumenta el mínimo de capital necesario para un empleo productivo de la fuerza de trabajo. Esto deja afuera a los pequeños capitales fragmentarios que se lanzan a la aventura. El fraude y la especulación prosperan porque a estos capitales ya no les resulta productivo el empleo de fuerza de trabajo. “Esta plétora de capital surge de las mismas circunstancias que producen una sobrepoblación relativa, por lo cual es un fenómeno complementario de este último” No es una contradicción que la sobreproducción de medios de producción esté acompañada por una sobrepoblación relativa. El capital excedente no la explota por la baja tasa de ganancia que obtendría [5].
La formación de la sobrepoblación relativa está íntimamente asociada al desarrollo del sistema de gran industria. Éste es el modo de producción específicamente capitalista donde el trabajo es constantemente revolucionado en el concurso de la ciencia y de la técnica y el proceso productivo se encuentra objetivado en un sistema de máquinas. Alcanzado este estadio se acicatea la centralización y el aumento de la composición orgánica del capital tiene un renovado y permanente estímulo. En los distintos ramos de la producción es el arribo de la gran industria lo que transforma en supernumerarios a huestes cada vez más numerosas de la clase obrera. Además, es importante resaltar cómo la misma existencia de la sobrepoblación presiona para un aumento de la jornada de los trabajadores ocupados, hecho que acrece, a su vez, a la sobrepoblación relativa. El capital acrecienta más su oferta de trabajo que su demanda de obreros, “el trabajo excesivo de la parte ocupada engrosa las filas de su reserva” y, a su vez, la presión de la reserva obliga al sector activo a trabajar más duramente [6]. Asociado a esto Marx señala que, si en Inglaterra hubiera una jornada racional de trabajo, los obreros disponibles serían insuficientes para cubrir las necesidades del capital. También Engels en La situación de la clase obrera en Inglaterra refiere a este aspecto del problema. La población superflua aparecería como una consecuencia de la competencia recíproca de los trabajadores. Da el siguiente ejemplo: si en vez de emplear 10 hombres durante 9 horas el empresario emplea 9 hombres por 10 horas, el décimo queda desempleado [7]. El capital necesita de la sobrepoblación relativa para mantener a raya la ley de la oferta y demanda de trabajo. Es significativo que allí donde todavía no se ha formado una sobrepoblación relativa, como en el caso de las colonias en el siglo XIX, el capital no puede asegurar que el asalariado se reproduzca como tal, pues permanentemente éste se transforma en productor independiente [8].
Por eso, en muchos casos, cuando en las nuevas colonias se necesita fuerza de trabajo masiva se recurre a formas coercitivas de trabajo [9]. Además, el capital requiere de esta sobrepoblación relativa como reserva que le permita ampliar la producción en los momentos de expansión súbita. El desarrollo económico a saltos, propio del capitalismo, requiere del mantenimiento de una sobrepoblación relativa disponible para ser movilizada cuando se necesita.
La formación histórica de la sobrepoblación relativa
Nos hallamos frente a una etapa de subsunción formal cuando el proceso de trabajo no asume aún un carácter específicamente capitalista. Las relaciones de producción ya son capitalistas: se establece la relación asalariada entre el burgués poseedor de los medios de producción y el obrero que, por carecer de aquellos, depende exclusivamente de la venta de su fuerza de trabajo. Las relaciones sociales ya han experimentado la transformación cualitativa fundamental. No ocurre lo mismo con la materialidad del trabajo, que se mantiene en un primer momento inmodificada. Para dar cuenta de ese nivel de análisis, el del proceso de trabajo, Marx acuña los conceptos de subsunción formal y subsunción real del trabajo al capital. Ambos presuponen el proceso de proletarización y la conformación de una clase obrera. Dan cuenta de diferentes formas en que el capital emplea la fuerza de trabajo de dicha clase, pero no representan fases que alteren su condición esencial. Es decir, un trabajador manual (subsunción formal) y un operario fabril (subsunción real) son igualmente obreros. Su condición de clase no presenta diferencias de grados, ni se adquiere en sucesivas etapas. Esto no significa que estas transformaciones técnicas en la materialidad del trabajo carezcan de consecuencias para los trabajadores, sino que no modifican su condición de clase. El pasaje de la subsunción formal a la subsunción real del trabajo, va a alterar centralmente la capacidad de resistencia de los obreros en su lugar de trabajo [10]. Con los primeros cambios en el proceso de trabajo que aumentan la fuerza productiva del trabajo social y, de esa manera, generan plusvalía relativa, se dan los primeros pasos hacia la subsunción real. Al principio éstos son pequeños, como ocurre con el desarrollo de la cooperación capitalista del trabajo:
“En un principio el mando del capital sobre el trabajo aparecía tan sólo como consecuencia formal del hecho de que el obrero, en vez de trabajar para sí, lo hacía para el capitalista y por ende bajo sus órdenes. Con la cooperación de muchos asalariados, el mando del capital se convierte en un requisito para la ejecución del proceso laboral mismo, en una verdadera condición de producción.” [11]
La cooperación misma aparece como forma específica del proceso capitalista de producción en antítesis a la producción de trabajadores independientes aislados o de pequeños patronos. Esto equivaldría al “primer cambio que experimenta el proceso real de trabajo por su subsunción por el capital.” [12]. Este proceso tiene un segundo momento de avance con el desarrollo de la manufactura:
“Si en un principio el obrero vende su fuerza de trabajo al capital porque él carece de los medios materiales para la producción de una mercancía, ahora es su propia fuerza de trabajo individual la que se niega a prestar servicios si no es vendida al capital. (…) La división del trabajo marca con hierro candente al obrero manufacturero, dejándole impresa la señal que lo distingue como propiedad del capital.” [13]
Pero este proceso se completa sólo con el desarrollo de la gran industria que es el método específicamente capitalista de producción. Con él el capital transforma los procesos laborales a su imagen y semejanza. Se erige una base objetiva del trabajo que es permanentemente revolucionada con el concurso de la ciencia y de la técnica y se consuma la escisión entre el trabajo manual y las potencias intelectuales del mismo. Las posibilidades de una actividad productiva independiente se estrechan cada vez más a medida que se completa el proceso de subsunción real del trabajador. De esa manera el obrero va perdiendo toda chance de realizar actividades productivas por fuera de las relaciones asalariadas y queda anclado en la condición de obrero. Cuando nos encontramos frente a una mera subsunción formal, en la medida que el capital todavía no ha revolucionado los métodos de trabajo, con cada aumento de la acumulación se requiere un incremento de una magnitud más o menos equivalente del trabajo empleado [14]. En cambio, cuando el proceso de subsunción se ha completado y el capital constante crece en relación con el capital variable, se genera una creciente sobrepoblación relativa. No es casual que en el capítulo 13, destinado al estudio de la gran industria, aparezcan por vez primera en El capital las referencias a la sobrepoblación relativa. La gran industria genera huestes de supernumerarios en toda rama donde se desarrolla. Los países de desarrollo de gran industria dan lugar entonces a la emigración de población sobrante. Cuando la gran industria de los países más industrializados compite con las artesanías de otros, la arruina generando una nueva sobrepoblación relativa en aquellos [15]. Esto no sólo se produce por el aumento productivo del trabajo social, sino también porque la mecanización permite al capital el reclutamiento de capas de la clase obrera que antes le eran inaccesibles, incorporando a la mujer y al niño al trabajo [16]. El avance de la gran industria transforma en supernumerarios a los obreros manuales y a los trabajadores rurales así como a arrendatarios o pequeños productores rurales (nos detendremos en este punto más adelante).
Las formas de manifestación de la sobrepoblación relativa
Marx reconoce tres formas de la sobrepoblación: fluctuante, latente y estancada. La sobrepoblación fluctuante debe su origen al hecho de que, en su desarrollo, la industria repele y atrae obreros. En este movimiento la sobrepoblación aparece bajo la forma de fluctuante. Al respecto, Marx llama la atención sobre el hecho de que la gran industria y el taller mecanizado necesitan muchos obreros jóvenes que cuando envejecen son, en su mayoría, expulsados.Contradictoriamente, hay población superflua mientras el capital dice no poder reunir los obreros suficientes. Esto es inherente al capital porque necesita una gran masa de jóvenes y un número mucho menor de personas mayores. Debido al rápido consumo de la fuerza de trabajo, el obrero de mediana edad es ya un hombre desgastado y caduco y pasa a engrosar las filas de la sobrepoblación relativa o desciende de categoría. El crecimiento absoluto de la población obrera debe incrementar su número, aunque sus miembros se desgasten rápidamente. Es necesario un rápido relevo de las generaciones obreras. Esto requiere de matrimonios tempranos y se estimula por la prima que la explotación de los niños genera a su producción.
Una primera lectura haría pensar en la sobrepoblación relativa fluctuante como la desocupación temporaria de los obreros. Pero los trabajadores que entran y salen de la producción aparecen incluidos en el primer grupo que Marx identifica dentro de la sobrepoblación estancada. A su vez, en el espacio destinado a explicar quiénes forman esta sobrepoblación fluctuante y cuál es el origen de esta capa, Marx se concentra en el contenido etario del grupo: los jóvenes obreros son necesarios hasta cierta edad y luego se transforman en sobrantes. En una sección anterior Marx ya había comentado el problema de los niños que trabajan en fábricas sin que se les enseñara un oficio que les permitiese trabajar en esos mismos establecimientos una vez que crecieran [17]. Si tomamos como válida esta interpretación, podríamos decir que los jóvenes que en los últimos años se rebelaron en los suburbios de Paris o en Grecia, “los mileuristas”, aquellos que tienen trabajos precarios por menos de 1.000 euros, responden a esta categoría. Se podría afirmar que hoy son trabajadores necesarios, pero que se enfrentan a su próximo descarte. Van de un trabajo precario a otro, por tiempo determinado. Todos los trabajos donde se emplean, cajeras, fast food, callcenter, otros servicios, toman gente de hasta 28, 30 a lo sumo 32 años. ¿Qué pasará con ellos cuando, lindando este límite de edad, obtengan su último trabajo precario? Enfrentan hoy una explotación sumamente intensiva y una perspectiva futura de desempleo. Es contra este horizonte que esos jóvenes se rebelan. La cuna de la segunda forma de sobrepoblación, la latente, se encuentra en el agro. No bien la producción capitalista se apodera de la agricultura, la población obrera decrece en números absolutos a medida que aumenta la acumulación de capital en esa esfera.
