Estampas - La fuga de Mariano Rosas

Fuga de La Matanza: A 180 años de este suceso
12 septiembre, 2020 | La Matanza


Fuente Cehlam La Matanza

Un joven indio cautivo. Un escape que comienza en la estancia del Pino y el sueño de ser libre. La increíble historia de Mariano Rosas y su cautiverio en el pago matancero.

El cacique ranquel Painé Guer le había dejado indicado a su hijo de tan solo 9 años, Panghitruz, que junto a otros niños y mujeres, quedasen en retaguardia al cuidado de la caballada mientras éste salía al frente de un poderoso malón que arrasaría el sur santafesino y el lindero a la frontera norte de Buenos Aires. Ésta era una práctica común donde los niños aborígenes aprendían temprano a cuidar el ganado y a prepararse para la guerra. Pero esta vez algo salió mal… Una patrulla de soldados que recorría la zona descubrió el lugar donde estaban Panghitruz junto a otros chicos indios y todos fueron tomados prisioneros junto a la laguna de Langueló.

La partida militar trasladó a los niños al fuerte Federación llamado el “Centinela del departamento Norte” (más tarde conocido como Fuerte Junín) y de allí engrillados fueron conducidos hasta la aldea Santos Lugares, donde estaban los lúgubres y tenebrosos calabozos de la prisión militar del régimen Rosista conocidos célebremente como “La Crujía”. Según el recuerdo del propio ranquel su estadía allí fue “como de un año” y fueron tratados con dureza. Pero al enterarse de que Panghitruz era hijo de un cacique famoso se lo llevó en presencia del gobernador Juan Manuel de Rosas. El Restaurador lo interrogó minuciosamente y luego de saber que partencia a una tribu de muncha nombradía lo hizo bautizar, sirviéndole de padrino; le puso como nombre de pila “Mariano” y le dio su apellido: “Rosas”. Acto seguido y ya con la “bendición” del mandamás porteño lo mandó con los otros compañeros de infortunio como peón a su estancia del Pino.

SU ESTADÍA EN LA MATANZA

En su permanencia en la estancia “San Martin” o también conocida como estancia del “Pino”, en el pago matancero, Mariano y los suyos pasaron años trabajando duro, alojados al raso contra un corral de ñandubay, recibiendo lecciones útiles, provechosas sobre la manera de hacer faenas de campo, sobre el modo de amansar debidamente a un potro, aprendiendo a regentear un establecimiento rural en forma.

Entre rebencazos gratuitos y muestras de afecto, Mariano Rosas pasó su cautiverio donde aprendió también a leer y escribir. “Nadie bolea, ni piala, ni sujeta un potro del cabestro como él”, contó Lucio V. Mansilla en su afamado “Una excursión a los indios ranqueles”.

EL ESCAPE

En 6 años de cautiverio el joven aborigen no perdió la nostalgia por la toldería. Una noche de luna llena de 1840 ―a los 22 años de edad, según algunas fuentes― los jóvenes ranqueles montaron los mejores caballos y escaparon de la estancia matancera arreando una buena tropilla. Sabían que tenían que recorrer varios cientos de kilómetros hacia el occidente. Notada en el “Pino” su desaparición fueron perseguidos, pero no los alcanzaron. Al principio anduvieron perdidos, pero lograron escabullirse de sus perseguidores y engañar a la policía. Siguieron el camino que se dirigía a las villas de San Luis y Mendoza.

Después de seis días de marcha ―250 km― llegaron nuevamente a donde comenzó su infortunio, el fuerte Federación, y allí los dejaron pasar, creyendo que eran indios pacíficos que habían venido a comerciar. Siguieron camino 450 km más hacia el oeste hasta la villa de Mercedes, ya cercana a la región ranquelina. Allí abandonaron el camino y tomaron viejas rastrilladas rumbeando hacia el sur, 300 km más, hasta llegar a la laguna Leubucó, su tierra natal.

