La posverdad es un sentido común de comfort, una zona libre de cuestionamientos y plena de re(auto)afirmaciones en la que el individuo se mueve con la certeza de que sus creencias son las correctas pero a resguardo de ideas espurias que pudieran contaminar su sistemas de juicios y valores.
La posverdad se nutre de ideas afines y a menudo estas ideas no serían las mejores o las más éticas y por tanto indefendibles, ante esta alerta de fracaso o derrumbe ideológico y antes de trastabillar en las ideas propias aparecen las fake news para dar una mano; un conjunto (porque nunca vienen solas) que surge al rescate de la propia ideología y que es fortalecida por un bloque no ya una sola fuente de información sino múltiples generadores y multiplicadores que sirven por su aparente variedad para que aquel que requiera de asistencia en sus fundamentaciones pueda asumir que son ciertas.
Así la posverdad es alimentada a la vez por afinidades, ocultamientos y mentiras, toda una serie de estrategias conscientes o no que el individuo pone en práctica para sostener sus creencias.
Es de destacar que esto sucede en un presente de masificación de las comunicaciones y control casi homogeneo de la información. Si bien hay algunas disidencias menores de medios independientes o diferencias occidente-oriente, en general la gente de nuestro hemisferio recibe un mensaje unificado que tiende a la creación de un ideario funcional a la continuidad de un sistema que se realimenta de esas convicciones individuales. En otras palabras: hay un imaginario dominante impuesto pero a la vez asumido por una amplia mayoría imbuída de convicciones de dudosa comprobación.
Es de destacar que esto sucede en un presente de masificación de las comunicaciones y control casi homogeneo de la información. Si bien hay algunas disidencias menores de medios independientes o diferencias occidente-oriente, en general la gente de nuestro hemisferio recibe un mensaje unificado que tiende a la creación de un ideario funcional a la continuidad de un sistema que se realimenta de esas convicciones individuales. En otras palabras: hay un imaginario dominante impuesto pero a la vez asumido por una amplia mayoría imbuída de convicciones de dudosa comprobación.
En este contexto la verdad pasa a ser reemplazada por la propia verdad "mi verdad" que es suficiente para reafirmarse pero esto abre una grieta entre las personas y nos preguntamos si es un efecto deseado o no. La grieta es de valores ¿Cómo ponerse de acuerdo con otra persona si no tenemos puntos de coincidencia desde los cuales iniciar el debate?
IXX, ago19
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