A diferencia de la industria esto no está nunca complementado por una atracción mayor. Por ello una parte de la población rural está siempre en vías de metamorfosearse en población urbana o manufacturera. Pero su flujo constante presupone la existencia en el propio campo de una sobrepoblación constantemente latente, cuyo volumen sólo se ve cuando los canales de desagüe quedan excepcionalmente abiertos en toda su amplitud. Por ello el obrero rural tiene un salario mínimo y un pie hundido siempre en la miseria. Tanto para Marx, como para Engels, estos obreros ya pertenecen a la sobrepoblación relativa en forma previa a que migren, sólo que antes su condición no se manifiesta abiertamente [18]. Además, para ambos, la sobrepoblación relativa latente rural puede esconderse también bajo la forma de una multitud de arrendatarios con parcelas demasiado pequeñas para ser productivas. Según Engels, cuando llega el momento del año en que al arrendatario supernumerario de Irlanda se le acaba su reserva de papas, la mujer sale a pedir y el hombre migra temporalmente a trabajar [19]. Marx analiza la situación de los arrendatarios de Irlanda y demuestra que la mayoría de ellos resulta supernumerario porque su parcela no es competitiva [20]. De todos modos, por la descripción que de ellos se hace, estos arrendatarios son, al menos parcialmente, obreros. Ya citamos cómo Engels refiere al trabajo estacional fuera de su parcela del arrendatario y a la mendicidad también temporaria de su mujer. A esto Marx agrega que el terrateniente contrata como jornalero en sus fincas sólo a sus propios arrendatarios, a quienes les paga un salario menor que el de un jornalero común. El arrendatario sale perdiendo tanto porque descuida su parcela como por el bajo salario. Marx resalta que el mismo es un síntoma de que nos encontramos frente a un sector sobrante [21].
Sin embargo, Marx no mira este proceso en forma nostálgica. Por eso señala que la acción de la gran industria en el campo, en cuanto a la conversión de los obreros en supernumerarios, es más intensa y menos resistida. Es a la vez más revolucionaria porque trastoca al campesino, sujeto residual de la vieja sociedad, en asalariado [22]. El proceso de conversión de obreros o arrendatarios en supernumerarios no se detiene. Cuanto más se despuebla el campo más sobrepoblación relativa hay, el campo siempre tiene demasiada población para sus requisitos medios y demasiado pocos para su demanda estacional [23]. En el campo el avance de la gran industria genera supernumerarios que, a diferencia de la ciudad, no son reabsorbidos. Por eso el campo es la cuna del pauperismo permanente [24].Marx refiere también a la población nómade o infantería ligera del capital. Ésta aparece como uno mas de lo ejemplos de la ley de población del capital, es decir de la tendencia a la formación de la sobrepoblación relativa y los elementos que aparecen en su descripción parecen encuadrarla en esta categoría (estacionalidad del trabajo, las pestes a las que están sometidos, “llevan el tifus a todos los lugares donde van”, sus bajos salarios, etc.) [25]. Finalmente, otra prueba que Marx presenta de que el obrero agrario es un pauper, lo da el hecho de que hasta la nueva ley de pobres (1834) el salario de obreros rurales era completado por la parroquia. Esto mostraba que el salario del obrero rural había caído por debajo del mínimo y que el obrero agrícola era un compuesto de asalariado por una parte e indigente por otra [26].
La última capa de la sobrepoblación relativa, la estancada, pertenece al ejército obrero activo, pero su ocupación es sumamente irregular y por ello ofrece al capital una masa de trabajo latente o disponible. Sus condiciones de vida están por debajo del medio normal de la clase obrera. Por ello, es base de diferentes ramas de explotación del capital. Su figura principal es la industria domiciliaria. Recluta sus integrantes entre los supernumerarios de la gran industria y la agricultura. Pero esta categoría es al mismo tiempo un grupo que se reproduce a si mismo y al que le cabe una parte proporcionalmente mayor del crecimiento global de dicha clase. El número de familias, nacimientos y muertes está en proporción inversa a los recursos de subsistencia (más pobre, más familias, más nacimientos más muertes).
La actividad de la sobrepoblación estancada a la cual Marx presta más atención es el trabajo domiciliario. Señala que la explotación es más desvergonzada en la industria domiciliaria porque los obreros convertidos en supernumerarios por la gran industria y por la agricultura tienen en el trabajo a domicilio su último refugio y por ello esta actividad es donde la competencia entre obreros alcanza su mayor grado. A consecuencia de ello hay una economización de los medios de producción que va de la mano del despilfarro de fuerza de trabajo [27]. Una de las características del trabajo a domicilio es su estacionalidad, por eso, el ejército industrial de reserva que se cría en esta esfera, resulta siempre disponible y es diezmado parte del año por las condiciones laborales inhumanas, y en la otra por la carencia de trabajo [28]. Otras actividades propias de la sobrepoblación relativa estancada son reseñadas por Engels:
“Esta es la población supernumeraria de Inglaterra, población que mediante la mendicidad y los hurtos, la limpieza de calles, la recolección de estiércol, los viejos con carritos y asnos o con otros trabajitos de ocasión sobrelleva una mísera existencia.” [29].
Engels describe estas ramas donde se refugia la población supernumeraria. En la lista figuran los barrenderos londinenses (desocupados a quienes las administraciones de pobres les dan esta tarea). Las personas que en las calles principales de acceso a la ciudad juntan el estiércol recién caído. Otros consiguen un carrito y, los más afortunados, un carrito y un asno y hacen transportes. La mayor parte de los superfluos se refugian en el oficio de reventa. Venta de productos para la misma clase obrera, “una multitud vive de eso”, afirma Engels. Otros, los “jobbers”, recorren las calles buscando trabajitos de ocasión [changas] [30].
Finalmente, para Marx el sedimento más bajo de la sobrepoblación relativa se compone del pauperismo consolidado [31]. Excluyendo el lumpenproletariado (vagabundos, delincuentes y prostitutas) esta categoría se conforma por tres grupos. En primer lugar se encuentran las personas aptas para el trabajo, quienes constituyen una masa que crece con la crisis y cae con el periodo de recuperación, es decir que es cíclicamente absorbida y expulsada. Cabe señalar que si no entendiéramos la sobrepoblación relativa fluctuante en base a su particularidad etaria, este primer grupo
del pauperismo no tendría nada que lo diferenciara de la sobrepoblación relativa fluctuante. En segundo lugar, Marx menciona a las viudas, huérfanos e hijos de indigentes que en los auges industriales se los enlista rápidamente en el trabajo de las fábricas. Por último, pertenecen también al pauperismo las personas degradas o incapacitadas para trabajar. A pesar de que estas personas pierden sus atributos como fuerza de trabajo, son necesarias para el desarrollo de la sociedad capitalista. Su necesidad es parte de la necesidad de una plus población y conforma, con la misma, una condición de existencia de la producción capitalista. Cuanto mayor sea la riqueza social, el capital en funciones y, por ende, la clase obrera, mayor será la plus población. Cuanto mayor sea el ejército de reserva en relación al activo mayor será la masa de la pluspoblación consolidada o las capas obreras cuya miseria está en proporción inversa a su tortura en el trabajo. Cuanto mayor sea la parte del ejército de reserva formado por enfermizos, mayor será el pauperismo oficial. Esta es la ley general absoluta de la acumulación capitalista.
Consecuencias políticas de la expansión de la sobrepoblación relativa
Aunque de un modo fragmentario, Marx alude en distintos pasajes a la acción política de las capas que conforman la sobrepoblación relativa, su solidaridad con los obreros ocupados y las consecuencias políticas de una expansión absoluta de la sobrepoblación relativa. Así, en el tomo 3 de El Capital, Marx señala que apenas los obreros comprenden que el aumento de la capacidad productiva de su trabajo vuelve más precaria su función como medios de valorización del capital y que el incremento de la intensidad de la competencia entre ellos depende de la presión ejercida por la sobrepoblación relativa, se organizan en trade unions y establecen una cooperación planificada entre obreros ocupados y desocupados [32]. En la medida en que la sobrepoblación relativa se amplía y que se desarrolla la lucha de clases y la conciencia de sí mismos entre los obreros, esta expansión del desempleo se vuelve un problema crucial de la sociedad. En consecuencia, las estadísticas oficiales sobre la materia se vuelven menos confiables, pues se torna necesario a la burguesía ocultar la verdadera magnitud del problema [33]. La expansión de la población sobrante para el capital es vista por Marx como una de las principales contradicciones que darán lugar a la superación del capitalismo. En el tomo 1 de El Capital, señala respecto a la gran industria:
“Al aniquilar las esferas de la pequeña empresa y de la industria domiciliaria, aniquila también los últimos refugios de los ‘supernumerarios’ y con ello la válvula de seguridad de todo el mecanismo social. Al hacer que maduren las condiciones materiales y la combinación social del proceso de producción, hace madurar las contradicciones y antagonismos de la forma capitalista de ese proceso, y por ende, al mismo tiempo, los elementos creadores de una nueva sociedad y los factores que trastocan la sociedad vieja.” [34]
No sólo el desarrollo de la sobrepoblación relativa es una de las contradicciones que demanda una transformación social, sino que sus integrantes son considerados, junto con el resto de la clase obrera, como los elementos creadores de la nueva sociedad. Frente a quienes señalan que el aumento del desempleo es mayor que lo previsto por Marx y, por ello, proponen nociones alternativas a la de sobrepoblación relativa o ejército de reserva, cabe resaltar que Marx predice un mayor crecimiento de la sobrepoblación relativa [35] y señala las consecuencias políticas que esto tendría:
“Un desarrollo de las fuerzas productivas que redujese el número absoluto de obreros, es decir que de hecho capacitase a la nación entera para llevar a cabo su producción global en un lapso más reducido, provocaría una revolución, pues dejaría fuera de circulación a la mayor parte de la población. En esto se manifiesta una vez más la limitación específica de la producción capitalista, y el hecho de que la misma no es en modo alguno una forma absoluta para el desarrollo de las fuerzas productivas y para la generación de la riqueza sino que, por el contrario, llegado cierto punto entra en colisión con ese desarrollo.” [36]
El examen del incremento de la sobrepoblación relativa como una de las contradicciones centrales del capitalismo y como una de las causas de la acción política capaz de terminar con este sistema aparece también en los Grundrisse:
“Estas contradicciones, of course, tienen como resultados estallidos, crisis en las que la anulación momentánea de todo trabajo lo hacen llegar violentamente al punto en el cual está en condiciones de emplear completamente sus fuerzas productivas sin suicidarse. Con todo estas catástrofes recurrentes tienen como resultado su repetición a mayor escala y por último el derrocamiento violento de capital”. [37]
La pertenencia de clase de la sobrepoblación relativa
Entre las diversas discusiones relacionadas con la definición y el análisis de la sobrepoblación relativa la central es el debate sobre su pertenencia de clase. En ciertos análisis se niega que ella forme parte de la clase obrera porque se define como tal sólo al obrero fabril ocupado en forma permanente. Tal definición no tiene asidero en la concepción marxista y surge de un análisis simplificado. El neozelandés David Neilson ha elaborado una fundamentación más sofisticada de la misma idea básica. Neilson niega la plena inscripción de la sobrepoblación relativa dentro de la clase obrera sobre la base de las características técnicas de los trabajos que realiza. Partiendo del falso presupuesto de que sólo pertenecen cabalmente a la clase obrera los obreros fabriles (aquellos realmente subsumidos al capital), los supernumerarios que se emplean en actividades donde predomina la subsunción formal quedan por fuera de la misma. Así la sobrepoblación relativa que crece numéricamente conformaría una nueva mayoría que no está completamente proletarizada [38].
