Grupos de tareas

Quedate piola, no busques, no jodas…

MIÉRCOLES, 1 DE JUNIO DE 2016
Grupos de tareas
Publicado por Gerardo Fernández



Si no fue una fiesta, fue un maquillaje o una fantasía. Cualquier opción les sirve para convencernos de que vivimos 10 años de mentira. Para ellos, la verdad es lo que vemos: bancos con ganancias récord y exportadores de fiesta. Te dicen que la verdad es que los ricos sean cada vez más ricos y que el resto cuide lo que tiene porque si lo pierde, chau.

Hubo un tiempo en que el yugo lo ejercía el patrón a los palos, luego fue el Estado con sus Fuerzas Armadas. Ahora, a los mercados les alcanza con los medios, donde una combinación de conductores, referentes y funcionarios nos explican los beneficios de quedarse en el molde. Entonces, poco a poco vas cayendo socialmente pero te vas conteniendo con pequeñas alegrías, como por caso cuando en estos días confirmen que la selección no se vuelve y que Boca podrá seguir en la Libertadores. Luego vendrán nuevas pequeñas victorias, como lograr pagar la luz y el gas. Varias veces me vi como Alterio gritando “La puta que vale la pena estar vivo” al salir de la oficina de Edenor luego de pagar en el segundo vencimiento la factura.
El pueblo argentino está sometido a una nueva forma terrorismo donde los Falcon verdes han sido reemplazados por grupos de tareas que operan las 24 horas del día, como la mesa de Fantino, los programas de panel y la gran mayoría de la programación en vivo de la tele. No se llevan a un familiar, castigan sin piedad a tu conciencia política hasta dejarla malherida. Luego, encendés la radio y el servicio informativo de Continental te dice “No te muevas, nosotros nos movemos por vos”.

Quedate piola, no busques, no jodas…

Nunca se vivió un trance como el actual y no se sabe dónde está la respuesta. Ya Lenin dijo hace más de 100 años que si hay algo que jamás se detiene es la lucha ideológica. Lo que nadie nos dice ahora es cómo se la libra en tiempos donde la comunicación está dominada como nunca por el sentido común de la clase dominante y hasta el GPS te alerta que te aproximás a una zona peligrosa cuando estás cerca de un barrio humilde, pero se queda bien callado el turro cuando pasás cerca de un barrio privado, habitado en su mayoría por tipos que no pueden justificar sus mansiones.

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