Camino del sur, la frontera en 1860
Los caminos de nuestra región
En el mapa que enmarca este artículo podemos identificar los dos caminos importantes que atravesaban nuestra zona antes de la colonización: el “Camino Real”, al sur, y al norte el “Camino de Gordillo”; el resto sólo eran huellas transitadas por los pocos habitantes de esta región y también por los aborígenes.
EL CAMINO REAL
En la zona que estamos tratando, este camino se extendía siguiendo el cauce de los ríos Carcarañá y Ctalamochita (Río Tercero). Como era común en esa época, las postas estaban situadas a unas 4 ó 5 leguas unas de otras, a fin de no forzar los caballos, bueyes y mulas utilizados en las carretas, diligencias y otros carruajes que lo transitaban y para dar descanso a los pasajeros. Partiendo desde el este hacia el oeste podemos enumerar las de Gallegos, Arequito, Guardia de la Esquina, Cruz Alta, Cabeza del Tigre, Lobatón, Saladillo, Barrancas, Sanjón y Fraile Muerto. Algunas de ellas fueron convertidas en fortines para defenderse de las incursiones de los aborígenes. También, alrededor de las mismas se fueron construyendo poblaciones.
Ese camino construido por la necesidad de unir Buenos Aires con el Alto Perú, en los albores de la colonización española, en el siglo XVII, vio pasar la mayoría de las tropas que actuaron en la independencia y las luchas intestinas, a los servicios de Correos y Mensajerías que mantenían informados a las autoridades y habitantes, como así también a la mayoría de los personajes de esa época, tales como clérigos, militares, políticos, diplomáticos, científicos y habitantes comunes que tenían necesidad de desplazarse entre las distintas poblaciones; varios son los libros escritos por viajeros que lo transitaron, relatando las peripecias que tuvieron que sortear, debido a la precariedad del sistema.
En 1762 se dicta una Ordenanza Real que establece oficialmente la localización y condiciones de las postas y caminos como así también de los correos.
Con la llegada del ferrocarril, fue declinando su utilización hasta que finalmente se lo dejó de utilizar, desapareciendo en la mayoría de su trayecto, como consecuencia del paso del tiempo, no conociéndose en la actualidad su exacto trazado, en la mayoría de su recorrido.
EL CAMINO DE GORDILLO
Este camino, llamado también “Camino del Norte”, fue diseñado y construido por Timoteo Gordillo, hombre de negocios, emprendedor como pocos, considerado pionero del transporte de pasajeros en la República Argentina. Nació en Malligasta (La Rioja) en el año 1814 y murió en Buenos Aires en 1894.
En sus Memorias relata: “…Solicité del Congreso [de la Confederación Argentina] que me dieran gratis terrenos fiscales entre las Provincias de Santa Fe y Córdoba para hacer un camino postal directo que uniese a Rosario y Córdoba, con estaciones cómodas para los pasajeros de cuatro en cuatro leguas; hacer pozos represas donde no hubiera agua, levantar fortines para la defensa contra los indios y otras medidas precaucionales contra los peligros que en esos caminos había…”
Así fue cómo construyó el llamado “Camino de Gordillo”, el que partiendo desde Rosario pasaba por Carcarañá, Leones, Fraile Muerto (hoy Bell Ville) para llegar a Córdoba. Este camino era de suma importancia porque acortaba el tiempo de viaje según sus relatos: “…El camino medido en línea recta por los ingenieros Saint Remy y Ladrier, daba 72 leguas [374 Km], desde la barraca del Progreso (Rosario) hasta Córdoba, midiendo el antiguo camino por donde viajaban las mensajerías de Firtal y Ruiseñor, por cuenta del Estado 103 leguas [535 Km]. Una vez concluido el camino llevé familias honradas y buenas para ocupar las casas que había construido en su trayecto…” (y en relación al “Camino Real” que mencionamos más arriba, el ahorro de tiempo era aún mayor).
Cerca de varias de sus postas se fundaron localidades como Las Parejas, Tortugas, Espinillos (Marcos Juárez), entre otras.
Por él circulaban todo tipo de vehículos de la época como sulkys, volantas, carretas, carros, diligencias, pero especialmente los modernos carros tirados por mulas (con 4 ruedas y elásticos para un andar más suave) y las diligencias similares a las del lejano oeste norteamericano, ambos traídos específicamente para su empresa por Timoteo Gordillo desde Estados Unidos; también lo hacían personas de a caballo, tropas de mulas, arreos de ganado vacuno y caballar, como podemos apreciar en la publicidades aparecidas en diarios de la ciudad de Rosario de esos años, y muy especialmente las empresas de mensajería, que cumplían con la misión que en nuestros días desempeñan las distintas empresas de correos.
