18 julio, 2015

La prensa por sus líderes.

"Don Podesta: Identifiqué tres formas principales de censura gubernamental indirecta. La primera fue la manipulación de los presupuestos para premiar a los medios que obedecen a los gobiernos locales o nacionales, y para castigar a los medios críticos. La segunda forma, sin usar directamente la plata del gobierno, fue la presión a las empresas para que publiciten en algunos medios y no en otros."

Algunas ideas de ADEPA. En un par de entrevistas se vislumbra la ideología de la institución sobre el periodismo y los negocios y obviamente el rol del estado al cual se debe controlar y someter. La pata comunicacional del neoliberalismo, sus transmisores de cultura en un par de breves notas. Por una parte se induce a los periodistas a interesarse por el negocio de los medios y en la nota que sigue se pretende como enemigo controlador al estado. El negocio es lo único y solamente el estado se le resiste y hay que vencerlo. Es asombroso que se critica exactamente lo mismo que hacen las grandes corporaciones para controlar la información invirtiendo la carga de la prueba, con la salvedad que éstas son a su vez propietarias de los medios hegemónicos de difusión.

IXX-2015



¿Por qué los periodistas deberían preocuparse más por el modelo de negocio de los medios?

14 DE JULIO DE 2015

“Simplemente no aplicamos estrategias. La sala de redacción está siendo realmente arrastrada detrás del galope del caballo de los negocios”
Por Daniel Williamson (*) 

“Hemos renunciado completamente al rol de la estrategia”, dijo un editor de cabecera. “Simplemente no aplicamos estrategias. La sala de redacción está siendo realmente arrastrada detrás del galope del caballo de los negocios”.
P. 72, The New York Times Innovation Report
“La creciente colaboración, bien hecha, no presenta ningún tipo de amenaza a nuestros valores de independencia periodística”.
P. 61, The New York Times Innovation Report

Muy pocos periodistas se preocupan por el modelo de negocio de los medios. Todas las semanas un periodista de alto nivel o un editor me dice: no es de mi incumbencia, creo en nuestros equipos comerciales, solo quiero seguir adelante y cumplir con mi palabra. El negocio de los medios, pareciera ser, no forma parte de sus prioridades.

La aversión de la cultura editorial hacia las cuestiones comerciales, resulta del pensamiento falaz sobre la muralla china: Como el contenido editorial debe estar protegido de la influencia de los publicistas, los periodistas deben protegerse a sí mismos de cualquier influencia comercial. A veces se debe también al esnobismo que se encuentra fuera de lugar: las actividades comerciales podrán habilitar mi buen trabajo pero son, de algún modo, sucias.

Esto no es un problema nuevo pero, a medida que emergen nuevos modelos de negocio y el número de ingresos en cualquier negocio se expande, se ha vuelto más importante que nunca, el hecho de que los periodistas se preocupen, entiendan e influyan en las estrategias comerciales.

Sin embargo, ha habido pocos cambios en la cultura de la industria.

En la conferencia sobre Estrategias Digitales de los Medios de The Media Briefing, que se llevó a cabo en marzo y que se focalizó principalmente en los modelos de negocios en evolución, solo una pequeña porción de los 450 participantes tenían roles editoriales.

He aquí por qué esto tiene que cambiar.

Por qué es importante

Nadie ha encontrado, hoy en día, un modelo de negocios, como bala de plata, para el periodismo. Los modelos de ingresos están evolucionando todo el tiempo y en todos lados.

Si usted es periodista y su negocio apunta a invertir en publicidad nativa, debería hacer su negocio para saber sobre esto, y quizás hasta para influenciarlo, porque podría afectar tangencialmente el propósito de su trabajo, así como su propia existencia. Esto mismo aplica para paywalls, esquemas de miembros, eventos en vivo y cualquier otro número de iniciativas que el negocio esté considerando.

Del mismo modo, si usted es periodista y quiere entender y fácilmente crear cambios en los objetivos de su rol u organización, debería observar para entender los más grandes desafíos del negocio que la organización esté navegando.

Finalmente, si usted es periodista y está buscando progresar en su carrera, entender las cuestiones de los negocios de los medios no solo le va a permitir esquivar las balas y encontrar mejores oportunidades, sino que también le permitirá convertirse en un candidato mucho más atractivo para su conocimiento e interés.

Alan Rusbridger, en su declaración de despedida como editor en jefe de The Guardian, dijo: “Veinte años atrás, nadie le preguntaba al editor de un diario sobre su modelo de negocios. Ahora, es una de las primeras preguntas”.

Y es así como debe ser.

