24 julio, 2016

“El principal recurso del capitalismo moderno son los tontos

En la Facultad de Economía de la Universidad estatal de Moscú, un prestigioso profesor preguntó a sus alumnos cuál es el principal recurso de la economía moderna. Los estudiantes respondieron: el petróleo, el dinero, el conocimiento…El profesor dijo que no, y ante la expectación de los estudiantes declaró: “el principal recurso de la economía moderna es el tonto. A él se lo puede timar con todo”. La analista rusa Tatiana Voyevódina explica que ésto no es una broma sino un “hecho científico”. En la nota original en ruso, Voyevódina recuerda  cómo en los años 60 y 70 el ideal de los jóvenes era ser físicos, matemáticos, ingenieros; que la gente se sabía de memoria los nombres de todos los astronautas; que los personajes admirados eran los científicos y que ser inteligente y tener conocimientos era una aspiración social. Fue así tanto en la sociedad soviética en que vivió la analista rusa, como en occidente. Pero la sociedad ha cambiado mucho desde entonces, tanto que un joven científico me comentaba hace poco, “la humanidad actual no sería capaz ni de inventar la rueda”. 


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CAPITALISMO: Su último recurso es el consumidor sin conciencia ni conocimientos
Montserrat Mestre22/07/2016Economía, Sin categoríaCapitalismo, consumismo, 
Tatiana Voyevódina

“El principal recurso del capitalismo moderno son los tontos”


Pienso...luego consumo?

“El motor del desarrollo moderno es la ignorancia y el oscurantismo”, sostiene la analista rusa Tatiana Voyevódina, que analiza las raíces de la situación. Según la autora, la humanidad llegó al máximo de su capacidad científica y tecnológica en los años 60, después de lo cual no ha ocurrido nada radical en los ámbitos científico y tecnológico.
Fue en aquel momento cuando la humanidad progresista se enfrentó a una nueva realidad una vez las necesidades básicas de la gran mayoría de los habitantes fueron satisfechas, revela la autora en su nuevo artículo publicado en el portal Sdelanounih.
El capitalismo, según Voyevódina, ya no satisfacía nuevas necesidades, sino que las creaba para luego satisfacerlas “triunfalmente”. Así, los operadores móviles crearon “la necesidad de charlar de forma continua por el teléfono”; las corporaciones farmacéuticas, la de consumir medicamentos; y los fabricantes de ropa, la de cambiar regularmente el vestuario.

Falsas necesidades

Entonces, señala la analista, nació el marketing y su objetivo de crear “falsas necesidades” y hacer “que lo innecesario pareciera necesario” con el fin de venderlo.
Por otro lado, a fin de que la gente comprara todo lo que le querían vender, el pensamiento crítico y los “argumentos razonables fueron abolidos”, y la “imposición de necesidades” pasó a realizarse a un nivel emocional.

Actualmente, “estamos ante el proceso de creación mundial de un consumidor ideal, totalmente desprovisto de conciencia racional y de conocimiento científico sobre el mundo”, denuncia la autora del artículo agregando que el papel principal en este proceso es desempeñado por la televisión y otros medios de comunicación de masas, que intentan simplificar al máximo los contenidos para ‘criar’ a un consumidor perfecto para el negocio.

El último refugio del capitalismo moderno

En opinión de Voyevódina, “el oscurantismo y la ignorancia son el último refugio del capitalismo moderno”, sin los cuales “el mercado moderno no puede existir”.
Lo que ocurrirá en el futuro es difícil de predecir. “El capitalismo moderno, toda la civilización occidental moderna, no mira hacia adelante: solo le importa la expansión actual”, que se logra a través del “atontamiento total de la población”, asevera la experta.

……


Hola, soy Juan Salinas. Pedro Cazes Camarero, que además de boticario (farmaceútico) dirigió el diario El Mundo (del PRT) a comienzos de los años ’70, me envia un comentario a esta nota, disculpándose por su supuesta impericia por no saber subirlo como comentario. Pero hete aqui que quise yo subirlo y, oh sorpresa, tampoco encontré como hacerlo. Por lo que lo transcribo directamente aqui:

Querido Juan:
Como siempre, no doy pie con bola en el procedimiento para contestar a los articulos que incluis en Pajaro Rojo, así que recurro al Mail para enviarte esta reflexión.
ACERCA DE LA CREACION DE NECESIDADES “ARTIFICIALES” EN EL CAPITALISMO Y LA REALIZACION DE LAS MERCANCIAS
Acabo de leer un interesante articulo publicado en “Pájaro Rojo” de la periodista Voydina y otros autores rusos, en el cual se afirma que ha ocurrido durante las últimas décadas  una involución en el prestigio de la ciencia y la técnica tanto en la ex URSS como en el occidente capitalista central. Lo que ahora predominaría sería la estupidez, la ignorancia y la barbarie paulatinamente generalizada. Y para obtener crecientes ganancias, se estarían generando necesidades completamente artificiales para que los tontos consumidores salgan a comprar novedosas porquerías.
Aquellos que tenemos cierta edad recordamos que, efectivamente, hace unos cincuenta o sesenta años la ciencia competía victoriosamente con los credos religiosos como ideología de masas y dispositivo de fijar creencias. Sospecho que era más cierto aún en el ambiente esperanzado de la URSS después de la segunda guerra mundial. Ahora puede constatarse mirando alrededor que proliferan las corrientes pseudo religiosas, mágicas, irracionalistas, y renacen de las cenizas los fanatismos oscurantistas.
Sin embargo, quiero formular dos breves salvedades a lo expresado por Voydina. La primera es la siguiente: Según Marx, la generación de nuevas necesidades según se desarrollan las fuerzas productivas, es anterior al capitalismo, es propia del género humano, y diferencia a éste de otras especies industriosas como las arañas, las abejas y los horneros. Por ejemplo, los cosmonautas a los que elogiosamente se refiere la escritora rusa, fueron el resultado de tales incesantes avances. En el capitalismo las innovaciones tienen como objetivo la ganancia y en principio, resultan indistinguibles como tales la creación de vacunas o satélites de comunicaciones, respecto de algo tan trivial como la moda. Si da beneficios, no importa si son caramelos o alta tecnología.
Pero la “realización” de la plusvalía, o sea, la conversión de la mercancía en dinero, requiere que exista una demanda efectiva, o sea que no importa que satisfagan necesidades “reales”, o sólo “imaginarias”, las mercancías deben ser vendidas a personas que posean dinero. Y estas personas disminuyen en número en el capitalismo monopolista tardío, porque un creciente número de trabajadores de todo el mundo pierden sus empleos y son expulsados del mercado laboral. Ya no constituyen el “ejército industrial de reserva” sino que se caen directamente del capitalismo. De ahí la presión creciente sobre los (todavía) propietarios de algún dinero para que consuman de manera irracional respecto de sus necesidades: cambiar de ropa, de teléfono celular, de computadora, de alimentos, en fin, de cualquier cosa que pueda venderse.
Ahí sí, cuanto más idiota es el comprador, más fácil es enchufarle la mercancía.
De todos modos, la mejor pichincha es venderle cosas al Estado, en especial armas. El “tonto” Estado nunca tiene problemas de plata para cambiar de modelo de aviones de caza o de picana eléctrica.
Un abrazo,
PEDRO CAZES CAMARERO
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