Su trazado, a partir de la localidad de Carcarañá, donde se cruzaba el río del mismo nombre mediante una barcaza en el Paso de la Armonía, se desarrollaba aproximadamente de 5 a 7 Kms al norte de Cañada de Gómez y Armstrong, acercándose a unos 3 ó 4 Km de Tortugas, para cruzar el Arroyo de las Tortugas a través de un puente construido exprofeso, en el antiguo Paso de las Pencas, cerca de donde el arroyo hace un codo de 90 grados hacia el oeste (en ese lugar actualmente se le unen los canales que vienen del norte), inclinándose con una leve dirección sudoeste, para pasar a menos de 1 Km al norte de la localidad de General Roca, muy cerca de la autopista, y continuando en ese sentido hasta unos 6,3 Km al oeste de dicha localidad, cruzando por donde años después pasarían las vías del F.C.C.A. hasta ubicarse a unos 2 Km al sur de Marcos Juárez, para luego tomar nuevamente rumbo noroeste hasta ubicarse al norte, muy cerca de Leones, San Marcos, Monte Leña y Bell Ville. Las postas de ese tramo eran las siguientes: Posta de las Totoras al noreste de Cañada de Gomez, Posta Cañada Pareja al noreste de Armstrong, Posta de Juárez (llamada también 3 de febrero) al norte de Tortugas, Posta Espinillos al sur de Marcos Juárez, Posta Los Leones al norte de Leones, Posta Los Dos Árboles, al noroeste de San Marcos y Posta Casares al norte de Bell Ville. Aquí es importante aclarar que a algunas de las postas se las conocían también con otros nombres; igualmente es bueno recordar que el Ferrocarril Central Argentino (F.C.C.A.) y las localidades de Armstrong, Tortugas, General Roca, Marcos Juárez, San Marcos y Monte Leña, cuando se habilitó el camino, aún no existían, ya que las mismas fueron fundadas como consecuencia del tendido ferroviario.
Enormes fueron los inconvenientes que tuvo Timoteo Gordillo por los permanentes robos ocasionados por malvivientes que huyendo de la justicia vivían por esta zona, asaltando a todo viajero que se aventurara sólo por estas tierras; para controlar estos actos, el mismo solicitó al Gobierno de Santa Fe armas y la designación de un celador o encargado y 6 ayudantes, los que eran pagados de su bolsillo, ya que las pérdidas producidas eran enormes; valga también como prueba de lo dicho, el siguiente hecho asentado en los Registros de la Parroquia de Bell Ville (Por esos tiempos todo el Departamento Unión de la Prov. de Córdoba dependía del Curato de San Gerónimo), que nos muestra que en el año 1875 todavía se cometían asesinatos en la zona, según se detallan en el Acta de Defunción que textualmente trascribimos a continuación:
“En el Cementerio de las Tortugas á diez y siete de Agosto de 1875 fueron sepultados dos cuerpos de hombres que se habían encontrado asesinados; por la papeleta de enrolamiento que a uno de ellos se le ha encontrado, se deduce, que se llama Antonio Palacios de la Provincia de San Luis, ignorándose el nombre y procedencia del otro: conste. Rubén Márquez.”
Rubén Márquez era en ese tiempo el párroco de San Gerónimo (Bell Ville) y periódicamente visitaba la Colonia Tortugas para celebrar bautismos y casamientos; lo mismo hicieron los párrocos que le siguieron.
También, cuando en 1870 se fundó la Colonia Tortugas, en más de una denuncia realizada por los colonos sobre ataques de indios, no fueron éstos los responsables, sino esos malhechores que eran confundidos por los damnificados.
Lamentablemente para Gordillo, el camino fue utilizado durante muy poco tiempo: desde los primeros meses de 1860 hasta mediados de la década de 1870, ya que el paso arrollador del progreso hizo que pasara al olvido: la instalación del Ferrocarril Central Argentino le restó trascendencia, debido a que eran trazados paralelos, muy cercano uno del otro, y la competencia entre carruajes de tracción a sangre y el tren dejaba pocas opciones de elección.
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https://elarcondelahistoria.com/el-primer-camino-que-hubo-en-el-virreinato-del-rio-de-la-plata-1585/
EL PRIMER CAMINO QUE HUBO EN EL VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA (1585)
Horacio 12/06/2019
Luego de infinitas dificultades que debieron superar con coraje, ingenio y resignación, muchos de los expedicionarios españoles que participaron en esa larga y penosa aventura que fue la conquista de América, lograron, a pesar de todo, establecerse en estas tierras que les eran tan esquivas y les había negado las riquezas, que osados capitanes prometieran, para convencerlos que se embarcaran hacia su conquista.
Comenzaron a hacerlo luego de desvanecidos sus sueños de riqueza, habiendo comprendido que el oro y los tesoros que realmente los esperaban aquí, eran sus tierras, feraces y vírgenes, dispuestas a brindarles la prosperidad que buscaban.
La vida azarosa, inquieta, sacrificada y plena de privaciones fue el bagaje común y principal de los primeros colonizadores, pero a pesar de todo, poco a poco, fueron afianzándose y lograron afincarse firmemente. Ya muchos de ellos mestizados por su unión con aborígenes, aprendieron a convivir con los rigores del clima, la acechanza de las fieras, la escasez de alimentos y la inseguridad propia de un mundo que recién despertaba a la vida.