Ya hemos señalado que el pasaje de la subsunción formal y real de trabajo marca cambios en las relaciones técnicas que afectan al trabajo material, pero que no implican una mutación en la condición de clase de los trabajadores que se desempeñan bajo uno u otro régimen laboral. Es decir, considerado en términos individuales, un trabajador manual es tan obrero como un empleado de una fábrica automatizada. En esta instancia de nuestra exposición conviene aclarar aquí que, desde el punto de vista histórico de conformación del conjunto del proletariado de un país, pueden sin embargo distinguirse fases en la maduración de la clase obrera en relación al predominio en el conjunto de la economía de la subsunción formal o real del trabajo.
El primer momento histórico corresponde al predominio de la subsunción formal. En ese contexto la clase obrera tiene menos posibilidades de desarrollar una conciencia de clase. Esto ocurre simplemente porque existen todavía demasiadas posibilidades de transformarse en pequeño burgués para que los obreros piensen en defender sus intereses como tales. Por esta misma posibilidad en estos contextos, la relación asalariada es complementada con formas coercitivas de trabajo (la esclavitud en las colonias, las work houses en Inglaterra). Con el desarrollo de la subsunción real las posibilidades de ascenso de clase se estrechan hasta casi cerrarse. Al mismo tiempo, la explotación se vuelve más intensa forzando el desarrollo de la
acción política y la conciencia de la clase obrera. A su vez la profundización del régimen de gran industria genera una sobrepoblación relativa que crece al ritmo del desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social. Gran parte de la sobrepoblación relativa trabaja.
Aunque no lo hace en términos productivos desde el punto de vista del capital, pues su trabajo no se corresponde con el socialmente necesario. Trabaja con una menor productividad en actividades donde predomina, como forma técnica, la subsunción formal del trabajo. Sin embargo, las condiciones de existencia de esta sobrepoblación relativa están dictadas por la subsunción real del trabajo en el conjunto de la sociedad.
Tal como es repetidamente señalado en El Capital y en La situación de la clase obrera en Inglaterra, la sobrepoblación relativa es consecuencia de la gran industria, lo que es lo mismo que decir que es consecuencia de la subsunción real del capital. En este contexto más general, si bien la forma técnica bajo la que se emplea la mayoría de la sobrepoblación relativa corresponde a la subsunción formal del trabajo, no se reproducen las condiciones generales que existían cuando esta subsunción formal regía el conjunto de la economía. Todos los obreros que pertenecen a la sobrepoblación relativa se encuentran profundamente arraigados en su condición de obreros, sin posibilidad alguna de salir de ella, ascendiendo a la pequeña burguesía. Es cierto que desde el punto de vista técnico, la subsunción formal reaparece en algunas ramas cuya base de explotación es la sobrepoblación relativa. Marx señala que el desarrollo de una sobrepoblación relativa es una de las causas de que en algunas ramas se mantenga “la subordinación más o menos incompleta del trabajo al capital” [39]. Sin embargo, más allá de que en dichas ramas pueda reaparecer, desde el punto de vista técnico la subsunción
formal, no son las características de esta etapa las que establecen las condiciones de vida del proletariado que en ellas trabaja. El nivel de salarios, la imposibilidad del desarrollo independiente, están dictadas por el desarrollo de la sobrepoblación relativa propio de la gran industria, es decir de la subsunción real. Es por esto que Marx insiste en la diferencia del trabajo a domicilio del período artesanal con el que se desarrolla en el período de subsunción real. El trabajo a domicilio moderno es el refugio del tendal de supernumerarios arrojado a la calle por la gran industria y, al mismo tiempo, como actividad, es regido por la gran industria. Por ello Marx acuña la célebre frase de que el trabajo a domicilio es el “patio trasero de la gran industria”. La sobrepoblación relativa puede emplearse en tareas cuya materialidad técnica corresponda a la subsunción formal. Sin embargo, sus condiciones de existencia están sobredeterminadas por el predominio de la subsunción real en el conjunto social. Lo mismo ocurre con el desarrollo de la conciencia de clase. La continuidad o la reaparición de talleres cuya base técnica es la subsunción formal del trabajo no conduce al renacimiento de las expectativas de ascenso social con su nefasta influencia sobre la conciencia de clase que caracterizaron la etapa histórica en la cual la subsunción formal predomina en el conjunto social. Por el contrario, tal como lo muestran las citas de Marx del acápite anterior y el desarrollo del movimiento piquetero en la Argentina, la expansión de la sobrepoblación relativa promueve una agudización de las contradicciones de clase y de la conciencia que de ella tiene el proletariado [40].
En síntesis, al analizar a estas fracciones de la clase obrera es necesario comprender que su determinación principal es su carácter de supernumerarios generados por la gran industria y que la determinación secundaria es la que incumbe a las condiciones técnicas de la rama en la que se refugian una vez que ya han sido transformados en población sobrante. En otras palabras, más allá de que trabajen en condiciones técnicas propias de la subsunción
formal, sus condiciones de vida y de trabajo están sobredeterminadas por el predominio de la subsunción real en el conjunto de la economía [41].
NOTAS:
[1] En la concepción de Malthus cualquier mejora de las condiciones de vida del pueblo, impulsaría un aumento de la población que nuevamente, por la supuesta escasez de alimentos, volvería a caer en la miseria.
[2] Marx, K.: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858, Siglo XXI, Mexico DF, 1989, pp. 111-114. Consecuentemente, cuando el economista refiere a la “población excedentaria” no alude a aquella que sólo debe consumir los productos del trabajo ajeno, sino a la fuerza de trabajo que resulta excesiva para las necesidades del capital.
[3] Marx, K.: El Capital, Siglo XXI, Mexico DF, 1999, t. 3, p. 322.
[4] Ibid., t.3, p. 284.
[5] Ibid., t.3, p. 328.
[6] Ibid., t.1, cap. 23, pp. 791-2.
[7] Engels, F.: La situación de la clase obrera en Inglaterra, Diáspora, Buenos Aires, 1974, pp. 93 y ss.
[8] Marx: op. cit., t. 1, cap. 25.
[9] Ibid., t. 1, cap. 23, p. 797 y cap. 25.
[10] Mientras que en un taller se establece sólo la subsunción formal los trabajadores mantienen un mayor control del proceso de trabajo que les permite resistir en mejores condiciones los intentos de intensificar el trabajo. Las calificaciones que conservan resultan, a su vez, un arma importante dentro de los conflictos laborales. Por otra parte, al no haberse objetivado por completo el proceso de trabajo, permanece abierta la posibilidad de intentar un trabajo independiente por fuera de la relación asalariada, lo que constituye un factor adicional que refuerza su capacidad de resistencia frente al capital. Desarrollamos este aspecto en Sartelli, Eduardo y Kabat, Marina: “Procesos de trabajo y política: un matrimonio forzado”, mimeo, 2009. Esta misma tesis se defiende para el caso concreto de los trabajadores automotrices en: Harari, Ianina: “La formación de una clase obrera calificada en los orígenes de la industria automotriz cordobesa”, en Cuadernos de Historia, Córdoba, en prensa.14Ibid., t. 1, cap. 24, p. 923.
[11] Marx: op. cit., t. 1, cap. 11, p. 402, resaltado en el original.
[12] Ibid., t. 1, cap. 11, p.407, cursivas en el original.
[13] Ibid., t. 1, cap. 12, p. 440.
[15] Ibid., t. 1, cap. 13, p. 550.
[16] Ibid., t. 1, p. 479.
[17] Ibid., t. 1, p. 590.
[18] Para Engels si los distritos agrícolas, Irlanda “y las ramas industriales menos sujetas al resurgimiento” pueden suministrar un número de trabajadores, esto mismo les muestra que pertenecen ellos también a la reserva. Engels, F.: La situación…, op. cit., p. 97.