(*) Extracto de un artículo original publicado en inglés, traducido por Adepa.
 http://www.adepa.org.ar/secciones/noticias/nota.php?id=1768

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La censura blanda es muy perjudicial para el periodismo

14 DE JULIO DE 2015

Don Podesta, manager y editor del Center for International Media Assistance, sostiene que los gobiernos utilizan, cada vez más, la censura blanda, más presiones económicas y formas de intimidación para silenciar la información crítica y recompensar las coberturas positivas.

En el 2009 Don Podesta publicó “Soft Censorship: How governments around the globe use money to manipulate the media” (“Censura Blanda: Cómo los gobiernos alrededor del globo usan el dinero para manipular los medios”). Hoy en día, es uno de los socios en la investigación sobre Censura Blanda llevada a cabo por WAN-IFRA. (*) 

WAN –IFRA: Empezó investigando la censura blanda en el año 2008. ¿Qué descubrió?

Don Podesta: Identifiqué tres formas principales de censura gubernamental indirecta. La primera fue la manipulación de los presupuestos para premiar a los medios que obedecen a los gobiernos locales o nacionales, y para castigar a los medios críticos. La segunda forma, sin usar directamente la plata del gobierno, fue la presión a las empresas para que publiciten en algunos medios y no en otros. En China, Hong Kong o Taiwan, por ejemplo, descubrí que el gobierno presionaba directamente a las grandes compañías estatales, aerolíneas y bancos para que retiraran sus publicidades de las ediciones independientes, y, de esta forma, no se trataba del gobierno en sí mismo sino que de su presión sobre las entidades comerciales. La tercera versión, que se funde en la corrupción, se trata de pagar directamente a los periodistas para escribir una historia. ¿Para qué comprar una publicidad si se puede comprar una historia? Esta modalidad es particularmente frecuente en Ucrania, en donde existe este fenómeno llamado jeansa (término utilizado para los típicos blue jeans que usan los periodistas). Esta práctica se ha convertido también en un chantaje, ya que el periodista puede además cobrar dinero por dejar de escribir algo.

¿Cómo ha evolucionado la censura blanda desde entonces? ¿Existen nuevas prácticas que haya identificado?

Desde mi punto de vista, la definición de censura blanda se ha ampliado para incluir nuevas formas de presiones económicas. Un ejemplo podría ser Venezuela, justo ahora, donde, a causa de la falta de cambio de divisas, hay restricciones en la importación de papel prensa. Los periódicos independientes no tienen suficiente papel prensa para producir sus diarios y algunos hasta están pidiendo prestado papel de países vecinos como Colombia y Brasil. Existe también otra forma frecuente, quizás más cercana a la censura directa, relacionada con las licencias de difusión. Si el gobierno no te renueva tu licencia, estás afuera del negocio. Finalmente, estamos observando formas de censura indirecta online promovida por países que tradicionalmente tuvieron censura dura. Llamados trolls o personas apoyadas por el gobierno, hacen comentarios desagradables para intimidar periodistas. Los trolls rusos, por ejemplo, están comentando sobre el conflicto con Ucrania y hacen mucho ruido en Internet para silenciar a los periodistas.

¿Pueden esas formas de intimidación, como el trolling por ejemplo, ser verdaderamente consideradas censura blanda?

Son bastante duras, pero indirectas. Para mí, la censura dura o directa es la vieja noción de “si publicas esto vamos a cerrar tu organización”, o la pre-censura. Intimidando reporteros a través de dichos desagradables, nadie está frenando al periodista, que puede todavía escribir y el artículo va a ser posteado en la página web del diario. Pero él o ella va a pensarlo dos veces antes de volver a escribir sobre el tema si la gente lo/la va a acusar de ser una prostituta o un idiota. La intimidación es una forma de censura.

Entonces, ¿cómo podemos distinguir claramente entre censura blanda y censura dura?

Hay una gama entre las prácticas más duras y más blandas de censura, y, entremedio, se trata de juzgarla y llamarla dura o blanda. Si están relacionadas con presiones económicas o regulatorias, las llamo indirectas o blandas. Los ataques físicos, la censura directa o el retiro de licencias, podrían ser formas duras. En otras palabras, si la presión priva al medio o al artículo de ser publicado, es censura dura. Algo que molesta a los medios o que causa daños económicos es la censura indirecta. De hecho, la auto-censura es una de las mayores consecuencias de la censura blanda.

¿Están los gobiernos usando, cada vez más, estas formas indirectas?