Llevaba poco tiempo de regreso en Leubucó, cuando Mariano Rosas recibió un majestuoso regalo de su padrino, Juan Manuel de Rosas. Mansilla lo cuenta así:”Consistía en doscientas yeguas, cincuenta vacas y diez toros de un pelo, dos tropillas de overos negros con madrinas oscuras, un apero completo con muchas prendas de plata, algunas arrobas de yerba y azúcar, tabaco y papel, ropa fina, un uniforme de coronel y muchas divisas coloradas”

Donde también agregaba:“Mariano Rosas conserva el más grato recuerdo de veneración por su padrino; hablaba de él con el mayor respeto, dice que cuanto es y sabe se lo debe a él; que después de Dios no ha tenido otro padre mejor; que por él sabe cómo se arregla y compone un caballo parejero; cómo se cuida el ganado vacuno, yeguarizo y lanar, para que se aumente pronto y esté en buenas carnes en toda estación; que él le enseñó a enlazar, a pialar y a bolear a lo gaucho. Y que a más de tales beneficios le debía el ser cristiano, lo que le ha valido ser muy afortunado en sus empresas”.

Mansilla transcribió una carta de Juan Manuel de Rosas a su ahijado, que acompañó con un obsequio y con recuerdos para Painé, en el que le decía que no estaba enojado por la fuga, pero que Mariano debería haberle evitado «el disgusto de no saber qué se había hecho». Lo invitaba también a visitarlo. Pero como dice el viejo aforismo: “La desconfianza es la madre de la seguridad”, Mariano, después de consultar a las viejas indias que anunciaban y predicaban males o desgracias, juró no dejar nunca más su tierra natal. Además conocía muy bien el trato que “su padrino” le daba a quienes lo defraudaban e intuía en su juicio que las dádivas recibidas de Rosas no eran más que una estrategia para seducir el regreso y posterior castigo ejemplar que tanto solía gustar aplicar al Restaurador en estos casos.

Para el estudio de psiquiatría y del síndrome de Estocolmo será entender por qué Panghitruz Guer conservó hasta en las firmas su nombre cristiano y guardó eterna y pública gratitud hacia su padrino. Así y todo nunca abandonó su lengua ni su pago. Ni siquiera cuando la viruela diezmó a su tribu y el gobierno le ofreció trasladarlos. Quizá en el fondo de su pensamiento bien valía correr todos los riesgos con tal de no perder nuevamente su preciada libertad.

Por Dr. Leonardo A. Racedo. (Edición de texto Carolina A. Racedo)
https://elnacionaldematanza.com.ar/2020/09/12/fuga-de-la-matanza-a-180-anos-de-este-suceso/

***



ESTAMPA

El 18 de agosto de 1877 fallece Mariano Rosas en Leuvucó, víctima de la viruela.
La noticia de su muerte llegó hasta Buenos Aires, siendo publicada por el diario La América del Sur el 26 de agosto de 1877:

"Muerte de un cacique. Acaba de morir el poderoso cacique de la tribu de los ranqueles, de muerte natural. Mariano Rosas. Era una autoridad del desierto. Por su influjo, su valor y. sobre todo, por su prudencia, ha sido posible mantener la paz con él ... "
"Las exequias que los Ranqueles han hecho al cacique Mariano llosas, muerto hace unos días han sido verdaderamente regias. El cuerpo de Mariano ha estado expuesto a la puerta de su toldo por espacio de veinticuatro horas y lo rodeaban más de doscientas mujeres que lloraban como las antiguas plañideras. Todos los objetos de que se servía en vida estaban a su cabecera, es decir el apero, lazo, boleadoras, etc. A las veinticuatro horas después de haber dejado de existir fue llevado a su última morada, acompañándolo todos los indios de Ramón, de Caiomuta. de Epumer y Baigorria (Baigorrita). Las mujeres lloronas, seguían las angarillas, en que iba conducido por cuatro moretones. Llegado que hubo el cortejo al sitio donde debía ser sepultado el cadáver, varios cautivos e indios procedieron a abrir un gran hoyo. Mientras unos hacían esta operación, otros degollaban tres de sus mejores caballos del finado y una yegua gorda. Después de haber concluido de abrir el hoyo, se hicieron las ceremonias de estilo. En la fosa se sepultaron los caballos, la yegua, varias prendas del finado, etc., para que pueda emprender el largo viaje con felicidad. Encima de todo se puso el cuerpo de Mariano, y los primeros que echaron tierra sobre su cadáver, fueron los capitanejos. En ese mismo lugar han pasado dos días, las mujeres llorando, y los hombres desechando penas, es decir emborrachándose. He aquí como cumplen sus últimos deberes los hijos de la Pampa."

https://pueblosoriginarios.com/biografias/panguitruz.html


***

CARTAS de MARIANO ROSAS

Lebucó Marzo 15 de 1873.
Al Señor General D. José Miguel Arredondo.