[19] Ibid., p. 261. Para Engels, esa miseria en la que se encontraban estos sectores de la población irlandesa no se podría solucionar con la autonomía de Irlanda. Pero la autonomía probaría que su causa, que parece venir de afuera, reside en el propio desarrollo del capitalista irlandés.
[20] Marx: op. cit., t. 1, p. 889.
[21]Ibid., t. 1, p. 885.
[22] Ibid., t. 1, p. 610.
[23] Marx, K.: El capital, t. 1, pp. 866-867. El hecho de que cuanto más se despuebla el campo, más sobrepoblación relativa existe, demuestra que dicha sobrepoblación no es absoluta sino que está en relación con los medios de producción. Lo mismo puede señalarse en torno a los movimientos de la población europea de las últimas décadas. Por más que se redujo el número de nacimientos y se produjo un envejecimiento de la población, gran parte de la juventud se encuentra en condición de sobrante. Esto es producto del incremento de la fuerza productiva del trabajo social que, en condiciones capitalistas, a pesar de la caída de la natalidad, coloca cada vez más población en condición de sobrante. Por ello, el mal no se remedia con restricciones al crecimiento demográfico, sino con un cambio en las relaciones de producción.
[24] Engels: op. cit., p. 250.
[25] Marx: op. cit., t.1, p. 829.
[26] Ibid., t. 1, p. 843.
[27]Ibid., t. 1, pp. 562-3.
[28] Ibid., t. 1, p. 583.
[29] Engels: op. cit., pp. 97-98.
[30] Cabe reflexionar sobre la relación entre la estructura económica de un país y las actividades que asume la población sobrante. Por ejemplo, en Venezuela, la mayoría de la población sobrante parece estar ligada a la venta ambulante o a ferias informales. A diferencia de Brasil y Argentina, el cartoneo resulta menos importante. Esta última modalidad cobra mayor importancia en los países con una mayor actividad industrial, que requiere mayor material de embalaje y da lugar a una industria del papel más importante. México tiene una industria papelera muy grande y es donde mas desarrollado esta el fenómeno de los cartoneros, que están más organizados no solo en cooperativas sino también en sindicatos. A la inversa, en Venezuela, con escaso desarrollo industrial, pareciera que la mayoría de la población sobrante se dedica a otras ocupaciones, sea la ya señalada venta callejera o, más recientemente, a distintos emprendimientos cooperativos. Bolivia probablemente mantenga todavía una magnitud importante de sobrepoblación relativa latente en el agro, aunque allí tampoco están ausentes las actividades cooperativas parcialmente subsidiadas por el estado, especialmente en el sector minero. Para el caso del fenómeno de cartoneo en Latinoamérica ver Villanova, Nicolás, “Los recicladores informales en Latinoamérica: un estudio de sus condiciones laborales, proceso de trabajo, cooperativas y su vínculo con las empresas”, en II Jornadas Internacionales de Investigación y Debate Político, Buenos Aires, 10 al 12 de diciembre de 2009, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
[31]La clasificación en este punto se vuelve un poco confusa, pero entendemos que puede comprenderse a este pauperismo como el sedimento más bajo de la sobrepoblación relativa estancada.
[32] Marx: op. cit., t. 3, p. 797.
[33] Ibid., t.1, p. 816.
[34] Ibid., t. 1, pp. 607-609.
[35] Esta posición fue sostenida para países latinoamericanos por Murmis, Nun y Quijano. Así, el concepto de marginal o masa marginal vino a remplazar desde esta perspectiva al de ejército industrial de reserva. Uno de los supuestos de esta posición era que esta población no competía con los obreros en activo, entre otros factores por diferencias de calificaciones entre ellos. Ver: Nun, José: “El futuro del empleo y la tesis de la masa marginal”, en Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Enero/Marzo, Vol. 38, Nº 152, 1999; Nun, José: “Sobrepoblación relativa, ejército industrial de reserva y masa marginal”, en Revista Latinoamericana de Sociología, Nº 2, 1969; Quijano, Aníbal: Notas sobre el concepto de marginalidad social, CEPAL, 1966; Quijano, Aníbal: “Redefinición de la dependencia y proceso de marginalización en América Latina”, en Weffort, F. y Quijano, A.: Populismo, marginalización y dependencia, Costa Rica, 1976. Otra categoría alternativa que se ha propuesto es la de subsunción indirecta en referencia a comunidades de origen indígena. El empleo estacional de mano de obra y su contratación colectiva serían uno de los rasgos de este modo de subsunción. Trinchero, Hugo: Antropología Económica, Eudeba, 1998, p. 133. Sin embargo, ni la definición teórica de este concepto ni la descripción empírica del fenómeno divergen de las características reseñadas por Marx respecto a las condiciones de trabajo de los obreros rurales a los que considera parte de la sobrepoblación relativa latente.
[36] Marx: op. cit., t. 3, p. 338.
[37] Marx, K.: Elementos fundamentales..., op. cit., p. 283.
[38] Neilson, David: “Sobrepoblación y la teoría marxista de clase”, en Razón y Revolución nº 19, 2º semestre de 2009, p. 19. Una posición similar se defiende también en Neilson, David: “Formal and real subordination and the contemporary proletariat: Re-coupling Marxist class theory and labour-process analysis” en, Capital & Class, Nº 91, 2007.39Marx: op. cit., t. 3, p. 302. La misma explicación figura también en el tomo 1, p. 479. Ésta es una de las razones por las cuales Marx considera que el campo de aplicación de la maquinaria será más amplio en el comunismo. Cabe recordar que, desde el punto de vista abstracto, el empleo de maquinaria se justifica en toda tarea donde su propia producción cueste menos trabajo que el que viene a remplazar. En cambio, bajo el capitalismo al empresario sólo le resulta redituable el empleo de la máquina si esta representa, no menos trabajo en general, sino menos trabajo pago. Sólo se empleará maquinaria si ésta representa una economía respecto del trabajo necesario (aquella parte de la jornada donde el obrero produce bienes equivalentes al valor de su fuerza de trabajo). Si el valor de la fuerza de trabajo cae, o el precio que por ella se paga en el mercado desciende por debajo de su valor, el incentivo para la incorporación de maquinaria será menor.
[39] Ibid., t. 1, p. 478.
[40] Una forma de testear esta hipótesis, sería ver si en las ramas donde predomina la sobrepoblación relativa hay o no ascenso de clase. Es una discusión interesante presente, por ejemplo, en los estudios sobre trabajadores bolivianos de la confección. Hay autores que hablan de un ascenso social, la “escalera boliviana”. Sin embargo, los avances de investigación realizados por investigadores del CEICS mostrarían otra cosa. Por ejemplo, de los registros de trabajadores domiciliarios del Ministerio de Trabajo, quien se inscribe como obrero mantiene esa condición (no hay pases a talleristas). El que viene como pequeño burgués puede ascender, el que llega como obrero no. Otros autores no ven esta diferencia porque ocultan tras la noción de “inmigrante” las diferencias de clase. Ver: Pascucci, Silvina: “Las migraciones de bolivianos a la Argentina y su inserción en la industria de la confección de indumentaria (1970-2009)”, en II Jornadas Internacionales de Investigación y Debate Político, Buenos aires, diciembre de 2009.
[41] Marx explica cómo dentro de la manufactura aparece en forma subordinada la cooperación de obreros, o como dentro de la gran industria reaparece la división del trabajo entre máquinas, pero estos son momentos subordinados de una totalidad mayor que les da sentido. De la misma manera debe entenderse el hecho que, dominando la gran industria, la población sobrante que ella genera se refugie en ramas donde reaparece la subsunción formal. También se podría hablar de un desarrollo desigual y combinado entre las distintas ramas, porque aquellas más avanzadas generan una sobrepoblación relativa que vende su fuerza de trabajo por debajo de su valor. Esta extremada baratura de la fuerza de trabajo se convierte en un obstáculo para la transformación técnica de las ramas más rezagadas, puesto que para el capitalista, el costo de la maquinaria es mayor que el de la fuerza de trabajo que viene a remplazar.
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La sobrepoblación relativa
El aspecto menos conocido de la concepción marxista de la clase obreraMarina Kabat
(publicado en Anuario CEICS n° 3, 2009)
Marx vs Malthus: el concepto de sobrepoblación relativa
En El capital Marx califica a Essay on population de Malthus de burdo panfleto. También acusa de plagio a su autor, quien reproduciría sin citarlas obras anteriores agregándoles tan sólo un tinte más religioso (Malthus era un pastor protestante). Carente de profundidad científica y de originalidad, su éxito radicaría exclusivamente en su oportunismo político. En medio de la crisis social, nada mejor que las ideas de Malthus para exterminar toda pretensión de progreso humano [1].Malthus expresa con brutalidad las ideas de la burguesía. No desarrolla un conocimiento científico, sino que inventa un modelo que luego trata de imponer a la realidad. Imagina de modo arbitrario una proporción fija entre el ritmo de crecimiento de la población y de los bienes de subsistencia. La famosa relación según la cual la población crece geométricamente y los alimentos en forma aritmética. Malthus cree que en todas las sociedades la sobrepoblación actúa igual. Para él es un proceso meramente biológico. Marx explica, en cambio, cómo la apropiación de esos medios de subsistencia está mediada por las relaciones de producción y que ellas determinan las leyes de la sobrepoblación. La sobrepoblación nunca es absoluta; no guarda relación con los medios de subsistencia sino con las relaciones productivas. En los Grundrisse, Marx brinda varios ejemplos históricos: en un estadio cazador-recolector las guerras tribales manifestaban la existencia de una sobrepoblación relativa. Esto no significaba que la tierra fuera insuficiente para sostener ese ínfimo número de personas, sino tan sólo en esas condiciones de producción específicas.
Marx repasa distintas formas que asumió la sobrepoblación relativa en sociedades precapitalistas. En la antigua Grecia la sobrepoblación relativa se manifestaría bajo el fenómeno de las colonizaciones. Otro ejemplo son los agregados a monasterios en el mundo feudal. Pero ni estos mendicantes, que ayudan a consumir el plusproducto de los monasterios, ni los colonos son parte de la población trabajadora. En la antigüedad no hay sobrepoblación de esclavos, por el contrario, hay sobrepoblación de no trabajadores que no pueden reproducir las condiciones de apropiación del trabajo ajeno. En este sentido, señala Marx que la existencia de trabajadores excedentarios es una novedad propia del capitalismo [2].