Sí, los gobiernos son mucho más sofisticados hoy en día. Ya no mandan soldados a una radio para tomar posesión de ella. Ahora usan plata o ubican la carga regulatoria en organizaciones con regulaciones, controles impositivos y requerimientos de mayor documentación. Como la mayoría de la información puede ser encontrada en Internet y no pueden borrarla, han encontrado otras formas de influir en el contenido. Resulta desalentador que existan tantas formas; encontramos nuevas prácticas de censura blanda todo el tiempo.

¿Ha identificado tendencias regionales?

Cada país es diferente. Algunas de las amenazas que son comunes, y a través de las regiones, son las que llamamos “periodismo de sobre marrón”, llevando plata para construir historias. Se puede observar mucho de esto en África o Asia, donde son llamadas “periodismo de sobre rojo”. En Sudamérica, a partir de un estudio sobre siete países de la región, se descubrió que las presiones desde los gobiernos locales, regionales e incluso nacionales, eran muy parecidas más allá de las fronteras. Pero dentro de los países, podes encontrarte con fenómenos locales, como por ejemplo en Colombia, donde los periodistas radiales en las ciudades provinciales como Cartagena, le pagan a los dueños de las estaciones por el aire y cubren la expensa vendiéndoles publicidad a los mismos funcionarios de gobierno que cubren. Esencialmente, esto significa que entrevistan funcionarios a la mañana para un informe de noticias y los contactan a la tarde para solicitarles publicidad. No he visto este fenómeno en Asia o en Europa. Algunas características son únicas para ciertos lugares.

¿Cuáles son los efectos de la censura blanda en el periodismo?

La censura blanda es muy perjudicial para el periodismo. Hace que se les dificulte a los diarios hablar sobre las verdades del poder, o hacer periodismo de investigación. Impide algunas de las funciones de vigilancia de una organización de medios porque no van a morder la mano que les da de comer. Esto significa que el público no accede a la información a la que deberían acceder.

Desde nuestro monitoreo, observamos que la censura blanda ocurre también en países que, aparentemente, no tienen problemas con la libertad de prensa.

Sí, de hecho, cuando escribí mi nota la transformé en una columna de opinión editorial para el Washington Post, donde mencioné que el vigente gobernador de Illinois, amenazó con retener la asistencia estatal, de un pacto que involucraba la venta de Wrigley Field, propiedad de Tribune Co., si el diario no echaba a miembros del consejo editorial que él consideraba altamente críticos de su persona. Aún en Estados Unidos un gobernador de un estado grande puede usar su poder sobre los fondos estatales para castigar una gran institución. La censura blanda ocurre en todos lados.

¿Por qué debería preocuparse la gente por la censura blanda?

En primer lugar, porque es la plata de los que pagan impuestos y debería ser distribuida equitativamente. Este proceso tiene que ser transparente y debería haber un cuerpo de supervisión, que no está políticamente apuntado, para garantizar que las normas estén siendo defendidas. La Relatora Especial de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ciertos organismos han hecho recomendaciones al respecto. Si el gobierno va a advertir, debería también ser responsable de medir la audiencia para asegurar que los ciudadanos están obteniendo el valor correspondiente de la plata que están gastando en los impuestos. La medición de la audiencia es importante, así como la adecuación de la audiencia. Por ejemplo, ¿qué sentido tiene tener publicidad de turismo en un diario local? Si la gente va a la Patagonia a ver las maravillas de ése área y pones la publicidad en el diario local de esa misma provincia, no tiene sentido.

¿Son útiles los intentos internacionales por regular la publicidad de gobierno?

Serían modelos útiles si fuesen respetados, pero, como muchas otras cláusulas de libertad de expresión, todos los países adhieren y después sus presidentes y las personas reguladoras las definen y redefinen de la forma que quieren. Venezuela, por ejemplo, es firmante en la convención sobre las preocupaciones de la libertad de expresión, pero el gobierno no se está comportando de esa manera. ¿Cuáles son los mecanismos de cumplimiento para convenciones internacionales? Los objetivos son claros, pero la ejecución es diferente entre países.

¿Por qué crees que la censura blanda no genera mayor indignación e interés internacional?

La razón obvia es que no hay demasiada violencia espectacular contra periodistas, en este momento, que incluyan decapitaciones, asesinatos o encarcelaciones. Que la censura blanda no es tan visual ni emocionante, comparada con el drama de un periodista siendo asesinado o encarcelado. La segunda razón, es que la censura blanda ocurre en el mundo de las transacciones comerciales y monetarias, y estos editores son los que más se preocupan por esto. Yo estuve en el consejo de directores de la Sociedad Interamericana de la Prensa durante un año y medio y asistí a un par de sus convenciones. La censura blanda estaba en la cima de su lista.


Artículo original publicado en inglés, traducido por Adepa.
http://www.adepa.org.ar/secciones/noticias/nota.php?id=1769

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