Muy Señor mio de mi aprecio y rrespeto meha sido preciso poner en su conocimiento de los acontecimiento que ocurren por aca biendo que es de mi deber por noticias e sabido que una Indiada que asalido con el pretesto de boliar y por unos que se anbuelto se que ban aynbadir pero no epodido descubrir al punto que se dirijen pero amiconcepto ban para abajo yde conciguiente estoy creyendo que esta salida asido con conocimiento de Baigorria porque el baquiano es uno de los que tiene asulado llamado Borjas y su mismohermano Quinchan y el llerno de el Payneger y luego que tambien esabido que estaba disgustado diciendo que no le an cumplido a su tiempo con la mayor parte de los articulos que hay ofrecido en particular los bueyes y la rropa para sus capitanejos y barios articulos que prometen en el tratado.

Amigo esta paz quello he asetado asido por empeñar de Baigorria asimismo no quisiera que nada mefaltasen que llo estoy dispuesto a sostener la paz a consta de sacrificios, amigo llosé que ustedes tienen sus cuestiones y que luego trataran de subula tambien esabido que a Juan Saa le andado en Chile tres mil bayonestas para que pase a su Republica, esto a mi no me alusina yo solo estoy dispuesto a conservar la paz y ustedes saben sus asunto del modo que les combenga.

Tambien esabido que un Indio que fue con Cristo por Entre Ríos abenido conbarias combersaciones diciendo que traye ordenes de conquistar la Indiada y cinduda esto atomado acredito Baigorria y abra dado permiso que agan una cosa tan Individual llo le encargo mi parte que aga bigilar en esas Ynmediaciones por arriba y por abajo no suseda que con la noticia que ansabido estos quieran salir de los mios de estos que biben en las horias hasta quello pueda ablaar con ellos que por la demora delas comiciones no hemos podido juntarnos con Baigorria ide mas Indiada para ablarle y poder comunicarle de cierto el todode lo que ocurre por aca. Tambien le suplico que no me demore tanto la comicion que arresulta de eso los yndios estan creyendo barias cosas y cin otro motivo le saluda afectuosamente su amigo

Mariano Rosas.

Original: Convento de San Francisco Solano, Río Cuarto.

*

Lebuco, Agosto 16 de 1873.
Al R.P. Donati.

Mi rrespetado Padre erricibido su apreciable nota con fecha 9 del que Reye por la cual etenido el gusto saber de su salud, pero al mismo tiempo me a cido sencible cuanto Usted tengo que sufrir y de conciguiente sufriré barias rreflecciones que Usted me hase en su nota; que el horigen de todo esto que hay avido por no haber hablado anteriormente conmigo que entonces llo le hubiese dicho ci podia benderla antonia horrigalarcelá y lo que sucede haora que llo estoy abergonsado y Usted esta sufriendo hesa humillacion y mi padre rrespeto a lo que me dise de los encargos que estan prontos diré a Usted que transito es quien bá arrecibirlos encargos y de conciguiente aserle el abono de todo, que Usted berá ala cantidad que asende por que el no sabe contar. Padre tambien le suplico que me aga la gracia de ber que no me demoren la comicion que asabido que allí seles estan perdiendo y muriendo los caballos […] de tanta demora que llo no pienso en ninguna otra cosa cino cumplir las condiciones de la Paz y que no ubiera falta por hellos ni por mi y ci hellos tienen sus cuestiones que hallanencomo les conbenga quello no tomo parte ni actiba ni paciba que solo estoy dispuesto a mis compromisos, mi padre arresultado que los yndios an echo una entrada al fortín Charloné me dicen que an arreado trese caballos patrias y que son los peñalosa Con esta fecha mando una comicion armada ayuntarles los caballos y aparte todo lo que está en Cer y que hagan pasar una comición que los lleve aentregarlos todo esto quiero que Usted sepa, y cin otra ocurrencias lo saludo

[…]
Mariano Rosas.

Original: Convento de San Francisco Solano, Río Cuarto.

Fuente de las cartas: https://pueblosoriginarios.com/biografias/panguitruz.html



Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Jardin Imaginario - Traducción de una vieja letra

La casa de la calle Garibaldi

Cementerio de Los Manecos