Como señala Marx, hasta el mismo Ricardo objeta a Malthus que no es la carencia de medios de subsistencia lo que transforma a alguien en población sobrante, sino de medios de empleo. Bajo el capitalismo forman parte de la población sobrante todas aquellas personas que el capital no logra emplear productivamente. Por empleo productivo aquí Marx refiere al que se realiza en virtud del tiempo de trabajo social necesario [3].
De esta manera, como veremos en el próximo acápite, la sobrepoblación relativa excede el grupo de los trabajadores desocupados.
El desarrollo de una sobrepoblación relativa es una consecuencia del aumento de la composición orgánica del capital y de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. En función de esto, tendencialmente disminuye la proporción de capital variable empleado en relación con el capital fijo. Cuanto más aumenta el capital constante menos proporción de capital variable requiere. Por ello, en la misma proporción en que se desarrolla la producción capitalista crece la posibilidad de una población obrera relativamente supernumeraria, no porque disminuya la fuerza productiva del trabajo social sino porque aumenta. Es decir, no hay una desproporción absoluta entre trabajo y medios de subsistencia o medios de producción y medios de subsistencia; sino una desproporción que dimana de la explotación capitalista del trabajo. Por eso, bajo el capitalismo, la fuerza productiva creciente del
trabajo genera una aparente sobrepoblación relativa [4]. De esta manera, en el tomo 3, Marx sostiene que la soprepoblación relativa no sólo no es excedentaria para los medios de subsistencia existentes, sino que tampoco lo es en relación a los medios de producción. Por ello, en este tomo califica permanentemente a la sobrepoblación de aparente o ficticia. El desarrollo de la sobrepoblación relativa va de la mano de la expansión de capital sobrante. La tendencia decreciente de la tasa de ganancia acentúa ambos procesos. Con el descenso de la tasa de ganancia aumenta el mínimo de capital necesario para un empleo productivo de la fuerza de trabajo. Esto deja afuera a los pequeños capitales fragmentarios que se lanzan a la aventura. El fraude y la especulación prosperan porque a estos capitales ya no les resulta productivo el empleo de fuerza de trabajo. “Esta plétora de capital surge de las mismas circunstancias que producen una sobrepoblación relativa, por lo cual es un fenómeno complementario de este último” No es una contradicción que la sobreproducción de medios de producción esté acompañada por una sobrepoblación relativa. El capital excedente no la explota por la baja tasa de ganancia que obtendría [5].
La formación de la sobrepoblación relativa está íntimamente asociada al desarrollo del sistema de gran industria. Éste es el modo de producción específicamente capitalista donde el trabajo es constantemente revolucionado en el concurso de la ciencia y de la técnica y el proceso productivo se encuentra objetivado en un sistema de máquinas. Alcanzado este estadio se acicatea la centralización y el aumento de la composición orgánica del capital tiene un renovado y permanente estímulo. En los distintos ramos de la producción es el arribo de la gran industria lo que transforma en supernumerarios a huestes cada vez más numerosas de la clase obrera. Además, es importante resaltar cómo la misma existencia de la sobrepoblación presiona para un aumento de la jornada de los trabajadores ocupados, hecho que acrece, a su vez, a la sobrepoblación relativa. El capital acrecienta más su oferta de trabajo que su demanda de obreros, “el trabajo excesivo de la parte ocupada engrosa las filas de su reserva” y, a su vez, la presión de la reserva obliga al sector activo a trabajar más duramente [6]. Asociado a esto Marx señala que, si en Inglaterra hubiera una jornada racional de trabajo, los obreros disponibles serían insuficientes para cubrir las necesidades del capital. También Engels en La situación de la clase obrera en Inglaterra refiere a este aspecto del problema. La población superflua aparecería como una consecuencia de la competencia recíproca de los trabajadores. Da el siguiente ejemplo: si en vez de emplear 10 hombres durante 9 horas el empresario emplea 9 hombres por 10 horas, el décimo queda desempleado [7]. El capital necesita de la sobrepoblación relativa para mantener a raya la ley de la oferta y demanda de trabajo. Es significativo que allí donde todavía no se ha formado una sobrepoblación relativa, como en el caso de las colonias en el siglo XIX, el capital no puede asegurar que el asalariado se reproduzca como tal, pues permanentemente éste se transforma en productor independiente [8].
Por eso, en muchos casos, cuando en las nuevas colonias se necesita fuerza de trabajo masiva se recurre a formas coercitivas de trabajo [9]. Además, el capital requiere de esta sobrepoblación relativa como reserva que le permita ampliar la producción en los momentos de expansión súbita. El desarrollo económico a saltos, propio del capitalismo, requiere del mantenimiento de una sobrepoblación relativa disponible para ser movilizada cuando se necesita.
La formación histórica de la sobrepoblación relativa
Nos hallamos frente a una etapa de subsunción formal cuando el proceso de trabajo no asume aún un carácter específicamente capitalista. Las relaciones de producción ya son capitalistas: se establece la relación asalariada entre el burgués poseedor de los medios de producción y el obrero que, por carecer de aquellos, depende exclusivamente de la venta de su fuerza de trabajo. Las relaciones sociales ya han experimentado la transformación cualitativa fundamental. No ocurre lo mismo con la materialidad del trabajo, que se mantiene en un primer momento inmodificada. Para dar cuenta de ese nivel de análisis, el del proceso de trabajo, Marx acuña los conceptos de subsunción formal y subsunción real del trabajo al capital. Ambos presuponen el proceso de proletarización y la conformación de una clase obrera. Dan cuenta de diferentes formas en que el capital emplea la fuerza de trabajo de dicha clase, pero no representan fases que alteren su condición esencial. Es decir, un trabajador manual (subsunción formal) y un operario fabril (subsunción real) son igualmente obreros. Su condición de clase no presenta diferencias de grados, ni se adquiere en sucesivas etapas. Esto no significa que estas transformaciones técnicas en la materialidad del trabajo carezcan de consecuencias para los trabajadores, sino que no modifican su condición de clase. El pasaje de la subsunción formal a la subsunción real del trabajo, va a alterar centralmente la capacidad de resistencia de los obreros en su lugar de trabajo [10]. Con los primeros cambios en el proceso de trabajo que aumentan la fuerza productiva del trabajo social y, de esa manera, generan plusvalía relativa, se dan los primeros pasos hacia la subsunción real. Al principio éstos son pequeños, como ocurre con el desarrollo de la cooperación capitalista del trabajo:
“En un principio el mando del capital sobre el trabajo aparecía tan sólo como consecuencia formal del hecho de que el obrero, en vez de trabajar para sí, lo hacía para el capitalista y por ende bajo sus órdenes. Con la cooperación de muchos asalariados, el mando del capital se convierte en un requisito para la ejecución del proceso laboral mismo, en una verdadera condición de producción.” [11]
La cooperación misma aparece como forma específica del proceso capitalista de producción en antítesis a la producción de trabajadores independientes aislados o de pequeños patronos. Esto equivaldría al “primer cambio que experimenta el proceso real de trabajo por su subsunción por el capital.” [12]. Este proceso tiene un segundo momento de avance con el desarrollo de la manufactura:
“Si en un principio el obrero vende su fuerza de trabajo al capital porque él carece de los medios materiales para la producción de una mercancía, ahora es su propia fuerza de trabajo individual la que se niega a prestar servicios si no es vendida al capital. (…) La división del trabajo marca con hierro candente al obrero manufacturero, dejándole impresa la señal que lo distingue como propiedad del capital.” [13]
Pero este proceso se completa sólo con el desarrollo de la gran industria que es el método específicamente capitalista de producción. Con él el capital transforma los procesos laborales a su imagen y semejanza. Se erige una base objetiva del trabajo que es permanentemente revolucionada con el concurso de la ciencia y de la técnica y se consuma la escisión entre el trabajo manual y las potencias intelectuales del mismo. Las posibilidades de una actividad productiva independiente se estrechan cada vez más a medida que se completa el proceso de subsunción real del trabajador. De esa manera el obrero va perdiendo toda chance de realizar actividades productivas por fuera de las relaciones asalariadas y queda anclado en la condición de obrero. Cuando nos encontramos frente a una mera subsunción formal, en la medida que el capital todavía no ha revolucionado los métodos de trabajo, con cada aumento de la acumulación se requiere un incremento de una magnitud más o menos equivalente del trabajo empleado [14]. En cambio, cuando el proceso de subsunción se ha completado y el capital constante crece en relación con el capital variable, se genera una creciente sobrepoblación relativa. No es casual que en el capítulo 13, destinado al estudio de la gran industria, aparezcan por vez primera en El capital las referencias a la sobrepoblación relativa. La gran industria genera huestes de supernumerarios en toda rama donde se desarrolla. Los países de desarrollo de gran industria dan lugar entonces a la emigración de población sobrante. Cuando la gran industria de los países más industrializados compite con las artesanías de otros, la arruina generando una nueva sobrepoblación relativa en aquellos [15]. Esto no sólo se produce por el aumento productivo del trabajo social, sino también porque la mecanización permite al capital el reclutamiento de capas de la clase obrera que antes le eran inaccesibles, incorporando a la mujer y al niño al trabajo [16]. El avance de la gran industria transforma en supernumerarios a los obreros manuales y a los trabajadores rurales así como a arrendatarios o pequeños productores rurales (nos detendremos en este punto más adelante).
