22 enero, 2015

Charlie Hebdo, la extrema derecha y la xenofobia

En los días que siguieron a la matanza de los periodistas de Charlie Hebdo, en artículos de prensa y en redes sociales se ha empezado a debatir acerca de si los contenidos publicados por este periódico eran racistas o xenófobos, más que para justificar los hechos, para tratar de entenderlos.
Por ejemplo, en Colombia, José Antonio Gutiérrez publicó en Las2Orillas una entrada donde califica a Charlie Hebdo de periódico racista con tinte de colonialismo. La semana del ataque el semanario Voz replicó un artículo publicado originalmente por El Mundo de España en 2013 en el que Charb, director de la publicación y una de las víctimas fatales de la masacre, y Fabrice Nicolono, caricaturista del medio herido en el ataque, explicaban lo absurdo que les resultaban las acusaciones de racismo en contra de la publicación.
Si bien uno puede no estar de acuerdo con todo lo que publica Charlie Hebdo, pareciera que quienes hacen estas acusaciones de racismo no han tenido un número de la revista en las manos o, si lo tuvieron, no entendieron cuáles eran los “blancos” del sentido del humor de los periodistas.
¿Quiénes son los caricaturistas de Charlie Hebdo?
Los primero es recordar de dónde vienen estos periodistas. Algunos, los mayores, eran directamente de la generación del 68, mientras que los más jóvenes, como Charb, eran “hijos del 68”.

jueves, 22 de enero de 2015
EN EL "ESPACIO MENTE ABIERTA"; ENTENDER CHARLIE HEBDO
http://indecquetrabaja.blogspot.com.ar/2015/01/en-el-espacio-mente-abierta-entender.html






Esta referencia al año 68 dice muchas cosas: eran muy izquierdistas, universalistas, abiertamente ateos y totalmente irreverentes. Sin embargo, a pesar de los chistes y de las caricaturas que emanaban de esta irreverencia, tenían en filigrana algo más serio que es la defensa de los valores republicanos. De hecho, me parece interesante recordar que el día de esta terrible matanza en Charlie Hebdo, los miembros asesinados del Comité Editorial de este periódico estaba trabajando sobre cómo luchar contra el racismo en Francia.
Esta defensa de los valores republicanos fue seguramente su motivación para atacar a todas las religiones que veían como una amenaza a los valores laicos de la sociedad francesa. En estos ataques a los fanatismos religiosos algunos ven una forma de racismo, sin embargo ninguna religión está asociada a un origen étnico. Las religiones por supuesto tienen sus orígenes en algunos sitios del mundo (a veces el mismo) y tienen creyentes que no están uniformemente repartidos entre los pueblos, pero confundir ataques a la religión y su fanatismo con racismo, es algo bastante aproximativo. Un dato elocuente: hasta 2012 Charlie Hebdo había tenido en su contra 14 procesos instaurados por asociaciones católicas, algunas muy cercanas a la extrema derecha en Francia, y uno solo (que ganó) instaurado por dos asociaciones musulmanas.
Por lo que sí podría criticarse a los periodistas de Charlie es porque en defensa de los valores republicanos es posible que, como muchos franceses, tuvieran una visión estrecha de la laicidad. La laicidad en Francia fue, en su origen, construida sobre la religión católica, lo que es problemático por algunos detalles prácticos. Por ejemplo, en las administraciones públicas en Francia no se pueden exhibir signos religiosos, lo que resulta más fácil para un católico que puede esconder su cruz por debajo de su camisa, que para una musulmana que quiere cumplir con las reglas del Islam y cubrir su cabeza con un chador. Es posible que los periodistas de Charlie Hebdo fueran “republicanos extremistas”, pero eso es el reflejo de una parte de la sociedad francesa en general.

Las acusaciones de racismo
Al ser herederos del movimiento de 68 (la revista nació en 1969), es contradictorio calificar a estos periodistas de racistas, pues tradicionalmente el racismo en Francia ha surgido más por el lado de la derecha y de la extrema derecha que de la izquierda. Los lectores de Charlie Hebdo conocen muy bien todos los artículos en contra de la extrema derecha en Francia o, en general, en contra de los gobiernos de turno que promovían políticas de inmigración restrictivas, por ejemplo.
Sin embargo, es cierto que Charie Hebdo tiene opiniones fuertes contra lo que ve como los extremismos religiosos y su injerencia en la política de los estados. El punto de estos periodistas es que no hay ninguna razón para dejar la crítica de la política de colonización del estado de Israel, o de la violación de los derechos humanos en algunos países del medio oriente, a los “racistas patentados”.
Como caricaturistas querían denunciar eso, pero el hecho de denunciarlo no los hace racistas. Para ellos atacar a los fanatismos religiosos con pluma y caricatura es una manera de luchar contra la extrema derecha, lo que a su juicio favorece en particular a los musulmanes, quienes son, vale la pena recordarlo, las primeras víctimas de los integristas islamistas.
Hace poco el humorista y escritor francés Nicolas Bedos, también amenazado por sus comentarios humorísticos, decía: “uno puede reírse de todo, con todo el mundo, pero cuando uno no es cualquier persona”. En otras palabras, un mismo chiste o una misma caricatura será interpretada de manera distinta si quien lo hace es alguien que se sabe que no es racista o si es un racista declarado. Precisamente por esto fue despedido un periodista de en Charlie Hebdo durante el año 2008 cuando se dieron cuenta de que sus diatribas en contra del Estado de Israel eran motivadas por su antisemitismo y no por razones legítimas como la defensa de los derechos humanos de los palestinos.

La sátira francesa en contexto
Es importante recordar que en la tradición satírica francesa se hace mucho uso de lo que se llama el “segundo grado”, es decir, que el chiste no se encuentra en el primer plano (sentido), sino que es un poco más “sofisticado”. A este respecto hay muchos debates interesantes sobre las diversas manera de interpretar la primera portada de Charlie posterior a esta matanza que tiene una caricatura de Mahoma con una lágrima diciendo “Todo está perdonado”. En lugar de dar estas interpretaciones acá, invito a los lectores a proponerlas en los comentarios.
Mucho de lo escrito sobre esta masacre pone en evidencia el dilema que se presenta entre dos principios, ambos legítimos pero difíciles de aplicar al mismo tiempo: el de la libertad de expresión y el del respeto por lo sagrado, en general asociado a las religiones y sus prácticas. Para muchos el “más sagrado” puede ser la libertad de expresión, pero hay todo el lugar a discusión.


 Como dijo la semana pasada el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, “minimizar o relativizar la gravedad de los asesinatos terroristas con el argumento de que las víctimas ‘abusaron de la libertad de expresión’, o con el argumento de que ‘occidente también ha matado’, me parece de una cobardía moral repugnante”.
Muchos critican la cobertura asimétrica por parte de los medios de comunicación de la masacre de Charlie Hebdo y las masacres cometidas por Boko Haram en Nigeria esos mismos días. Seguramente Charb y sus compañeros habrían criticado con sus caricaturas esta situación y este tratamiento asimétrico de los eventos.

 Marcela Meléndez
Por David Bardey. Una versión de esta entrada apareció en La Silla Vacía

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