Estampas - Florian Paucke en el Rio de la Plata
El misionero jesuita dejò una serie de ilustraciones que representan de manera ùnica sus observaciones entre los nativos mocovìes, sus forma de vida, las plantas de la regiòn, animales, la interacciòn con los españoles. Todo un universo que permite revivir en sus registros las costumbres de finales del siglo XVIII cuando pasò por la regiòn.
Cada imagen es de una riqueza inigualable y vale la pena detenerse a observarlas minuciosamente para descubrir en ellas una serie inmensa de detalles preciosos.
Ixx, nov2025
Se adjuntan dos entradas en la web con datos del Misionero: BuenosAires.Gob.Ar y MisionesJesuitas.com para consulta. Se recomienda visitar los enlaces provistos para màs informaciòn, completa y detallada en dichos sitios.
Florian Paucke, misionero
Nació el 24 de septiembre de 1719 en Silesia, área geográfica que pertenecía en aquel tiempo al reino de Bohemia y a la Casa de Austria. En octubre de 1736 ingresó a la Compañía de Jesús, y entre 1739 y 1741 cursó filosofía en Praga. Inició su carrera de teología y cuando cursaba el tercer año de sus estudios, solicitó a sus superiores ser enviado a América. El 8 de enero de 1748 fue ordenado sacerdote y a la semana, comenzó el viaje que duraría doce meses y que lo llevaría finalmente a Buenos Aires.
Luego de varios contratiempos debido a las inclemencias climáticas y a alguna avería en la nave, recién el día 18 de septiembre de 1748, la flota compuesta por cincuenta y tres naves partió desde el puerto de Lisboa hacia América. En la tarde del 29 de diciembre de 1748 llegaron a Colonia del Sacramento, y dos días después fue trasladado a Buenos Aires en una barcaza fletada para tal fin.
Recibidos por el gobernador y por las más altas autoridades eclesiásticas, Paucke pasó junto a otros jesuitas, entre ellos Martín Dobrizhoffer, dos meses y medio en Buenos Aires. Aprovechó el tiempo para recorrer la ciudad y procuró entablar amistad con algunos indios pampas que estaban de visita, incluso pidió que se le permitiera misionar con ellos, pero su próximo destino fue fijado en el Colegio Máximo de Córdoba, en el que debió terminar su carrera de teología.
Hacia fines de marzo de 1749 parte con otros misioneros hacia la ciudad de Córdoba, en una caravana compuesta por alrededor de ciento cincuenta personas, distribuidas en noventa y cinco carretas o carretones, arreando con ellos unos novecientos cincuenta bueyes, además de la necesaria tropa de caballos para los recambios.
En agosto de 1749 a punto de comenzar sus nuevos estudios, se enteró que sería retenido todavía en Córdoba por algún tiempo más pese a su insistente solicitud de misionar entre los “infieles”. El 26 de marzo de 1752 se concreta su pedido pues se le comunica que estaba destinado a las Reducciones del Gran Chaco y para ello debía trasladarse primero a la ciudad de Santa Fe, donde se lo asignó a la reducción de San Francisco Javier (actual localidad de San Javier), a la que arribó el 11 de junio de 1752. Por ese entonces, la nombrada reducción tenía nueve años de existencia.
Al poco tiempo, Paucke creó la primera escuela en la que se enseñaba lectura, caligrafía, música, etc.; también organizó un grupo musical integrado por niños que tocaban seis violines, un violoncelo, cuatro flautas, dos arpas y una trompa. Tal fue el éxito de aquella actividad que la banda fue invitada en 1755 a visitar las ciudades de Santa Fe y Buenos Aires.
Conociendo las necesidades de la reducción, organizó diversas tareas agrícolas formando cuadrillas especializadas en el cultivo y cosecha del maíz, trigo, algodón, toda clase de hortalizas y plantas frutales. Las aptitudes del Padre Paucke como artesano le permitieron establecer industrias de toda índole en la misión, incluyendo una fábrica de velas, un taller de carpintería y una herrería. Enseñó a las mujeres a tejer la lana proveniente de las mil setecientas ovejas de la misión, con la cual confeccionaban frazadas que canjeaban en Asunción por yerba mate, azúcar y tabaco, así como para uso de la misión.