Las formas de manifestación de la sobrepoblación relativa
Marx reconoce tres formas de la sobrepoblación: fluctuante, latente y estancada. La sobrepoblación fluctuante debe su origen al hecho de que, en su desarrollo, la industria repele y atrae obreros. En este movimiento la sobrepoblación aparece bajo la forma de fluctuante. Al respecto, Marx llama la atención sobre el hecho de que la gran industria y el taller mecanizado necesitan muchos obreros jóvenes que cuando envejecen son, en su mayoría, expulsados.Contradictoriamente, hay población superflua mientras el capital dice no poder reunir los obreros suficientes. Esto es inherente al capital porque necesita una gran masa de jóvenes y un número mucho menor de personas mayores. Debido al rápido consumo de la fuerza de trabajo, el obrero de mediana edad es ya un hombre desgastado y caduco y pasa a engrosar las filas de la sobrepoblación relativa o desciende de categoría. El crecimiento absoluto de la población obrera debe incrementar su número, aunque sus miembros se desgasten rápidamente. Es necesario un rápido relevo de las generaciones obreras. Esto requiere de matrimonios tempranos y se estimula por la prima que la explotación de los niños genera a su producción.
Una primera lectura haría pensar en la sobrepoblación relativa fluctuante como la desocupación temporaria de los obreros. Pero los trabajadores que entran y salen de la producción aparecen incluidos en el primer grupo que Marx identifica dentro de la sobrepoblación estancada. A su vez, en el espacio destinado a explicar quiénes forman esta sobrepoblación fluctuante y cuál es el origen de esta capa, Marx se concentra en el contenido etario del grupo: los jóvenes obreros son necesarios hasta cierta edad y luego se transforman en sobrantes. En una sección anterior Marx ya había comentado el problema de los niños que trabajan en fábricas sin que se les enseñara un oficio que les permitiese trabajar en esos mismos establecimientos una vez que crecieran [17]. Si tomamos como válida esta interpretación, podríamos decir que los jóvenes que en los últimos años se rebelaron en los suburbios de Paris o en Grecia, “los mileuristas”, aquellos que tienen trabajos precarios por menos de 1.000 euros, responden a esta categoría. Se podría afirmar que hoy son trabajadores necesarios, pero que se enfrentan a su próximo descarte. Van de un trabajo precario a otro, por tiempo determinado. Todos los trabajos donde se emplean, cajeras, fast food, callcenter, otros servicios, toman gente de hasta 28, 30 a lo sumo 32 años. ¿Qué pasará con ellos cuando, lindando este límite de edad, obtengan su último trabajo precario? Enfrentan hoy una explotación sumamente intensiva y una perspectiva futura de desempleo. Es contra este horizonte que esos jóvenes se rebelan. La cuna de la segunda forma de sobrepoblación, la latente, se encuentra en el agro. No bien la producción capitalista se apodera de la agricultura, la población obrera decrece en números absolutos a medida que aumenta la acumulación de capital en esa esfera.
A diferencia de la industria esto no está nunca complementado por una atracción mayor. Por ello una parte de la población rural está siempre en vías de metamorfosearse en población urbana o manufacturera. Pero su flujo constante presupone la existencia en el propio campo de una sobrepoblación constantemente latente, cuyo volumen sólo se ve cuando los canales de desagüe quedan excepcionalmente abiertos en toda su amplitud. Por ello el obrero rural tiene un salario mínimo y un pie hundido siempre en la miseria. Tanto para Marx, como para Engels, estos obreros ya pertenecen a la sobrepoblación relativa en forma previa a que migren, sólo que antes su condición no se manifiesta abiertamente [18]. Además, para ambos, la sobrepoblación relativa latente rural puede esconderse también bajo la forma de una multitud de arrendatarios con parcelas demasiado pequeñas para ser productivas. Según Engels, cuando llega el momento del año en que al arrendatario supernumerario de Irlanda se le acaba su reserva de papas, la mujer sale a pedir y el hombre migra temporalmente a trabajar [19]. Marx analiza la situación de los arrendatarios de Irlanda y demuestra que la mayoría de ellos resulta supernumerario porque su parcela no es competitiva [20]. De todos modos, por la descripción que de ellos se hace, estos arrendatarios son, al menos parcialmente, obreros. Ya citamos cómo Engels refiere al trabajo estacional fuera de su parcela del arrendatario y a la mendicidad también temporaria de su mujer. A esto Marx agrega que el terrateniente contrata como jornalero en sus fincas sólo a sus propios arrendatarios, a quienes les paga un salario menor que el de un jornalero común. El arrendatario sale perdiendo tanto porque descuida su parcela como por el bajo salario. Marx resalta que el mismo es un síntoma de que nos encontramos frente a un sector sobrante [21].
Sin embargo, Marx no mira este proceso en forma nostálgica. Por eso señala que la acción de la gran industria en el campo, en cuanto a la conversión de los obreros en supernumerarios, es más intensa y menos resistida. Es a la vez más revolucionaria porque trastoca al campesino, sujeto residual de la vieja sociedad, en asalariado [22]. El proceso de conversión de obreros o arrendatarios en supernumerarios no se detiene. Cuanto más se despuebla el campo más sobrepoblación relativa hay, el campo siempre tiene demasiada población para sus requisitos medios y demasiado pocos para su demanda estacional [23]. En el campo el avance de la gran industria genera supernumerarios que, a diferencia de la ciudad, no son reabsorbidos. Por eso el campo es la cuna del pauperismo permanente [24].Marx refiere también a la población nómade o infantería ligera del capital. Ésta aparece como uno mas de lo ejemplos de la ley de población del capital, es decir de la tendencia a la formación de la sobrepoblación relativa y los elementos que aparecen en su descripción parecen encuadrarla en esta categoría (estacionalidad del trabajo, las pestes a las que están sometidos, “llevan el tifus a todos los lugares donde van”, sus bajos salarios, etc.) [25]. Finalmente, otra prueba que Marx presenta de que el obrero agrario es un pauper, lo da el hecho de que hasta la nueva ley de pobres (1834) el salario de obreros rurales era completado por la parroquia. Esto mostraba que el salario del obrero rural había caído por debajo del mínimo y que el obrero agrícola era un compuesto de asalariado por una parte e indigente por otra [26].
La última capa de la sobrepoblación relativa, la estancada, pertenece al ejército obrero activo, pero su ocupación es sumamente irregular y por ello ofrece al capital una masa de trabajo latente o disponible. Sus condiciones de vida están por debajo del medio normal de la clase obrera. Por ello, es base de diferentes ramas de explotación del capital. Su figura principal es la industria domiciliaria. Recluta sus integrantes entre los supernumerarios de la gran industria y la agricultura. Pero esta categoría es al mismo tiempo un grupo que se reproduce a si mismo y al que le cabe una parte proporcionalmente mayor del crecimiento global de dicha clase. El número de familias, nacimientos y muertes está en proporción inversa a los recursos de subsistencia (más pobre, más familias, más nacimientos más muertes).
La actividad de la sobrepoblación estancada a la cual Marx presta más atención es el trabajo domiciliario. Señala que la explotación es más desvergonzada en la industria domiciliaria porque los obreros convertidos en supernumerarios por la gran industria y por la agricultura tienen en el trabajo a domicilio su último refugio y por ello esta actividad es donde la competencia entre obreros alcanza su mayor grado. A consecuencia de ello hay una economización de los medios de producción que va de la mano del despilfarro de fuerza de trabajo [27]. Una de las características del trabajo a domicilio es su estacionalidad, por eso, el ejército industrial de reserva que se cría en esta esfera, resulta siempre disponible y es diezmado parte del año por las condiciones laborales inhumanas, y en la otra por la carencia de trabajo [28]. Otras actividades propias de la sobrepoblación relativa estancada son reseñadas por Engels:
“Esta es la población supernumeraria de Inglaterra, población que mediante la mendicidad y los hurtos, la limpieza de calles, la recolección de estiércol, los viejos con carritos y asnos o con otros trabajitos de ocasión sobrelleva una mísera existencia.” [29].
Engels describe estas ramas donde se refugia la población supernumeraria. En la lista figuran los barrenderos londinenses (desocupados a quienes las administraciones de pobres les dan esta tarea). Las personas que en las calles principales de acceso a la ciudad juntan el estiércol recién caído. Otros consiguen un carrito y, los más afortunados, un carrito y un asno y hacen transportes. La mayor parte de los superfluos se refugian en el oficio de reventa. Venta de productos para la misma clase obrera, “una multitud vive de eso”, afirma Engels. Otros, los “jobbers”, recorren las calles buscando trabajitos de ocasión [changas] [30].
Finalmente, para Marx el sedimento más bajo de la sobrepoblación relativa se compone del pauperismo consolidado [31]. Excluyendo el lumpenproletariado (vagabundos, delincuentes y prostitutas) esta categoría se conforma por tres grupos. En primer lugar se encuentran las personas aptas para el trabajo, quienes constituyen una masa que crece con la crisis y cae con el periodo de recuperación, es decir que es cíclicamente absorbida y expulsada. Cabe señalar que si no entendiéramos la sobrepoblación relativa fluctuante en base a su particularidad etaria, este primer grupo
del pauperismo no tendría nada que lo diferenciara de la sobrepoblación relativa fluctuante. En segundo lugar, Marx menciona a las viudas, huérfanos e hijos de indigentes que en los auges industriales se los enlista rápidamente en el trabajo de las fábricas. Por último, pertenecen también al pauperismo las personas degradas o incapacitadas para trabajar. A pesar de que estas personas pierden sus atributos como fuerza de trabajo, son necesarias para el desarrollo de la sociedad capitalista. Su necesidad es parte de la necesidad de una plus población y conforma, con la misma, una condición de existencia de la producción capitalista. Cuanto mayor sea la riqueza social, el capital en funciones y, por ende, la clase obrera, mayor será la plus población. Cuanto mayor sea el ejército de reserva en relación al activo mayor será la masa de la pluspoblación consolidada o las capas obreras cuya miseria está en proporción inversa a su tortura en el trabajo. Cuanto mayor sea la parte del ejército de reserva formado por enfermizos, mayor será el pauperismo oficial. Esta es la ley general absoluta de la acumulación capitalista.