Y fue entonces que comprendieron que su soledad atentaba contra todo eso que habían conseguido y se les hizo imperioso llegar a otros asentamientos para reunirse con sus pares, intercambiar experiencias y por sobre todo comerciar para vender sus excedentes y comprar lo que les faltaba.
Al comenzar el período hispano, el actual territorio de la República Argentina tenía dos grandes vías de comunicación en sentido norte a sur,. Una era la calzada real de los Incas, en la zona andina, desde la Puna hasta el sur de la región cuyana. La otra era el eje fluvial del Paraná y el Plata, a lo largo del cual se expandían hacia el sur las poblaciones guaraníes. Había además algunas rutas de menor importancia, que seguían las márgenes de los ríos tributarios del Paraná con orientación a medios rumbos, noroeste a sudeste en muchos casos.
Una comunicación importante que cruzaba el territorio en sentido transversal, era el conjunto de caminos que enlazaban la región cuyana y las pampas bonaerenses, por donde sé desplazaban sus poblaciones aborígenes, al seguir los ciclos anuales de caza de los venados, para su sustento. I lacia el sur, los enlaces entre la zona andina y la costa del Atlántico eran más habituales y frecuentados entre los pobladores nativos de la Patagonia.
Puesta en práctica esta nueva necesidad que les surgía, por los más esforzados de sus pobladores, lograron establecer contacto con otros pequeños y semejantes pueblos del virreinato, sin pensar que haciéndolo estaban dando los primeros pasos para que la civilización llegara a estas tierras, dominios ancestrales de tribus de aborígenes que sistemáticamente se opusieron a su avance.
Estos primeros intentos de comunicación, aunque precarios, comenzaron a rendir excelentes frutos y eso, ya en 1585, movió a las autoridades de Buenos Aires y de Córdoba, a proyectar una vía de comunicación estable y segura entre ambas ciudades. Eran las dos regiones donde se había concentrado la mayor cantidad de habitantes y por tal razón, su economía y su actividad agropecuaria eran más que un sueño, Era momento entonces de darles una salida al mar a la producción cordobesa y una puerta abierta hacia el interior del país a los productos de Buenos Aires.
La apertura de la primera vía de comunicación en nuestro territorio demandó grandes esfuerzos, pues su jalonamiento no era fácil y los inconvenientes que debían salvarse eran numerosos, pero a pesar de todo el trazado se realizó. No se ha podido obtener una comprobación exacta de quién o quiénes fueron los verdaderos autores de la fijación de la ruta real, que en corto lapso adquirió preponderancia y fue el nervio central de las actividades virreinales, sin embargo algunos documentos existentes determinan que la iniciativa de su trazado partió casi simultáneamente de Buenos Aires y de Córdoba , a fines del año 1585..
Para la determinación de la ruta se buscó primero reconocer las vías de comunicación insinuadas por la naturaleza y seguidas por los primitivos habitantes de la región, seleccionando luego el que fuera, dentro de lo posible, el camino más corto, a fin de que se ganara también tiempo en las travesías.
En esa oportunidad el Procurador ALONSO DE CEPEDA se encontraba desempeñando el cargo de gobernador en la Provincia del Tucumán (de la dependía Córdoba), como consecuencia de que el gobernador titular FERNANDO DE LERMA había sido detenido y remitido a Charcas por lo que el Teniente de gobernador JUAN DE BURGOS, aprovechó para enviar una expedición al mando del capitán ALONSO DE LA CÁMARA, con la misión de que se determinara el camino que debía unir Córdoba con Buenos Aires.
La expedición a poco de partir debió afrontar grandes inconvenientes y durante el trayecto penurias de toda naturaleza, sin embargo alcanzó a recorrer unas 50 leguas hacia el S.E. del lugar de partida, y llegar a un sitio denominado Cruz Alta (todavía en la provincia de Córdoba), donde la expedición fue sorprendida por un ataque de los aborígenes. Habiendo resultado malherido en el combate Alonso de la Cámara, resolvió regresar a Córdoba, dejando inconclusa el trazado de la totalidad de la ruta hacia Buenos Aires.
Casi simultáneamente con este acontecimiento, se tuvo noticias de que con poca diferencia en el tiempo, había partido, con los mismos fines, desde Buenos Aires, otra expedición a las órdenes de RODRIGO DE ORTÍZ, con el propósito de encontrarse con la que había partido de Córdoba, y aunque no logró el encuentro programado por el obligado regreso de DE LA CÁMARA, pero si llegó a Cruz Alta, quedando dejando así completado el trazado del primer camino con traza no natural y amojonado que existió en el Río de la Plata.
Señalado entonces así el camino, comenzó a ser recorrido, primero por chasquis y arrias de mulas y luego por carretas y diligencias, dando inicio a un intenso tráfico entre ambas provincias y a un fructífero intercambio comercial, logros que estimularon la apertura de otros caminos de enlace. Surgieron así los que tenían como destino El Tucumán hasta el Alto Perú y más tarde los que llevaban hasta las provincias de Cuyo y Chile (con datos extraídos de un trabajo realizado por Godofredo G. Peralta Astudillo, para la Revista del Suboficial).
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