El horror en Detroit por Carlos Iorio (2008)


Tras la reciente caída de la ciudad de Detroit, perdón, tras la declaración de quiebra de la ciudad que ya venía en caída desde hace tiempo, es interesante leer la nota escrita en ManodeMandioca por un argentino que la describe a conciencia, porque evidentemente ya conocía las investigaciones de Louic Wacquant sobre la marginalidad que decribían brillantemente el estado de una ciudad emblemática como pocas por lo que significó el auge industrial y particularmente automotriz en el corazón (de otrora) de los EEUU.
Leer estas líneas nos da la pauta que lo que ahora es noticia bien podía haber sido una advertencia que los grandes medios lógicamente desoyeron y desoyen actualmente también, es decir que no se nos permite una mirada crítica de lo que vivimos en el presente y se vendrá seguramente como sonsecuencias inevitables de un sistema mundial en pendiente hacia abajo.
IXX-2013



(abril de 2008)

Lo que relata Wacquant yo lo pude palpar personalmente hace unos años.


En 1997, visitando a una amiga que reside en Toronto, aproveché que por unos días ella estuvo demasiado ocupada con su divorcio y, aprovechando la cercanía con la frontera canado-estadounidense me largué a visitar esa parte de los EE.UU de N.A. que no conocía.

El lugar que parecía más atractivo era la cercana ciudad de Detroit, cuna de la industria automovilística estadounidense. Grande fue mi asombro al encontrarme con una ciudad devastada, con paisajes como los que describe Wacquant. Enseguida caí en la cuenta: con la reconversión industrial, las grandes marcas automotrices yanquis se habían mudado a localidades suburbanas y habían dejado caer la ciudad a niveles increíbles.

De todo lo que ví, lo que más perdura en mi memoria fue un inmenso edificio abandonado, que después averigüé había sido de un gran hotel de nivel internacional, al lado del cual el Albergue Warnes era el Sheraton de Buenos Aires.



Una anécdota graciosa de esa experiencia: recién ingresado a territorio yanqui por la Aduana de Detroit, en el otro carril ví estacionada una blanca y flamante limousine de la que los guardias habían hecho bajar a sus ocupantes: cuatro o cinco negros jóvenes vestidos con estridentes trajes y sombreros (como se vé en las películas, como Malcolm X, la biografía del fundador de los Black Panthers que, antes de dedicarse a la lucha por los derechos de sus hermanos de raza, se dedica a las actividades ilícitas que eran la única alternativa al alcance de un negro de extracción social baja de sentirse “alguien”) tan impecables como la limousina, a quienes tenían evidentemente demorados por algún motivo que no me detuve a inquirir.

Luego del chequeo de rigor, pregunté ahí mismo por los puntos de atracción de la ciudad y sus alrededores y la manera de llegar a ellos. La guardia femenina que me atendió (de muy mala gana, por cierto), me indicó tomar tal autopista y luego agarrar tal salida. Siguiendo sus instrucciones, cuando llegué a la salida indicada me encontré que estaba clausurada por refacciones. Entretanto, ya me había llamado poderosamente la atención el increíble estado de abandono de la autopista, sus puentes y demás instalaciones anexas.

Al no poder salir por esa salida, seguí adelante en busca de la siguiente, que resultó encontrarse muchísimo más adelante. A medida que pasaban el tiempo y los kilómetros y la salida no aparecía, mis nervios, ya excitados por el panorama de abandono que se veía por doquier, empezaron a colocarme al borde de un ataque. Cuando por fin encontré una salida y salí por ella, ingresé a lo que nada puede describir mejor que las palabras utilizadas por Wacquant: “… un paisaje lunar… (con) edificios abandonados, terrenos baldíos cubiertos por desperdicios y basura, calles deterioradas…”, etc. A lo que podría agregar: siluetas de negros andrajosos y miserables deambulando como zombies en medio de aquel panorama de desolación.

De más está decir que ipso pucho abandoné toda la prudencia que me había autoimpuesto por circunspección al manejar por las calles y rutas de Canadá dejando de lado los malos hábitos de conductor porteño y en pocos minutos cometí más infracciones de tránsito que todas las que cometí en mi vida de conductor en Baires, todo con el afán de abandonar lo más rápidamente posible ese escenario de horror. Hasta creo, ya que no podría asegurarlo de tan rápido que fue todo, que me mandé de contramano por una bajada a la autopista, cuando me dí cuenta de que había ingresado al carril de contramano volví a subir marcha atrás a toda velocidad y por suerte encontré enseguida la bajada correcta y allí me mandé a mil.

Por supuesto, carteles señalizadores ni uno. Así como tampoco ningún agente de tránsito que me tocara silbato para pararme por mi raid descontrolado, al mejor estilo hollywoodense (sólo faltó el vuelco, el salir volando con el auto, el circular con el auto inclinado apoyado en dos ruedas laterales y alguna explosión de algún auto chocado en el alocado raid).

http://manodemandioca.com.ar/debate/parias-urbanos-en-los-hiperghettos-de-usa-usofna/


Nota de Blog Salmón de julio de 2013:

El banco alemán Commerzbank, el segundo banco más grande de Europa después del también alemán Deutschbank, está desde hace tiempo en la cuerda floja. Sus fuertes apuestas en las hipotecas subprime de Estados Unidos entre 2002 y 2006, lo obligaron a pedir el rescate al gobierno alemán el año 2008. El Commerzbank no cambió su línea de negocios tras el estallido de la crisis y siguió apostando en la construcción naval, las hipotecas, y ciudades como Detroit. Hoy es uno de los bancos más apalancados del mundo, y también el más serio dolor de cabeza de las autoridades germanas. El Commerzbank invirtió en los bonos de Detroit alentando una recuperación de la ciudad que nunca llegó. La emblemática ciudad del automóvil en Estados Unidos, ha sido la segunda en declarar una bancarrota total, tras la quiebra de Jefferson County, en Alabama, el año 2011, con deudas por 4.200 millones de dólares y una población de 659 mil habitantes. Detroit tiene hoy 700 mil habitantes y ha visto caer su población en forma constante desde los casi 2 millones de habitantes de los años 50. Detroit es la mayor quiebra en la historia de Estados Unidos, y su impago está golpeando a varios bancos europeos rescatados por los gobiernos, como el Commerzbank alemán. - See more at: http://mamvas.blogspot.com.ar/#sthash.jOXjYUod.dpuf



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