Consecuencias políticas de la expansión de la sobrepoblación relativa
Aunque de un modo fragmentario, Marx alude en distintos pasajes a la acción política de las capas que conforman la sobrepoblación relativa, su solidaridad con los obreros ocupados y las consecuencias políticas de una expansión absoluta de la sobrepoblación relativa. Así, en el tomo 3 de El Capital, Marx señala que apenas los obreros comprenden que el aumento de la capacidad productiva de su trabajo vuelve más precaria su función como medios de valorización del capital y que el incremento de la intensidad de la competencia entre ellos depende de la presión ejercida por la sobrepoblación relativa, se organizan en trade unions y establecen una cooperación planificada entre obreros ocupados y desocupados [32]. En la medida en que la sobrepoblación relativa se amplía y que se desarrolla la lucha de clases y la conciencia de sí mismos entre los obreros, esta expansión del desempleo se vuelve un problema crucial de la sociedad. En consecuencia, las estadísticas oficiales sobre la materia se vuelven menos confiables, pues se torna necesario a la burguesía ocultar la verdadera magnitud del problema [33]. La expansión de la población sobrante para el capital es vista por Marx como una de las principales contradicciones que darán lugar a la superación del capitalismo. En el tomo 1 de El Capital, señala respecto a la gran industria:
“Al aniquilar las esferas de la pequeña empresa y de la industria domiciliaria, aniquila también los últimos refugios de los ‘supernumerarios’ y con ello la válvula de seguridad de todo el mecanismo social. Al hacer que maduren las condiciones materiales y la combinación social del proceso de producción, hace madurar las contradicciones y antagonismos de la forma capitalista de ese proceso, y por ende, al mismo tiempo, los elementos creadores de una nueva sociedad y los factores que trastocan la sociedad vieja.” [34]
No sólo el desarrollo de la sobrepoblación relativa es una de las contradicciones que demanda una transformación social, sino que sus integrantes son considerados, junto con el resto de la clase obrera, como los elementos creadores de la nueva sociedad. Frente a quienes señalan que el aumento del desempleo es mayor que lo previsto por Marx y, por ello, proponen nociones alternativas a la de sobrepoblación relativa o ejército de reserva, cabe resaltar que Marx predice un mayor crecimiento de la sobrepoblación relativa [35] y señala las consecuencias políticas que esto tendría:
“Un desarrollo de las fuerzas productivas que redujese el número absoluto de obreros, es decir que de hecho capacitase a la nación entera para llevar a cabo su producción global en un lapso más reducido, provocaría una revolución, pues dejaría fuera de circulación a la mayor parte de la población. En esto se manifiesta una vez más la limitación específica de la producción capitalista, y el hecho de que la misma no es en modo alguno una forma absoluta para el desarrollo de las fuerzas productivas y para la generación de la riqueza sino que, por el contrario, llegado cierto punto entra en colisión con ese desarrollo.” [36]
El examen del incremento de la sobrepoblación relativa como una de las contradicciones centrales del capitalismo y como una de las causas de la acción política capaz de terminar con este sistema aparece también en los Grundrisse:
“Estas contradicciones, of course, tienen como resultados estallidos, crisis en las que la anulación momentánea de todo trabajo lo hacen llegar violentamente al punto en el cual está en condiciones de emplear completamente sus fuerzas productivas sin suicidarse. Con todo estas catástrofes recurrentes tienen como resultado su repetición a mayor escala y por último el derrocamiento violento de capital”. [37]
La pertenencia de clase de la sobrepoblación relativa
Entre las diversas discusiones relacionadas con la definición y el análisis de la sobrepoblación relativa la central es el debate sobre su pertenencia de clase. En ciertos análisis se niega que ella forme parte de la clase obrera porque se define como tal sólo al obrero fabril ocupado en forma permanente. Tal definición no tiene asidero en la concepción marxista y surge de un análisis simplificado. El neozelandés David Neilson ha elaborado una fundamentación más sofisticada de la misma idea básica. Neilson niega la plena inscripción de la sobrepoblación relativa dentro de la clase obrera sobre la base de las características técnicas de los trabajos que realiza. Partiendo del falso presupuesto de que sólo pertenecen cabalmente a la clase obrera los obreros fabriles (aquellos realmente subsumidos al capital), los supernumerarios que se emplean en actividades donde predomina la subsunción formal quedan por fuera de la misma. Así la sobrepoblación relativa que crece numéricamente conformaría una nueva mayoría que no está completamente proletarizada [38].
Ya hemos señalado que el pasaje de la subsunción formal y real de trabajo marca cambios en las relaciones técnicas que afectan al trabajo material, pero que no implican una mutación en la condición de clase de los trabajadores que se desempeñan bajo uno u otro régimen laboral. Es decir, considerado en términos individuales, un trabajador manual es tan obrero como un empleado de una fábrica automatizada. En esta instancia de nuestra exposición conviene aclarar aquí que, desde el punto de vista histórico de conformación del conjunto del proletariado de un país, pueden sin embargo distinguirse fases en la maduración de la clase obrera en relación al predominio en el conjunto de la economía de la subsunción formal o real del trabajo.
El primer momento histórico corresponde al predominio de la subsunción formal. En ese contexto la clase obrera tiene menos posibilidades de desarrollar una conciencia de clase. Esto ocurre simplemente porque existen todavía demasiadas posibilidades de transformarse en pequeño burgués para que los obreros piensen en defender sus intereses como tales. Por esta misma posibilidad en estos contextos, la relación asalariada es complementada con formas coercitivas de trabajo (la esclavitud en las colonias, las work houses en Inglaterra). Con el desarrollo de la subsunción real las posibilidades de ascenso de clase se estrechan hasta casi cerrarse. Al mismo tiempo, la explotación se vuelve más intensa forzando el desarrollo de la
acción política y la conciencia de la clase obrera. A su vez la profundización del régimen de gran industria genera una sobrepoblación relativa que crece al ritmo del desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social. Gran parte de la sobrepoblación relativa trabaja.
Aunque no lo hace en términos productivos desde el punto de vista del capital, pues su trabajo no se corresponde con el socialmente necesario. Trabaja con una menor productividad en actividades donde predomina, como forma técnica, la subsunción formal del trabajo. Sin embargo, las condiciones de existencia de esta sobrepoblación relativa están dictadas por la subsunción real del trabajo en el conjunto de la sociedad.
Tal como es repetidamente señalado en El Capital y en La situación de la clase obrera en Inglaterra, la sobrepoblación relativa es consecuencia de la gran industria, lo que es lo mismo que decir que es consecuencia de la subsunción real del capital. En este contexto más general, si bien la forma técnica bajo la que se emplea la mayoría de la sobrepoblación relativa corresponde a la subsunción formal del trabajo, no se reproducen las condiciones generales que existían cuando esta subsunción formal regía el conjunto de la economía. Todos los obreros que pertenecen a la sobrepoblación relativa se encuentran profundamente arraigados en su condición de obreros, sin posibilidad alguna de salir de ella, ascendiendo a la pequeña burguesía. Es cierto que desde el punto de vista técnico, la subsunción formal reaparece en algunas ramas cuya base de explotación es la sobrepoblación relativa. Marx señala que el desarrollo de una sobrepoblación relativa es una de las causas de que en algunas ramas se mantenga “la subordinación más o menos incompleta del trabajo al capital” [39]. Sin embargo, más allá de que en dichas ramas pueda reaparecer, desde el punto de vista técnico la subsunción
formal, no son las características de esta etapa las que establecen las condiciones de vida del proletariado que en ellas trabaja. El nivel de salarios, la imposibilidad del desarrollo independiente, están dictadas por el desarrollo de la sobrepoblación relativa propio de la gran industria, es decir de la subsunción real. Es por esto que Marx insiste en la diferencia del trabajo a domicilio del período artesanal con el que se desarrolla en el período de subsunción real. El trabajo a domicilio moderno es el refugio del tendal de supernumerarios arrojado a la calle por la gran industria y, al mismo tiempo, como actividad, es regido por la gran industria. Por ello Marx acuña la célebre frase de que el trabajo a domicilio es el “patio trasero de la gran industria”. La sobrepoblación relativa puede emplearse en tareas cuya materialidad técnica corresponda a la subsunción formal. Sin embargo, sus condiciones de existencia están sobredeterminadas por el predominio de la subsunción real en el conjunto social. Lo mismo ocurre con el desarrollo de la conciencia de clase. La continuidad o la reaparición de talleres cuya base técnica es la subsunción formal del trabajo no conduce al renacimiento de las expectativas de ascenso social con su nefasta influencia sobre la conciencia de clase que caracterizaron la etapa histórica en la cual la subsunción formal predomina en el conjunto social. Por el contrario, tal como lo muestran las citas de Marx del acápite anterior y el desarrollo del movimiento piquetero en la Argentina, la expansión de la sobrepoblación relativa promueve una agudización de las contradicciones de clase y de la conciencia que de ella tiene el proletariado [40].
En síntesis, al analizar a estas fracciones de la clase obrera es necesario comprender que su determinación principal es su carácter de supernumerarios generados por la gran industria y que la determinación secundaria es la que incumbe a las condiciones técnicas de la rama en la que se refugian una vez que ya han sido transformados en población sobrante. En otras palabras, más allá de que trabajen en condiciones técnicas propias de la subsunción
formal, sus condiciones de vida y de trabajo están sobredeterminadas por el predominio de la subsunción real en el conjunto de la economía [41].
NOTAS:
[1] En la concepción de Malthus cualquier mejora de las condiciones de vida del pueblo, impulsaría un aumento de la población que nuevamente, por la supuesta escasez de alimentos, volvería a caer en la miseria.
[2] Marx, K.: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858, Siglo XXI, Mexico DF, 1989, pp. 111-114. Consecuentemente, cuando el economista refiere a la “población excedentaria” no alude a aquella que sólo debe consumir los productos del trabajo ajeno, sino a la fuerza de trabajo que resulta excesiva para las necesidades del capital.
[3] Marx, K.: El Capital, Siglo XXI, Mexico DF, 1999, t. 3, p. 322.
[4] Ibid., t.3, p. 284.
[5] Ibid., t.3, p. 328.