Junto a los indios mocovíes, el padre Paucke vivirá durante quince años. Se preocupa por aprender rápidamente el idioma de los mocovíes, se gana la simpatía de los caciques, comparte las tradiciones y comidas con los nativos. Organiza el territorio y las tareas de la tierra; controla el robo y el cuidado del ganado; construye la iglesia y las casas de adobe; disminuye el impacto de la viruela y forma una generación de jóvenes artesanos (herreros, tejedores, lutieres, fabricantes de velas y jabón). Todo esto, desde siempre, bajo un ferviente programa evangelizador y educativo.
El éxito de tal tarea y el crecimiento de la población que se acercaba para formar parte de la comunidad deciden a Paucke a fundar en 1763 una nueva reducción, San Pedro, al norte de la ciudad de Santa Fe. Es entonces cuando llega la noticia y después la orden y persecución referidas a la expulsión de los jesuitas decretada por el rey Carlos III de España en 1767.
Paucke es trasladado a Montevideo; el 16 de mayo de 1768 es embarcado rumbo a Cádiz, y desde allí a una congregación mariana en Olmutz, hoy República Checa. A partir de 1773, cuando el papa Clemente XIV ordena la extinción de la Compañía de Jesús, se verá obligado a sobrevivir con una humilde pensión que le otorga María Teresa de Austria en Neuhaus, en el sur de Bohemia. Es entonces cuando se dedica a escribir y pintar sus memorias, disculpándose por la supuesta merma de memoria que sufre a los 59 años “después de haber sufrido mucho calor solar y tantos debilitamientos en los viajes, después de veintiún años de labores en Paracuaria”, como se denominaba a la provincia jesuítica del Paraguay en aquel momento.
El relato de sus vivencias durante su época misionera entre los indios mocovíes es un valioso material histórico que ha sido denominada como "literatura del exilio". A diferencia de los innumerables testimonios que reflejan la historia natural sudamericana de mediados del siglo XVIII, sus dibujos son los primeros en esbozar un universo de flora nativa y fauna de amplio espectro. La obra iconográfica de Paucke documenta diversos aspectos: para la flora ilustra árboles, arbustos, cactus, cañas, frutos, especies, enredaderas; para la fauna: mamíferos, aves, peces, animales del medio acuático, reptiles. También los modos de vida de la comunidad mocoví: indumentaria, adornos corporales, armas, caza, el caballo, recolección y producción de alimentos, oficios, encuentros bélicos inter-étnicos, equipamiento militar, ritos funerarios, reuniones sociales, festejos, juegos infantiles, la reducción, fuertes fronterizos, medios de movilidad y de carga. Personajes del mundo español: civiles, religiosos y militares.
Antes de morir, Paucke entregó su manuscrito y dibujos al prior del monasterio de Zwettl (Austria), en cuya biblioteca se ha conservado hasta el presente. La obra fue publicada después de su muerte en Alemania en 1829, 1870 y 1908. La primera traducción al castellano de la obra completa, fue publicada entre 1942 y 1944 por la Universidad Nacional de Tucumán y el Instituto Germano-Argentino, a cargo del traductor Edmundo Wernicke. Son cuatro volúmenes que llevan como título “Hacia allá y para acá” que resulta ser una síntesis de una larga frase que fue traducida así: “Hacia allá (fuimos) amenos y alegres, para acá (volvimos) amargados y entristecidos”.
Murió en Neuhaus, Bohemia, el 13 de abril de 1780.
Florián Paucke, su vida entre los mocovíes
El Padre jesuita Florián Paucke es protagonista y autor de uno de los testimonios más significativos del mundo rioplatense.
Estaba tan identificado con su futura vivencia en América que agregó después de su nombre y apellido el de Misionero jesuita del Paraguay.
