El sueño del primer satélite argentino
Viernes 17 de Octubre de 2014
SOBERANÍA SATELITAL
El Arsat-1 fue lanzado al espacio desde la base de Kourou, en Guayana Francesa, en el inicio de un camino para abarcar un extenso territorio desde Estados Unidos hasta nuestras Malvinas, con servicios de TV directa al hogar, acceso a Internet y telefonía IP.
Diego Arias - Redacción En Orsai // Jueves 16 de octubre de 2014 | 18:56
El presidente de la empresa estatal Arsat, Matías Bianchi, explicó que el primer satélite argentino orbitará a 250 kilómetros de la Tierra, desde donde deberá remontar hasta los 36 mil kilómetros en la posición orbital definitiva comandado desde la sala de Operaciones Satelitales dirigida por Juan Aurelio, en la estación terrena en la localidad bonaerense de Benavídez.
"Pasa de una órbita elíptica como la de un balón de rugby a la redonda de una pelota de fútbol", sin variar el punto en el que se estaciona encima de la Tierra, durante un mes de maniobras con un motor que gasta el 80 por ciento del combustible del aparato.
"Hay una transformación que se está dando a una velocidad muy rápida entre el sueño y la realidad", dijo Bianchi respecto al sentimiento general de la "gente que estuvo trabajando mucho en satélites hasta que un día le dijeron 'ahora tenés que fabricar uno en Invap'", la empresa estatal rionegrina, en Bariloche.
Ese sueño "se fue trabajando; avanzaba un poco más o un poco menos, como cuando uno está en un río ancho y el agua no se mueve, pero cuando llega a la zona de rápidos el bote va cada vez más rápido: esa era la sensación", comentó Bianchi, joven ingeniero industrial egresado de la Universidad de Buenos Aires. El resultado comporta "una experiencia muy valiosa", enfatizó.
"Tenemos que lograr capitalizar esta experiencia en otras industrias y expandirla con una mirada regional, trabajando con otros países latinoamericanos para compartir esto que tenemos", acotó.
Bianchi se refirió a "desarrollar la plataforma de satélites y movernos rápido sobre el piso sólido que hemos establecido para acortar los ciclos", de cara al futuro con el Arsat-2, ya en ensayos y con lanzamiento previsto en 2016, y el Arsat-3, previsto para 2018". E informó que "Argentina gasta anualmente unos 25 millones de dólares en alquiler de capacidad satelital que, una vez transferidos los clientes al Arsat-1, va a dejar de gastar".
El proyecto Arsat-1 demandó 270 millones de dólares y permitió que Argentina no perdiera la posición orbital 81, codiciada porque enfoca desde Estados Unidos hasta las Malvinas.
El riesgo de pérdida de la posición orbital se remonta a cuando la empresa Nahuel tenía el servicio satelital privatizado y debía construir el segundo Nahuel-SAT, pero discontinuó la actividad; en 2006, el gobierno de Néstor Kirchner decidió crear Arsat. En 2007, el primer Nahuel-SAT salió de servicio por acabar su vida útil y Argentina debió alquilar el AMC 6, desde donde irán migrando los servicios hacia el flamante satélite geoestacionario nacional.
SOBERANÍA SATELITAL
El sueño del primer satélite argentino ya es una realidad rumbo al espacio
El Arsat-1 fue lanzado al espacio desde la base de Kourou, en Guayana Francesa, en el inicio de un camino para abarcar un extenso territorio desde Estados Unidos hasta nuestras Malvinas, con servicios de TV directa al hogar, acceso a Internet y telefonía IP.
Diego Arias - Redacción En Orsai // Jueves 16 de octubre de 2014 | 18:56
El presidente de la empresa estatal Arsat, Matías Bianchi, explicó que el primer satélite argentino orbitará a 250 kilómetros de la Tierra, desde donde deberá remontar hasta los 36 mil kilómetros en la posición orbital definitiva comandado desde la sala de Operaciones Satelitales dirigida por Juan Aurelio, en la estación terrena en la localidad bonaerense de Benavídez.
"Pasa de una órbita elíptica como la de un balón de rugby a la redonda de una pelota de fútbol", sin variar el punto en el que se estaciona encima de la Tierra, durante un mes de maniobras con un motor que gasta el 80 por ciento del combustible del aparato.
"Hay una transformación que se está dando a una velocidad muy rápida entre el sueño y la realidad", dijo Bianchi respecto al sentimiento general de la "gente que estuvo trabajando mucho en satélites hasta que un día le dijeron 'ahora tenés que fabricar uno en Invap'", la empresa estatal rionegrina, en Bariloche.
Ese sueño "se fue trabajando; avanzaba un poco más o un poco menos, como cuando uno está en un río ancho y el agua no se mueve, pero cuando llega a la zona de rápidos el bote va cada vez más rápido: esa era la sensación", comentó Bianchi, joven ingeniero industrial egresado de la Universidad de Buenos Aires. El resultado comporta "una experiencia muy valiosa", enfatizó.
"Tenemos que lograr capitalizar esta experiencia en otras industrias y expandirla con una mirada regional, trabajando con otros países latinoamericanos para compartir esto que tenemos", acotó.
Bianchi se refirió a "desarrollar la plataforma de satélites y movernos rápido sobre el piso sólido que hemos establecido para acortar los ciclos", de cara al futuro con el Arsat-2, ya en ensayos y con lanzamiento previsto en 2016, y el Arsat-3, previsto para 2018". E informó que "Argentina gasta anualmente unos 25 millones de dólares en alquiler de capacidad satelital que, una vez transferidos los clientes al Arsat-1, va a dejar de gastar".
El proyecto Arsat-1 demandó 270 millones de dólares y permitió que Argentina no perdiera la posición orbital 81, codiciada porque enfoca desde Estados Unidos hasta las Malvinas.
El riesgo de pérdida de la posición orbital se remonta a cuando la empresa Nahuel tenía el servicio satelital privatizado y debía construir el segundo Nahuel-SAT, pero discontinuó la actividad; en 2006, el gobierno de Néstor Kirchner decidió crear Arsat. En 2007, el primer Nahuel-SAT salió de servicio por acabar su vida útil y Argentina debió alquilar el AMC 6, desde donde irán migrando los servicios hacia el flamante satélite geoestacionario nacional.
17oct2014
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