[6] Ibid., t.1, cap. 23, pp. 791-2.
[7] Engels, F.: La situación de la clase obrera en Inglaterra, Diáspora, Buenos Aires, 1974, pp. 93 y ss.
[8] Marx: op. cit., t. 1, cap. 25.
[9] Ibid., t. 1, cap. 23, p. 797 y cap. 25.
[10] Mientras que en un taller se establece sólo la subsunción formal los trabajadores mantienen un mayor control del proceso de trabajo que les permite resistir en mejores condiciones los intentos de intensificar el trabajo. Las calificaciones que conservan resultan, a su vez, un arma importante dentro de los conflictos laborales. Por otra parte, al no haberse objetivado por completo el proceso de trabajo, permanece abierta la posibilidad de intentar un trabajo independiente por fuera de la relación asalariada, lo que constituye un factor adicional que refuerza su capacidad de resistencia frente al capital. Desarrollamos este aspecto en Sartelli, Eduardo y Kabat, Marina: “Procesos de trabajo y política: un matrimonio forzado”, mimeo, 2009. Esta misma tesis se defiende para el caso concreto de los trabajadores automotrices en: Harari, Ianina: “La formación de una clase obrera calificada en los orígenes de la industria automotriz cordobesa”, en Cuadernos de Historia, Córdoba, en prensa.14Ibid., t. 1, cap. 24, p. 923.
[11] Marx: op. cit., t. 1, cap. 11, p. 402, resaltado en el original.
[12] Ibid., t. 1, cap. 11, p.407, cursivas en el original.
[13] Ibid., t. 1, cap. 12, p. 440.
[15] Ibid., t. 1, cap. 13, p. 550.
[16] Ibid., t. 1, p. 479.
[17] Ibid., t. 1, p. 590.
[18] Para Engels si los distritos agrícolas, Irlanda “y las ramas industriales menos sujetas al resurgimiento” pueden suministrar un número de trabajadores, esto mismo les muestra que pertenecen ellos también a la reserva. Engels, F.: La situación…, op. cit., p. 97.
[19] Ibid., p. 261. Para Engels, esa miseria en la que se encontraban estos sectores de la población irlandesa no se podría solucionar con la autonomía de Irlanda. Pero la autonomía probaría que su causa, que parece venir de afuera, reside en el propio desarrollo del capitalista irlandés.
[20] Marx: op. cit., t. 1, p. 889.
[21]Ibid., t. 1, p. 885.
[22] Ibid., t. 1, p. 610.
[23] Marx, K.: El capital, t. 1, pp. 866-867. El hecho de que cuanto más se despuebla el campo, más sobrepoblación relativa existe, demuestra que dicha sobrepoblación no es absoluta sino que está en relación con los medios de producción. Lo mismo puede señalarse en torno a los movimientos de la población europea de las últimas décadas. Por más que se redujo el número de nacimientos y se produjo un envejecimiento de la población, gran parte de la juventud se encuentra en condición de sobrante. Esto es producto del incremento de la fuerza productiva del trabajo social que, en condiciones capitalistas, a pesar de la caída de la natalidad, coloca cada vez más población en condición de sobrante. Por ello, el mal no se remedia con restricciones al crecimiento demográfico, sino con un cambio en las relaciones de producción.
[24] Engels: op. cit., p. 250.
[25] Marx: op. cit., t.1, p. 829.
[26] Ibid., t. 1, p. 843.
[27]Ibid., t. 1, pp. 562-3.
[28] Ibid., t. 1, p. 583.
[29] Engels: op. cit., pp. 97-98.
[30] Cabe reflexionar sobre la relación entre la estructura económica de un país y las actividades que asume la población sobrante. Por ejemplo, en Venezuela, la mayoría de la población sobrante parece estar ligada a la venta ambulante o a ferias informales. A diferencia de Brasil y Argentina, el cartoneo resulta menos importante. Esta última modalidad cobra mayor importancia en los países con una mayor actividad industrial, que requiere mayor material de embalaje y da lugar a una industria del papel más importante. México tiene una industria papelera muy grande y es donde mas desarrollado esta el fenómeno de los cartoneros, que están más organizados no solo en cooperativas sino también en sindicatos. A la inversa, en Venezuela, con escaso desarrollo industrial, pareciera que la mayoría de la población sobrante se dedica a otras ocupaciones, sea la ya señalada venta callejera o, más recientemente, a distintos emprendimientos cooperativos. Bolivia probablemente mantenga todavía una magnitud importante de sobrepoblación relativa latente en el agro, aunque allí tampoco están ausentes las actividades cooperativas parcialmente subsidiadas por el estado, especialmente en el sector minero. Para el caso del fenómeno de cartoneo en Latinoamérica ver Villanova, Nicolás, “Los recicladores informales en Latinoamérica: un estudio de sus condiciones laborales, proceso de trabajo, cooperativas y su vínculo con las empresas”, en II Jornadas Internacionales de Investigación y Debate Político, Buenos Aires, 10 al 12 de diciembre de 2009, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
[31]La clasificación en este punto se vuelve un poco confusa, pero entendemos que puede comprenderse a este pauperismo como el sedimento más bajo de la sobrepoblación relativa estancada.
[32] Marx: op. cit., t. 3, p. 797.
[33] Ibid., t.1, p. 816.
[34] Ibid., t. 1, pp. 607-609.
[35] Esta posición fue sostenida para países latinoamericanos por Murmis, Nun y Quijano. Así, el concepto de marginal o masa marginal vino a remplazar desde esta perspectiva al de ejército industrial de reserva. Uno de los supuestos de esta posición era que esta población no competía con los obreros en activo, entre otros factores por diferencias de calificaciones entre ellos. Ver: Nun, José: “El futuro del empleo y la tesis de la masa marginal”, en Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Enero/Marzo, Vol. 38, Nº 152, 1999; Nun, José: “Sobrepoblación relativa, ejército industrial de reserva y masa marginal”, en Revista Latinoamericana de Sociología, Nº 2, 1969; Quijano, Aníbal: Notas sobre el concepto de marginalidad social, CEPAL, 1966; Quijano, Aníbal: “Redefinición de la dependencia y proceso de marginalización en América Latina”, en Weffort, F. y Quijano, A.: Populismo, marginalización y dependencia, Costa Rica, 1976. Otra categoría alternativa que se ha propuesto es la de subsunción indirecta en referencia a comunidades de origen indígena. El empleo estacional de mano de obra y su contratación colectiva serían uno de los rasgos de este modo de subsunción. Trinchero, Hugo: Antropología Económica, Eudeba, 1998, p. 133. Sin embargo, ni la definición teórica de este concepto ni la descripción empírica del fenómeno divergen de las características reseñadas por Marx respecto a las condiciones de trabajo de los obreros rurales a los que considera parte de la sobrepoblación relativa latente.
[36] Marx: op. cit., t. 3, p. 338.
[37] Marx, K.: Elementos fundamentales..., op. cit., p. 283.
[38] Neilson, David: “Sobrepoblación y la teoría marxista de clase”, en Razón y Revolución nº 19, 2º semestre de 2009, p. 19. Una posición similar se defiende también en Neilson, David: “Formal and real subordination and the contemporary proletariat: Re-coupling Marxist class theory and labour-process analysis” en, Capital & Class, Nº 91, 2007.39Marx: op. cit., t. 3, p. 302. La misma explicación figura también en el tomo 1, p. 479. Ésta es una de las razones por las cuales Marx considera que el campo de aplicación de la maquinaria será más amplio en el comunismo. Cabe recordar que, desde el punto de vista abstracto, el empleo de maquinaria se justifica en toda tarea donde su propia producción cueste menos trabajo que el que viene a remplazar. En cambio, bajo el capitalismo al empresario sólo le resulta redituable el empleo de la máquina si esta representa, no menos trabajo en general, sino menos trabajo pago. Sólo se empleará maquinaria si ésta representa una economía respecto del trabajo necesario (aquella parte de la jornada donde el obrero produce bienes equivalentes al valor de su fuerza de trabajo). Si el valor de la fuerza de trabajo cae, o el precio que por ella se paga en el mercado desciende por debajo de su valor, el incentivo para la incorporación de maquinaria será menor.
[39] Ibid., t. 1, p. 478.
[40] Una forma de testear esta hipótesis, sería ver si en las ramas donde predomina la sobrepoblación relativa hay o no ascenso de clase. Es una discusión interesante presente, por ejemplo, en los estudios sobre trabajadores bolivianos de la confección. Hay autores que hablan de un ascenso social, la “escalera boliviana”. Sin embargo, los avances de investigación realizados por investigadores del CEICS mostrarían otra cosa. Por ejemplo, de los registros de trabajadores domiciliarios del Ministerio de Trabajo, quien se inscribe como obrero mantiene esa condición (no hay pases a talleristas). El que viene como pequeño burgués puede ascender, el que llega como obrero no. Otros autores no ven esta diferencia porque ocultan tras la noción de “inmigrante” las diferencias de clase. Ver: Pascucci, Silvina: “Las migraciones de bolivianos a la Argentina y su inserción en la industria de la confección de indumentaria (1970-2009)”, en II Jornadas Internacionales de Investigación y Debate Político, Buenos aires, diciembre de 2009.
[41] Marx explica cómo dentro de la manufactura aparece en forma subordinada la cooperación de obreros, o como dentro de la gran industria reaparece la división del trabajo entre máquinas, pero estos son momentos subordinados de una totalidad mayor que les da sentido. De la misma manera debe entenderse el hecho que, dominando la gran industria, la población sobrante que ella genera se refugie en ramas donde reaparece la subsunción formal. También se podría hablar de un desarrollo desigual y combinado entre las distintas ramas, porque aquellas más avanzadas generan una sobrepoblación relativa que vende su fuerza de trabajo por debajo de su valor. Esta extremada baratura de la fuerza de trabajo se convierte en un obstáculo para la transformación técnica de las ramas más rezagadas, puesto que para el capitalista, el costo de la maquinaria es mayor que el de la fuerza de trabajo que viene a remplazar.
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