Polifacético como en general lo eran los hombres de la Compañía de Jesús, Paucke enseñó y formó a los aborígenes mocovíes en la Reducción de San Javier, 34 leguas al norte de la ciudad de Santa Fe, y en la Reducción de San Pedro que él fundara
Florián Paucke nació el 24 de septiembre de 1719 en Witzingen, Silesia, en ese entonces parte del Reino de Bohemia o los llamados países checos que integraban el Sacro Imperio Germano-Romano gobernado por los Habsburgo austríacos.
A los 17 años ingresa en el Colegio de Breslau, de la Compañía de Jesús. Obtiene de Roma el permiso para viajar a la Provincia Jesuítica de Paracuaria.
El 8 de enero de 1748 es ordenado sacerdote y ese mismo día después de su Primera misa se embarca hacia América.
La travesía duró un año, recorriendo distintos puertos como Lisboa, Málaga, Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María y otras ciudades de Andalucía España.
Llegó a Buenos Aires el 1 de enero de 1749. Viaja a Córdoba para terminar sus estudios de teología y conoce las estancias y la Residencia de los jesuitas en esa provincia.
Su destino final es la Provincia de Santa Fe y luego de un viaje de varios meses llegó al Santuario de Ntra. Señora de los Milagros.
La misión de San Javier debía operar como línea de frontera para proteger a la ciudad de Santa Fe. El asentamiento tuvo varios traslados hasta quedar definitivamente instalada a orillas del Río Dulce, hoy San Javier.
La reducción estaba a cargo de los jesuitas Jerónimo Núñez y Francisco Burgés, quienes reciben al P. Florián Paucke en 1752.
Les enseñó diversas ocupaciones, artes y oficios lo que significó una transformación del modo de vida de los indios. Tuvieron un acercamiento a la música, y Paucke gran ejecutor de instrumentos, armó un coro de veinte niños mocovíes que actuaron en Santa Fe y luego fueron invitados a cantar en la Iglesia de San Ignacio en Buenos Aires.
Fundó la primera escuela en las reducciones y especialmente aprendió el idioma mocoví para comunicarse y acercarse al indio con cariño y desde el corazón creando un vínculo humano, sin precedentes, entre ambas culturas.
En el año 1765,el Padre Paucke, funda la Reducción de San Pedro, el 1 de mayo los jesuitas reunieron bajo la Cruz y Campana, al Cacique Elebogdín con sus 400 mocovíes.
Poco tiempo después , el 9 de septiembre, se establece la escuela, que por notable casualidad estuvo emplazada en el mismo paraje que la actual escuela Nro. 509 de la Fundación Obligado.
En 1767 llega la orden de expulsión de la Compañía de Jesús, y el 3 de abril de 1768 Florián Paucke abandona las costas americanas.
En su regreso a Europa se establece nuevamente en la Provincia Jesuitica de Bohemia.
Florián Paucke en su legado la obra “Hacia allá,(fuimos) amenos y alegres, para acá (volvimos) amargados y entristecidos-Estadía con los indios mocovíes 1749-1767” escrito que se conserva en el Monasterio Cisterciense de Zwettl, en Austria, a cien km. de Viena en lo alto de una serranía.
No solo lo persuadieron para relatar sus memorias de 18 años en Paracuaria sino también para ilustrarlas.
Se calculan alrededor de 100 hojas dibujadas, encuadernadas en el texto, pero muchas páginas contienen más de un dibujo. Aparte hay varias pinturas de mayor medida y diferentes tamaños.
El Padre Paucke muere en Jindrichuv Hradec (en textos alemanes Neuhaus), en Bohemia, alrededor de 1780.
En San Javier conforme a la costumbre española de festejar con una procesión solemne el día del Santo Patrono de la ciudad y aprovechando la destreza de los jinetes mocovíes, Paucke fue elaborando un espectáculo en su Reducción.
Actualmente el día del Patrono San Francisco Javier se celebra el 3 de diciembre con una procesión náutica por el río San Javier.
Todo el pueblo participa de esta fiesta con cantos y mucha música.
El Padre Florián Paucke marcó una huella para San Javier, asentando las bases para construír un nuevo camino, rescatando los valores humanos y el espíritu que nos deja como herencia.








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